Historias de José Guadalupe Posada, notas de prensa, crónica literaria y periodística
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sábado, 5 de julio de 2014
VI Mis libros. 4 atentados presidenciales
Me encontraba en Madrid el día que mataron a Colosio.
Antes de irme de viaje había dejado una propuesta de escribir otro libro sobre el poder. Recién había publicado El General en la Bombilla, cuya primera edición se terminó muy pronto. Me fui de vacaciones relajado, conocería, al fin, España, no sin pasar antes por París.
La mañana madrileña del 24 de marzo nos disponíamos a viajar a Sevilla cuando escuché en la radio que habían matado al presidente. No fue así, pero si al candidato oficial.
Regresé a México a principios de abril para firmar el contrato por el nuevo libro, sobre todo porque El General en la Bombilla, siguió teniendo ventas por el crimen a Colosio.
Gracias al gran archivo que mantenía terminé 4 atentados presidenciales muy rápido. Sobra decir que, para entonces, el oficio de escribir, la disciplina, la lectura y la alegría por hacerlo me mantenía en saludable forma, escribía libros, vivía de ellos, pues se vendían muy bien, y comenzaba un largo proyecto de trabajos.
4 atentados presidenciales tiró 4 mil ejemplares que se agotaron muy pronto.
En ese libro se narran las historias de un presidente acribillado (Álvaro Obregón) y de tres que se salvaron de morir (Porfirio Díaz, Pascual Ortiz Rubio y Manuel Ávila Camacho). Así como las historias de sus agresores: Arnulfo Arroyo, José de León Toral, Daniel Flores y Antonio de la Lama:
En El Ángel, suplemento del periódico Reforma, Zaviany Torres apuntó: "Agustín Sánchez González emplea un lenguaje literario para dar vida a los protagonistas de Cuatro atentados políticos, concede a sus personajes emociones y actitudes, recrea atmósferas en torno a los acontecimientos del día del atentado; al mismo tiempo, realiza un importante estudio sociológico al narrar una serie de atentados iniciados el 15 de septiembre de 1897 y, de acuerdo con el libro, concluidos el lunes 10 de abril de 1944, de éste último el autor afirma: "Los libros de historia que estudian ese periodo, incluso los más serios, ni siquiera mencionan el atentado perpetrado contra el general Manuel Ávila Camacho". Leyendo Cuatro atentados presidenciales los antiguos historiadores positivistas seguramente no vacilarían para contestar la interrogante ¿será verdad que la historia se repite".
La contraportada del libro fue muy elocuente: "La historia de México pareciera estar escrita por el "Monje loco": Nadie sabe, nadie supo..."
viernes, 4 de julio de 2014
1. Posada en el periodismo. El Jicote (2a. parte)
Trinidad Pedroza fue un personaje fundamental en la vida de Posada; Pedroza
y algunos de sus amigos fundaron un periódico satírico al que bautizaron como El Jicote. Periódico hablador, pero no embustero,
redactado por un enjambre de avispas, cuyo objetivo era “la mejora y
reforma en la administración local… para
lo que empleará los zumbidos y las picaduras de que pueda disponer. Y
como esa mejora y la reforma en la administración local no podrá efectuarse con
la permanencia en ella de los hombres que la forman, El Jicote ayudará al sentimiento popular a quitarse esa plaga,
haciendo que ellos sean lo más pronto posible despachados al… cariño”.
Se imprimió en el taller litográfico de Pedroza "que estaba compuesto por una prensa “Washington, de propulsión manual, una de las seis mil que construyó Robert Hoe and Company, y también la metálica de litografía en la que se tiraban los ochocientos ejemplares de El Jicote”.

Se
imprimieron un total de once números, en la Tipografía de Ortega (calle de
Tacuba No. 17), salvo el número 3, que
se tiró en el propio taller de Pedroza; tenía una periodicidad semanal y un
formato pequeño (23.5 x 16.4 cm.). El último número apareció el 27 de agosto.
El
periódico era redactado por Antonio Cornejo, Urbano N. Marín, Sóstenes E.
Chávez, Epigmenio Parga y Trinidad
Pedroza.
Rodrigo
A. Espinosa, a quien Díaz de León cita como un biógrafo de Posada, escribe: “En
verdad, hacemos constar por ser de justicia, que los primeros dibujos de mi
biografiado y condiscípulo no eran caricaturas torpes ni groseras; al
contrario, eran verdaderos retratos de todos los personajes de que hacemos
mérito. Eran trabajos verdaderamente artísticos en toda la acepción de la
palabra”.
Pedroza
se convirtió en el verdadero maestro de José Guadalupe, a quien le enseñó el
arte de la litografía y el grabado, además de algunos fundamentos del diseño,
la tipografía, la caricatura, el dibujo en viñetas, etc.
En el segundo número de El Jicote, Posada retrata a pugna que se daba a nivel nacional entre Benito Juárez y Lerdo de Tejada y muestra una imagen que hoy parece inusual: un Juárez recibiendo una patada en el trasero.
V. Mis libros. Los mejores chistes sobre presidentes
Los libros sufren, regularmente, de un largo proceso entre el momento que entrega uno el manuscrito final y en el que sale a la venta. El general en la Bombilla debí entregarlo en el mes de enero y apareció a finales de octubre de 1993.
Tenía muchos años coleccionando chistes de presidentes mexicanos. Una de los tabúes existentes en México es el respeto a la "investidura presidencial". De hecho, todos los periodistas de antaño, cuando comenzaban a escribir tenían la consigna de no meterse ni con al Virgen de Guadalupe, ni el Ejército ni el presidente.
Pero yo sabía, o intuía, o quería, que ello terminara. Tenía años coleccionando chistes de presidentes mexicanos y le propuse a Jaime Aljure, mi editor en Planeta, esta compilación que titulé Usted me da risa, Señor presidente y que ellos bautizaron como Los mejores chistes de presidentes.
Había un antecedente importante: el libro Los presidentes dan risa, escrito por una de las grandes periodistas mexicanas: Magdalena Móndragón, que hizo una edición de autor, pues nadie quería publicar un libro, en pleno alemanismo, que criticara tan fuerte el presidencialismo mexicano.
No estoy tan seguro pero me da la impresión que este libro también fue censurado, Planeta nunca me dio explicaciones de por qué no volvió a reeditarse.
Se tiraron cinco mil ejemplares y no hubo más; ni una presentación, ni ejemplares en las librerías. Todo fue muy raro.
Por cierto, el epígrafe era:
"Dios mio
si con el PRI
te ofendo
cada sexenio me sales debiendo".
POr
Tenía muchos años coleccionando chistes de presidentes mexicanos. Una de los tabúes existentes en México es el respeto a la "investidura presidencial". De hecho, todos los periodistas de antaño, cuando comenzaban a escribir tenían la consigna de no meterse ni con al Virgen de Guadalupe, ni el Ejército ni el presidente.
Pero yo sabía, o intuía, o quería, que ello terminara. Tenía años coleccionando chistes de presidentes mexicanos y le propuse a Jaime Aljure, mi editor en Planeta, esta compilación que titulé Usted me da risa, Señor presidente y que ellos bautizaron como Los mejores chistes de presidentes.
Había un antecedente importante: el libro Los presidentes dan risa, escrito por una de las grandes periodistas mexicanas: Magdalena Móndragón, que hizo una edición de autor, pues nadie quería publicar un libro, en pleno alemanismo, que criticara tan fuerte el presidencialismo mexicano.

Se tiraron cinco mil ejemplares y no hubo más; ni una presentación, ni ejemplares en las librerías. Todo fue muy raro.
Por cierto, el epígrafe era:
"Dios mio
si con el PRI
te ofendo
cada sexenio me sales debiendo".
POr
jueves, 3 de julio de 2014
IV. Mis libros. El general en La Bombilla
Si algo me sedujo Alvaro Obregón fue su sentido del humor. Fue un tipo capaz de burlarse de si mismo, con una socarronería y un humor negro digno de todo buen mexicano.
Después de terminar el libro de Fidel Velázquez, que se hermanaba con Obregón por el poder, el humor y el amor al poder, traté de seguir explicando el nacimiento del autoritarismo contemporáneo, el nacimiento del PRI.
Por primera vez busqué mezclar humor, política, nota roja y caricatura en un mismo libro y, me parece, lo logré. Jaime Aljure fue, de nuevo, el visionario editor que encontró en el texto el éxito. Tres ediciones en Espejo de México y una en Booket, son la mejor muestra de ello.
El General en la Bombilla, parafraseo de El general en su laberinto, de García Márquez, fue calificado como la mejor crónica nacional, por Revista de revistas, y tuvo un impacto mediático enorme. Hasta en Playboy aparecí (vestido, eh, no se amontonen)
Tuvo críticas muy elogiosas:
El libro termina así, con estas conclusiones: "El crimen perpetrado al general Alvaro Obregón, como todo asesinato político, tiene muchas aristas. En este libro presento un mosaico de opiniones y anécdotas.
Un hecho le dio vigencia (y aumento considerablemente las ventas) el libro apareció en octubre de 1993, unos meses después, el 23 de marzo de 1994, fue asesinado Luis Donaldo Colosio.
Después de terminar el libro de Fidel Velázquez, que se hermanaba con Obregón por el poder, el humor y el amor al poder, traté de seguir explicando el nacimiento del autoritarismo contemporáneo, el nacimiento del PRI.
Por primera vez busqué mezclar humor, política, nota roja y caricatura en un mismo libro y, me parece, lo logré. Jaime Aljure fue, de nuevo, el visionario editor que encontró en el texto el éxito. Tres ediciones en Espejo de México y una en Booket, son la mejor muestra de ello.
El General en la Bombilla, parafraseo de El general en su laberinto, de García Márquez, fue calificado como la mejor crónica nacional, por Revista de revistas, y tuvo un impacto mediático enorme. Hasta en Playboy aparecí (vestido, eh, no se amontonen)
Tuvo críticas muy elogiosas:
“¿Novela de no ficción? ¿Cúmulo de interrogantes más que de certezas?
¿Puntos suspensivos para interpretaciones e indagaciones posteriores? Sí, y
mucho más, es el libro El General en la
Bombilla… un texto, que aun con sus errores estructurales, resulta un
documento incontrastable… Avanzado o nostálgico, Agustín Sánchez González es,
qué duda cabe, un hombre de proyectos de su tiempo que son, a su vez, ventana
hacia el pasado y puerta del presente, en esa casa de rincones entrañables, es
cierto, pero también llena de polvo y telarañas, que es la historia de nuestro
país…”.
Andrés Ruiz, “El General en la Bombilla”, Reforma. El
Angel, 27 de febrero de 1994.
“Si se mira con detalle, El
General en la Bombilla ofrece –por lo menos- dos cuestiones de interés: la
primera de ellas es el haber conseguido –gracias a una narración casi
cinematográfica donde la edición juega un papel fundamental- el reunir las
voces de una buena parte de los involucrados y los afectados por el magnicidio.
En las páginas de Agustín Sánchez González desfilan los argumentos de León
Toral, la Madre Conchita, Calles, Morones, Topete, los cómicos de la época y
los del propio Obregón; con lo cual, el libro se convierte en un crisol de las
actitudes asumidas durante un momento crucial, y por ello, la nueva crónica
posee virtudes inéditas: ser un caleidoscopio donde conviven tirios y troyanos,
el negarse la posibilidad de hallarse a los culpables y el plantearse solamente
el interés por mirar hacia un asesinato esperado casi por todos… Así, en tanto
no es posible descubrir el verdadero culpable, Agustín Sánchez González opta
por recuperar el torbellino de actitudes, la crónica de una muerte anunciada y los
efectos del magnicidio, con lo cual nos ofrece una visión inédita del
asesinato…”
José Luis Trueba Lara, El
Nacional, 21 de noviembre de 1993.
“Lo de las canciones corresponde al libro El General en la Bombilla, de Agustín
Sánchez González. Sin duda, espléndida crónica. Lección de una herida en el
tiempo. Nuestras son, a la vez, la herida y sus canciones.”
Juan María Alponte, “La vieja Dama en Consejo de Familia con
la Nación”, Excélsior, 2 de febrero
de 1995.
“La historia se nos echó encima: ya sean los excelentes
panoramas y las biografías de Guillermo Sheridan (Los contemporáneos ayer, Un corazón adicto) y Fabienne Bradu (Antonieta), la ficción histórica de
Eusebio Rubalcaba (Músico de cortesanas)
o la reconstrucción con recursos literarios de Agustín Sánchez González (El General en la Bombilla) por citar lo
que tengo a la vista, ahí una generación ha probado sus armas narrativas, sus
inquietudes de investigación; la literatura histórica es nuestro Nuevo
Periodismo”.
Gustavo García, “Archipiélago de nostalgias”, El Financiero, 28 de julio de 1994.
“La obra del historiador Agustín Sánchez González, El General en la Bombilla (Planeta),
crónica seminovelada del asesinato de Alvaro Obregón allá por el rumbo de San
Ángel… Sánchez González bucea minuciosamente en infinidad de datos y fuentes
documentales y llega a la misma conclusión que la historia más crítica del
momento: no hay elementos suficientes para probar que hubo un complot… con
todo, el libro se va muy sabroso, sobretodo por sus continuos cambios
espacio-temporales y su sensación generalizada que se está leyendo los
flashbacks de una novela policíaca moderna…”.
Salvador Quiauhtlazollin, Mira, Vol. 4, No. 200, 10 de enero de 1994.
“El rumor de una conspiración de alto
nivel y de una libre asociación de actores en un drama escandaloso, hace de
este texto una pieza fundamental en la construcción de la memoria histórica de
la revolución y de sus componentes populistas. En un calificativo, estamos ante
un libro básico…”
Marcia Trejo Silva, Revista
de revistas, No. 4748, 17 de enero de 1994.
“La microhistoria dentro de la
Historia, así con mayúsculas, es manejada por Agustín Sánchez González de
manera espléndida de tal manera que recoge desde los apuntes pictóricos de José
de León Toral, hasta las palabras dichas
en la intimidad de las celdas, pasando por el menú que el general Obregón
comería ese día 17 de julio de 1928…”.
Fernando Allier, “Muerte de Obregón, crónica de poder y
misterio”, Excélsior, 13 de diciembre
de 1993.
“El General en la Bombilla, es un ejercicio documental en torno a
la frustrada búsqueda democrática de los mexicanos. Esto es lo que le da
actualidad a una crónica que ofrece en grandes trazos escenas de un momento en
el que la Revolución Mexicana pasaba de la lucha facciosa a la pelea, lucha
sorda de la política partidista”.
Alfonso Maya Nava, “No invocarás a la democracia en vano”, El Universal, 4 de diciembre de 1993.
El libro termina así, con estas conclusiones: "El crimen perpetrado al general Alvaro Obregón, como todo asesinato político, tiene muchas aristas. En este libro presento un mosaico de opiniones y anécdotas.
Más allá de todo ello queda un hecho claro: el asesinato de un
ex-Presidente de la República que fue capaz de modificar la ley en uno de los
conceptos, la no reelección, que
dieron vida al movimiento armado de
1910.
El criminal fue aprehendido in fraganti. La pregunta que se hacía, y se
sigue haciendo, es: ¿quién estaba detrás de José de León Toral?"
![]() |
La edición en Booket, en diciembre de 2008 |
Había muchas similitudes, una de ellas: eran sonorenses ambos. Recuerdo que declaré que con la muerte de Obregón nació el PRI y con la de Colosio, se acababa.
Esto es la mejor muestra que el análisis histórico, a quemarropa, literalmente, suele fallar.
El cartón del mes.
Este es el cartón que aparece este mes en la revista Relatos e Historias de México, una de las publicaciones de divulgación histórica más importantes del mundo.
Cada mes, recobro una caricatura del siglo XIX, en la d ejulio de 2014 se ve a Porfirio Díaz haciendo malabares para dejar en el poder a su compadre, Manuel González.

Las lluvias según Posada
Las lluvias de junio en la capital.
Un
cartón de junio de 1908. Espléndido dibujo con símbolos que identifican a San
Pedro: el gallo y las llaves del cielo.
Mis libros. Pedro Infante
Amorcito Corazón.
No lo enumero pues nunca apareció a pesar de que sigue siendo citado en artículos "Publicaciones resguardan verdades y mitos sobre Pedro Infante", La Crónica, 14 de abril de 2007 (http://www.cronica.com.mx/notas/2007/295717.htm); al igual que en el sitio http://www.pedroinfanteonline.com/tag/amorcito-corazon/
Va una historia de un libro que existió y nunca se publicó.
Recién terminé el libro de Fidel Velázquez fui a ver una obra de teatro de Germán Castillo: Ahí viene Pedro Infante, y recordé la tarde en que mi madre me llevó en brazo al entierro de Pedrito. Bueno, nunca lo recordé pero sé que así fue.
Es anoche empezó el libro que muy pronto, cuando apenas llevaba unos pocos capítulos, fue contratado por la editorial Casa de las Imágenes que pretendía innovar el mundo editorial mexicano; contrató a Azul Morris para el diseño, a Poncho Morales para la curaduría del libro, Elena Poniatowska escribió el prólogo.
Sería el hit del momento, sin duda.
El libro fue entregado a mediados de 1991, con el título En el aire, pero el editor lo modificó por el famoso Amorcito corazón.
Sería un libro a todo lujo, con decenas de fotografías, muchas de ellas ineditas. De inmediato la prensa busco exclusivas, sobre todo por que en aquellos años prácticamente no existían libros sobre Pedro y, supongo, después de mi éxito con Fidel, se buscaba algo nuevo.
Pasaban los meses y el libro no aparecía.
La Poniatowska publicó en El Financiero, el prólogo (sin mencionarme y sin anotar que era el prólogo); y a mi me entrevistó Carlos Martínez Rentería por el libro y la nota apareció en El Universal, al poco tiempo después de que había publicado, un fragmento del libro, dividido en 5 entregas entre el 22 y el 26 de abril de 1992.
Y el libro...
Y los editores...

Nada, no pasó nada, nunca supe más. Los editores desaparecieron. Por suerte, me pagaron muy buenos anticipos pero el dinero no es la vida, me hubiera gustado ver el libro.
Hace un par de años me buscó el nieto de Pedro Infante pues un vendedor de viejo le había vendido la maqueta con el libro y su mamá, Lupita Infante, estaba encantada con mi texto y el tratamiento que di a esa historia pues, me dijo, "es el mejor libro que he leído sobre mi papá".
Hubo intentos por publicarlo por parte de Jaime Jiménez Pons que me trajo a vuelta y vuelta sin resolver nada hasta que me cansé y el libro... pues quedó para la anécdota.
Por aquel entonces, en un tianguis de mi amada colonia Portales me encontré a la secretaria de la editorial quien me regresó el manuscrito (hay que decir que entonces que lo escribí en un híbrido entre máquina de escribir y computadora, un procesador de textos que usaba unos discos que hoy nadie podría leer).
Así quedó mi Amorcito corazón, en una copia engargolada.
No lo enumero pues nunca apareció a pesar de que sigue siendo citado en artículos "Publicaciones resguardan verdades y mitos sobre Pedro Infante", La Crónica, 14 de abril de 2007 (http://www.cronica.com.mx/notas/2007/295717.htm); al igual que en el sitio http://www.pedroinfanteonline.com/tag/amorcito-corazon/
Va una historia de un libro que existió y nunca se publicó.
Recién terminé el libro de Fidel Velázquez fui a ver una obra de teatro de Germán Castillo: Ahí viene Pedro Infante, y recordé la tarde en que mi madre me llevó en brazo al entierro de Pedrito. Bueno, nunca lo recordé pero sé que así fue.
Es anoche empezó el libro que muy pronto, cuando apenas llevaba unos pocos capítulos, fue contratado por la editorial Casa de las Imágenes que pretendía innovar el mundo editorial mexicano; contrató a Azul Morris para el diseño, a Poncho Morales para la curaduría del libro, Elena Poniatowska escribió el prólogo.
Sería el hit del momento, sin duda.
El libro fue entregado a mediados de 1991, con el título En el aire, pero el editor lo modificó por el famoso Amorcito corazón.
Sería un libro a todo lujo, con decenas de fotografías, muchas de ellas ineditas. De inmediato la prensa busco exclusivas, sobre todo por que en aquellos años prácticamente no existían libros sobre Pedro y, supongo, después de mi éxito con Fidel, se buscaba algo nuevo.
Pasaban los meses y el libro no aparecía.
La Poniatowska publicó en El Financiero, el prólogo (sin mencionarme y sin anotar que era el prólogo); y a mi me entrevistó Carlos Martínez Rentería por el libro y la nota apareció en El Universal, al poco tiempo después de que había publicado, un fragmento del libro, dividido en 5 entregas entre el 22 y el 26 de abril de 1992.
Y el libro...
Y los editores...

Nada, no pasó nada, nunca supe más. Los editores desaparecieron. Por suerte, me pagaron muy buenos anticipos pero el dinero no es la vida, me hubiera gustado ver el libro.
Hace un par de años me buscó el nieto de Pedro Infante pues un vendedor de viejo le había vendido la maqueta con el libro y su mamá, Lupita Infante, estaba encantada con mi texto y el tratamiento que di a esa historia pues, me dijo, "es el mejor libro que he leído sobre mi papá".
Hubo intentos por publicarlo por parte de Jaime Jiménez Pons que me trajo a vuelta y vuelta sin resolver nada hasta que me cansé y el libro... pues quedó para la anécdota.
Por aquel entonces, en un tianguis de mi amada colonia Portales me encontré a la secretaria de la editorial quien me regresó el manuscrito (hay que decir que entonces que lo escribí en un híbrido entre máquina de escribir y computadora, un procesador de textos que usaba unos discos que hoy nadie podría leer).
Así quedó mi Amorcito corazón, en una copia engargolada.
miércoles, 2 de julio de 2014
IV Mis libros. Fidel. Una historia de poder (segunda parte)
Me llena de satisfacción contar que un libro mio se imprimiera tantas veces; en mayo y octubre de 1991, en marzo y noviembre de 1992. Cuatroediciones, veinte mil ejemplares.
Monsiváis comentó el libro, la nota de El Nacional, señaló: "en el texto los grandes personajes históricos se suceden como en una novela de Agata Cristhy (sic); Fidel se va quitando a sus enemigos uno a uno con asombrosa facilidad".; Carlos Martínez Rentería publicó en El UNiversal un texto titulado "De aquí a la eternidad. Fidel ya tiene quien lo describa". Fui citado por la agencia AFP, por Raúl Trejo Delabre; me entrevistaron Elda Maceda, de El Universal; Arturo Trejo Villafuerte lo comentó en Sábado, y Pablo Espinoza escribió la nota para La Jornada: "Intenté un libro jocoso, donde se pudiese sonreír ante la desgracia de tener un personaje así".
Hubo muchas entrevistas más, que sería largo describirlas acá. En el tomo VIII del Diccionario de Escritores Mexicanos, hay una buena compilación de ellos.
Además, Miguel Ángel Granados Chapa cuando publicó su libro El siglo de Fidel (Pangea, 1996) Escribió en el prólogo: "Como todos los libros que no acuden a la investigación directa..., este es un tributario de muchos otros, como los volúmenes de la serie la Clase obrera en la Historia de México o la biografía escrita por Agustín Sánchez González".
Como señalé, se vendieron más de 20 mil ejemplares de ese título, años después de la crisis, Editorial Planeta dejó de publicar esa colección, "Espejo de México", y sacó de su catálogo muchos títulos, entre ellos mi libro que, no obstante, resucitó años después.
![]() |
De derecha a izquierda, Paty Masón, Samuel León, Monsi y yo. La calvita de abajo es de mi maestro Arturo Azuela |
IV Mis libros. Fidel. Una historia de poder
Tras abandonar las clases en el CCH y el trabajo de difusión cultural, a finales de los años ochenta me concentré en uno de mis proyectos soñados: escribir crónica histórica.
Quería hacer libros para leerse, ajenos a las publicaciones que sólo se encuentran en las academias.
Había escrito la tesina: Corrientes sindicales en la formación de la CTM. 1936-1937, con la que obtuve mención honorífica y me titulé como licenciando en historia. Esa fue la base para escribir un libro que tuvo una gran resonancia: Fidel. Una historia de poder.
Quería hacer libros para leerse, ajenos a las publicaciones que sólo se encuentran en las academias.
Había escrito la tesina: Corrientes sindicales en la formación de la CTM. 1936-1937, con la que obtuve mención honorífica y me titulé como licenciando en historia. Esa fue la base para escribir un libro que tuvo una gran resonancia: Fidel. Una historia de poder.
En una de tantas manifestaciones de la época, le platiqué sobre el libro a Federico Campbell y me comentó que Jaime Aljure, estaba buscando un libro así.
Me dio el teléfono, Aljure me recibió casi de inmediato. Dejé el manuscrito el jueves y el lunes ya estaba listo el contrato.
Me dio el teléfono, Aljure me recibió casi de inmediato. Dejé el manuscrito el jueves y el lunes ya estaba listo el contrato.
Vaya sorpresa. No sólo eso, me dio un jugoso anticipo, nueve millones de pesos de entonces (hoy serían nueve mil pesos) y el libro apareció en la colección Espejo de México, al lado de autores admirados como José Agustín, Cristina Pacheco y Paco Taibo I.
El libro tuvo un gran impacto de inmediato. Carlos Monsiváis, a quien no conocía personalmente, accedió a presentarlo y aunque todo el mundo dudaba de su asistencia (Carlos Por si váis, le decían) fue a la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles y junto con Samuel León, en una sala abarrotada, presentaron el libro en junio de 1991.
Tuve innumerables entrevista sobre el libro tanto en la prensa escrita como en la radio y hasta en la televisión, con Nino Canún. Fue sorprendente, además, el número de ediciones que salieron y la rapidez con que se vendió. Más de veinte mil ejemplares surgieron de ese libro.
El fenómeno tenía una razón de ser: era la primera ocasión que se trataba un tema que parecía tan cotidiano pero al que nadie había tratado. Personaje fundamental para entender el autoritarismo priista, creo que por eso fue su éxito.
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