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domingo, 19 de enero de 2020

Chava Flores, en su Centenario





Chava Flores, en su centenario

ENE 18 •
AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ
Salvador Flores Rivera fue un personaje que nació hace cien años, el 14 de enero de 1920, en el número 66 de la Calle de la Soledad, en pleno corazón de la ciudad más grande del mundo.
Chava Flores, el nombre artístico que lo habría de consagrar para la eternidad, surgió algunos años después, luego de varias décadas que chancleteó por esta urbe, y como miles de mexicanos, emprendiendo las más diversas y disímbolas actividades.
 Su ilusión: hacer un poco mejor la vida de quien osara escucharlo a pesar de las sutiles (y no tanto) críticas a un pueblo que no sabe a qué le tira cuando sueña, o que lleva en los genes el nombre de una miscelánea: La ilusión del porvenir.
 No resulta exagerado hablar de Chava como un hombre que, a través de sus canciones, se convirtió en el cronista musical por excelencia, un juglar del siglo XX que nos legó canciones de amor y desamor al mejor estilo de los cantantes de gesta; pero, también, dio cuenta de un manejo de lenguaje que sólo alguien capaz de leer la realidad, de grabar en la mente los giros idiomáticos de lo mexicano, es capaz de producir.
 Sus canciones son una amorosa visión de los paisajes urbanos hoy desaparecidos, así como el retrato de un México que se esfumaba a pasos agigantados a través de la industrialización del gobierno de Miguel Alemán y los subsecuentes. Las calles, los barrios, las vecindades, las tradiciones. Una a una, Chava Flores iba dejando un retrato, una insignia, un tema, un blasón (o hasta un calzón) cual camión de cachivaches que compra y vende.
 Por si ello no bastara para colocarlo en el panteón de los héroes populares, fue un humorista crítico, capaz de sortear la política represiva y autoritaria del gobierno, así como la moral provinciana que regía nuestro país en los años sesenta, a través de las sutilezas del albur.
 Entre las 196 canciones que se le reconocen, en decenas de ellas vislumbramos las imágenes amorosas que, cual pintor costumbrista y heredero de los grandes autores del romanticismo mexicano, son de una ingenua dulzura, capaz de conmover, pero también de mover a risa, a carcajada limpia, pues Chava nos ilustró: reír, siempre es una alternativa al sufrimiento.
 Su canción “Cachito de retrato”, por ejemplo, sólo pudo ser concebida por quien habita y conoce el microcosmos del alma de este país cuyos habitantes padecen el sino de la tristeza, la melancolía, el abandono, de quien se conforma con un poco pues es incapaz de asumir y sentirse dueño de un todo.
 Chava Flores anduvo por toda la ciudad. Aunque nació “en las calles de la Soledad, del barrio de La Merced, cuenta en su libro Crónicas de mi barrio: “De allí nos cambiamos a las calles de Brasil, Vértiz, Revillagigedo, Río de la Loza, Vértiz otra vez, Durango, Doctor Lavista, Capuchinas, Londres, Venustiano Carranza, Peña y Peña, Lecumberri, Coyoacán, cerca de mi tía; otra vez Vértiz, vivimos un año en la ciudad de Veracruz; volvimos, nos instalamos de nuevo en Venustiano Carranza y luego en Coyoacán; total: conocí todo el Distrito Federal Y, para rematar, fui cobrador y me dediqué a conocer la ciudad a pie pues tenía un abono semanal de $250 para el tren”.
 Emociona la lectura de este cronista, pero más aún cuando sus canciones retratan el paisaje urbano que abandonaba la campiña agreste; comenzaba la expansión de una urbe que hoy nos ahoga por la contaminación.
 Sus vivencias muestran la ciudad que transitaba de las vecindades del quinto patio, como en las que vivió y describe en sus canciones, para llegar a los edificios de quinto piso, como la Unidad Cuitlahuac, cerca de la Glorieta de Camarones, en Azcapotzalco.
 Su descripción de la vecindad está emparentada con Gabriel Vargas y La Familia Burrón pero también, con la vecindad de la novela La Rumba, de Ángel de Campo, las películas de la época de oro del cine mexicano, como Por vivir en Quinto PatioEl chismoso de la vecindad, y decenas de títulos más.
 La magistral descripción que hace en su canción “La casa de la Lupe” bien podría mostrar que es la misma de dónde vive doña Borola y don Regino, con sus tlaconetes.
 Y entonces habrá que recordar que Chava Flores, como Gabriel Vargas, o los escritores costumbristas, como Luis G. Inclán y su novela Astucia. Los charros contrabandistas de la rama, nos legaron una serie de enunciados lenguaje que dieron identidad a nuestro idioma y gestaron el lenguaje típicamente mexicano.
 Habría que hacer un diccionario de mexicanismos con el cancionero de Chava Flores y con la historieta de Gabriel Vargas.
 Más aún, su genial manejo de la lengua nos lleva a desentrañar, elegantemente, el albur. Un forma de lenguaje que da identidad a nuestra lengua mexicana, como caso único entre los países de habla hispana, y que resulta imposible de comprender a quienes hablamos la castilla, tanto en España, como en el resto de América.
 Leche, tu té, chocolate, tu avena o café, te sacaba las muelas picadas, dejaba las buenas.
 Sólo un mexicano que se respete, podría descifrar con rigor esta manera del habla del mexicano.

Las canciones de Chava Flores resultan de una compleja sencillez y en eso radica su éxito. Empero, su sentido del humor lo excluyó, en un principio, del panteón popular de la música mexicana. El humor, símbolo e identidad nacional, pero que resulta políticamente incorrecto pues es un elemento que transgrede, hace cachitos la visión idílica de la vecindad, rompe la imagen del amor frustrado y en lugar de mostrar al macho llorón, retrata la inocencia del albañil que pone el retrato de Manuela en una bolsa trasera del pantalón, muy cerca del… corazón.
 Fue a hasta los años setenta, cuando la nueva canción mexicana lo cantó en las peñas, a donde la clase media llegaba a cantar; pues a pesar de su temprano éxito, y ser interpretado por los grandes monstruos del cine mexicano, como Pedro Infante o Tin Tan, cantantes como Pedro Vargas o Rosita Quintana, el reconocimiento fue más bien tardío. Oscar Chávez, Amparo Ochoa, Rubén Schwartzman y hasta Joan Manuel Serrat, lo cantaron desde los años sesenta sobre todo, y esto es importante decir, Chava Flores cuestionó el sistema represivo en que vivía la ciudad y el país entero.

Su “No es justu”, debió enfurecer al regente de Hierro, Ernesto P. Uruchurtu; pero también, en 1968, compuso “El hijo de granadero”: “Mi padre era granadero y era re cuate del estudiante/ Les daba pa sus granadas,/les apostaba por el Atlante/Hoy les da para sus tunas por atrasito y por adelante/ Hoy dice que vive triste, pero prefiere ser ignorante.”

Chava Flores es el más grande cronista musical de esta ciudad. Un hombre al que le seguimos debiendo, pues, como la ciudad a la que tanto cantó, bien se podría decir “En tanto que permanezca el mundo, no acabará la fama y la gloria de don Chava”.

Por ésta, y si no me lo creen, les tengo esta otra.

FOTO: Chava Flores y Ángeles Mastretta (al centro) en la entrega del Premio de cuento “Esa no porque me hiere” en el Museo del Chopo, en 1982./ Fernando Maldonado

sábado, 11 de enero de 2020

Centenario de Chava Flores/ 2

Una nota del Museo del Objeto del Objeto, de 2016, que tomó de un texto de NOTIMEX, y que retomó CONACULTA, en 2013. Fue ralizada por Manuel Bello, injusta y arbitrariamente despedido el año pasado por la torpe perosna que mal dirige esa agencia de noticias.


Chava Flores. Cronista de lo mexicano

Salvador Flores Rivera fue compositor y actor. Sus letras le han llevado a ser reconocido como un cronista musical, ya que siempre trata situaciones y personajes de la metrópoli mexicana.
Escribió cerca de trescientas canciones donde retrata las formas de vida y las costumbres del pueblo mexicano, ese mismo que está presenta en las películas de Tin Tan y Cantinflas, o en las historietas de la Familia Burrón.
Antes de integrarse al mundo del espectáculo, Chava Flores desempeñó diversos trabajos. En su libro autobiográfico “Relatos de mi barrio” narra que desde los 13 años fue cortador, etiquetero y planchador de corbatas, ferretero, tlapalero, vendedor de zapatos, repartidos de carnes, editor y músico. Tal vez esto influyó en sus composiciones, ya que conoció muchos espacios y personas.
Sus composiciones pueden ser consideradas como una fuente importante para comprender un momento relevante en la historia mexicana, el periodo del Milagro Mexicano, el desarrollo urbano que se confrontaba con las vieja tradiciones del siglo XIX. Un momento importante para definir la ideología y concepto de “lo mexicano”
Para Agustín Sánchez, investigador e historiador, la presencia de Chava Flores en el contexto del desarrollo de la cultura popular lo ubica como un cronista con varios rostros, “pues en su caso este término se aplica de manera muy eficaz, como lo señaló en su momento Carlos Monsiváis, quien lo pone junto con Gabriel Vargas, como uno de los grandes narradores de la vida del país.
“Con su música se convirtió en un juglar moderno que hablaba de la vida en una ciudad achaparrada, de quinto patio cuando todavía no había condominios de quinto piso. En ese contexto el compositor retrató de una manera magnífica el acontecer ciudadano, pero también ejerció la crítica política en un momento muy complejo, de mucha represión, pero lo realizó con una elegancia enorme”.[1]
[1] http://www.conaculta.gob.mx/noticias/musica/28351-chava-flores-fue-el-cronista-urbano-de-mexico-de-la-primera-mitad-del-siglo-xx.html


Centenario de Chava Flores/ 1

Una entrevista que me hizo un gran reportero, Manuel Bello, en NOTIMEX y publicó La Jornada, hace 7 años.

Hoy se cumplen 26 años de la muerte del juglar moderno de la ciudad de México
Chava Flores fue un crítico políticamente incorrecto, afirma Agustín Sánchez
Foto
Chava FloresFoto Notimex
Periódico La Jornada
Lunes 5 de agosto de 2013, p. a13
Salvador Flores Rivera, conocido como Chava Flores, es un compositor crucial para comprender un momento de gran relevancia en la sociedad mexicana, pues en sus canciones retrató los primeros pasos del desarrollo urbano del Distrito Federal. Hoy cumple 26 años de muerto.
Nació en La Merced, en la calle de La Soledad, aunque sus biógrafos señalan que creció en Tacuba, la colonia Roma y Santa María la Ribera. En la Unidad Cuitláhuac vivió hasta 1986, año en que se mudó a Morelia, Michoacán. En 1933 falleció su padre, por lo que desde muy joven empezó a trabajar. Tuvo infinidad de empleos: fue costurero, encargado de almacén, cobrador, vendedor ambulante, administrador de una ferretería, propietario de una camisería y una salchichonería, así como impresor.
Para Agustín Sánchez, investigador e historiador, Chava Flores fue un cronista con varios rostros, “pues en su caso este término se aplica de manera muy eficaz, como lo señaló en su momento Carlos Monsiváis, quien lo pone junto con Gabriel Vargas, como uno de los grandes narradores de la vida del país.
Con su música se convirtió en un juglar moderno que hablaba de la vida en una ciudad achaparrada, de quinto patio cuando todavía no había condominios de quinto piso. En ese contexto el compositor retrató de manera magnífica el acontecer ciudadano, pero también ejerció la crítica política en un momento muy complejo, de mucha represión. Lo hizo con una elegancia enorme.
Maravilloso manejo del albur
Con sus canciones hizo críticas al regente de la ciudad de México Ernesto Uruchurtu Peralta, quien estuvo en el cargo entre 1952 y 1966. Temas como Las gladiolas hacen escarnio de las políticas aplicadas durante su mandato, refirió Sánchez.
“Este es un aspecto de su vida que poco se ha valorado. La parte de cronista es la más difundida, pero la de crítica casi no se ha estudiado, a pesar de que regaló temas como La vecindad de la Lupe, en la que es evidente la postura que asume frente al gobierno del mencionado gobernante. En otro sentido, está también el manejo maravilloso que hizo del albur, como La tienda de mi pueblo.
Chava Flores fue un crítico políticamente incorrecto que defendió a la ciudad de México –la cual le perteneció– ante las arbitrariedades que cometió Uruchurtu Peralta. Compuso canciones críticas muy fuertes; desde luego, incluyó a los granaderos de 1968. Las antologías musicales dedicadas a esa época no pueden estar completas sin sus canciones”.
Por los trabajos que realizó en su juventud, tuvo la oportunidad de conocer todos los aspectos de la ciudad, entrar en contacto con sus habitantes y acumular la experiencia necesaria para luego desarrollar su labor como compositor. Los barrios, calles y colonias de la ciudad de México son sus personajes centrales, con las cuales creó hermosas imágenes de la vida cotidiana del pueblo.
El tema que le dio popularidad al inicio de su carrera fue Dos horas de balazos, al que siguió La tertulia, ambas grabadas por la compañía RCA Victor en 1952. A la par de este proceso, comenzó a presentarse en carpas y cabarets de la ciudad, lo cual favoreció su fama en el resto del país, en América Latina y en Estados Unidos.
Para 1976 ya había grabado siete discos de larga duración, y era dueño de la disquera Ageleste. Apareció en siete películas, entre ellas Mi influyente mujer, La esquina de mi barrio, Rebeldes sin causa, Bajo el cielo de México, El correo del norte, La máscara de la muerte y ¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano? Sus canciones fueron interpretadas en diversas películas por actores como Germán Valdés Tin Tan y Pedro Infante (por ejemplo El gato viudo y La tertulia, respectivamente).
Agustín Sánchez refirió que “Chava Flores es un personaje múltiple que como muchos otros grandes de nuestro país aún está por descubrirse y estudiarse, realmente creo que no se ha hecho lo suficiente en ese sentido, no hay un recuento de su obra que vaya más a allá de la forma mítica con que en ocasiones se presenta a este tipo de creadores. En su caso hace falta un estudio muy serio y objetivo para mostrar su grandeza.
“Junto con Gabriel Vargas, Carlos Monsiváis y Salvador Novo, Flores es uno de los artistas que conceptualizaron la forma de ser de los habitantes de este país y específicamente de la ciudad de México.
Su legado ha permanecido a través de los años, aunque fue mayormente difundido en los 70, cuando abundaron los grupos en las peñas que interpretaban sus canciones. Intérpretes como Amparo Ochoa y Óscar Chávez, tomaron como punto central los temas del cantautor.

miércoles, 1 de enero de 2020

Cartón de enero 2020. El caricaturista como propagandista del gobierno

Empieza el año. 
Ya pueden encontrar el ejemplar de enero de 2020 de la revista Relatos e historias en México, donde aparece, como cada mes, mi cartón del mes. 

En este número, presento una caricatura de José María Villasana criticando la ambición presidencial, una obsesión permanente de quien detenta el poder, para tener el control absoluto.

Villasana fue uno de los mejores caricaturistas de nuestra hisoria, pero terminó su vida como un buen ilustrador, ajeno a la crítica del poder, al hacerlo, dejó de ser un brillante humorista gráfico "lo que suele suceder cuando un caricaturista se convierte en propagandista del gobierno".

jueves, 26 de diciembre de 2019

Cartón del mes. Las torpezas de un presidente

Casi termina diciembre y no había subido mi colaboración, de este mes, en la revista Relatos e historias en México: un retrato de Madero, al estilo Roberto Montenegro, que muestra a don Francsco como responsable de sembrar muerte por doquier debido a sus torpezas.




sábado, 21 de diciembre de 2019

Bartlet-Obrador. La infamia cabe en una fotografía

Si algo ha caracterizado a este gobierno es su autoritarismo. Este rasgo no es nuevo.

"Al diablo con las instituciones" es una frase que ha quedado para la historia, al mismo nivel que "mátalos en caliente", "No pago para que me pegues", "No traigo cash", o "Ni los veo ni los oigo".

López Obrador sedujo a 30 millones de mexicanos con su discurso mesiánico, autoritario y anticorrupción.

Trece meses después de tomar la presidencia, sigue la seducción, aunque no sabemos cuántos han despertado, pero muchos siguen embelesados con su bravuconería demagógica.

Hoy 19 de diciembre se nos adelantó con la noticia de la inocencia de corrupción de Bartlet. La señora Ackerman superó al anterior contralor que dejó una casa impune: ella dejó 21 casas, y declaró inocente a Bartlet, el autor del mayor fraude electoral de la historia, en 1988.


LO peor no fue eso: la impunidad con que López Obrador se retrató al lado de Bartlet, comiendo barbacoa y teniendo como testigo mudo al titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (seguro para terminar de borrar cualquier vestigio de su inocencia).

Como la frase "Al diablo las instituciones", esta foto queda como testimonio histórico de la impunidad y autoritarismo del presidente y que, sin duda, es el mejor regalo navideño para los 30 millones votos que tuvo.
La visión del único caricaturista que, como tal,
sigue en La Jornada



sábado, 14 de diciembre de 2019

#Leocononce Miradas que matan

Hoy, 14 de octubre, tuve uno de los momentos más felices de mi vida al participar en un excelente programa que tiene Miguel de la Cruz, con Canal 11: #Leocononce.

Se trata de un club de lectura en donde participan un numeroso contingente de ávidos lectores que dialogan con el autor pero antes leyeron el libro.

Me tocó la suerte de que leyeran Miradas que matan. Crónicas de mujeres asesinas y el resultado fue: la felicidad de saberse leído, de encontrarse con un grupo que sueña a la par que el autor (y seguramente, hasta más).


La maravillosa idea de este programa corresponde a Miguel de la Cruz, uno de los periodistas más constantes y permanentes desde hace ya varias decadas. Un hombre al que se le identifica con la cultura, desde siempre, y desde mi añorado Canal 11. 

Miguel ha sido uno de los periodistas culturales cuya calidad ha ido en aumento con el paso de los años.

Este programa es único en la TV mexicana y, tal vez, de los pocos que puedan existir en el mundo.

El encuentro de hoy, desde la librería Octavio Paz, del FCE, lo pueden ver https://www.facebook.com/OnceNoticiasTV/videos/455875965124793/

Uno de los mejores regalos que he tenido en mi vida, es, sin duda, participar en este gran proyecto que ojalá dure muchos años.



miércoles, 20 de noviembre de 2019

El Retiro, en Madrid. La Hoja que recomiendo

Desde que conocí el restaurante asturiano La Hoja, suelo visitarlo cada vez que estoy en Madrid. 
Sus fabes, su rabo de toro, la fabada, la merluza a la sidra, todo, todo es exquisito. Y el postre, un arroz con leche como ninguno.

Un día escribí un texto que al final quedó inédito y ahora, mi editor madrileño, me invitó a publicarlo en la Guía de El Retiro, el emblemático parque español, que regalan a los clientes de La Hoja. 

La Hoja está cerca del Retiro, si tienen oportunidad, vayan. 
Es una delicia todo.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Alfonsina Storni en el metro de Madrid

En cada vagón, un poema. 
     El metro de Madrid, al contrario del de México corre en sentido contrario y siempre es desconcertante cuando uno lo escucha llegar y cree que viene hacía tí y, en realidad, va para el otro lado.
     En un vagón, uno de los poemas emblemáticos de la poetisa argentina Alfonsina Storni




Tú me quieres blanca

Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada .
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!
Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua:
Habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.

Denuncian abandono del Museo Posada

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