La obra de Posada es de una riqueza inagotable, pero la flojera intelectual
la ha restringido a las calaveras, generando una vulgarización de su obra. La
Catrina, por ejemplo, se ha convertido en especie de botarga.
Lamentablemente las autoridades culturales,
plagadas de personajes ignorantes, como por ejemplo el caso de Aguascalientes,
siguen promovido visiones sobre la Catrina y dejando de lado la majestuosa obra
de Posada.
Por ser día del amor y la amistad, quiero
mostrar las portadas de las cartas de amor de Posada.
Hace unos años, en 1984, se publicó un
pequeño libro para iluminar llamado José
Guadalupe Posada y el amor, de Carlos Haces y Marco Antonio Pulido, que
recogía algunas de estas imágenes, acompañadas de canciones de antaño y de
bolero de Gonzalo Curiel y Luis Alcaraz.
El amor, como el humor, es inexplicable,
como el propio ser humano lo es. Posada, para quien nada de lo humano le era
ajeno, como escribió Terencio, no pudo dejar de lado este tema en su obra y lo
retrató una y otra vez.
Vaya pues, este legado de este gran
artista que está más allá de la Catrina y de las ignorantes autoridades (y
algunos creadores) ignorantes de la vastedad de obra de Posada.
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