Como la vida misma, la genialidad de Picasso no tiene límites (hablo en presente pues es eterno).
Duncan fue un joven fotógrafo que tuvo la suerte de fotografiarlo, de captarlo en la intimidad, como tal vez ningún otro mortal lo pudo hacer.
Es una dicha tener la posibilidad de mirar el proceso de trabajo de Picasso o grandes momentos de alegría, como cuando baila y queda en la lente de Duncan.
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