miércoles, 13 de abril de 2011

Un dulce sabor a muerte

Por Orquídea Fong

Uno de los epítetos más frecuentemente adjudicados a la mujer—aparte del de “loca”—ha sido, históricamente, “dulce”. Estereotipos que perduran a la fecha, en que todavía discutimos si las mujeres son de un modo o de otro y si los hombres son así o asá por el solo hecho de ser mujeres u hombres. Se ha creído en la existencia o se ha querido imponer a la mujer una intrínseca condición de suavidad y dulzura, que, de sobra está decirlo, pocas veces se cumple.

Tal vez con deseo de contrastar el estereotipo o simplemente, con ganas de desarrollar un excelente tema, el historiador mexicano Agustín Sánchez escribió el libro “Un dulce sabor a muerte”, que recoge historias de mujeres criminales mexicanas a lo largo de un siglo. Destaca, por la fama de su protagonista, el caso de María Teresa Landa, quien fue la primera Señorita México en 1928 y que, en un arrebato de celos, mató a su marido bígamo.

Landa, en un sonado proceso judicial, fue absuelta por el jurado. Sí, su proceso fue el último en la historia judicial mexicana que contó con un jurado compuesto de personas comunes, al estilo norteamericano e inglés. Tan arrebatador fue su efecto en ellos, tan bella y apasionada era, tan elegante y culta, tan sincera al confesar su arrebato asesino, que se la absolvió, no pudiendo culpar a quien enloqueció momentáneamente debido a “amar con delirio”.

Muchas historias más contiene el libro. La de la famosa Bejarano, la primera asesina serial mexicana de que se tenga registro,que secuestraba niñas y jovencitas humildes para torturarlas al más puro estilo lésbico-dominatriz y que fue condenada gracias al testimonio de su propio hijo.

“Un dulce sabor a muerte” es uno de muchos interesantes libros de Agustín Sánchez, autor también de una biografía sobre el caricaturista mexicano, Gabriel Vargas, creador de la adorable Familia Burrón.

El libro fue editado por Martínez Roca en el 2000 y se consigue en librerías y sitios electrónicos como Amazon Books.

domingo, 27 de marzo de 2011

Recuerdan al caricaturista Gabriel Vargas en Azcapotzalco

La segunda Feria Internacional del Libro de Azcapotzalco recordó hoy aquí al historietista mexicano

CIUDAD DE MÉXICO (27/MAR/2011).- Con la presentación del libro 'Gabriel Vargas. Una historia chipocluda', la segunda Feria Internacional del Libro de Azcapotzalco recordó hoy aquí al historietista mexicano Gabriel Vargas (1915-2010).


Presentado en la explanada de esa demarcación, el libro del investigador y periodista Agustín Sánchez González hace recorrido por la vida de quien fuera uno de los artistas gráficos más destacados del siglo XX mexicano, creador de la legendaria historieta de 'La Familia Burrón'.

Su infancia en Hidalgo, su llegada a la Ciudad de México, su paso por algunos diarios capitalinos y hasta la creación de los personajes que marcaron a la historieta de este país (Los Burrón), son algunos de los aspectos que se presentan en esta obra editada por la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

De acuerdo con Sánchez González, uno los más importantes investigadores de la caricatura en México, la idea de la publicación es acercar a la gente a la obra de los grandes artistas mexicanos.

"Lo que hago aquí es un recuento de la obra de Gabriel Vargas, desde su infancia hasta la última publicación de La Familia Burrón.

Es un texto breve con muchas imágenes, algunas de ellas de los Burrón, así como de otras publicaciones como "Los súper locos", "Los chiflados" y "La purita vaca", entre otros, señaló.

Durante su intervención, el premio al Desempeño Académico en Investigación del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) 2009 anunció que el próximo 25 de mayo, el Instituto de Estudios Históricos José María Luis Mora, rendirá homenaje al célebre cartonista, con motivo del aniversario de su fallecimiento.

Asimismo, señaló que en el marco del citado homenaje ofrecerá una conferencia y se abrirá una exposición que contará con algunas imágenes de Vargas que le hicieron sus colegas caricaturistas, entre ellas, un cartón que le realizaron a los 17 años.

El también investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del INBA, afirmó que en el volumen se puede apreciar una de las historietas emblemáticas y desconocidas del fallecido artista.

El autor, quien posee un sinfín de libros donde combina la historia, la literatura y el periodismo, recordó al monero como uno de los personajes claves para entender lo que somos los mexicanos.

'Aunque falleció el año pasado (2010) es una figura que ya vive para siempre, pues nos dejó un retrato de la vida cotidiana mexicana', dijo.

Incluso, destacó que varios de los términos del Diccionario de mexicanismos, recién publicado por la Academia Mexicana de la Lengua, fueron tomados de la historieta de La Familia Burrón.

jueves, 24 de marzo de 2011

La nota roja como crónica de lo social

EL UNIVERSAL Radio
Lunes 25 de diciembre de 2006


Sánchez González recrea en su nuevo libro la historia del crimen en el siglo XIX

Una compilación histórica de México en el siglo XIX, y en particular, de un tema "terrible, actual, permanente y eterno como es la violencia", da pie al libro Terribilísimas historias de crímenes y horrores en la Ciudad de México en el siglo XIX, de Agustín Sánchez González.
El autor partió de la convicción de que las claves de la historia del país hay que buscarlas en los orígenes de México como nación, esto es, en los hechos acontecidos en el siglo XIX.

Dedicado por muchos años al oficio del periodismo y con formación de historiador, Sánchez documenta una serie de crímenes en la ciudad, sobre lo cual acota: "Lo que trato es de entender a una sociedad, más que consignar la contundencia o conformar un diario del crimen. Así reflejo una sociedad que vive en corrupción, por ejemplo política, que ya se percibía desde el siglo XIX. Por ejemplo, en Los bandidos de Río Frío era el mismísimo asistente personal de Antonio López de Santa Anna quien tenía la información para robar las diligencias, esto sólo por poner un caso donde el protagonista es gente vinculada con el poder.


-¿Por qué escribir un libro así?

-Tenemos un problema serio, estamos viviendo una crisis que me da la impresión, a veces, que nuestros políticos y que la propia sociedad no entienden. Parece ser que estamos condenados a ser una sociedad que no cambia. Creo que la responsabilidad de un escritor, de un historiador, radica en escarbar estos elementos, y no sólo en el aspecto sociológico o académico, sino hasta con gusto, eso es lo que he escrito. Actualmente tenemos una preocupación brutal por la falta de lectores en nuestro país y éste es un tema que jala, que engancha, porque somos muy morbosos.


http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/version_imprimir.html?id_nota=50949&tabla=cultura

domingo, 20 de marzo de 2011

Gabriel Vargas iluminó a los mexicanos



Gabriel Vargas, quien es considerado por muchos como uno de los más grandes artistas de la cultura popular en nuestro país.
EL UNIVERSAL
20/03/2011


Muy poco se ha escrito sobre el caricaturista Gabriel Vargas, quien es considerado por muchos como uno de los más grandes artistas de la cultura popular en nuestro país.


“Gabriel Vargas aún está por descubrirse”. Las palabras son de uno de los más importantes investigadores sobre su obra: Agustín Sánchez. “He tratado de reivindicar la contribución de Vargas al lenguaje mexicano”.


Pero no sabe si todo comenzó primero en el Callejón del Cuajo número ochorrocientos ochenta y ocho, o fue en las calles, esas donde Vargas caminó y de las cuales nutrió su discurso. “No sabemos qué fue primero, si el lenguaje o la gallina”, dice.


Agustín Sánchez ha dedicado años de su labor como escritor a recabar el legado del dibujante mexicano.


“Aún ahora, tras muchos años de trabajo sobre su obra, me conmociona, el hecho de que a pesar de que hay cerca de 30 libros sobre el tema, cada día más me asusta la carencia de libros sobre él”, menciona Sánchez González.


Y suma el también autor de “Un dulce sabor a muerte” (Ediciones Martínez Roca, 2009) que habría que hacer una biblioteca sobre el autor originario de Tulancingo.


En “Gabriel Vargas. Una historia chipocluda” (Conaculta, 2011), Sánchez González (ciudad de México, 1956), reúne ese legado que muestra “la contribución al lenguaje de la crónica mexicana”.


Los primeros autores donde el lenguaje popular mexicano sentó sus reales, apunta el autor, fueron Novo, Luis G. Inclán. “Y Vargas es continuador de lo mexicano, porque retrató el lenguaje”.


Además de “esa capacidad inagotable para crear nombres, como lo hizo Gabriel García Márquez”. Y si no, recuérdese a Regino, Boba Lilcona, Santa Roña, Cristeta Tacuche, Borola Tacuche...


Otra cosa que el lector podrá hallar —gracias a una ardua investigación— en este libro se revisa parte del quehacer de Vargas que “trabajó 80 años, nada menos, porque inició a los 16 años”.


Además, hay imágenes como el primer dibujo que hizo a los 15 años; asimismo, su obra pictórica. “Tiene escultura en madera; dibujos sobre la Guerra Civil Española”.


Algo que lamenta el historiador mexicano, acepta, es “el desdén de los intelectuales por la cultura popular” de nuestro país, de la cual Vargas Bernal es uno de sus más dignos representantes.


Autor autodidacta


Dibujante nacido en 1915, estudió hasta la secundaria, pero “fue un gran lector”, a los 10 años, señala Sánchez González, “ya había leído a todos los clásicos, como El Quijote o La Iliada”.


Para el investigador Agustín Sánchez, “toda obra de creación artística (y la de Gabriel Vargas no era la excepción) tiene atrás cultura, visión”, concluyó el escritor mexicano

martes, 15 de marzo de 2011

Agustín Sánchez González

Escritor e historiador mexicano, Agustín Sánchez González es conocido por sus libros en los que mezcla historia y periodismo, junto con una gran capacidad para el detalle y la anécdota.

Además, es un especialista en el desarrollo de la caricatura mexicana, campo en el que ha publicado un celebrado diccionario.

domingo, 13 de marzo de 2011

181 años de la caricatura en México

En su ensayo La caricatura: una historia en serio, el investigador Agustín Sánchez González dice que el arranque de este género de periodismo gráfico en México comenzó en 1826, al parecer en el periódico El Iris con un cartón titulado Tiranía, atribuido al inmigrante italiano Claudio Linati y considerado la primera caricatura publicada en el país.

Linati, quien había llegado a México en 1825, fue asimismo el introductor de la litografía y fundador, junto con el poeta cubano José María Heredia y su paisano Florencio Galli, del periódico El Iris, que destacó por su posición política republicana y su rechazo a la monarquía, que recientemente había fracasado con el imperio de Agustín de Iturbide (1822-23).


A este brillante pero arriesgado inicio de la caricatura política mexicana ―Linati, Galli y Heredia sufrieron persecución política― siguió la experiencia crítica y artística de Gabriel Vicente Gahona Picheta en Mérida, en 1847, a través de las páginas de Don Bullebulle, en el que retrató con fidelidad artística y profundo tono crítico a la desigual sociedad yucateca y dejó un modelo de caricatura social y política que habría de influir en la segunda mitad del siglo XIX.


En las décadas de los años 40 y 50 resaltaron también las caricaturas publicadas en La Calavera (1847), El Tío Nonilla (1849-51), El Gallo Pitágorico (1845, primera edición; 1857, segunda edición) y La Pata de Cabra (1856-65). Después vinieron las enseñanzas de Constantino Escalante, Santiago Hernández, Alejandro Casarín, Jesús T. Alamilla y José María Villasana en los años 60 y 70 en los periódicos La Orquesta, El Cascabel, Juan Diego, San Baltasar, El Padre Cobos y El Palo de Ciego.


La exposición La caricatura del siglo XIX, integrada con 65 litografías pertenecientes a la colección de Paul A. Dentzel, presidente de la Fundación de Arte y Música Multi Cultural de Northridge, de Los Ángeles, California, corresponden a esta época y estarán en exhibición del 16 de agosto a mediados de octubre de este año en el Museo de la Caricatura del Centro Histórico. La muestra es organizada por la institución estadounidense y la Sociedad Mexicana de Caricaturistas.


Durante el Porfiriato, pese a la dictadura del general Díaz, resalta la actividad crítica de dibujantes como Gaitán, Lira, Daniel Cabrera Fígaro, Jesús Martínez Carrión y Álvaro Pruneda en los periódicos La Cantárida, El Quixote y La Patria Festiva (1879); El Hijo del Ahuizote (1885-1903), El Ahuizote Jacobino (1904-05) y El Colmillo Público (1903-06).


En la última década del siglo XIX destaca la presencia del gran grabador José Guadalupe Posada, quien, siguiendo la escuela de Manuel Manilla y su hábil disfraz de ¿reportero de nota roja¿ en hojas volantes y cuadernillos callejeros, se suma a la imparable corriente crítica de los caricaturistas mexicanos. Lo hace también en periódicos como Gil Blas Cómico (1895-1897) y El Diablito Rojo (1906-10).


En la etapa violenta de la Revolución Mexicana descuellan caricaturistas como Ernesto Chango García Cabral, Atenedoro Pérez y Soto Canta, Santiago R. De la Vega y Clemente Islas Allende en Multicolor; Álvaro Pruneda (padre e hijo) en Tilín Tilín ,1911. En 1916 y 1917, con la aparición de los periódicos El Universal y Excélsior, se fortalece la presencia de diarios de gran formato y aparecen historietas satíricas como El Chupamirto, de Jesús Acosta Cabrera.


En los años veinte del siglo XX destacan el caricaturista Juan Arthenack y José Clemente Orozco deslizando fuertes críticas en Tu-Tan-Kamen y El Machete (1924-38), órgano del Partido Comunista Mexicano, a la imposición de Plutarco Elías Calles en la Presidencia de la República. En lo que resta de la década de los 20 y el Maximato (1929-1933) resaltan los caricaturistas Andrés Audiffred, Ángel Zamarripa Fa-Cha, García Cabral, Guerrero Edwards, Era, Cadena M. Inclán y El Chamaco Miguel Covarrubias.


En el folleto La caricatura en la historia. Historia de la Caricatura, que explica la colección permanente del Museo de la Caricatura (Donceles 99, Centro Histórico), la Sociedad Mexicana de Caricaturistas enumera más de 110 autores de gráfica satírica de contenido político de 1934 al año 2000, entre los que descuellan Ernesto Guasp, Ángel Rueda, Rafael Freyre, Arias Bernal, Kaskabel, Bismarck,. Abel Quezada, Huici, Jorge Carreño, Leonardo Vadillo y Alberto Issac.



En dicha lista figuran caricaturistas aún vigentes como Rius, Castrux, Helioflores, Heras, Naranjo, Vic, Iracheta, Magú, Marino, Efrén, Oswaldo, El Fisgón, Ahumada, Rocha, Apebas, Flores, Trino, Trizas, Pedro Sol, Moysén, Monsi y Rossas entre otros, la mayoría integrantes de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, la cual se integró en 1975 y desde 1987 tiene como sede el edificio del antiguo Colegio de Cristo en Donceles 99, Centro Histórico.

En octubre próximo el Museo de la Caricatura montará otra muestra histórica con 150 dibujos satíricos de José Clemente Orozco, cuyos primeros pasos en el arte gráfico fueron precisamente en el dibujo y la caricatura, antes de convertirse en uno de los más grandes pintores de México. Las caricaturas de la futura exposición pertenecen al acervo plástico del Instituto Veracruzano de la Cultura.



Autor/Redactor: CONACULTA

viernes, 11 de marzo de 2011

Sánchez González destaca labor de Gabriel Vargas

06-Marzo-2011
El escritor Agustín Sánchez González dijo hoy aquí que Gabriel Vargas (1915-2010) , cartonista de la historieta de 'La Familia Burrón', fue el creador del lenguaje de los mexicanos y que si México no hubiera existido, él lo inventa.

Entrevistado durante la presentación formal de su libro 'Una Historia Chipocluda', en el marco del la XXXII Feria Internacional de Libro del Palacio de Minería, lamentó que el trabajo de un hombre que dedicó más de 80 años de su vida al país, sólo haya tres libros que se refieren a su obra.

Dijo que a pesar de que destacados escritores, como Alfonso Reyes, Carlos Monsiváis y Sergio Pitol, entre otros, hayan mencionado el trabajo de Gabriel Vargas, la Academia Mexicana de la Lengua le tiene fobia a la cultura popular, por ello continúa viviendo en su nicho y no se escribe nada de caricatura y humor.

En relación al libro detalló que se trata de una especie de recorrido por la obra de Gabriel Vargas, desde su primer dibujo realizado en 1930, hasta los últimos días de 'La Familia Burrón'.

Tras recordar que era considerado el mejor sociólogo de América Latina, dijo que en 'Una Historia Chipocluda' se puede apreciar una de las historietas emblemáticas y desconocidas del fallecido artista, 'Los Súper Locos'.

Además, de ilustraciones de historias como 'La Vida de Cristo', 'Los Chiflados', 'Los del Doce y Sopa de Perico', así como sus acuarelas publicadas en 'Revista de Revistas'

Dijo que se trata de un proyecto para la colección Círculo de Arte, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en donde se presenta es un recuento de la obra de Gabriel Vargas, desde su infancia hasta la última publicación de 'La Familia Burrón'.

En el evento, que se llevó a cabo en el Salón de Actos del recinto, detalló que se trata de un texto breve con imágenes, de los Burrón, así como de otras publicaciones, como Los Súper Locos, Los Chiflados y La Purita Vaca, entre otros.

Durante la presentación del libro 'Una historia Chipocluda', Sánchez González recordó que en 1930 hizo un dibujo excepcional sobre la Avenida Juárez titulado 'El día del tránsito', con el que dejó asombrado a todo mundo. Pues en él se puede observar a más de cinco mil personajes realizados por un chico de 15 años de manera maravillosa.

Agustín Sánchez González es autor de una vasta obra, más de 30 libros, que refleja lo mismo la alegría por la vida, a través de una historia dedicada a Cri Cri, que el malestar social expresado en el humor.

De igual forma ha manifestado el abuso del poder de personajes claves en la historia mexicana, como Fidel Velázquez o Alvaro Obregón, que una manera diferente de reflejar la vida con artistas como José Guadalupe Posada o Gabriel Vargas.

Es historiador formado en la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM, ha optado por una historia que mira el mundo desde fuera de la academia.

Sus libros son un encuentro con la vida cotidiana y un retrato diferente y diverso de nuestro acontecer cotidiano a través del cine, del humor, de la caricatura, de la política, de la nota roja, o simplemente mezclando todo.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...