En 1868, hace 150 años falleció uno de los grandes caricaturistas de nuestro país: Constantino Escalante, a causa de un accidente ferroviario.
Esta historia aparece en mi libro Crímenes y horrores en el México del Siglo XIX.
El 29 de octubre del presente, el caricaturista
Constantino Escalante, alma del periódico La
Orquesta, y su señora esposa, doña Carmen, sufrieron un terrible accidente
en la estación de ferrocarril del pueblo de Tlalpan.
El
artista se disponía a volver de San Angel a México luego de un feliz convite
con sus amigos; su esposa lo acompañó hasta San Angel pero no asistió a la
fiesta, pues se quedó en casa de unos familiares y lo esperaría en la tarde, en
la estación, para regresar juntos.
La tragedia comenzó cuando el tren se puso en marcha y doña Carmen avanzó al estribo de un vagón, estrellándose contra uno de los postes que sostienen el techo de la estación; cuando estaba a punto de caer bajo las ruedas, Escalante se arrojó a salvarla y cayó sobre el riel.
Gracias
a las exclamaciones de la multitud, el conductor detuvo la máquina con gran
destreza, pero cuando logró frenar, ya era tarde. La señora Carmen tenía roto
el pecho y Escalante se había fracturado un pie. De inmediato, sus amigos se
lanzaron a auxiliarlos.
“¡Aquello
fue un vértigo, aquello pasó como espantosa pesadilla!”, exclamó, más tarde, su
amigo, el escritor Hilarión Frías y Soto.
Los
heridos fueron trasladados de inmediato a un sitio seguro mientras el general
Vicente Riva Palacio se lanzó a toda velocidad a la ciudad de México para
conseguir un grupo de médicos que atendieran a los lesionados.
A Escalante debieron amputarle la
pierna esa misma tarde. Uno de los mejores cirujanos del país, el doctor
Clemente, director del hospital de Belem y especialista en autoplastias hizo un
gran esfuerzo por salvar la vida de Escalante, pero fracasó en su intento, pues
el caricaturista fue atacado por la gangrena en un muñón y falleció pronto, creyendo
que en realidad había salvado a su esposa. Cuando sentía que iba a morir,
comentó:
“¡Perder la vida cuando iba a la mitad de
ella!... Sólo un consuelo tengo, haber salvado a mi esposa”
Sin
embargo no fue así, pues su cónyuge falleció cuarenta y ocho horas después.
El
entierro de Escalante ocurrió en el panteón de San Fernando, hasta donde lo
acompañaron decenas de amigos, sus compañeros de las lides periodísticas,
políticos, artistas y toda clase de personas; su esposa fue enterrada a su
lado, apenas dos días después.
En el
periódico El Siglo Diez y Nueve, del
31 de octubre, se leía:
Ayer
los restos del malogrado artista fueron conducidos al panteón de San Fernando,
acompañados de numerosa concurrencia en que estaban representadas todas las
clases sociales.
La
oración fúnebre fue pronunciada por el Señor don Juan de Dios Arias. El día fue
triste para toda la ciudad, y todos han sentido la pérdida irreparable que
acaba de sufrir el país.
Hoy a las cuatro de la
mañana ha fallecido la señora Escalante. Sus funerales tendrán lugar esta tarde
y sus restos serán conducidos al mismo sitio en que reposan los de su esposo.
El
caricaturista, cuyo nombre completo era Napoleón Constantino Ignacio Escalante
y Riego, había nacido el 5 de abril de 1836. Su fama se había cimentado a
partir de la publicación del periódico La
Orquesta y era considerado como el artista "más popular y con más
chique". Además, había participado en por lo menos dos de las
publicaciones efímeras de la época: El
Sombrero y El Impolítico.
Cuando el gobierno de Benito Juárez abandonó la capital del país, debido al arribo de Maximiliano, Escalante se marchó a la población de Real del Monte, a ejercer su oficio de pintor.
En 1863 fue arrestado por el gobierno Imperial acusado de
hablar en contra de la intervención extranjera, trayéndolo en una jaula, como
si fuera un animal, en calidad de prisionero a la ciudad de México, el 18 de
agosto de ese año. Su
encarcelamiento motivó una gran polémica que ayudó a que muy pronto quedara
libre.
Cinco
años después, a los treinta y dos años de edad, fallecía. Con su muerte, la
caricatura mexicana había perdido a uno de sus más destacados protagonistas.
El
redactor en jefe de El Globo, Manuel
M. de Zamacona, señaló: "Constantino Escalante ha muerto, pero esas
chispeantes caricaturas que han ilustrado La
Orquesta harán inmortal su nombre entre todos los mexicanos amantes del
arte".
Basado en los textos: Rublúo, Luis, "Constantino Escalante: caricaturista de La Orquesta", Boletín Bibliográfico de Hacienda, 1 de marzo de 1966; Muñoz,
Daniel, "El caricaturista Constantino Escalante", El Universal, 22 de diciembre de 1954;
Cortés Juárez, Erasto, "Constantino Escalante, gran litógrafo
mexicano", El Nacional, 1o. de
noviembre de 1953; Acevedo, Esther, Una
historia en quinientas caricaturas, México INAH, 1995.
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