jueves, 30 de abril de 2020

El amor en los tiempos del chat

Acabo de encontrar la versión en papel de este artículo que publiqué en la revista Etcétera, ¡hace veinte años! 
Este artículo fue, sin duda, uno de los primeros textos que se acercaban a ese tema que por aquellos años empezaba a ponerse en boga, aun sin celular, sólo por computadora. Me he encontrado un par de tesis donde lo citan y muchos artículos más en dónde es referencia. También lo publiqué en la antología La Vida en México 1910-2010. Me parece que la lectura de esta historia sigue vigente


El amor en los tiempos del chat



(C) Agustín Sánchez González (1)


Tal parece que en el 2000, Platón, el viejo griego, sigue siendo vigente en muchas cosas del amor; en el Fedro se mantiene al amado al margen de una multitud de relaciones, mientras que hoy, en el mundo virtual y en la vida real, donde hay quien dice que el amor es imposible, ello puede ser factible, pues vivimos en un mundo que cada vez se encierra a sí mismo. Ahora no se busca la media naranja sino la media computadora; media línea en web, en Internet o en el chat.

Conviene hacer bien el amor era una película futurista donde el sexo se hacía a través de una pastilla; o Barbarella, donde bastaba poner una mano sobre la otra para tener un orgasmo.

Hoy que la soledad en que vive nuestra sociedad es cada vez mayúscula, parece que resulta más fácil encontrar el amor en Internet. Nuestro nuevo-viejo mundo se caracteriza por tener gente sola, aislada, incapaz de amar, de relacionarse con otros. Hoy se vive la psicosis de andar por las calles, el horror a las masas.

El miedo a la vida hace que la gente se oculte tras una pantalla, no la de la televisión, completamente pasiva, sino frente a otra más próxima, a la que se le habla, se le insulta y hasta se le ama: la de la computadora, u el ordenador, como le llaman en España que, traducido, puede ser el que ordena.

La soledad hace que en plena noche de Navidad, el 25 de diciembre, a las dos de la mañana, 134 personas estuvieran chateando por Infosel.

Hoy, el mundo vive una locura gracias a la computación. Todo es virtual, hasta el amor, dentro de una pantalla que, apoyada por un CPU, nos abre un universo de posibilidades, de conocimiento y hasta de terapia colectiva.

Aún más, las computadoras, a través del chat, en Internet, suelen ser un mundo etéreo, a veces soporífero, de la vida cotidiana de un grupo de seres, que a cualquier hora del día se meten, materialmente, en sus pantallas a vivir la vida que no viven.

Es lugar común hablar de la soledad del hombre en el fin del milenio. Aquellos que pensábamos que nuestro mundo iba a un proceso de socialización, ahora nos damos cuenta que es todo lo contrario: ahora se vive marcado por la soledad extrema. Tal vez el caso que mejor ilustra esto son los chat, que se pueden encontrar en diversos sitios de Internet, como Infosel, To2, CiudadFutura, Todito, StarMedia, etcétera.

Los chat, en esencia, son una especie de teléfono virtual abierto, por el cual se comunica un grupo de personas desconocidas entre sí. Están abiertos 24 horas al día y cualquiera que esté conectado a Internet puede acceder a él. Desde ese sitio se va a distintos cuartos donde por lo regular se dan conversaciones de lo más triviales, aunque a veces puede uno encontrar gente interesante.

Para muchos jóvenes y adultos ha sido un medio para abatir la soledad, para ligarse a sus otros, o para descargar su ira contra quien se halle en otra parte del mundo, pues el chat ofrece esa posibilidad: hablar con seres de otras latitudes.

Es probable que haya gente que se comunique con amigos lejanos o con amores de otros lares, pero me parece que son los menos.

"En esto del chat, todos sólo quieren ligar y son una bola de mentirosos, nadie te habla con la verdad", comenta Sofía, 32 años, chilanga que vive en Cancún.

Las historias de amor, de la calle, también se reproducen en la vida virtual. Hay una catalana que luego de chatearse tres meses con un puertorriqueño, decidió unir su vida a él, sin conocerse más que en foto.

"Me llamaba Bella, nos chateábamos día y noche, me decía cosas bonitas, dijo amarme; ya que iba a viajar a Puerto Rico, desapareció del chat; le hablé por teléfono pero me dijeron que ahí no vivía. Nadie sabe lo que sentí en ese momento, gracias a él, odié el amor y más por Internet.

"A los cuatro meses apareció. Dijo que se fue a Nueva York por trabajo; le dije que NY estaba llena de PC así que esa no era excusa. Me pidió perdón, pero nunca le volví a creer, de vez en cuando hablamos, pero soy fría y distante con él; aún sueña con poderme tener algún día, pero el daño que me hizo nunca lo olvidaré.

"Próximamente viajaré a Puerto Rico a la boda de mi mejor amiga del chat (que es mucho mejor que las que tengo en Barcelona). El quiere verme y cenar conmigo, pero no pasará, porque yo me encargaré de que no pase. No soy vengativa, pero lo que llegué a llorar delante de mi PC sólo lo sé yo, así que esta historia jamás la olvidaré."

Desde Cancún, Sofía cuenta que ha conocido historias de gente que se ha llevado grandes chascos. Una mujer de 35 años, de Acapulco, muy lista para los negocios, conoció a una persona de la ciudad de México; se chateaban diario, dos o tres veces al día, nunca se mandaron fotos porque él no quiso, diciendo que eso no era importante, ni saber la edad; sólo le dijo que era un profesionista, que no se preocupara por la edad, que era lo de menos.

La gran decepción ocurrió cuatro meses después: él fue a Acapulco a visitarla, la sorpresa fue mayúscula porque no era lo que ella esperaba: un joven de 19 años. Al verlo, se desconcertó pues podría ser su hijo y, además... traía unas fachas, que contrastaban en exceso con la elegante ropa de ella; así que le dio un palmo en las narices y se encerró a llorar, frente al chat, no sé cuánto tiempo.

Beatrice, de 24 años, no tiene novio por chat, pero sí conoce una historia rosa; así lo contó:

"La historia comienza...

"Es como una telenovela, ja, ja, ja.

"Era un día soleado, el sol estaba insoportable, había una compu conectada al teléfono... entró en la compu, conoció a un niño, se estuvieron hablando por teléfono; luego se conocieron en persona y se casaron. FIN."

El chat está todo el día disponible, por las tardes es frecuente encontrar españoles, dado que allá es noche; por la mañana, aun cuando hay poca gente, nunca faltan los chatanautas.

Los amores virtuales, con sus sufrimientos, sinsabores y cachondería, se parecen a los de la vida real sólo que ahí es posible la transformación de los personajes que, escudados en el anonimato, son capaces de comportarse de otra forma.

El chat tiene una gracia más: la posibilidad de recuperar la escritura; sin embargo, muestra que la vida cibernética, sin lectura, comienza a destruir la ortografía; es frecuente leer barbaridades como ola (de saludo), hay en lugar de ahí; veses, en fin, creo que los jóvenes usuarios ahora sólo leen en Internet y ante iguales; los libros son desconocidos para esos muchachos.

Decenas de mirones sólo leen lo que otros escriben. Le pregunté a una chica que hacía en un chat dedicado al sexo; me contestó que sólo escucha lo que los demás decían; otra mujer, casada, me contó que su esposo había salido de viaje y estaba ahí para masturbarse.

En Ciudad Futura es factible encontrar un sitio donde hay historias reales enviadas por los chateros de Chatmanía. Seleccioné algunos títulos: Jamás había hecho una locura por amor. Una mujer cuenta: "Sólo puedo decir que si conocieron en el chat a alguien, que no tengan miedo, que aprendan a confiar, como diría, quizás el destino nos tenga un bonito regalo...".

"Hola, mi historia en realidad es casi como cualquiera que se conoce, chatea un rato y se despide, no sin antes, algunas veces, pedir el e-mail, sólo que la diferencia es que yo me enamoré de un lindo chico de 23 años y yo tengo 47, ni siquiera mi voz me ha traicionado ya que no se oye de mi edad, pero yo no podría terminar con esto, ya que lo amo y sé que él también me ama; es una ilusión que no es fácil terminar aunque algunas veces lo he intentado, pero no puedo, nos amamos demasiado, nos extrañamos y nos buscamos siempre, para mí ya no hubo nadie más por este medio y yo sé que ni para él, lo quiero y es una ilusión, tal vez la última para mí, pero no podría ya estar sin él nunca."

También hay historias como la de una mujer que descubrió que su marido le era infiel, hablando con él, en el chat:

"Un día se me ocurrió conectarme a un chat. Entonces me enviaron un privado y cuál no sería mi sorpresa al darme cuenta de que según los datos que me daba era mi marido desde el lugar de trabajo. Empezé (sic) a sonsacarle en que se diera cuenta; me contó que no quería a su mujer (que era yo, claro), que había tenido varios rollos con chicas en la red a las que había conocido personalmente, etc. Al cabo del rato, le pedí el teléfono, porque tenía mucho interés en conocerle. El halagado me lo dio, el de su móvil, claro. Entonces le llamé, y lo más fino que le dije fue hijo de puta. Me gustaría que me aconsejarais sobre qué hacer con un tipo así."

Se han recogido muchas otras historias, estos son algunos títulos: "Estaba undida (sic) y me agarre a un chat"; "Tengo miedo de perder a mi novia por un amor de chat", "Conocí a mi actual marido en un chat"; "Yo no creía en el amor por Internet"; "Del chat al altar", etcétera.

Veinticuatro horas al día la gente pretende comunicarse, frente a la pantalla; más de uno sufre porque al igual que en el mundo real, es ignorado; otros más sueltan su furia y su fobia contra todos.

Y hay sitios para todos: gays, lesbianas, cuarentones, adolescentes, enamorados, los que buscan sexo virtual, las mujeres u hombres cachondos que se excitan con la pantalla o quienes de verdad buscan a su media pareja o, para decirlo modernamente, a quien les coloque un diskete en su corazoncito.

Y los nickname a veces son originales, otras veces burdos y los más, que ponen su nombre, apodo o se alucinan con sus héroes: Ricky Martin, Madonna y hasta los hijos de la Coca-Cola se ponen Fox. El otro día recibimos saludos de Manuelito (Mijares). Era Lucerito, que hasta cantó una canción para todos.

Y del chat se pasa al e-mail, donde puede mantenerse una relación epistolar; o hay quien ha pasado vía directa a la cama. Historias tristes de enamoramientos platónicos también las hay.

Es un mundo virtual, sin duda, donde cada nickname es una historia

(1) Apareció en la revista Etcétera, 1o de febrero de 2000
http://www.etcetera.com.mx/articulo/el_amor_en_los_tiempos_del_chat_/16483/

lunes, 20 de abril de 2020

Una historia de la intolerancia, en el 2000 (y siempre)



Buscando información del libro de Hugo Salinas Pierce, padre de Salinas Pliego, el socio de AMLO, con quien protagonizó antier una escaramuza tipo borrachos de cantina, que hacen como que pelean, me encontré esta nota que muestra, entre otras cosas, mi crítica permanente al poder. Es de 2000. 









Una historia de la intolerancia


El 27 de enero de 1988, en estas mismas páginas, escribí un artículo titulado No a la intolerancia, para referirme al asalto que hordas del grupo Pro-Vida realizaron al Museo de Arte Moderno. 
Esa misma tarde, llamaron a mi casa para amenazarme, sutilmente, por apoyar las "ofensas a los católicos".

Cinco días después, escribí El arcipreste me da la razón, denunciando ese hecho y dando a conocer la posición del arcipreste de la Basílica de Guadalupe, el sacerdote Carlos Wharnholtz, quien señaló que el artista Rolando de la Rosa no profirió injuria a la religión, ni injurió a la Iglesia, ni suscitó odio o desprecio en su contra. A la vez que deslindaba a la Iglesia de este grupo de fanáticos.
Trece años después, la historia parece repetirse, un par de mozalbetes ignorantes y fanáticos destruyen el cuadro La Patrona, del caricaturista y pintor Manuel Ahumada, y como entonces vuelvo a decir: No a la intolerancia
La historia nacional está plagada de muestras de fanatismo. La Liga de la Decencia se impuso en toda la primera parte del siglo XX, calificando qué películas deberían pasarse. El Estado mexicano no fue ajeno a la censura.
En 1931 recoge todos los ejemplares de la revista El Turco, dirigido por Luis Hagelstein, que criticaba a Plutarco Elías Calles, a quien apodaban así. La revista desapareció.
El Zócalo se convirtió en una gran hoguera, en 1965, luego de que cientos de fanáticos se juntaran en la Plaza de Santo Domingo, donde se ubicaba el edificio de la Santa Inquisición, para marchar rumbo a la Plaza de la Constitución y quemar miles de revistas galantes.
En 1959, la Dirección General de Enseñanza Pre-escolar, de la SER prohibió las canciones de Cri-Cri (40 años después, en 1999, el hijo de Gabilondo Soler, Tiburcio, por motivos económicos, prohibió la publicación de un libro sobre su padre). Ese mismo año, se filmó la película La rosa blanca, que permaneció enlatada hasta 1972, el motivo aparente es el parecido del presidente de la República con Miguel Alemán; lo mismo sucedió en 1962, al filmarse La sombra del caudillo, versión de la novela de Martín Luis Guzmán y que pudo verse hasta 1989.
En 1965, la Sociedad Mexicana de Geografía Estadística acusó a Oscar Lewis, de “disolvente e inmoral”, exigiendo su expulsión de nuestro país.
Durante esos años, la presencia del grupo fascista denominado MURO (Movimiento Unificador de Renovadora Orientación) se convirtió en la conciencia moral nacional y en el brazo golpeador de la derecha mexicana, en donde participaba el señor Hugo Salinas Pierce, padre del dueño de TV Azteca, como confesó recientemente en sus memorias.
Entonces la Iglesia no necesitaba de actuar por su cuenta, el gobierno mexicano estaba lo suficientemente derechizado para ocupar su lugar.
Sin embargo, en 1971; mientras un sector de la Iglesia católica asumía papeles de izquierda con la Teología de la Liberación, hacía ellos se volcaron los ataques. Don Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca y uno de los principales líderes de esta corriente, fue bañado con pintura roja al regresar de un viaje por Chile, donde había ganado el socialismo de Salvador Allende.
En 1982; al grito de ¡Viva Cristo Rey!, un grupo de extremistas católicos armados de palos y bóxers atacó a los actores de la obra Cucara macara, de Oscar Liera, dejando a uno de ellos inválido y nunca fueron molestados.
El avance incontenible del Partido Acción Nacional en la década de los 90, con sus triunfos en distintas gubernaturas, se ha visto asociado con un ejercicio constante de intolerancia.
Los casos de censura panista abundan: en 1997, en Aguascalientes, fue prohibida la exposición fotográfica de Carlos Llamas; en Tolcayuca, Hidalgo, se canceló la obra teatral Violación a la intimidad; en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez fue censurado el cartel de un estudiante de diseño gráfico; la alcaldesa panista prohibió los table-dance en Mérida.
Ahora, envalentonados por el triunfo de Vicente Fox, que lo asumen como propio, olvidando a un amplio sector de la población que, supuestamente, le dieron un supuesto voto útil, vuelven a la carga, tanto en Guanajuato y en Guadalajara, zonas cristeras por excelencia. El voto de castigo a las mujeres violadas al modificar el Código Penal, en Guanajuato, y la destrucción del cuadro La Patrona y la censura de la directora del Museo del Periodismo, son una muestra de ello.

https://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/5426.html

domingo, 19 de abril de 2020

Entre los cojones del General Cárdenas y lo menguado de AMLO

Cárdenas por Salvador Pruneda

Lázaro Cárdenas fue un presidente que solía mostrar el respaldo popular que tenía, ante enemigos y detractores, a quienes se enfrentó cara a cara. A su propio mentor, Plutarco Elías Calles, lo corrió, prácticamente, del país, ante su necedad de seguir mandando, como lo hizo con los presidentes peleles anteriores a Cárdenas. 
Calles fue expulsado del PNR “Por traición al programa de la Revolución y por conspirar contra las instituciones”
Sin temor alguno, don Lázaro le plantó cara, lo mismo hizo con el grupo Monterrey donde un grupo de empresarios se le enfrentó a su política e iban a realizar un paro patronal, ya que no estaban de acuerdo con la creación de los sindicatos que en ese momento se formaban a través de la CTM.
Ante ello, viajó a Monterrey presentó una tesis de 14 puntos sobre su política laboral y terminó diciendo: “Los empresarios que se sientan fatigados pueden entregar sus empresas al gobierno o a los obreros, eso será patriótico, el paro no”.
La fuerza de un presidente, la gallardía y los cojones estaban presentes, ante la agresión patronal.

Nada de que se equivocó, es mi amigo y lo respeto.

jueves, 16 de abril de 2020

Las enfermeras, nuestras heroínas, homenaje con dibujos del Chango Cabral




Estos días de pesadilla, las heroínas se visten de blanco para salvar vidas.

El Ernesto Chango García Cabral, realizó durante muchos años, las ilustraciones de la Gacetilla Bayer. 

El rescate de estas caricaturas del gran Chango, son un homenaje a estas mujeres (y hombres enfermeros) que hoy se la juegan por la humanidad

miércoles, 15 de abril de 2020

Homenaje a los médicos, por el Chango Cabral



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stos días de incertidumbre y temores, el humor es un paliativo, sin duda.


Hace casi cien años, Ernesto García Cabral, el famoso Chango, uno de los grandes artistas del humor gráfico, en el mundo, empezó una larga relación laboral y comercial con los laboratorios alemanes Bayer.




 Durante muchos años realizó la portada e interiores de la Gacetilla Bayer, ilustrando chistes, a veces buenos otros malos, pero con espléndidas ilustraciones que hoy son de colección.
A la par, ilustró los capitulares de la portadilla, mismas que mi amigo APEBAS utilizó en el diseño de mi Diccionario biográfico de la caricatura en México. 



Como un homenaje a nuestros héroes del 2020, los médicos, rogando por su cuidado y agradeciendo su labor, les presento esta pequeña galería. (Mañana seguiré con las enfermeras)


martes, 14 de abril de 2020

Esto es México. Ese inexistente fantasma

Hace 25 años tuve varias semanas una columna en la sección cultural de El Financiero, que dirigía mi amigo Víctor Roura. El 3 de mayo de 1995, escribí este texto que juega con el futuro. Me latió volverlo a presentar en estos días de incertidumbre



Esto es México. Ese inexistente fantasma


Anda por allí. Por más que se quiera correr, a diario lo alcanzamos y siempre, inevitablemente, nos sorprende.
Apenas hace unos diez años cuando preguntaba a mis alumnos ceceacheros acerca de lo que harían cuando llegara el siglo XXI, ellos especulaban y, alguna vez, una alumna, llena de terror, pidió cambiar de tema.
Y es que el futuro siempre da miedo. La incertidumbre es lo más cruel. Ya lo cantaban los hermanos Martínez Gil: "¡ay! cómo es cruel la incertidumbre".
El pasado no siempre es mejor. Nuestro cerebro lo guarda celosamente como en un archivo de computadora que, muchas veces, no deseamos abrir.
Claro, hay fragmentos del pasado que uno recuerda con agrado. El primer beso, como decían los poetas del pasado, es inolvidable.
Pero nada, lo único que cuenta es el presente. Los letreros de las viejas misceláneas de otros tiempos eran muy claros: "Hoy no fío, mañana sí".
Nadie puede imaginar el acontecer, el devenir; el pasado, en cambio, puede ser manipulable para nosotros.
"Ayer maravilla fui y ahora ni sombra soy". La canción de "La llorona" que hoy queda tan bien para ciertos psicópatas que no valen la pena mencionar, aunque andan por gringolandia pregonando sus grandes éxitos.
"Nosotros somos quienes somos, basta de historia y de cuentos". Todo sucederá este día. La vida, tan difícil, tan complicada, acontece a veces a cuentagotas y cuando nos damos cuenta ya es pasado.
¿Quién nos diría que muchos de los viejos comunistas, luchadores incansables, se han replegado al poder? Piensa en aquellos que cantaban una canción de José de Molina: "a parir madres latinas, a parir más guerrilleros, ellos sembrarán jardines, donde había basureros". Increíblemente, de pronto, su canto se hizo realidad y, efectivamente, a sembrar jardines, aunque los basureros ahí quedaron.
Pensar el pasado, en cambio, nos muestra la rudeza de una vida que ha transcurrido; con él, por cierto, podemos jugar, imaginando cosas que nunca fueron.
Las sorpresas se acumulan todos los días, y resulta que el pasado no es tan aleccionador y que tampoco lo podemos cambiar. Quien la riega, la regó y ya. Lo que pasó, ya sucedió y no hay cambio alguno.
Tampoco podemos desgastarnos con el tiempo que vendrá. "El presente es de lucha, el futuro es nuestro", decían las viejas consignas, pero el futuro, ese al que se refería la frase, nunca ha sido nuestro.
El futuro es completamente inexistente y se encuentra lleno de incertidumbre; es un fantasma que nos espanta, se convierte en pesadilla, hace buuu por las noches y algunas veces, sólo logra hacernos llorar, mientras el presente, lo único real, lo olvidamos pues es tan sólo, parte de la vida cotidiana.

lunes, 13 de abril de 2020

Teodoro Montes: de Paso del norte a paso al cielo


Hace unos años me invitaron a Ciudad Juárez a montar una exposición dedicada a Memín. Al terminar la conferencia inaugural, se acercó una persona a quien no conocía, a invitarme a participar en unas Jornadas de Historia que celebraba un grupo de amigos, profesionista diversos, interesadas en la historia.
Esta importante agrupación, promotora de la historia, se llama Sociedad Paso del Norte y, por entonces, era dirigida por el profesor Teodoro Montes. 
Este es un grupo independiente, autónomo, que se mantiene gracias al esfuerzo y entusiasmo de todos sus miembros y que participan en la divulgación de la cultura, a través de un programa de radio, conferencias en escuelas de todos los niveles, un evento anual de conferencias y mesas redondas y que rescatan tanto la cultura nacional como la local. 
Participar con ellos fue una experiencia única.
Ávidos de conocimiento, entusiastas, afectuosos, me hicieron parte la sociedad. Me entregaron un reconocimiento, que para mí es uno de los más bellos que he recibido pues fue entregado por mis pares y, por si fuera poco, me invitaron a integrarme como miembro honorario, a la Sociedad Paso del Norte.
Entre este generoso grupo, el profe Teodoro y yo tuvimos un acercamiento e identidad muy grande, que nos convirtió en amigos.
Desde entonces, hablamos regularmente por teléfono y para mí era un gusto enorme hacerlo con el buen Teodoro, que siempre estaba lleno de actividades, de propuestas, de sueños, junto con esposa, la profesora Imelda tan entusiasta y generosa como él. 
He vuelto a Ciudad Juárez un par de veces y gracias a ello, nos encontramos de nuevo.
El año antepasado le pedí me llevara a conocer esa Ciudad Juárez tan de él y así lo hizo; pasamos un día maravilloso, luego comí con los colegas de la Sociedad Paso del Norte y me despedí, anhelando volver.
Hoy me enteré que la próxima vez que vuelva a Ciudad Juárez ya no lo veré y extrañaré su amable sonrisa, su entusiasmo, su conocimiento, su amor a la vida y a la historia.
No sé de cierto si existe el cielo, el infierno está en este mundo, pero si lo hay, me gustaría llegar ahí y encontrarme con mucha gente con la que me he cruzado en la vida y han dejado una huella imborrable, como el profesor Teodoro.
A la tristeza por estos días inéditos, se suma ese dolor por la partida de ese hombre bueno y generoso que un día conocí en Ciudad Juárez y al que, sin duda, no olvidaré jamás.

viernes, 10 de abril de 2020

Mis Premios. Museo del Chopo. Concurso de textos íntimos


En 1982, el Museo Universitario del Chopo y el programa Kiosco, de Radio Educación, organizaron un concurso de cuento, llamado Textos Íntimos, Esa no porque me hiere.
Por aquel entonces, acudía semana a semana a un taller de cuento que impartía Orlando Ortiz y habíamos trabajado un texto que me gustó para el concurso. Se trataba de que el cuento tuviera que ver con una canción. En aquel tiempo, bajo la influencia del poeta Raymundo Ramos, me había vuelto fan de Agustín Lara así que al cuento le añadí la canción Siempre te vas, del músico-poeta.
El resultado: el primer lugar y su publicación en la revista Nexos. El Premio me lo entregó Ángeles Mastreta, que entonces era directora del Chopo, Jorge Pantoja, subdirector, Eugenio Sánchez Aldana, que conducía el programa y, ese domingo estaba de invitado uno de mis ídolos: Chava Flores. El jurado lo conformaron José Joaquín Blanco y Luis Miguel Aguilar.
Fue, así, un premio redondo.
El cuento, más adelante, lo publiqué en mi libro Por si cambias de opinión, en 1985. Esta fue la versión de Nexos

AMELIA

Primer lugar, inspirado en la canción “Siempre te vas”. de Agustín Lara.
Amelia llegó al departamento de envoltura una mañana como todas. El borde del uniforme nuevo le cubría por completo las rodillas; su aspecto era ridículo a causa del turbante mal puesto; en la cara se notaba la angustia típica de todo trabajador nuevo. La observé y me pareció una mujer sin chiste. La acompañaba el supervisor, que me dijo: “enséñele a la señorita cómo colocar las etiquetas en la máquina envolvedora”.
La mujer era sumamente torpe, sus manitas -“siempre he estado en casa, nunca he trabajado”- delicadas, no acertaban en las operaciones. A pesar de sus torpezas yo estaba feliz, pues sus senos quedaban a merced de mis codos, que a cada rato sentían un colchoncito muy suave. Ese primer día fue fatal pues -“me llamo Amelia”- no entendía. “Mira, pon atención: coloca todas las etiquetas con las letras hacia abajo y cada vez que llegue la pinza avánzalas rápidamente. No, al revés, al derecho, así, empújalas, con cuidado, bien”. Gruesas gotas de sudor le escurrían cuando sonó el timbre para salir a almorzar le invité una torta, pues ella no traía nada. Recargada en un coche, en la calle, sufría al no poder agarrar el refresco, pues tenia los dedos acalambrados. “Ya se te quitará, en dos o tres días te acostumbras. Mientras ponte un `curita'”. “No tiene caso, me amolé mis dedos”.
Las etiquetas al revés, al derecho, empujarlas levemente y listo; las etiquetas al revés, al derecho, empujarlas levemente y ella sin poder hacerlo. Sus senos en mis codos y su sudor y su cara angustiada y el chacapum, chacapum, chacapum de las máquinas que seguramente retumbaron en su cerebro durante muchos días. Siempre pasa así. Por las noches uno se sobresalta y se levanta angustiado, con la pesadilla de miles de etiquetas atoradas en la máquina.
Al segundo día de trabajo Amelia llegó muy temprano y cuando me disponía a colocar las etiquetas y el pegamento ella lo había hecho ya. Me dio gusto, extendí el brazo para saludarla y aquella mano lisita que había sentido un día antes, era otra; de ahora en adelante sus manos siempre estarían rasposas, escoriadas.
La máquina se descompuso a media mañana y nos enviaron a escoger, en el desperdicio, las pastillas que estuvieran buenas para que no se mandaran al molino. Amelia estaba sentada frente a mi y cada que la miraba -dizque escogiendo pastilla- me agasajaba la pupila. “¿Estás casado?”. “No, aún no”. “¿Tienes novia?”. “Tampoco, pero ya me están dando ganas”. “Eres un mentiroso, como todos, siempre se niegan”. Seguimos hablando tontería y media, le platiqué que llevaba un año trabajando, “pronto me darán la planta, aún tengo contratos de veintiocho días pero nada más es cosa de invitar a chupar al del sindicato y él me la consigue”. Ella me contó la existencia de una hija llamada Magali, “pero no, ni novio, ni esposo, madre soltera, pues”. Por la tarde, al despedirnos y sentir sus manos recordé al maestro Lara: “dónde hallaré el calor de tus manos”.
Desde esa ocasión siempre estuvimos juntos, aunque ella trabajaba en otra máquina. Comíamos juntos; la acompañaba a su casa y como norma, a diario, al despedirnos le recitaba al músico-poeta “siempre te vas, no me digas adiós”. La consolaba de su cansancio, pues trabajaba en una envolvedora en donde tenia que estar agachándose y estirándose, “como si se estuvieran haciendo abdominales todo el día”. Cierta vez la invite a bailar a Los Angeles y me dejó plantado a pesar de que tocaba la “Santanera” Fui solo y me sentí muy mal.
Al disculparse del plantón. “la niña tenía calentura, no te enojes, otro día vamos”, yo no hablaba. “¿Quieres que me hinque a pedirte perdón?, habla…” No le contesté. Las máquinas fueron testigas de mi abandono. Las etiquetas se botaron, el pegamento se regó y Amelia, llorando, se acercó a darme un beso en la mejilla. Fue algo imprevisto, algo que me hizo pensar en que tenia razón y debía comprenderla. Esa vez no la acompañé a su casa, me acosté a dormir temprano pero Amelia no se separaba de mi pensamiento: Amelia y sus ojos y sus senos y sus piernas. Amelia “¿cómo podré sin tus ojos vivir?”.
Todas las tardes las pasábamos juntos. Entre empujones, en el camión o el metro, la abrazaba, le rodeaba la cintura y nos dábamos dos o tres besos. “¿Por qué no nos casamos?”. “Estás loco”. Luego caminó rápidamente y evadió la conversación.
El día de muertos me dieron la planta, estaba feliz cuando me contaron un chisme: “Te andan volando la paloma”. No creí, pero empecé a notar las preferencias del supervisor para Amelia, la había trasladado a una mesa donde trabajaba muy cómoda, vigilando que los empaques estuvieran en buen estado. Algunas veces tenía café o un pastel. “Son habladurías, el ingeniero sólo es muy buena gente”.
Las cosas seguían igual: por las tardes la dejaba en su casa; los fines de semana “cuido a Magali, no puedo salir contigo”, yo jugaba fútbol o me iba a tomar con los cuates. Llegó el doce de diciembre y en la fábrica hubo misa, tamalitos, champurrado y luego un cuadrangular de fut. Antes del partido discutí con Amelia porque el ingeniero le dijo algo al oído. “Son figuraciones tuyas, me tiene mucho respeto”. Ese día jugué como nunca, metí dos goles y con ellos ganamos el trofeo. Para celebrar el triunfo compramos unas botellas pero Amelia no me dejó tomar. “Vámonos, puedo llegar tarde a casa”. Dejamos a los cuates. en el camión nos besamos desesperadamente y la convencí para entrar a un hotel. Fue sensacional. Nos despedimos, no quiso que la besara pero no me importó. Fuí a celebrarlo y llegué borracho a casa.
La cruda, la máquina, las etiquetas al revés, el chacapum en mi cerebro. No me fijé que Amelia no se presentó a trabajar. Esa tarde fui a curármela y al siguiente día -que tampoco asistió al trabajo- la busqué. Muchas tardes lo hice. Parecía que a Amelia se la había tragado la tierra. Tampoco el ingeniero aparecía, andaba de vacaciones desde el día tres y regresaría hasta enero.
Tres años hubieron de pasar para volver a saber de ella. Andaba en el centro de la ciudad buscando las esferitas para el árbol cuando la encontré. Estaba más linda que antes. Nos abrazamos y besamos al vernos, como si nada hubiera pasado y acabamos en el mismo hotel de entonces. Me contó que vivía feliz al lado de Ricardo, el ingeniero- pero que me extrañaba mucho; “¿tú crees que las canciones de Lara se olvidan fácilmente?”. Cuando salió de la sábana y empezó a vestirse lentamente, me recordó aquellas pastillas desnudas que nosotros cubríamos mecánicamente al colocar los paquetes de etiquetas con las letras hacia abajo, al revés, al derecho para luego empujarlas suave, eternamente...





lunes, 6 de abril de 2020

La vacuidad del poder en una fotografía


Estar solo puede significar desolación, pero también un enorme vacío en la vida.

La fotografía se puede leer no sólo como expresión estética, también como un pedazo de historia.


Esta fotografía del informe de AMLO, en este Domingo de Ramos del 2020, es un ejemplo de la desolación del poder: el gran solitario de palacio, aislado, alejado de la realidad, sin aplausos ni vivas. Un hombre que, en el infinito, se ha quedado solo, a partir de su arrogancia y autoritarismo.



sábado, 4 de abril de 2020

"Sólo morir permanece". Luis Eduardo Aute (1943-2020)


Gracias, Aute 

Caricatura de Ed


Decir espera es un crimen,
Decir mañana es igual que matar,
Ayer de nada nos sirve,
Las cicatrices no ayudan a andar.
Sólo morir permanece
Como la más inmutable razón,
Vivir es un accidente,
Un ejercicio de gozo y dolor.
Que no, que no, que el pensamiento
No puede tomar asiento,
Que el pensamiento es estar
Siempre de paso, de paso, de paso...
Quien pone reglas al juego
Se engaña si dice que es jugador,
Lo que le mueve es el miedo
De que se sepa que nunca jugó.
La ciencia es una estrategia,
Es una forma de atar la verdad
Que es algo más que materia,
Pues el misterio se oculta detrás.
Hay demasiados profetas,
Profesionales de la libertad,
Que hacen del aire, bandera,
Pretexto inútil para respirar.
En una noche infinita
Que va meciendo a este gran ataúd
Donde olvidamos que el día
Sólo es un punto, un punto de luz.



miércoles, 1 de abril de 2020

Cartón del mes: La mariguana vista por Posada

José Guadalupe Posada es uno de los artistas más sorprendetes del mundo; es una pena que la gente lo "conozca" sólo por las calaveras y, más concretamente, por la Catrina.
En el ejemplar de abril de la Revista Relatos e Historias en México, en su entrega del mes de abril, presentó una tira de cuatro cuadros llamado "¡Zun, zun, de la mariguana!", aparecido en el periódico El Periquillo Sarniento.
Este número de la revista está dedicado a la mariguana, adquieranlo y apoyen a la mejor revista de divulgación histórica en México 

ADIÓS querido Ziraldo

 El 6 de abril falleció uno de los grandes caricaturistas de este mundo: Ziraldo Alves Pinto, que firmaba como Ziraldo, Premio Quevedos, 200...