Ya está circulando la gran revista Relatos e historias en México y como cada mes, presento el cartón del día: uno de los primeros dibujos de José Guadalupe Posada, uno de nuestros grandes maestros.
Se trata de una litografía realizado en 1871, cuando Posada tenía apenas 19 años y donde ya denota la gran maestría.
Es una pena que las autoridades culturales de Aguascalientes sigan dormidos y mantenga una gran deuda con la obra de Posada, pues en su Museo nunca se han montado estos trabajos que, por cierto, son de los pocos conocidos realizados en esa ciudad.
Es por ello que siempre digo que Posada es un chilango, pues ni Aguascalientes ni León, la otra tierra donde ejerció su arte, han tenido la inteligencia de mostrar su obra como se debe.
Historias de José Guadalupe Posada, notas de prensa, crónica literaria y periodística
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jueves, 8 de febrero de 2018
sábado, 3 de febrero de 2018
103 años del nacimiento de Gabriel Vargas
·
Gabriel Vargas cumpliría 103 años… y don Regino tan campante
Concepción Ocádiz
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Sábado 3 de
febrero de 2018
· ·
Tulancingo, Hidalgo.- El cinco de febrero cumpliría años don Gabriel Vargas
Bernal.
Nacido en Tulancingo, en 1915, tuvo muchos logros en su quehacer como caricaturista.
Colaboró por más de 30 años en la Organización Editorial Mexicana, en El Sol de México, iniciando cuando tenía 16, y fue jefe del Departamento de Dibujo, del periódico hermano.
Célebre por frases como: “Mis tlaconetes”, “Amigos de lo ajeno”, “Mover el bigote”, “Callejón del Cuajo”, “De rechupete”, “Dame unos picoretes” o “Pégale en los oclayos”, uno de los hijos eméritos de esta ciudad logró rebasar fronteras.
Su máxima obra: La Familia Burrón.
Nacido en Tulancingo, en 1915, tuvo muchos logros en su quehacer como caricaturista.
Colaboró por más de 30 años en la Organización Editorial Mexicana, en El Sol de México, iniciando cuando tenía 16, y fue jefe del Departamento de Dibujo, del periódico hermano.
Célebre por frases como: “Mis tlaconetes”, “Amigos de lo ajeno”, “Mover el bigote”, “Callejón del Cuajo”, “De rechupete”, “Dame unos picoretes” o “Pégale en los oclayos”, uno de los hijos eméritos de esta ciudad logró rebasar fronteras.
Su máxima obra: La Familia Burrón.
De hecho, inspiró a algunos catedráticos a usarla como referente para clases de Sociología.
Don Gabriel Vargas fue uno de los más importantes “moneros” en todo el
mundo.
Casi una década sin que se publique su historieta, la cual dejó de circular el 26 de agosto de 2009. Pero todavía hay coleccionistas que la poseen o incluso se vende en internet para quienes gustan de la obra de don Gabriel Vargas.
Casi una década sin que se publique su historieta, la cual dejó de circular el 26 de agosto de 2009. Pero todavía hay coleccionistas que la poseen o incluso se vende en internet para quienes gustan de la obra de don Gabriel Vargas.
Durante 60 años La Familia Burrón se vendió en estantes de periódicos y
revistas para miles de lectores que la buscaban. Es un icono en la literatura
que se ha generado en este país. Plasmó de manera realista —durante seis
décadas— las aventuras de Borola Tacuche de Burrón, Regino Burrón, Foforiot,
Macuca Burrón, Cristeta Tacuche, Susano Cantarranas, La Divina Chuy, entre
otros de los muchos personajes del clásico.
Don Gabriel Vargas siempre se caracterizó en sus viñetas por su lenguaje coloquial.
Hombre y artista de finos trazos, advertía con su peculiar sello parte de la cultura popular de aquella época.
¿QUIÉN FUE GABRIEL VARGAS?
Se dice que poseía una inteligencia muy desarrollada. Además, era un asiduo lector.
Nació y vivió en la calle 21 de Marzo, la primera avenida con actividad comercial, a la que se le conocía antaño como la “Calle del Eco”, por su cercanía con la Catedral.
A los siete años ya había leído El Quijote de la Mancha y los clásicos griegos y latinos.
De igual forma, gustaba de la literatura europea; había una razón: su abuelo era originario de Sevilla, España.
Pasarían muchos años para convertirse en uno de las referentes más importantes de la cultura popular de México.
EL IMPACTO DE LA FAMILIA BURRÓN
La Familia Burrón aún se puede ver en internet.
De hecho, se subastan algunos ejemplares a precios elevados, sin duda, para
los coleccionistas.
Se ha dicho por mucho tiempo que en un museo de Italia se exhibe la obra completa. El llamado Hijo Emérito de Tulancingo es igualmente considerado “icono” dentro de los llamados “moneros”.
Se ha dicho por mucho tiempo que en un museo de Italia se exhibe la obra completa. El llamado Hijo Emérito de Tulancingo es igualmente considerado “icono” dentro de los llamados “moneros”.
LIBRO DEDICADO AL ARTISTA TULANCINGUENSE
Cita el libro “Gabriel Vargas, una historia chipocluda”, de Agustín Sánchez González: “Gabriel Vargas Bernal nació en la capital viejita, toponimia de Tulancingo, una pequeña población del estado de Hidalgo; estuvo pocos años.
“Al morir su padre, se fue a vivir a la Ciudad de México, exactamente en el corazón del país, en el número 50 de la calle de Moneda, a espaldas del Palacio Nacional.
“De familia acomodada, pero con base en mucho trabajo y sacrificio, él creció en medio de libros, lápices y hojas, donde trazaba ya lo que lo haría grande años después”.
En la historia documentada del autor Sánchez González, narra que don Víctor fue operado de la garganta, incluso en un quirófano que había mandado hacer en su propia casa. Algo no salió bien… falleció.
PERPETUARSE
Los personajes se seguirán perpetuando en el imaginario colectivo cada vez que se escuche decir La Familia Burrón.
Lo ideal es que las nuevas generaciones pudieran conocer la obra de este tulancinguense, que hoy cumpliría 103 años.
El caricaturista, quien en 1930 obtuvo el segundo premio en un concurso internacional de dibujo celebrado en Japón, falleció cuando tenía 95 años, el 25 de mayo de 2010.
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viernes, 2 de febrero de 2018
EL NACIMIENTO DE POSADA
Este 2 de febrero, día de la Candelaria, se cumplen 166 años delnacimiento de José Guadalupe Posada, un artista privilegiado que nació en el Barrio de San Marcos, en Aguascalientes.
Este es un fragmento de mi libro La portentosa vida de José Guadalupe Posada, cuya versión e-pub presentaré el sábado 3 de marzo en la Feria del Libro de Minería.
Este es un fragmento de mi libro La portentosa vida de José Guadalupe Posada, cuya versión e-pub presentaré el sábado 3 de marzo en la Feria del Libro de Minería.
De muertes y vida
En
este pueblo, San Marcos, que con el correr de los años se convirtió en uno de los cuatro
barrios de la ciudad, nació José Guadalupe, a las diez de la noche del día 2 de
febrero de 1852. Llegó al mundo en una pequeña y humilde casa de la entonces
calle de Los Ángeles,
Era el día de la Candelaria, cuando se celebran las candelas,
las velas que iluminan de alegría al mundo pues se conmemora la presentación
del Niño Jesús en el Templo, al celebrarse los cuarenta días de haber nacido, según
la tradición católica. Es pues, en el ritual católico, día de fiesta en muchos
lugares de México y del mundo.
Pero no había luz, sino tinieblas.
Aguascalientes era azotada por el llamado "cólera
grande" que había provocado, en los últimos veinticuatro meses, cerca de
diez mil muertes.
En la Historia de
Aguascalientes, Agustín González anota que tan sólo en 1850 sucumbieron
cinco mil personas, la quinta parte de la población. “Por lo mismo y por haber
cundido el pánico, no se vieron en esta época los actos de abnegación, de
caridad cristiana que hemos visto durante las invasiones de matlazáhuatl y de
viruela... Algunos enfermos sucumbían en el abandono y en medio de los más
intensos dolores. La vista de las montañas de cadáveres que se formaron en los
cementerios era pavorosa y se llegó a decir que, a causa de la precipitación y
el temor al contagio, muchas personas
fueron enterradas vivas”.
Prácticamente no hubo una sola familia que no perdiera cuando
menos a uno de sus miembros; hubo casos extremos en que la familia entera
desapareció.
A finales de la década de los cuarenta la cifra de muertos se
había duplicado; a esa calamidad se sumó la crisis económica y comercial; el
abandono de las cosechas o la pérdida de las misma debido a la propia crisis.
El periódico La
Imitación, en su “Conclusión del año de 1850”, se leía:
“El año de 850
acaba, pero su memoria quedará perenne
en el corazón de tantos y tantos pobres que han quedado en la orfandad; hará
época en los anales de la vida humana, porque sus días de execrado recuerdo
serán siempre el objeto del “llanto lastimero”
de las viudas, del gemir prolongado de los huérfanos.”
Tal vez esa fue uno de esos recuerdos imborrables que
quedaron para siempre en la memoria de un niño que padeció este dolor o escuchó
de gente muy cercana, con tristeza.
¿Y quien explicaba lo que pasaba? ¿A quién se
responsabilizaba?
jueves, 25 de enero de 2018
La historia de OTRO presidente legitimo
El 23 de diciembre de 2006, publiqué este artículo en Confabulario, de El Universal, es una historia que pareciera repetirse cada siglo.
CARTOGRAFÍAS
El Presidente Chocolate
EN LA ÉPOCA PORFIRIANA,
DON NICOLÁS ZÚÑIGA Y MIRANDA, abogado y científico, se colocó, en paños menores
y frente a la luna de su ropero, una banda presidencial; así se autonombró
presidente del pueblo. A continuación, la historia.
AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ (c)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8t-970QOUiG_lglGRuj_3m3cClwXefszJXoulXPUiVweOdrbtgkmCxSgTy5l-TuRdJkyYy8xhu9pKRr0bifyFysk4hnKT85TaVhBTl4FpMmiWUyp55QUbm3JjdPZA2h1Idrtnb_R1HoSa/s400/Mexico+de+mis+Recuerdos+%25281943%2529.jpg)
En
1931, El Universal Gráfico obsequió a
sus lectores el libro Don Nicolás de
México (El eterno candidato). Vida, aventuras y episodios del caballero
andante, Don Nicolás Zúñiga y Miranda, una espléndida biografía de este
personaje tragicómico escrita por Guillermo Mellado, autor de libros como En la Cárcel de Belén.
Zuñiga
y Miranda nació en Zacatecas y era hijo de una familia "de bien";
desde pequeño alcanzó un especial talento para la lectura y el conocimiento,
por lo que en cuanto tuvo edad razonable se le mandó a la ciudad de México a
estudiar abogacía.
Las matemáticas y la astronomía eran también
sus aficiones. De tal suerte que en 1887 logró predecir, por casualidad o por
estudios, un temblor. Tras convencer al director del periódico El Siglo XIX, se
publicó la noticia que, por supuesto, causó gran alarma en la población. Ese
día tembló y la fama de Zúñiga se acrecentó.
Se
la pasaba leyendo día y noche tratando de adivinar nuevas catástrofes, anunciando
inclusive el fin del mundo lo que, por supuesto, nunca sucedió, por lo que su
fama de erudito se fue desvaneciendo, la gente comenzó a burlarse de él,
llegando inclusive a mantener un duelo del que salió ileso.
Pasado
ese momento se olvidó de sus predicciones y se tituló de abogado, al tiempo que
Porfirio Díaz daba inicio a la campaña para su reelección. El grupo de
compañeros de Zúñiga acordó formar un partido político y postular a la presidencia
a don Nicolás. A partir de entonces comenzó a llamarse "el candidato del
pueblo".
A
pesar de sus escasas posibilidades de perder la presidencia, el dictador inició
una persecución que condujo a la cárcel al candidato. A los pocos días fue
sacado de Belén y marchó a su casa desde donde empezó a modificar su conducta.
Escribe
Mellado: "Cierta mañana, encontrándose en paños menores, de improviso fue
a sacar del cajón de una cómoda una banda tricolor, la que con todo respeto
cruzó al pecho, para después ir a contemplarse en una luna que había en el
ropero. Se erguía su figura, mirábase cómo le caía aquella insignia, daba paso
a un lado y a otro y monologaba a sí Mismo". Entonces se percató de la
presencia de doña Ramona, su casera, a quien dijo: "No se vaya usted, la
he llamado porque he querido que sea la primera dama que reconozca en mí al Presidente
de la República. Como ve usted, puesta la banda tricolor en mi pecho, llevo la
representación más alta del país. De Porfirio Díaz no me ocupo, es un
usurpador".
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El
libro de Mellado es una delicia. La historia del eterno perdedor, quien
"sentía nostalgia por la derrota", se repitió una y otra vez, cada
cuatro años, e incluso ya concluida la revolución se postuló contra Venustiano
Carranza. Esta nostalgia, para nuestra desgracia, es la misma que siempre
acompaña a la izquierda.
Zúñiga
y Miranda fue un hombre solo, no tenía esposa pues, según su creencia
espiritista, no existía ninguna mujer que fuera "uno", como él o como
"sus pares, Aristóteles, Moisés o Jesucristo".
Aquel
buen hombre terminó siendo el hazmerreír de la sociedad entera, aquel distinguido
científico y noble abogado se volvió motivo de risa, como es hoy otro "candidato
del pueblo" que se ha autonombrado Presidente de México.
sábado, 20 de enero de 2018
Fantasías, calaveras y vida cotidiana: José Guadalupe Posada
Hace casi cinco años, comencé un proyecto maravilloso: llevar la obra de Posada a España. Todo sucedió tras un encuentro fortuito con José Manuel Martín, editor excepcional de Gráficas Almeida, que imprime las ediciones de Turpin.
En 2014 hicimos realidad ese sueño, llevamos a la exposición a Cádiz, luego a Alcalá y terminó en el Instituto México, de España, en el edificio de nuestra embajada en pleno corazón madrileño.
Gracias al apoyo fundamental del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-ESPAÑA, pudimos publicar el libro cotidiana: Fantasías, calaveras y vida cotidiana. José Guadalupe Posada.
Vale recordarlo hoy, 20 de enero, aniversario 105 del deceso de esta gigante del arte mexicano. En la solapa, escribí:
José Guadalupe Posada es el gran ilustrador de lo mexicano. Sus dibujos, mientras vivió, no tuvieron espacio en ningún museo, aunque nunca fue su objetivo; tuvieron un fin mejor: volar por los aires mexicanos, mirarse en las calles, las iglesias, las mesas para el juego, en cartas de amor, cancioneros, periódicos, anuncios... En cada casa, modesta o lujosa, había uno de sus trabajos. Su obra fue realizada para el momento, para lo efímero y sin embargo, trascendió de tal manera que hoy está más viva que nunca. Impresa en blanco y negro o en tonos multicolores que ilustraron todo lo que los ojos podían mirar.
En hojas de papel volando, retrató la tragicomedia mexicana, atrapó el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la soma, la carcajada, el miedo, el regocijo, el pecado, la magnificencia, la fe, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, lo mexicano. La obra de Posada pertenece a un artista que nunca se pensó como tal. Sus calaveras forman parte de la iconografía nacional, su Catrina es la obra mexicana más conocida en el mundo, pero Posada es más que las cala-veras, su temática es vasta. Su impacto estético fue tal, que la plástica contemporánea no se en-tiende sin sus líneas que, sin duda, trazaron el arte mexicano. Diego Rivera escribió: "Tan grande como Goya, fue un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo imitará, ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia".
En 2014 hicimos realidad ese sueño, llevamos a la exposición a Cádiz, luego a Alcalá y terminó en el Instituto México, de España, en el edificio de nuestra embajada en pleno corazón madrileño.
Gracias al apoyo fundamental del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-ESPAÑA, pudimos publicar el libro cotidiana: Fantasías, calaveras y vida cotidiana. José Guadalupe Posada.
Vale recordarlo hoy, 20 de enero, aniversario 105 del deceso de esta gigante del arte mexicano. En la solapa, escribí:
José Guadalupe Posada es el gran ilustrador de lo mexicano. Sus dibujos, mientras vivió, no tuvieron espacio en ningún museo, aunque nunca fue su objetivo; tuvieron un fin mejor: volar por los aires mexicanos, mirarse en las calles, las iglesias, las mesas para el juego, en cartas de amor, cancioneros, periódicos, anuncios... En cada casa, modesta o lujosa, había uno de sus trabajos. Su obra fue realizada para el momento, para lo efímero y sin embargo, trascendió de tal manera que hoy está más viva que nunca. Impresa en blanco y negro o en tonos multicolores que ilustraron todo lo que los ojos podían mirar.
En hojas de papel volando, retrató la tragicomedia mexicana, atrapó el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la soma, la carcajada, el miedo, el regocijo, el pecado, la magnificencia, la fe, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, lo mexicano. La obra de Posada pertenece a un artista que nunca se pensó como tal. Sus calaveras forman parte de la iconografía nacional, su Catrina es la obra mexicana más conocida en el mundo, pero Posada es más que las cala-veras, su temática es vasta. Su impacto estético fue tal, que la plástica contemporánea no se en-tiende sin sus líneas que, sin duda, trazaron el arte mexicano. Diego Rivera escribió: "Tan grande como Goya, fue un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo imitará, ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia".
martes, 16 de enero de 2018
JOSÉ GUADALUPE POSADA, “PADRE DE LO MEXICANO”
JOSÉ GUADALUPE POSADA, “PADRE DE LO MEXICANO”
En el marco del Programa “Abril, mes de la lectura” de la Universidad
Autónoma del Estado de México, Agustín Sánchez González, investigador
y especialista en caricatura, dictó la ponencia “Más allá de La Catrina”.
TOLUCA, MÉXICO.- José Guadalupe Posada, autor de La Catrina -una
de las imágenes más representativas de México en el mundo, junto con la
de la Virgen de Guadalupe-, no sólo se dedicó a dibujar a la muerte, ya que
es autor de más de 20 mil imágenes sobre diferentes tópicos, señaló en
la Universidad Autónoma del Estado de México, el investigador y especialista
en caricatura, Agustín Sánchez González.
Al dictar, en el marco del Programa “Abril, mes de la lectura” de la UAEM,
la ponencia “Más allá de La Catrina”, refirió que el grabador, ilustrador
y caricaturista mexicano tuvo una extensa producción de imágenes en
anuncios, caricaturas, grabados y planos, entre otros.
En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Autónoma mexiquense,
el experto habló sobre las importantes aportaciones de José Guadalupe
Posada a la caricatura, el diseño gráfico y el periodismo.
Aseguró que el artista mexicano originario de Aguascalientes puede ser
considerado el “padre de lo mexicano”, pues es autor de muchos de los
símbolos de nuestro país e incluso, creó un diccionario de símbolos del
lenguaje mexicano; además, ilustró el primer libro infantil en México
y trabajó en más de 70 periódicos.
Luego de agradecer a la Universidad Autónoma del Estado de México la invitación para participar en “Abril, mes de la lectura”, Agustín Sánchez González exhortó a los jóvenes a investigar más sobre José Guadalupe Posada, a quien puede considerarse el iniciador de la caricatura política mexicana.
domingo, 14 de enero de 2018
Raymundo Ramos. Gran Maestro, gran poeta
El último día del año 2017, se fue el gran maestro, el poeta maravilloso Raymundo Ramos Gómez. Se marchó del mundo de una manera discreta y lejos de estridencias mediáticas.
Al enterarme me entró una enorme rabia de saberlo, de no poderme despedir pues hace mucho tiempo no lo veía.
También me pegó la tristeza. Raymundo fue un hombre tan importante en mi vida. No he podido escribir nada original así de fuerte fue el impacto que generó en mí. Encontré en mis archivos una nota que escribí en El Universal, en 1992, cuando la ENEP Acatlán le rindió un homenaje y me invitaron a participar.
Al enterarme me entró una enorme rabia de saberlo, de no poderme despedir pues hace mucho tiempo no lo veía.
También me pegó la tristeza. Raymundo fue un hombre tan importante en mi vida. No he podido escribir nada original así de fuerte fue el impacto que generó en mí. Encontré en mis archivos una nota que escribí en El Universal, en 1992, cuando la ENEP Acatlán le rindió un homenaje y me invitaron a participar.
Escribir
siempre es un placer, sobre todo, cuando uno lo hace recordando a un hombre que
ha sabido ser maestro entre los maestros.
A Raymundo
Ramos lo conocí a finales del año de 1980. John Lennon acababa de ser asesinado;
habían secuestrado a Alaide Foppa y Jomenin espantaba a los gringos. Lejos
estábamos de suponer que el mundo cambiaría como cambió.
A Raymundo no lo conocí en ninguna universidad, sino
en un viaje maravilloso que emprendimos juntos, allende al mar, y que por esas
hermosas casualidades, por el azar que dispone, tuve uno de los hallazgos más
importantes en mi vida.
Raymundo fue el primer poeta de carne y hueso que
conocí, el primer gran maestro -no de literatura, poesía, historia o periodismo,
que lo es también, por cierto-, sino de la vida.
Por aquel tiempo yo era expulsado del mundo proletario
y no sabía bien qué haría luego de diez años de trabajar en distintas fábricas,
de luchar en los sindicatos cetemistas, de intentar tomar el cielo por asalto.
Por entonces no sabía bien qué iba a ser "cuando fuera grande". Y es
entonces cuando el amigo se convirtió en el maestro que supo que algo podría hacer.
Raymundo Ramos y sus obsesiones laristas (de Agustín Lara), me estimularon a
tomar más en serio de la escritura.
De esta forma escribí un cuento -Amelia- basado en una canción de Lara, que obtuvo el primer lugar
en el concurso "Esa no porque me hiere"; después, juntos publicamos
mi primer libro de cuentos, Por si
cambias de opinión.
El maestro Ramos, también, me condujo a la investigación
histórica en serio, y de allí salieron cinco libros más de investigación
documental. Con ello, quiero decir que Raymundo ha sido un hombre fundamental dentro
de la carrera que he emprendido como aprendiz de escritor.
Pero ha sido más que eso.
Amigo entrañable con quien he reído con su fina
ironía; con quien he llorado en momentos azotéricos;
con quien he compartido momentos de éxito y de fracaso.
A veces ha jugado el papel de papá, otros de hermano; a
veces ha sido cómplice, otras, crítico, pero siempre, aunque no está conmigo,
físicamente hablando, siempre lo está.
De Raymundo aprendí lo que es la honestidad política e
intelectual, la lucidez en el pensamiento, la alegría por la vida. (Aunque a
veces se me azote un poco). Esta honestidad política, esta falta de mafia o
grupo, lo ha llevado a que su obra no tenga el reconocimiento que debiera.
Autor de una vasta bibliografía, su nombre no suele ser mencionado con la frecuencia
que tendría.
Por eso hoy que la UNAM, en su unidad de Acatlán, le
rinde un homenaje al maestro Raymundo Ramos, me siento muy contento de estar
presente en un acto que jamás imaginé, al lado de personajes como mi admirado
Carlos Monsiváis y los demás compañeros.
Sin embargo, creo que la mejor manera de rendirle un
homenaje, es recomen-dar sus obras, pedir a la UNAM y a otras editoriales que
difunden trabajo, mismo que este año cumple treinta y cinco años de haberse
iniciado. (En 1957 publicó su libro de poesía Paloma de sur a polo). Más allá de afectos personales, creo que
Raymundo Ramos es un escritor que está por descubrirse y que está más allá de
cualquier moda.
Por eso hoy, reitero, siento un gusto enorme por este
homenaje, por participar en él y por decirle que lo quiero de veras y que
espero muchos otros trabajos más.
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