Hace años que no visitaba Xochimilco.
Hoy amanecí con animo tlacoyero, así que me fui con mi mujer y mi hijo al mercado de Xochimilco con la intención de saborear unas quesadillas y después, de postre, una rica nieve de frutos rojos.
Tomé el coche y lo dejé en las Torres, pasando Tasqueña y de ahí me encaminé al Tren ligero para viajar a Xochimilco.
Siempre he pensado que en lugar de dejar vivo al pulpo transportista los gobiernos tendrían que estimular el transporte colectivo, no contaminante, como es el tren ligero y sería, sin duda alguna, una ciudad más amable.
López Obrador estimuló el uso de automóvil al crear, con la complicidad de Claudia Sheimbaum el segundo piso del periférico en vez de generar transporte colectivo; quien sí lo hizo, pero sólo para saquearnos, es Marcelo Ebrard al que todos recordaremos por el gran robo dorado de la línea 12.
Desde hace tres años gobierna esa delegación MORENA. Uno pensaría, con tanta alaraca que prometen, que si bien en 3 años es complicado transformar una ciudad, por lo menos sería un poco mejor pero... no.
Calles sin pavimentar, banquetas rotas, ambulantes a diestra y siniestra.
Desde la terminal del Tren ligero hasta el Jardín centenario, todo parece un muladar. Sucio, desagradable, asqueroso.
En esas diez calles que caminamos, no hubo una sola, UNA, que estuviera en condiciones medianamente aceptables. Debe ser imposible caminar por ahí con muletas y ni siquiera pensar en silla de ruedas.
Y qué decir del embarcadero, un robo en despoblado, sin precios al público, como estaban publicados antes, mostrando una hoja con los servicios y, supongo, intentando cobrar como se deje el cliente. El colmo, en las trajineras, un letrero gigante pidiendo propina de cien pesos. Y los alrededores del embarcadero, también, rechinantes de mugre.
Xochimilco, el lugar donde se cultivan las flores, debería llamarse Suciomilco.
La Plaza Xochimilco, que era un jardín hermoso, en donde parecía que se vivía la tranquilidad provinciana, en el mejor sentido de la palabra, es un basurero más, lleno de mugre por todas partes y, lo peor, prostitutas que pululan por ahí a las 15 horas.
Uno pensaría que el nuevo gobierno sería capaz de mejorar el entorno de Xochimilco, cuando menos un poco pero no.
Es lamentable el muladar en que se ha convertido Xochimilco a pesar de las promesas del edén, con un gobierno que promete mucho pero cumple muy poco. Parece que el águila fue a cagarse ahí antes de irse volando al zócalo.
“El meme es efímero, el cartón político perdura”
Agustín Sánchez González, investigador de la caricatura mexicana, afirma que el cartón político tiene elementos estéticos y de compromiso social que difícilmente se ve en los memes.
GUSTAVO MENDOZA LEMUS
Monterrey
En tiempos donde los “memes” son el elemento humorístico de las redes sociales, el cartón político sigue vigente gracias a su posibilidad de sobrevivir en la memoria histórica.
Para Agustín Sánchez González, investigador de la caricatura mexicana, el cartón político continúa ofreciendo elementos estéticos y de compromiso social que difícilmente se ve en las imágenes creadas con son de burla en redes sociales.
“Hoy con el ‘meme’ te llenas de risa pero se pierde, es completamente efímero. La caricatura también lo es pero queda el recuerdo histórico del papel y es lo que hemos rescatado por muchos años”, explica.
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Sánchez González estará en la ciudad para impartir el micro seminario José Guadalupe Posada. Historia de la caricatura en México y más allá de la Catrina, que inicia el 15 de mayo en el Taller La Catrina (M.M. Del Llano, entre Doblado y Montemayor, centro).
Comentó que México ha contado con excelentes críticos al poder a través de la caricatura, recordando al juarista y liberal Santiago Hernández, quien a mediados del Siglo XIX nunca “se tentó el corazón” en criticar al ex presidente Benito Juárez.
“Hoy hay caricaturas muy simplonas desde ciertos sectores de la izquierda. La caricatura si no cuestiona, no lo es”, apunta Agustín Sánchez.
En el micro seminario los interesados podrán apreciar dos placas originales de Posadas, una de ellas con 120 años de antigüedad. El costo es de mil pesos por persona, que además incluye dos libros del autor y dos estampas impresas de placas originales.
Mientras que el 16 de mayo, el especialista impartirá la conferencia El Zancudo y el humor en la Constitución de 1917, a las 19:30 en el auditorio del Museo de Historia Mexicana con entrada gratuita.
Los interesados en asistir al seminario sobre Posadas pueden solicitar informes al correo lacatrina@angelicabracho.net.