sábado, 20 de enero de 2018

Fantasías, calaveras y vida cotidiana: José Guadalupe Posada

Hace casi cinco años, comencé un proyecto maravilloso: llevar la obra de Posada a España. Todo sucedió tras un encuentro fortuito con José Manuel Martín, editor excepcional de Gráficas Almeida, que imprime las ediciones de Turpin.

En 2014 hicimos realidad ese sueño, llevamos a la exposición a Cádiz, luego a Alcalá y terminó en el Instituto México, de España, en el edificio de nuestra embajada en pleno corazón madrileño. 


Gracias al apoyo fundamental del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-ESPAÑA,  pudimos publicar el libro cotidiana: Fantasías, calaveras y vida cotidiana. José Guadalupe Posada.


Vale recordarlo hoy, 20 de enero, aniversario 105 del deceso de esta gigante del arte mexicano. En la solapa, escribí: 

José Guadalupe Posada es el gran ilustrador de lo mexicano. Sus dibujos, mientras vivió, no tuvieron espacio en ningún museo, aunque nunca fue su objetivo; tuvieron un fin mejor: volar por los aires mexicanos, mirarse en las calles, las iglesias, las mesas para el juego, en cartas de amor, cancioneros, periódicos, anuncios... En cada casa, modesta o lujosa, había uno de sus trabajos. Su obra fue realizada para el momento, para lo efímero y sin embargo, trascendió de tal manera que hoy está más viva que nunca. Impresa en blanco y negro o en tonos multicolores que ilustraron todo lo que los ojos podían mirar.
En hojas de papel volando, retrató la tragicomedia mexicana, atrapó el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la soma, la carcajada, el miedo, el regocijo, el pecado, la magnificencia, la fe, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, lo mexicano. La obra de Posada pertenece a un artista que nunca se pensó como tal. Sus calaveras forman parte de la iconografía nacional, su Catrina es la obra mexicana más conocida en el mundo, pero Posada es más que las cala-veras, su temática es vasta. Su impacto estético fue tal, que la plástica contemporánea no se en-tiende sin sus líneas que, sin duda, trazaron el arte mexicano. Diego Rivera escribió: "Tan grande como Goya, fue un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo imitará, ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia". 





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