Antes de la pandemia, escribí un pequeño texto para solapa del libro El Retiro de la Hoja-Edición bilingue, impreso por Turpin. Editores, quiene me ha publicado un par de libros en España.
Esta edición la patrocinó el Restaurante LA HOJA (La Fueya), con sabores de sturias.
Lamentablemente ha cerrado su cocina. Esta fue mi contribución al libro catalogo del maravilloso parque del Retiro.
Paco, el Rey de las Fabes, como es conocido en Madrid, es un asturiano que posa su mirada mesa tras mesa para saber si el comensal está sintiendo el placer que genera las delicias gastronómicas asturianas que se preparan en La Hoja, en asturiano La Fueya.
“Personas de todas partes del mundo vienen acá”, dice orgulloso con esa cara asturiana de quien sabe que así como el Rey Midas todo lo que tocaba lo convertía en oro, Paco convierte todo lo que guisa en felicidad absoluta.
Desde aquella lejana tarde que conocí La Hoja, supe que la felicidad estaba en esas deliciosas y únicas fabes y que la letra efe era ya una forma de describir ese paraíso. Y sumergirse en los mares, o cuando menos pensarlos, a través de la merluza, del rapé o de la lubina cocinadas a la sidra. Eso es volver al origen del mundo: el mar.
El menú es para chuparse los dedos, 0 para chupar discretamente, claro, el rabo de toro o el solomillo al cabrales.
Tanto por degustar, tanto por regalarnos pues esos manjares que son un agasajo.
He vuelto una y otra vez, lamentando la lejanía de Madrid con México, pues en ese pequeño rincón asturiano se encuentra uno de los puntos nodales de la cultura gastronómica, de la universalidad del buen comer. Paco, el Rey de las fabes, bien que lo sabe.
Muestra orgulloso una discreta sonrisa cuando se
acerca a escuchar decirle, obvio, que todos sus platos son extremadamente
deliciosos.
Acerca a ti una copa de tinto Figuero, de Ribera del
Duero y se renueva el placer. El vino, el complemento perfecto para apreciar esta
vía gastronómica al paraíso, a la felicidad.
El postre, ese plato que a veces nadie quisiera llegar
pero, contradictoriamente, todos queremos saborear ya, un sencillo arroz con
leche cuya complejidad de sabor me dejé pasmado.
La Hoja, sobra decirlo, es como el edén en la tierra,
es como recibir el maná del cielo.
Disculpen si parece que exageré, aún estoy en la
digestión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario