"Al diablo con las
instituciones" es una frase que ha quedado para la historia, al mismo
nivel que "mátalos en caliente", "No pago para que me
pegues", "No traigo cash", o "Ni los veo ni los oigo".
López Obrador sedujo a 30
millones de mexicanos con su discurso mesiánico, autoritario y anticorrupción.
Trece meses después de tomar la
presidencia, sigue la seducción, aunque no sabemos cuántos han despertado, pero
muchos siguen embelesados con su bravuconería demagógica.
Hoy 19 de diciembre se nos
adelantó con la noticia de la inocencia de corrupción de Bartlet. La señora
Ackerman superó al anterior contralor que dejó una casa impune: ella dejó 21
casas, y declaró inocente a Bartlet, el autor del mayor fraude electoral de la
historia, en 1988.
LO peor no fue eso: la
impunidad con que López Obrador se retrató al lado de Bartlet, comiendo barbacoa
y teniendo como testigo mudo al titular de la Unidad de Inteligencia Financiera
(seguro para terminar de borrar cualquier vestigio de su inocencia).
Como la frase "Al diablo
las instituciones", esta foto queda como testimonio histórico de la
impunidad y autoritarismo del presidente y que, sin duda, es el mejor regalo
navideño para los 30 millones votos que tuvo.
La visión del único caricaturista que, como tal, sigue en La Jornada |
No hay comentarios:
Publicar un comentario