Hace unos años me invitaron a
Ciudad Juárez a montar una exposición dedicada a Memín. Al terminar la
conferencia inaugural, se acercó una persona a quien no conocía, a invitarme a participar en unas Jornadas de Historia que celebraba un grupo de amigos, profesionista diversos, interesadas en la historia.
Esta importante agrupación,
promotora de la historia, se llama Sociedad Paso del Norte y, por entonces, era
dirigida por el profesor Teodoro Montes.
Este es un grupo independiente, autónomo,
que se mantiene gracias al esfuerzo y entusiasmo de todos sus miembros y que
participan en la divulgación de la cultura, a través de un programa de radio, conferencias
en escuelas de todos los niveles, un evento anual de conferencias y mesas
redondas y que rescatan tanto la cultura nacional como la local.
Participar con ellos fue una
experiencia única.
Ávidos de conocimiento,
entusiastas, afectuosos, me hicieron parte la sociedad. Me entregaron un
reconocimiento, que para mí es uno de los más bellos que he recibido pues fue
entregado por mis pares y, por si fuera poco, me invitaron a integrarme como
miembro honorario, a la Sociedad Paso del Norte.
Entre este generoso grupo, el profe
Teodoro y yo tuvimos un acercamiento e identidad muy grande, que nos convirtió
en amigos.
Desde entonces, hablamos regularmente
por teléfono y para mí era un gusto enorme hacerlo con el buen Teodoro, que
siempre estaba lleno de actividades, de propuestas, de sueños, junto con
esposa, la profesora Imelda tan entusiasta y generosa como él.
He vuelto a Ciudad Juárez un par de
veces y gracias a ello, nos encontramos de nuevo.
El año antepasado le pedí me
llevara a conocer esa Ciudad Juárez tan de él y así lo hizo; pasamos un día
maravilloso, luego comí con los colegas de la Sociedad Paso del Norte y me
despedí, anhelando volver.
Hoy me enteré que la próxima vez
que vuelva a Ciudad Juárez ya no lo veré y extrañaré su amable sonrisa, su
entusiasmo, su conocimiento, su amor a la vida y a la historia.
No sé de cierto si existe el cielo,
el infierno está en este mundo, pero si lo hay, me gustaría llegar ahí y
encontrarme con mucha gente con la que me he cruzado en la vida y han dejado
una huella imborrable, como el profesor Teodoro.
A la tristeza por estos días
inéditos, se suma ese dolor por la partida de ese hombre bueno y generoso que
un día conocí en Ciudad Juárez y al que, sin duda, no olvidaré jamás.
1 comentario:
Agustin, es un honor que dedique este espacio a mi padre. De todo corazon, de parte de nuestra familia: MUCHAS GRACIAS. Siempre tendra a donde llegar a nuestra querida ciudad. Atte. Laura Montes
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