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sábado, 10 de enero de 2015

Carlos Neve: Las líneas perdidas

La Jornada Semanal,   domingo 19 de marzo  de 2006        núm. 576
 

Agustín Sánchez González
Carlos Neve: Las líneas perdidas
Los ilustradores de la prensa pertenecen a un género completamente menospreciado, no obstante la gran calidad mostrada por muchos de ellos. En estos días, el Museo de la Caricatura presenta una muestra de Carlos Neve, un excepcional dibujante y caricaturista a quien la historia ha marginado. La exposición se llama La ilustración periodística de Carlos Neve, y está conformada por cincuenta dibujos cuya temática básica es la nota roja, que publicó en el periódico El Demócrata en la década de los veinte.
El retrato de una sociedad postrevolucionaria marginada y agresiva, que se hallaba en busca de sí misma y curaba sus males con la violencia, es lo que dibuja magistralmente Carlos Dionicio Neve Martínez, nombre completo de este gran dibujante nacido en Xalapa, Veracruz, en una fecha incierta (se dice que en1894-1895, o en 1890, indistintamente).
Como todo artista olvidado, sus primeros pasos se pierden o a veces se mitifican. Según el crítico Xavier Moysen, Neve publicó sus primeros trabajos en El Demócrata, mientras que Mercurio López señala que comenzó en la Revista Azul, y más tarde en la revista Multicolor, aunque también dice que el poeta Salvador Díaz Mirón, su paisano, se encargó de conseguirle trabajo en El Imparcial.
Hace unos meses encontré en el acervo del Museo de la Caricatura seis cartones firmados por Canta, uno de ellos publicado en la revista Moheno,editada en 1913. Gracias a unas caricaturas de la bailarina argentina Antonia Mercé, que ilustran un poema de Efrén Rebolledo, encontré la clave para entender que ese seudónimo corresponde a Neve, como lo da a conocer la revista Pegaso en unas caricaturas que Canta (Neve), realizó.
Esto viene a responder, sin duda, un cuestionamiento realizado por el maestro Moysen quien escribió, en 1984: "Rafael Carrasco Puente y Santiago R. De la Vega, sin mayor análisis de los dibujos vieron en el artista a un caricaturista."
Ambos autores tenían razón respecto a los monos hechos por Neve en la revista Moheno que se publicaron entre 1913 y 1914. De hecho, en el único ejemplar que conozco, el número 4, todas las caricaturas son de Neve. (Cabe aclarar que este seudónimo también se le ha atribuido al dibujante López Ayala, pero los trazos del dibujo y la firma de Neve y de Canta son muy semejantes, además del rostro femenino, al que siempre le dibuja una nariz muy parecida.)
Existe otra revista de la época llamada Caricaturas, de 1914, donde las caricaturas también son de Canta. El director de la revista es Ignacio Baeza, el mismo de Moheno, lo que hace suponer que es una continuación de ésta.
No son, por cierto, las únicas caricaturas realizadas por Neve, las hay en revistas como El Revolucionario; además, Neve realizó una historieta en el periódico El Universal llamada S M Segundo i, rey de Moscabía, con argumento de Hipólito Zendejas, otro de los personajes de quien urge una buena biografía.
Desde los años veinte trabajó en El Universal y en El Ilustrado, así como en La Prensa y en la revista de la crom, así como en Vea. En los años cuarenta continuó haciendo cómics en las revistas editadas por Editorial Novaro, con títulos como Tesoros de cuentos clásicosLeyendas de AméricaEpopeya y otras que publicaba esa editorial.
Otro aspecto importante de Neve fue su papel en la publicidad pues trabajó en la Casa Maxims, una de las primeras agencias de publicidad, pero ya desde 1913 había realizado anuncios para diversas revistas.
En su libro Imágenes del deseo, Julieta Ortiz llama la atención sobre el trabajo de Neve en la primera portada a color de Revista de Revistas, así como el siguiente comentario: "El primer anuncio firmado por Neve que localicé data del 12 de enero de 1916 y se refiere a La Aurora del Pánuco." En la muestra del Museo de la Caricatura existen algunos ejemplos de su trabajo en la publicidad.
Neve fue un estupendo ilustrador de más de treinta libros de autores tan disímbolos como Julio Sesto (La tórtola del Ajusco Azulejos), Heriberto Frías (Águila o Sol), Rosendo Salazar (Las pugnas de la gleba), La sombra, de Edgard Allan Poe y veinte etcéteras más.
Neve obtuvo varios reconocimientos: la Medalla de Oro, en Alemania, y una condecoración en la Feria de Covadonga, por sus dibujos taurinos. Cinco dibujos de esta temática se pueden ver en el Museo de la Caricatura.
Otra faceta de Neve, finalmente, fue la creación, en 1955, de seis murales para la Secretaría de la Defensa Nacional.
Casi toda la caricatura y los dibujos publicados en la prensa escrita en el mundo se han perdido, por eso es importante la exposición que hoy podemos admirar: una muestra que recoge las imágenes dibujadas a partir de abril de 1919, cuando Carlos Neve comenzó a ilustrar las crónicas de Miguel Necoechea, uno de los grandes reporteros de nota roja en el periódico El DemócrataDiario Constitucionalista, hasta que éste desapareció.
Los hermosos trazos que Neve realizó en este periódico, del cual llegó a ser jefe del departamento de dibujo, dejan constancia de un país de horror; son trazos en línea —con maravillosos claroscuros—, compuesta por infinidad de detalles y en estilo art nouveau.
Ese medio centenar de piezas originales que hoy se exhiben fueron resguardadas, con la anuencia de Neve, por su ayudante, Carlos Alberto Salinas. Su hijo, Carlos Salinas Saucedo, director de eventos especiales de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), los retomó, enmarcó y entregó en custodia a la propia universidad.
Al igual que el trabajo realizado por José Guadalupe Posada, quien hizo de la nota roja toda una galería de dibujos geniales, Neve, en otro estilo, realizó líneas excepcionales, obras bajo la influencia del art nouveau, pero que también acusan los trazos de la caricatura de la revolución, o de las figuras grotescas de José Clemente Orozco, así como de las imágenes publicadas en revistas como Multicolor Ojo parado.
El art nouveau, definido como "un microbio patógeno dentro del arte decorativo" se convirtió, en el lápiz de Neve, en un microbio que se propagó en un mundo de horrores y miseria. Su obra juega con una línea muy fina, de gran calidad.
Un importante crítico, Xavier Moysen, calificó a Neve como uno de los grandes maestros del dibujo pues sus dibujos mantienen un discurso visual impresionante, de una gran expresividad. Hermanado con Julio Ruelas, pero sobre todo con Roberto Montenegro, Neve tiene un estilo propio donde destacan, al detalle, los elementos apocalípticos de ese México que se niega a desaparecer.

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