domingo, 29 de junio de 2014

III Mis libros. Mi primer prólogo

Después de Por si cambias de opinión, hubo un lapsus de  libros.

Empero, publiqué un prólogo a la novela Tomochic, de Heriberto Frías, dentro de la colección "Obras inmortales" de la editorial Ateneo-México, en 1987.

Mi querido maestro Jaime Erasto Cortés, que coordinaba esa colección, me invitó a escribirlo pues conocía mi incursión por el mundo de la literatura del siglo XIX mexicano. 

En aquellos años, publicaba sobre esos temas en El Sol de México en la Cultura, el suplemento dominical de ese diario.

Casi sin querer, tanto el autor, Heriberto Frías, como la misma portada del libro se vincularían a uno de lo personajes que con el paso del tiempo se volvería fundamental en mi vida: José Guadalupe Posada.

A la par, también publiqué los tres volúmenes dedicados a la Historia documental de la CNOP, y uno más, el tomo IX, de la Historia documental del Partido de la Revolución. Fueron trabajos de investigación documental muy estructurados que me ayudaron a aprender y a aprehender sobre la investigación histórica.

sábado, 28 de junio de 2014

Más de la Antigua Casa de Sobrino de Botín

Madrid es una ciudad que, como todas, debió ser muy pequeña. El mapa que ofrece el restaurante señala algunos de sus límites.

Pienso que a una distancia no muy grande de ahí se encuentra el Parque del Retiro, sitio de descanso de los Reyes. Con Felipe II se convierte en lugar de retiro.

La Plaza Mayor se encuentra a unos pasos del restaurante, camino a las Cuaveas de Luis Candelas, mítico ladrón que azoló Madrid y se escondía en este espacio.

Calles más adelante se mira la Puerta del Sol, punto central para medir la distancia de España al resto del país y por otra parte, Atocha, emblemático espacio donde sigue estando, en pleno centro de la ciudad, el núcleo fundamental del eficiente ferrocarril español.

Así, Botín es un lugar ubicado en el corazón de España, con una sobria fachada de ladrillos, típica del siglo XVI y un horno que sigue siendo el mismo que tuvo en sus orígenes, hace trescientos años.

Un dato curioso (y mítico) se dice que Goya trabajó ahí antes de ser un pintor famoso.



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Un maravilloso Botín, en Madrid

Hace algunos años, en mis viajes al pasado a través de las estampas y libros de viejo, me encontré una estampa muy hermosa, un grabado que anunciaba el Restaurante Antigua Casa del Sobrino de Botín que, presume, ser la fonda más antigua del mundo: fundada en 1725.


Ese grabado, que adquirí en una desaparecida librería del Centro Histórico de la ciudad de México, en la Calle de República de Cuba, casi esquina con la Calle del 57. Debió costar uno o dos pesos y aun tenía el 50% de descuento. Hace unos meses me la encontré entre mis archivos y decidí regalarla al restaurante en la primera oportunidad que fuera de nuevo a Madrid.

Hace una semana estuve en la hermosa Plaza Mayor de Madrid con varios objetivos: comer un bocata y una caña en el Museo del Jamón, suspirar por la plaza en sí, y visitar el Restaurante para regalar el grabado que, como pueden ver, es de una gran calidad.


La respuesta y recepción del Director adjunto de restaurante, don Antonio Sánchez, no pudo ser mejor. Recibió con enorme gusto la estampa, me invitó una copita de vino y unas lajitas de queso y jamón serrano. Fue gratificante saber que esa empresa estaba interesada por su historia.




Y no es para menos, en el libro de record Guines figura como el restaurante más antiguo del mundo; Benito Pérez Galdos, describe el restaurante en su novela Fortunata y Jacinta:
"Como supiera un día la dama que su hijo frecuentaba los barrios de Puerta Cerrada, calle de Cuchilleros y Cava de San Miguel, encargó a Estupiñá que vigilase, y este lo hizo con muy buena voluntad llevándole cuentos, dichos en voz baja y melodramática: «Anoche   cenó en la pastelería del sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros... ¿sabe la señora? También estaba el Sr. de Villalonga y otro que no conozco, un tipo así... ¿cómo diré?, de estos de sombrero redondo y capa con esclavina ribeteada. Lo mismo puede pasar por un randa que por un señorito disfrazado»."




Visitar ese lugar es meterse en las más antiguas tripas madrileñas, subirse al túnel del tiempo y recordar que el mundo existe desde hace muchos muchos años y, lo mejor, tiene para uno un trozo delicioso de historia. 


Al llegar al viejo mesón y mirar los cochinillos que me gritaban "Cómeme por favor", recordé esa espléndida serie de televisión Un país para comerse.

La comida española es una de mis pasiones, llegar a este restaurante es una delicia.

No puede comer ahí, pero les prometo hacerles la reseña muy pronto, cuando vaya a degustar y sentir como han pasado los años y cómo, al mirar la vista atrás, se ve una senda que nos permite otear y confirmar que el goce, la gula, el placer, es eterno...

Fraude en Mercado Libre






Precioso Cuadro. Firmado Guadalupe Posada










$ 18,00000

viernes, 27 de junio de 2014

II. Mis libros. Por si cambias de opinión


El 15 de marzo de 1985 se terminó de imprimir Por si cambias de opinión, con una portada cuyo dibujo me regaló Alberto Castro Leñero y, generoso, me permitió tirar cien serigrafías firmadas y numeradas para que libro pudiera sobrevivir en la modesta Editorial Eufrate, fundada y dirigida por el gran poeta Raymundo Ramos. 

Revisada la fecha, me doy cuenta que el libro del CREA 1983 no fue el primero, sino el segundo y este fue el primerito.

En Por si cambias de opinión recogí tres cuentos que habían sido premiados: No es lo mismo que cuando estoy bien, que obtuvo una mención en el Premio CREA antes mencionado; Amelia, que ganó el primero lugar en el Concurso de textos íntimos, convocado por el Museo Universitario del Chopo y Radio Educación, en 1983 y que fue publicado originalmente en la revista Nexos; un año después, obtuve el segundo lugar en el mismo concurso con el texto La esperanza cuelga del perchero, publicado en la revista Punto de partida, mientras que el cuento que da título al libro apareció en el libro Premios CREA 1983.

El resto de los cuentos tenían una referencia obrera, producto de mi estancia (e infancia), por aquellos años, en el barrio obrero que crecí y en mi trabajo como obrero de una fábrica de tapas de botella primero, y de dulces y chocolates, después.

Es un libro que difícilmente hoy se encuentra, pues se vendieron todos los ejemplares; yo tengo dos, uno de ellos me lo encontré en una librería de viejo y estaba dedicado a una amiga (desde entonces no regalo libros a nadie)

Sobre el libro, el maestro Federico Patán escribió, en Sábado. Unomásuno, del 28 de diciembre de 1985: "hay en sus cuentos de Por si cambias de opinión, observaciones atinadas de la conducta humana que, con la maduración del oficio, lo llevarán a relatos de mucho mayor peso...".

Para la historia: Pablo Espinoza, actual coordinador de la sección cultural de La Jornada, me entrevistó para El Nacional, con fecha del 27 de abril de 1985, en donde entonces era reportero. La cabeza de la nota decía: "Mi libro, una búsqueda por rescatar la cultura obrera".

En la contraportada del libro se mira un dibujo sacado del fresco alemán que describe la formación del río Eufrate, de acuerdo con el Génesis, circa, 1250.


Mis libros. Premio CREA 1983

Escribió don Antonio Machado:


Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.


Reviso mis libros, acomodando libreros, y miro un largo camino. Parece que no ha pasado mucho tiempo pero no es así, en 1983 participé en el Premio CREA con un cuento titulado No es lo mismo que cuando estoy bien, y obtuve una mención honorífica. (Ana Clavel ganó los dos primeros lugares). El pequeño volumen Premio CREA 1983. Triunfadores de cuento y poesía, apareció en diciembre de 1985 y ese fue mi primer libro.

La contraportada decía:  
"En el presente volumen se publican textos de jóvenes participantes en el Concurso Premio CREA 1983, de poesía y cuento. El Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud (CREA) instituyó este premio para estimular las inquietudes literarias de la juventud mexicana. En esta ocasión, el jurado calificador estuvo integrado por los escritores Angeles Mastretta, Eraclio Zepeda y Roberto Bravo.

"En prosa y en verso, los autores seleccionados reflejan su vocación, sensibilidad, aptitudes y formación literaria. Conceptos claros, sencillez y pureza del lenguaje, novedoso estilo en ambos géneros, son los elementos distintivos de esta nueva generación de escritores mexicanos que, estimulados en el inicio de su carrera artística, podrán continuar este inteligente esfuerzo del que es testimonio la presente selección."

¡Ufh! Hace más de treinta años...


Quién fue José Guadalupe Posada

Tan grande como Goya, Posada fue un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo imitará; ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia.
Diego Rivera (1886 - 1957) - Muralista Mexicano

José Guadalupe Posada Aguilar es un artista cuya obra, presumiblemente efímera, quedó para la posteridad por muchas razones, una de ellas es su presencia en la vida cotidiana.

Es una producción realizada con la sabiduría de un genio, cuya modestia extrema jamás alcanzó la vanagloria, de ahí su contradictorio actual entre el aplauso y el olvido.

Cronista excepcional que pintó la comedia humana, la tragicomedia mexicana de un siglo que terminaba y otro que nacía, Posada captó todas esas historias de la vida cotidiana: el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la sorna, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, el pecado, el amor, lo mexicano. Más allá de ponerle cualquier adjetivo, Posada, como pocos artistas, ha trascendido en lo que somos, en la imagen de un artista mexicano que se convierte en universal.

Posada nació el día en que murió don Lupe, para vivir eternamente, aunque sus huesos se hayan perdido para siempre, y es que su obra subyace en el inconsciente del ser del mexicano, y está ahí ya para siempre, y por los siglos de los siglos… Su arte, tan cotidiano, al ser descubierto por críticos y colegas, rebasó fronteras y hoy es considerado un maestro a la altura de artistas como Goya, Picasso o los grandes muralistas mexicanos.

Agustín Sánchez González

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...