Cuando se plantea que cada generación escribe su
historia, también cada generación dibuja su ironía. La imagen de Emiliano
Zapata que hoy se encuentra en el panteón de los héroes, nada tiene que ver con
las caricaturas realizadas por sus contemporáneos quienes lo vieron como un
roba vacas, un asesino o un salteador.
Esta caricatura de Posada retrata el papel del morelense
ante Madero a quien, a pesar de que ya es presidente de la República, Zapata
sigue sin tenerle el menor respeto.
Lo mismo esta calavera que fue una de las últimas publicaciones que hizo Posada en el periódico El Gil Blas, de noviembre de 1912, dos meses antes de morir.
Una imagen bastante alejada del idílico Zapata que conocemos.