viernes, 5 de enero de 2018

Los Reyes Magos en 1993

El 5 de enero de 1993, hace 25 años, publiqué esta crónica en la sección de cultura de El Universal.
 Ya bastantes vueltas dio el mundo desde entonces.

Reyes de la noche invernal
Por AGUSTIN SÁNCHEZ GONZALEZ
A las dos de la mañana la calle de Víctor Hugo, en Portales, aún recibe coches de vecinos que vienen a hacer sus compras de Reyes.
En Tlalpan, en las cercanías del Metro, a esa hora, es fácil encontrar parejas que cargan triciclos, bicicletas, bolsas y diversos paquetes.
Los Reyes Magos, los Santos Reyes Magos se han encontrado, en 1993, con una ciudad más contaminada que nunca, proclive al enloquecimiento, sin cero alguno, sin pesos nuevos y sin, paradójicamente, tampoco pesos viejos.
 La ciudad de México está en calma a las dos de la mañana del 6 de enero, por sus calles transitan algunas personas, pero el resto de la gente espera la rosca y su muñeco que vestirá para el dos de febrero, aunque la rosca sea cada vez más para verdaderos monarcas, por los precios.
 Los Reyes que he visto, en Coyoacán y en Portales, son pobres reyes o reyes pobres, cuya vestimenta da lástima y pena, sus coronas son de cartulina con pegoste de "orito", o papel dorado, usando barbas más falsas que un billete de mil nuevos pesos, llevan ropas raídas, y sus capas parecen telas compradas en la retacería más próxima, mientras el betún del negrito apenas si le alcanzó a cubrir una parte del rostro.
Pero los niños afortunados a quienes los reyes les alcanzó el aguinaldo o la tarjeta de crédito para llevarles un pequeño juguete han preferido cargar con juegos electrónicos (del ni entiendo o el atarantadi), o con juguetes chatarra made in Taiwán, que se encuentran en esas tiendas preposmodernas que venden todos sus productos a cinco pesos nuevos (cinco mil de antes), juguetes desechables que durarán lo que dura un anochecer, pero que no hay de otra.
Esos son los regalos para miles de niños del quinto piso, pero para los de quinta categoría los santos reyes magos no existen más y no es que los padres sean republicanos ni nada por el estilo, lo que sucede es que el dinero (con ceros o sin ellos) no resistió hasta el 6 de enero.
Hay otros, los niños de la calle, los que ni categoría alcanzan, tampoco alcanzarán una fiesta que no es para ellos, como no es nada de lo que sucede en la sociedad.
De cualquier forma, la inocencia de otras generaciones que miraban el cielo a los tres reyes, se acabó, para nadie es un secreto de que los santos reyes son los papás.

 Ya no sucede como aquel viejo chiste del niño que, en vísperas de reyes, dijo a sus amigos que sabía quiénes eran. Los chicos, intrigados, preguntaron y él, con gran inocencia respondió: Melchor, Gaspar y Baltasar.

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