miércoles, 8 de junio de 2011

Guadalupe Posada murió en el olvido y abandono

08 de junio de 2011 • 09:22
El artista mexicano José Guadalupe Posada, creador de las populares calaveras y caricaturista satírico de los últimos años del Gobierno de Porfirio Diaz (1830-1915) murió en el olvido y sus restos, hoy perdidos, fueron enterrados en una fosa común, dijo a Efe el historiador Agustín Sánchez.

"Posada (1852-1913), que dibujo y grabó miles de caricaturas de los mexicanos, murió de alcoholismo, solo, abandonado, tirado en un cuarto en el barrio de Tepito. Su esposa e hijo habían muerto, y los restos del artista que había popularizado las calaveras, quedaron perdidos para siempre", explicó el experto.

Sánchez, quien recordó diversos aspectos de la vida de este "artista genial" en el artículo "Posada, una historia del montón" publicada en la última edición de la revista Relatos e Historias de México, explicó a Efe que Diego Rivera creó una gran cantidad de mitos en torno a Posada.

Rivera aseguró que Posada fue el precursor del muralismo y del nacionalismo en el arte mexicano, dijo que fue un revolucionario antiporfirista y lo relacionó con los hermanos Flores Magon, un grupo de anarcosindicalistas que formaron una corriente importante en la Revolución Mexicana.

"La verdad es otra, Posada era un liberal no militante que con sus caricaturas a veces criticaba, a veces elogiaba a Porfirio Díaz, al igual que a todos los participantes del sistema político y de los revolucionarios", afirmó Sánchez.

El historiador explicó que Rivera y otros artistas convirtieron a Posada en un icono de izquierda y precursor de la Revolución mexicana.

Negó su relación con los hermanos Flores Magón y calificó de erróneo que haya participado en los periódicos publicados por estos anarquistas como fueron El Ahuizote o El hijo del Ahuizote de los Flores Magón.

"Lo más probable es que ni siguiera los haya conocido", dijo el historiador, quien escribió un estudio sobre el artista (Posada, editorial Martínez Roca, 2008).

Indicó que uno de los aspectos más conocidos del grabador son las ilustraciones sobre diversas noticias de sangre, descritas en verso, que mostraban el aspecto violento del México de finales del siglo XIX y principios del XX.

En esas hojas que se vendían en las calles y eran pregonadas a gritos por los vendedores, Posada describió los corridos populares, los crímenes pasionales, las historias de aparecidos y milagros.

"Posada captó y desarrolló artísticamente los sucesos que ocurrían a su alrededor sin discriminar temas o personajes. Todo lo que veía era motivo para él, todo era digno de ilustrarse y mostrarse al mundo", señaló Sánchez.

En sus obras aparecieron las caricaturas de políticos, revolucionarios, borrachos, bandoleros, charros, toreros y personajes de la aristocracia y burguesía porfiriana, llamados catrines.

Posada también popularizó las famosas calaveras, que acompañaban a versos sobre la supuesta muerte de personajes famosos vivos y que eran ilustrados con las figuras de esqueletos con algunas características fisonómicas del personaje retratado.

Sánchez explicó que estas calaveras, que se dibujan en la Festividad de Muertos, el 1 y 2 de noviembre, proceden de la creencia prehispánica que se adaptó al sentir del mexicano y que fue reforzada por obras teatrales como el Juan Tenorio de José Zorrilla.

Sánchez indicó que uno de los mitos fue el de la recreación del personaje "La Catrina" que representa a la muerte y que fue bautizada con ese nombre por Diego Rivera en su mural "Sueño de una tarde dominical en la alameda", donde aparece la muerte lujosamente vestida.

Originalmente, este personaje había aparecido en una publicación de Posada y era llamada "india garbancera", como una burla a las personas que buscan imitar a los ricos en su apariencia y reniegan de su propia raza, herencia y cultura.

Sánchez indicó que al menos la mitad de la obra de Posada permanece perdida y es uno de los artistas populares más conocidos que nunca ha recibido un homenaje.

Posada es el gran artista que dejó un retrato de México en el paso del siglo XIX al XX, que no ha sido valorado en su auténtica dimensión, un crítico social que nunca cayó en el panfleto, y es necesario redescubrirlo y despojarlo de su mitificación, dijo el historiador.

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