Cuando muchos de los personajes que hoy están en el poder militaban en el PRI y perseguían a opositores, en los primeras marchas después del 68, empecé a participar en las movilizaciones en contra de la represión, el autoritarismo, el control sindical y campesino; nuestra marchas clamaban por la democracia.
Personajes como AMLO era un ferviente militante del PRI, igual que Monreal, Ebrard, Camacho Solís (ambos base y sustento de Carlos Salinas de Gortari) y muchos más, aunque había peores: Manuel Bartlet era jefe de gobierno de la Secretaría de Gobernación desde donde se daban las órdenes de espionaje y de represión, por ejemplo, para la masacre del 10 de junio de 1971.
En esas marchas salíamos con miedo pues halcones y granaderos amenazaban sutilmente, y no tanto, a quienes se atrevían a protestar en las calles.
En 1976 participamos por vez primera en las elecciones con un candidato sin registro, Valentín Campa, uno de los héroes de la clase obrera que, ni por asomo, menciona el presidente actual y que había sufrido cárcel y represión durante muchos años por el delito de disentir.
En 1982 ya tuvimos un candidato desde la izquierda histórica, Arnoldo martínez Verdugo, otro héroe de la izquierda mexicana, un gran promotor de la democratización de este país y al que, tampoco, se le menciona por AMLO. Ese año, por vez primera, desde 1968, recuperamos el Zócalo. Jaime Avilés dejó testimonio de esa historia en su libro Zócalo Rojo.
Comenzaba una normalidad democrática que permitió, incluso, excesos de grupos ultras y de infiltrados que robaban y saqueaban impunemente, al lado de grandes manifestaciones por las más diversas causas.
Este año, gracias a una alianza con los grandes capitales, con grupos de derecha y ultraderecha y con la mermadas fuerzas que quedaba de la izquierda, tras 18 años de campaña política, ganó la elección presidencial de manera legítima y contundente, Andrés Manuel López Obrador.
Desde su campaña empezó a mostrar un talante autoritario y anti democrático, ilegal a todas luces, expresado, de manera especial, a través de consultas ilegales que generaron malestar social; hubo una protesta hace unas semanas y, hoy, una más.
Miles de personas salimos a la calle a protestar contra el autoritarismo, en una rara mezcla de ideologías, sin una cabeza clara; personas que acudían a rechazar por las medidas implementadas por AMLO, por el futuro del país. Era encabezada con una manta en contra del autoritarismo
Pero también contra la militarización, en contra de la suspensión de las obras del aeropuerto de Texcoco o contra el Tren Maya.
La inexperiencia se veía a leguas, las consignas escasas, los gritos también.
Fui, inmerso en una masa anónima, preocupado por el autoritarismo que se nota en estos primeros meses de un gobierno que se siente por encima de todo, incluso de la ley.
Este país, tan amante de los caciques requiere tener un gobierno de contrapesos y hoy los partidos están tan mermados que necesario confirmar nuevas fuerzas, por eso hoy estuve ahí, a volver a empezar un movimiento que puede prender o no, pero que puede ser la expresión social del malestar que, muy pronto, comenzará a notarse pues el autoritarismo amlosiano, continuará, sin duda alguna
Historias de José Guadalupe Posada, notas de prensa, crónica literaria y periodística
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