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lunes, 7 de julio de 2014

2. Posada en el periodismo. León, Guanajuato

El mito decía que Posada salió de Aguascalientes huyendo de la represión.
Se ha demostrado que no fue así. Su padre murió en 1871 y su maestro Trinidad Pedroza instaló su imprenta en León, una ciudad muy cercana a Aguascalientes, que avanzaba industrialmente mucho más rápido que su ciudad natal. Así, Posada partió con su mamá y su hermano menor buscando mejorar su vida profesional y personal. Tenía 19 años.
En León, Posada formó una familia al contraer matrimonio con María de Jesús Vela, con quien procreó al único hijo que se le conoce: Juan Sabino, hecho que tuve la suerte de descubrir, tras arduas pesquisas, y localicé su acta de defunción.
Así, León Guanajuato se convirtió en un punto fundamental en la vida de Posada, fue la ciudad donde adquirió la madurez personal y profesional; debido a una terrible inundación en León, que acabó con buena parte de la ciudad, en 1888, se perdió mucho del material realizado por Posada.
En León continuó su labor como dibujante de periódicos en La Educación, El Pueblo Católico La Gacetilla.
Esta última, cuyo lema era “Todo, menos política”, era dirigida por el periodista David Camacho quien puso en contacto a Posada con Ireneo Paz y más tarde, viajó con Lupe a la capital a probar fortuna.
En La Gacetilla, además del encabezado que contiene un dibujo de la plaza principal, encontramos una buena cantidad de material producido en esos años, como el retrato del doctor Francisco Leal del Castillo, que era director de la escuela secundaria, junto con cuatro alegoría sobre su fallecimiento, en 1884.
Otros trabajos que se publicaron aquí, fueron el Lago artificial formado entre el cerrito del Calvario y el Parque; los baños y lavaderos públicos a la entrada del Parque Manuel González.

El retrato del entierro del Doctor Leal es excepcional: sus alegorías retratan, al natural, la situación de los dolientes, en una especie de Víacrucis, con personajes reales de la sociedad leonesa.

1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante lectura Agustín.

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