Uno de los temas más tristes de nuestra historia, que tiene que ver con la corrupción, fue el encuentro, en Bruselas, de la exhibición del cuerpo momificado de Fray Servando Teresa de Mier.
El revolucionario independentista falleció el 3 de diciembre de 1827 y a sus funerales acudió una multitud a despedirlo.
Quince años después abrió la capilla donde había sido enterrado, en la Iglesia de Santo Domingo, y sus restos estaban momificados. Durante varios años se mantuvieron en exhibición hasta que desaparecieron misteriosamente y, años después, aparecieron en Bélgica.
La historia completa la pueden leer en mi libro Crímenes y horrores en el México del Siglo XIX, publicado por ediciones B.
Historias de José Guadalupe Posada, notas de prensa, crónica literaria y periodística
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