domingo, 23 de julio de 2017

García Lorca escondido en la ciudad de México

Poca gente conoce un nicho ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, dedicado a Federico García Lorca, uno de los grandes poetas universales, a pesar de que, estoy seguro, no hay capitalino que no haya pasado por ahí cuando menos una vez en su vida.

García Lorca murió de manos de las hordas franquistas que quisieron destruir la inteligencia española y a la que, de alguna manera, nuestro país, resguardó y acrecentó. 

Lorca es un poeta con una musicalidad única, prueba de ello es la cantidad de artistas que han cantado sus obras.

Su Pequeño vals vienés ha sido interpretado por Leonard Cohen o Ana Belén; su interpretación de Son de negros en Cuba, conocida como Iré a Santiago, es otro gran prodigio, tanto en la versión de Ana Belén, con arreglo de Michel Camilo, como la tocada por Cachao. Ambas no tienen desperdicio alguno.

Son de negros en Cuba
Cuando llegue la luna llena 
iré a Santiago de Cuba, 
iré a Santiago, 
en un coche de agua negra. 
Iré a Santiago. 
Cantarán los techos de palmera. 
Iré a Santiago. 
Cuando la palma quiere ser cigüefla, 
iré a Santiago. 
Y cuando quiere ser medusa el plátano, 
iré a Santiago. 
Iré a Santiago 
con la rubia cabeza de Fonseca. 
Iré a Santiago. 
Y con la rosa de Romeo y Julieta 
iré a Santiago. 
¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas! 
Iré a Santiago. 
¡Oh cintura caliente y gota de madera! 
Iré a Santiago. 
¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco! 
Iré a Santiago. 
Siempre he dicho que yo iría a Santiago 
en un coche de agua negra. 
Iré a Santiago. 
Brisa y alcohol en las ruedas, 
iré a Santiago. 
Mi coral en la tiniebla, 
iré a Santiago. 
El mar ahogado en la arena, 
iré a Santiago, 
calor blanco, fruta muerta, 
iré a Santiago. 
¡Oh bovino frescor de calaveras! 
¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro! 
Iré a Santiago.


Caricatura de bagaría, uno de los grandes caricaturistas catalanes


Esta es la versión de Ana Belén


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