martes, 13 de febrero de 2018

José Guadalupe Posada y el amor


La obra de Posada es de una riqueza inagotable, pero la flojera intelectual la ha restringido a las calaveras, generando una vulgarización de su obra. La Catrina, por ejemplo, se ha convertido en especie de botarga.
Lamentablemente las autoridades culturales, plagadas de personajes ignorantes, como por ejemplo el caso de Aguascalientes, siguen promovido visiones sobre la Catrina y dejando de lado la majestuosa obra de Posada.
Por ser día del amor y la amistad, quiero mostrar las portadas de las cartas de amor de Posada.
Hace unos años, en 1984, se publicó un pequeño libro para iluminar llamado José Guadalupe Posada y el amor, de Carlos Haces y Marco Antonio Pulido, que recogía algunas de estas imágenes, acompañadas de canciones de antaño y de bolero de Gonzalo Curiel y Luis Alcaraz.
El amor, como el humor, es inexplicable, como el propio ser humano lo es. Posada, para quien nada de lo humano le era ajeno, como escribió Terencio, no pudo dejar de lado este tema en su obra y lo retrató una y otra vez.
Vaya pues, este legado de este gran artista que está más allá de la Catrina y de las ignorantes autoridades (y algunos creadores) ignorantes de la vastedad de obra de Posada.

domingo, 11 de febrero de 2018

Fenomenología de lo prieto o quema mucho el sol



Para mantenerse en el poder, el PRI ha recurrido a miles de trampas, miles de prestaciones, miles de controles y/o miles de transformaciones.
Ha tenido dirigentes históricos de excepción, como don Jesús Reyes Heroles, un genial historiador, un verdadero liberal, no como el mamarracho que se asume como tal mientras engendra un amasiato con la ultraderecha. Pero también ha tenido presidentes como Ochoa Reza que me recordó la anécdota de Fidel Velázquez al opinar sobre equis político de quien dijo que tenía un solo defecto: ERA TONTO.


Vivimos en una sociedad que sataniza, bombardea, pontifica, agrede, jode y que, a la par, mantiene una actitud sumamente hipócrita. A Meade le han dicho Queso de puerco, Manchado, Pinto o Meado. Todos nos reímos por el problema físico del candidato priista y nadie se ofende. Guardan repetuoso silencio.

López insulta a su grey llamándole Solovino, como el perro triste y abandonado que retrató Abel Quezada. Y no sólo no se ofenden, se sienten felices de que su líder les llame así.


Pero llega un político como Ochoa, suelta un mal chiste y las redes lo acusan de todo. No he leído aun si lo demandarán ante CONAPRED.

¿Es malo decir prieto? Hoy un amigo me decía “A ti por qué no te llaman racista por llamar prietos a los prietos?
Mi respuesta es que yo nunca he llamado prietos a los solovinos; llamo PRIeta al partido que representa la refundación del PRI y al que no pusieron prieta por pudor. Y no me dicen racista, aunque ya lo intentaron algunos caricaturistas tendencia pejesús, hace meses.

¿Es malo ser prieto? En miles de hogares mexicanos, durante años, prieta es un sobrenombre de cariño, jamás de insulto; una hermosa canción del siglo XIX se llama La prietita Clara y era interpretada por la inolvidable Amparo Ochoa; hubo una gran cantante de ranchero, Queta Jiménez, que portaba orgullo el sobre nombre de La Prieta Linda; Miguel Aceves Mejía, cantaba Prieta linda que decía: “Nuestras vidas son ahora muy distintas tu eres de otro y yo sigo siendo tuyo, el cariño que me diste mi prietita, no lo niegues prieta linda no lo niegues..”

Mejor aún, es la interpretación de Octavio Paz a la invención que hizo José Guadalupe Posada en torno a la magia blanca y magia negra al afirmar que Posada había creado un término estético diferente: la magia prieta.

jueves, 8 de febrero de 2018

Cartón del mes: La obra temprana de José Guadalupe Posada

Ya está circulando la gran revista Relatos e historias en México y como cada mes, presento el cartón del día: uno de los primeros dibujos de José Guadalupe Posada, uno de nuestros grandes maestros.

Se trata de una litografía realizado en 1871, cuando Posada tenía apenas 19 años y donde ya denota la gran maestría.

Es una pena que las autoridades culturales de Aguascalientes sigan dormidos y mantenga una gran deuda con la obra de Posada, pues en su Museo nunca se han montado estos trabajos que, por cierto, son de los pocos conocidos realizados en esa ciudad.

Es por ello que siempre digo que Posada es un chilango, pues ni Aguascalientes ni León, la otra tierra donde ejerció su arte, han tenido la  inteligencia de mostrar su obra como se debe.

sábado, 3 de febrero de 2018

103 años del nacimiento de Gabriel Vargas


·        

Gabriel Vargas cumpliría 103 años… y don Regino tan campante


Concepción Ocádiz


·         Sábado 3 de febrero de 2018

·     ·          
Tulancingo, Hidalgo.- El cinco de febrero cumpliría años don Gabriel Vargas Bernal.
Nacido en Tulancingo, en 1915, tuvo muchos logros en su quehacer como caricaturista.
Colaboró por más de 30 años en la Organización Editorial Mexicana, en El Sol de México, iniciando cuando tenía 16, y fue jefe del Departamento de Dibujo, del periódico hermano.
Célebre por frases como: “Mis tlaconetes”, “Amigos de lo ajeno”, “Mover el bigote”, “Callejón del Cuajo”, “De rechupete”, “Dame unos picoretes” o “Pégale en los oclayos”, uno de los hijos eméritos de esta ciudad logró rebasar fronteras.
Su máxima obra: La Familia Burrón.

El cómic mexicano fue todo un éxito durante muchos años.

De hecho, inspiró a algunos catedráticos a usarla como referente para clases de Sociología.

Don Gabriel Vargas fue uno de los más importantes “moneros” en todo el mundo.
Casi una década sin que se publique su historieta, la cual dejó de circular el 26 de agosto de 2009. Pero todavía hay coleccionistas que la poseen o incluso se vende en internet para quienes gustan de la obra de don Gabriel Vargas.

Durante 60 años La Familia Burrón se vendió en estantes de periódicos y revistas para miles de lectores que la buscaban. Es un icono en la literatura que se ha generado en este país. Plasmó de manera realista —durante seis décadas— las aventuras de Borola Tacuche de Burrón, Regino Burrón, Foforiot, Macuca Burrón, Cristeta Tacuche, Susano Cantarranas, La Divina Chuy, entre otros de los muchos personajes del clásico.

Don Gabriel Vargas siempre se caracterizó en sus viñetas por su lenguaje coloquial.
Hombre y artista de finos trazos, advertía con su peculiar sello parte de la cultura popular de aquella época.
¿QUIÉN FUE GABRIEL VARGAS?

Se dice que poseía una inteligencia muy desarrollada. Además, era un asiduo lector.
Nació y vivió en la calle 21 de Marzo, la primera avenida con actividad comercial, a la que se le conocía antaño como la “Calle del Eco”, por su cercanía con la Catedral.
A los siete años ya había leído El Quijote de la Mancha y los clásicos griegos y latinos.
De igual forma, gustaba de la literatura europea; había una razón: su abuelo era originario de Sevilla, España.

Pasarían muchos años para convertirse en uno de las referentes más importantes de la cultura popular de México.

EL IMPACTO DE LA FAMILIA BURRÓN

La Familia Burrón aún se puede ver en internet.
De hecho, se subastan algunos ejemplares a precios elevados, sin duda, para los coleccionistas.
Se ha dicho por mucho tiempo que en un museo de Italia se exhibe la obra completa. El llamado Hijo Emérito de Tulancingo es igualmente considerado “icono” dentro de los llamados “moneros”.

LIBRO DEDICADO AL ARTISTA TULANCINGUENSE

Cita el libro “Gabriel Vargas, una historia chipocluda”, de Agustín Sánchez González: “Gabriel Vargas Bernal nació en la capital viejita, toponimia de Tulancingo, una pequeña población del estado de Hidalgo; estuvo pocos años.
“Al morir su padre, se fue a vivir a la Ciudad de México, exactamente en el corazón del país, en el número 50 de la calle de Moneda, a espaldas del Palacio Nacional.
“De familia acomodada, pero con base en mucho trabajo y sacrificio, él creció en medio de libros, lápices y hojas, donde trazaba ya lo que lo haría grande años después”.
En la historia documentada del autor Sánchez González, narra que don Víctor fue operado de la garganta, incluso en un quirófano que había mandado hacer en su propia casa. Algo no salió bien… falleció.

PERPETUARSE
Los personajes se seguirán perpetuando en el imaginario colectivo cada vez que se escuche decir La Familia Burrón.

Lo ideal es que las nuevas generaciones pudieran conocer la obra de este tulancinguense, que hoy cumpliría 103 años.

El caricaturista, quien en 1930 obtuvo el segundo premio en un concurso internacional de dibujo celebrado en Japón, falleció cuando tenía 95 años, el 25 de mayo de 2010.

.

viernes, 2 de febrero de 2018

EL NACIMIENTO DE POSADA

Este 2 de febrero, día de la Candelaria, se cumplen 166 años delnacimiento de José Guadalupe Posada, un artista privilegiado que nació en el Barrio de San Marcos, en Aguascalientes.
Este es un fragmento de mi libro La portentosa vida de José Guadalupe Posada, cuya versión e-pub presentaré el sábado 3 de marzo en la Feria del Libro de Minería.

De muertes y vida


En este pueblo, San Marcos, que con el correr de los años se convirtió en uno de los cuatro barrios de la ciudad, nació José Guadalupe, a las diez de la noche del día 2 de febrero de 1852. Llegó al mundo en una pequeña y humilde casa de la entonces calle de Los Ángeles,
Era el día de la Candelaria, cuando se celebran las candelas, las velas que iluminan de alegría al mundo pues se conmemora la presentación del Niño Jesús en el Templo, al celebrarse los cuarenta días de haber nacido, según la tradición católica. Es pues, en el ritual católico, día de fiesta en muchos lugares de México y del mundo.
Pero no había luz, sino tinieblas.
Aguascalientes era azotada por el llamado "cólera grande" que había provocado, en los últimos veinticuatro meses, cerca de diez mil muertes.
En la Historia de Aguascalientes, Agustín González anota que tan sólo en 1850 sucumbieron cinco mil personas, la quinta parte de la población. “Por lo mismo y por haber cundido el pánico, no se vieron en esta época los actos de abnegación, de caridad cristiana que hemos visto durante las invasiones de matlazáhuatl y de viruela... Algunos enfermos sucumbían en el abandono y en medio de los más intensos dolores. La vista de las montañas de cadáveres que se formaron en los cementerios era pavorosa y se llegó a decir que, a causa de la precipitación y el temor al contagio, muchas personas  fueron enterradas vivas”.
Prácticamente no hubo una sola familia que no perdiera cuando menos a uno de sus miembros; hubo casos extremos en que la familia entera desapareció.
A finales de la década de los cuarenta la cifra de muertos se había duplicado; a esa calamidad se sumó la crisis económica y comercial; el abandono de las cosechas o la pérdida de las misma debido a la propia crisis.
El periódico La Imitación, en su “Conclusión del año de 1850”,  se leía:
 “El año de 850 acaba, pero su memoria quedará  perenne en el corazón de tantos y tantos pobres que han quedado en la orfandad; hará época en los anales de la vida humana, porque sus días de execrado recuerdo serán siempre el objeto del “llanto lastimero”  de las viudas, del gemir prolongado de los huérfanos.”
Tal vez esa fue uno de esos recuerdos imborrables que quedaron para siempre en la memoria de un niño que padeció este dolor o escuchó de gente muy cercana, con tristeza.

¿Y quien explicaba lo que pasaba? ¿A quién se responsabilizaba? 

jueves, 25 de enero de 2018

La historia de OTRO presidente legitimo


El 23 de diciembre de 2006, publiqué este artículo en Confabulario, de El Universal, es una historia que pareciera repetirse cada siglo.

CARTOGRAFÍAS 
El Presidente Chocolate

EN LA ÉPOCA PORFIRIANA, DON NICOLÁS ZÚÑIGA Y MIRANDA, abogado y científico, se colocó, en paños menores y frente a la luna de su ropero, una banda presidencial; así se autonombró presidente del pueblo. A continuación, la historia.
 AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ (c)


En 1880 un excéntrico personaje llamado Nicolás Zúñiga y Miranda comenzó una larga carrera que asombró a los mexicanos. La primera vez que supe de él fue a través de la película México de mis recuerdos (1943), de Juan Bustillo Oro, donde Joaquín Pardavé realiza una de sus grandes interpretaciones como Don Susanito Peñafiel y Somellera. En una reunión de bohemios, se anuncia la aparición del presidente y don Susanito piensa en don Porfirio, pero para su sorpresa aparece ni más, ni menos, que "el presidente" Zúñiga y Miranda, interpretado por Max Langler.
En 1931, El Universal Gráfico obsequió a sus lectores el libro Don Nicolás de México (El eterno candidato). Vida, aventuras y episodios del caballero andante, Don Nicolás Zúñiga y Miranda, una espléndida biografía de este personaje tragicómico escrita por Guillermo Mellado, autor de libros como En la Cárcel de Belén.

Zuñiga y Miranda nació en Zacatecas y era hijo de una familia "de bien"; desde pequeño alcanzó un especial talento para la lectura y el conocimiento, por lo que en cuanto tuvo edad razonable se le mandó a la ciudad de México a estudiar abogacía.
 Las matemáticas y la astronomía eran también sus aficiones. De tal suerte que en 1887 logró predecir, por casualidad o por estudios, un temblor. Tras convencer al director del periódico El Siglo XIX, se publicó la noticia que, por supuesto, causó gran alarma en la población. Ese día tembló y la fama de Zúñiga se acrecentó.
Se la pasaba leyendo día y noche tratando de adivinar nuevas catástrofes, anunciando inclusive el fin del mundo lo que, por supuesto, nunca sucedió, por lo que su fama de erudito se fue desvaneciendo, la gente comenzó a burlarse de él, llegando inclusive a mantener un duelo del que salió ileso.
Pasado ese momento se olvidó de sus predicciones y se tituló de abogado, al tiempo que Porfirio Díaz daba inicio a la campaña para su reelección. El grupo de compañeros de Zúñiga acordó formar un partido político y postular a la presidencia a don Nicolás. A partir de entonces comenzó a llamarse "el candidato del pueblo".
A pesar de sus escasas posibilidades de perder la presidencia, el dictador inició una persecución que condujo a la cárcel al candidato. A los pocos días fue sacado de Belén y marchó a su casa desde donde empezó a modificar su conducta.
Escribe Mellado: "Cierta mañana, encontrándose en paños menores, de improviso fue a sacar del cajón de una cómoda una banda tricolor, la que con todo respeto cruzó al pecho, para después ir a contemplarse en una luna que había en el ropero. Se erguía su figura, mirábase cómo le caía aquella insignia, daba paso a un lado y a otro y monologaba a sí Mismo". Entonces se percató de la presencia de doña Ramona, su casera, a quien dijo: "No se vaya usted, la he llamado porque he querido que sea la primera dama que reconozca en mí al Presidente de la República. Como ve usted, puesta la banda tricolor en mi pecho, llevo la representación más alta del país. De Porfirio Díaz no me ocupo, es un usurpador".
Añadir leyenda
El libro de Mellado es una delicia. La historia del eterno perdedor, quien "sentía nostalgia por la derrota", se repitió una y otra vez, cada cuatro años, e incluso ya concluida la revolución se postuló contra Venustiano Carranza. Esta nostalgia, para nuestra desgracia, es la misma que siempre acompaña a la izquierda.
Zúñiga y Miranda fue un hombre solo, no tenía esposa pues, según su creencia espiritista, no existía ninguna mujer que fuera "uno", como él o como "sus pares, Aristóteles, Moisés o Jesucristo".
Aquel buen hombre terminó siendo el hazmerreír de la sociedad entera, aquel distinguido científico y noble abogado se volvió motivo de risa, como es hoy otro "candidato del pueblo" que se ha autonombrado Presidente de México.

sábado, 20 de enero de 2018

Fantasías, calaveras y vida cotidiana: José Guadalupe Posada

Hace casi cinco años, comencé un proyecto maravilloso: llevar la obra de Posada a España. Todo sucedió tras un encuentro fortuito con José Manuel Martín, editor excepcional de Gráficas Almeida, que imprime las ediciones de Turpin.

En 2014 hicimos realidad ese sueño, llevamos a la exposición a Cádiz, luego a Alcalá y terminó en el Instituto México, de España, en el edificio de nuestra embajada en pleno corazón madrileño. 


Gracias al apoyo fundamental del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-ESPAÑA,  pudimos publicar el libro cotidiana: Fantasías, calaveras y vida cotidiana. José Guadalupe Posada.


Vale recordarlo hoy, 20 de enero, aniversario 105 del deceso de esta gigante del arte mexicano. En la solapa, escribí: 

José Guadalupe Posada es el gran ilustrador de lo mexicano. Sus dibujos, mientras vivió, no tuvieron espacio en ningún museo, aunque nunca fue su objetivo; tuvieron un fin mejor: volar por los aires mexicanos, mirarse en las calles, las iglesias, las mesas para el juego, en cartas de amor, cancioneros, periódicos, anuncios... En cada casa, modesta o lujosa, había uno de sus trabajos. Su obra fue realizada para el momento, para lo efímero y sin embargo, trascendió de tal manera que hoy está más viva que nunca. Impresa en blanco y negro o en tonos multicolores que ilustraron todo lo que los ojos podían mirar.
En hojas de papel volando, retrató la tragicomedia mexicana, atrapó el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la soma, la carcajada, el miedo, el regocijo, el pecado, la magnificencia, la fe, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, lo mexicano. La obra de Posada pertenece a un artista que nunca se pensó como tal. Sus calaveras forman parte de la iconografía nacional, su Catrina es la obra mexicana más conocida en el mundo, pero Posada es más que las cala-veras, su temática es vasta. Su impacto estético fue tal, que la plástica contemporánea no se en-tiende sin sus líneas que, sin duda, trazaron el arte mexicano. Diego Rivera escribió: "Tan grande como Goya, fue un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo imitará, ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia". 





Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...