Sin
duda, expresiones estéticas de gran calidad que nos permitieron cohesionarnos como Nación.
La creación de lo mexicano debió pasar por el arte, donde tuvimos,
tenemos, granes artistas que generaron una visión a favor del pueblo, de la
vida, del ser del mexicano.
Lejos
de reflectores como artistas inventadas (Frida, por supuesto) existen hombres y mujeres que crearon las
imágenes que mostraron lo que somos y el potencial crítico que hoy, por lo
menos, está dormido.
Hay
que leer la historia, hay que conocer nuestras imágenes, nuestras creaciones
estéticas para entender lo qué somos. Por eso, vale la pena echarse una vuelta
por el Museo Nacional de la Estampa que desde este fin de semana alberga la
obra de uno de estos grandes artistas cuyo nombre no suele ser muy conocido,
aunque muchos de nosotros tenemos muy presentes sus imágenes: Isidoro Ocampo,
un grabador que usó la imagen como una arma de conocimiento social y de lucha
política.
Ocampo nació en Veracruz, en el año crucial de 1910 y murió en 1983. Perteneció
a La Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y al Taller de
Gráfica Popular (TGP), instituciones que conformaron las grandes asociaciones
artísticas de entonces y se convirtieron en referente de nuestro arte, asumiéndose,
además, como continuadores de la obra de Posada. Ahora mismo recuerdo la
muestra que curé sobre este artosta y que titulé justamente La línea que definió el arte mexicano.
Vayan
al Museo Nacional de la Estampa a encontrarse con uno de los grandes artistas
del arte mexicano en lo que es la más completas colección que se ha mostrado
hasta ahora.
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