Poca gente
sabe que París, no es la misma ciudad maravillosa que existe hoy. No todo es la Torre Eiffel.
Su historia se remonta apenas al siglo XIX, cuando nace esta urbe perfecta, bueno casi, asociada al Barón Haussman quien generó una revolución urbana, construyendo una red de ejes que gestan un goce estético y un asombroso encuentro permanente con el milagro urbano.
Volver a París
en el Siglo XXI, fue mágico.
Hacía 22
años que no estaba ahí.
Ahora, no sé
exactamente el por qué, busqué la ciudad perdida, la ciudad inexistente hoy y
me encontré, casi sin querer, con ese París histórico, originario.
El París
romano, la pequeña villa gala denominada Lutetia
Parisiorum, más conocida como Lutecia (tal vez de la raí celta=ratón, según
wikipedia)
De eso no
queda nada, pero me encontré sin investigar entonces, las arenas de Lutecia, un
anfiteatro romano inserto en el V Distrito de París y al que debimos caminar
mucho para encontrarlo pues estaba muy escondido.
Impresiona su presencia en medio de grandes edificios
y de un jardín hermoso.
Hoy es un redondel donde lo jóvenes juegan y se divierten, como hace cientos de años. No sé si algún colega le asuste el uso contemporáneo de un monumento histórico pero a mi me gustó que hoy se pueda seguir usando a pesar de los siglos que pude mirar y me miraron.
Llegué a Lutecia, después París.
Luego, en el barrio latino, un buen vino.
Salud.
Luego, en el barrio latino, un buen vino.
Salud.
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