sábado, 1 de diciembre de 2018

AMLO y el asunto de la reelección

"El humor no dice la verdad, pero devela la mentira", señala el doctor Juan Manuel Álvarez Junco, un gran artista y un excelente teórico del humor. Esta frase vino a mi mente después de escuchar a Andrés Manuel López Obrador, al tomar posesión como presidente, su insistencia en negar que no va a reelegirse.

 ¿Había necesidad?Lo pensé a la par que recordé un chiste que compilé en mi libro Los mejores chistes sobre presidentes: 



Luego de terminar su primer período presidencial el general Díaz fue susti­tuido por Manuel González.
Una tarde llegó Díaz a visitar a su compadre, el presidente de la república, y le comentó:
 —La verdad es que no tengo ambiciones presidenciales, compadre.
     El presidente González no contestó nada, pero comenzó a buscar entre los cajones de su escritorio.
—¿Qué busca, compadre?
—Al pendejo que se lo crea, compadre.

Vino a mi mente después de escuchar a Andrés Manuel López Obradora, en su toma de posesión como presidente, su insistencia en negar que no va a reelegirse.

¿Era necesario decirlo? Creo que no, pero no me sería raro que en el inconsciente lo estuviera ya tramando lo cual, a decir verdad, resulta muy peligroso en un país en donde suele suceder tragedias que nadie desea.


Las innumerables reelecciones de Benito Juárez gestaron el levantamiento armado de Porfirio Díaz bajo el lema "Sufragio efectivo, no reelección", frase que se le aplicaría al mismo Díaz al estallar la dolorosa revolución mexicana, encabezada por Francisco I.Madero.


En 1928, Álvaro Obregón busca una reelección y fue asesinado hace noventa años, por un fanático religioso en una historia que nunca quedó muy clara pero que, de nuevo el humor, resolvió. Cuando alguien preguntaba quién mató a Obregón, la respuesta era muy sencilla: Cálles... e la boca.


Afanes reeleccionistas han existido en todo el siglo XX, Migue Alemán o Carlos Salinas de Gortari fueron dos ejemplos de una soterrada campaña que buscó la reelección.


Ojalá me equivoque y no terminemos actuando como Manuel González para empezar a buscar, "al pendejo que se lo crea".


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