El 15 de marzo de 1985 se terminó de imprimir Por si cambias de opinión, con una portada cuyo dibujo me regaló Alberto Castro Leñero y, generoso, me permitió tirar cien serigrafías firmadas y numeradas para que libro pudiera sobrevivir en la modesta Editorial Eufrate, fundada y dirigida por el gran poeta Raymundo Ramos.
Revisada la fecha, me doy cuenta que el libro del CREA 1983 no fue el primero, sino el segundo y este fue el primerito.
En Por si cambias de opinión recogí tres cuentos que habían sido premiados: No es lo mismo que cuando estoy bien, que obtuvo una mención en el Premio CREA antes mencionado; Amelia, que ganó el primero lugar en el Concurso de textos íntimos, convocado por el Museo Universitario del Chopo y Radio Educación, en 1983 y que fue publicado originalmente en la revista Nexos; un año después, obtuve el segundo lugar en el mismo concurso con el texto La esperanza cuelga del perchero, publicado en la revista Punto de partida, mientras que el cuento que da título al libro apareció en el libro Premios CREA 1983.
El resto de los cuentos tenían una referencia obrera, producto de mi estancia (e infancia), por aquellos años, en el barrio obrero que crecí y en mi trabajo como obrero de una fábrica de tapas de botella primero, y de dulces y chocolates, después.
Es un libro que difícilmente hoy se encuentra, pues se vendieron todos los ejemplares; yo tengo dos, uno de ellos me lo encontré en una librería de viejo y estaba dedicado a una amiga (desde entonces no regalo libros a nadie)
Para la historia: Pablo Espinoza, actual coordinador de la sección cultural de La Jornada, me entrevistó para El Nacional, con fecha del 27 de abril de 1985, en donde entonces era reportero. La cabeza de la nota decía: "Mi libro, una búsqueda por rescatar la cultura obrera".
En la contraportada del libro se mira un dibujo sacado del fresco alemán que describe la formación del río Eufrate, de acuerdo con el Génesis, circa, 1250.
2 comentarios:
La vida es un pañuelo, nos encontramos en MUNAL año 1985, cuando se publicó "Por si cambias de opinión" trabajaba usted en la organización de un evento cultural en Sinaloa, había una chica y otro jovenazo que colaboraban con Milena Koprivitza, ella usaba lentes tenía el cabello crespo y vivía cerca del Estadio Azteca, el otro era Juan Carlos Pereda quien continuó con Cristina Gálvez Guzzy en el Museo Tamayo.
Al leer esta entrada recordé haberle prestado una estilográfica Esterbrook a ella quien requería un instrumento de escritura para que usted escribiese una dedicatoria. Al leer que uno de sus ejemplares lleva una dedicatoria a una amiga me imaginé que era aquella mujer.
No extraño la estilográfica, disfruto de la anécdota y sentir un placer personal a mi edad por haber recordado el título.
¿Que habrá sucedido después? con Milena, Frida Varinia, Milarka, Juan Carlos y ella.
Yo tuve que salir de MUNAL a instancias de Griselda Álvarez la nueva directora quien recién llegada reparó en la presencia de ters sujetos que trabajaban en esa magnífica sala y vestíbulo, preguntó por lo que hacíamos y al enterarse que éramos tres profesores de INBA se comunicó con su amigo Jaime quien a la sazón fungía como subdirector en la SGEIA/INBA y nos regrearon como las chachas a nuestro sitio de origen.
Gracias por el momento de lucidez.
Arturo D.Belmont
¡Qué historia tan bonita, Arturo! Supongo que era Antonieta Linares la chica del libro pues vivía en Coapa. Tantos años. Milena vivía en veracruz, dirigía el Museo de Arte de Orizaba; no sé mucho más; frida y Milarka viven en Cuernavaca. Saludos, por la nostalgia.
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