miércoles, 17 de mayo de 2017

Petróleo negro ... como el humor




En abril de 2007, dentro de las decenas de publicaciones que he participa-do, colaboré en un suplemen-to cultural llamado Petroleum, donde escribí sobre temas de petróleo y caricatura.

Esto que tienen ahora, fue el primer escrito y forma parte del rescate de mis textos en la prensa, un tanto anárquico, por cierto, que vengo realizando para que mis trabajos no se pierdan del todo. (Por cierto que el patrocinador desapareció, dejando una gran deuda a la editora y, de pasadita a muchos de los colaboradores)

PETRÓLEO NEGRO COMO EL HUMOR

Los mexicanos padecemos el síndrome de Pedro infante. En una de las escenas de la película ATM/ A toda máquina (Ismael Rodríguez, 1951), tras un terrible accidente, Pedro le pregunta a Luis Aguilar: “Le duele”; "Nomas cuando me río”, responde Aguilar. "Entonces le voy a contar muchas chistes", contesta el único héroe a la altura del séptimo arte.
Solemnes o no, durante cada crisis o ante serios problemas nacionales o mundiales, contestamos con un chiste o una caricatura.
Es curioso, inclusive, como Ramón Ló­pez Velarde, uno de nuestros grandes poe­tas, advirtió: "El Niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros de petróleo el diablo", como una broma de humor negro.
Son famosos los cartones de Rogelio Naranjo en contra del derroche petrolero del presidente José López Portillo en cuyo gobierno (1972-1978) se vivió una bonanza petrolera, la cual hizo afirmar a este políti­co que había que irse acostumbrando a la riqueza. Sin embargo, el país terminó en una de las grandes crisis cuyos efectos aún padecemos.
Esta historia de bonanza generó una de las frases cómicas que marcó ese gobierno, cuando señaló: "Defenderé el peso como un perro". A los pocos días la devaluación llegó a límites insospechados.
La crítica incisiva de Naranjo tuvo un impacto fundamental en la ruptura del sis­tema presidencialista mexicano. Sus carica­turas a presidentes desde Luis Echeverría hasta Vicente Fox, pasando por los otros tres, sensibilizaron a la sociedad en la ne­cesidad de modificar el sistema autoritario y presidencial de nuestro país.
Otra manera de humor se dio en 1989 cuando Carlos Salinas de Gortari en uno de sus primeros actos de gobierno encarceló a La Quina, el líder moral del sindicato petrolero.  Palillo, uno de nuestros legendarios cómicos de carpa, aprovechó para montar una obra llamada Presidente sin quina.
Desde 2005, el gobierno de Campeche, a través de su Instituto de Cultura, ha con­vocado a uno de los pocos premios existen­tes de caricatura: el Concurso Nacional de Caricatura "Domingo Pérez Piña", que en su primera edición tuvo como tema "Petró­leo y medio ambiente".
La justificación para ello, además de promover y valorar la caricatura, consis­tió en señalar que el estado de Campeche aporta 70 por ciento de la producción na­cional de este hidrocarburo.
Participaron más de 40 moneros de todo el país, mostrando que la caricatura mexi­cana goza de buena salud. Los tres primeros lugares los ocuparon Art (Arturo Valentín Paz), Davico (David Contreras) y Vimaya (Adán Vite Maya), respectivamente.
Algo que caracteriza a este trío es la calidad y limpieza de su obra. El trabajo de Art, un óleo que muestra la contamina­ción a los animales, bañados en petróleo, con un título elocuente: Derivado del pe­tróleo. Davico, en tinta, dibuja un esque­leto de pescado, cuya columna vertebral está compuesta por barriles de petróleo. Por su parte, Vimaya muestra a un patito que no era feo.

La crítica a la contaminación ambiental es, sin duda, una necesidad; nadie ignora que el petróleo tiene una importancia vi­tal en nuestra economía, pero ha generado algunos accidentes que han roto con el equilibro ecológico y eso, por supuesto, no es ningún chiste.




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