Los buenos caricaturistas, los que no se adhieren ciegamente a una causa, son más terribles con sus afines.Bueno, no sólo los buenos caricaturistas, creo que todos los humanos debiéramos ser más críticos con lo que creemos. Ser autocomplacientes nos permitió, por ejemplo, apoyar las causas de dictaduras como la de Fidel Castro que, en aras del socialismo, aplaudimos ciegamente esa tragedia.
Vuelvo a los caricaturistas, personajes liberales y juaristas como Santiago Hernández fueron capaces de crear las caricaturas más terribles y críticas con Benito Juárez, por ejemplo. Es en ese sentido que menciono la complacencia de caricaturistas que son incapaces de tocar a personajes con los que simpatizan.
La caricatura debe poner el dedo en la llaga y mostrar la mentira de la realidad y si hay un grupo que se distingue por su falsedad y proclividad a la mentira, es el político tradicional.
Los caricaturistas, desde siempre, han mostrado esa falsedad, a esos maromeros que nos hacen creer que se preocupan por nosotros, cosa más falsa pues es sabido que en cuanto obtienen el hueso, como perros, van a enterrarlo para gozarlos de una manera egoísta.
Por eso los han dibujado siempre como maromeros, hombres que echan maroma y siempre caen de pie.
Conocemos muchas historias y sabemos lo miserable de sus historias. Una de ellas, la más terrible ruin, en un país donde millones pasan hambre, es la corrupción. Peor aun, cuando algunos políticos quieren dar lecciones de moral, como el señor Carlos Imaz, prototipo de luchador estudiantil, convertido en un corrupto y decadente político, por cierto que no es el único de la generación del CEU pues hay otros, más listos que Imaz, que no enseñan públicamente el cobre.
Por cierto, Imaz fue delegado en Tlalpan y hoy su dulce esposa es candidata del PRI-eta (o MORENA) para ocupar ese mismo puesto y Carlitos se prepara para convertirse en el primer hombre de esa delegación, frotándose las manitas calientes.
Ya en 1845, Hesiquio Iriarte publicó en El gallo Pitagórico, una caricatura que muestra la historia de estos desvergonzados.
Historias de José Guadalupe Posada, notas de prensa, crónica literaria y periodística
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