domingo, 7 de junio de 2020

Escribir es terapéutico





Hoy me encontré un texto que escribí y publiqué en facebook en los días terribles del terremoto de hace tres años y suenan actuales, por eso lo retomo








Lo aprendí hace muchos años, cuando empecé a publicar en la prensa.
Muchas cosas que uno vive, sufre y goza, se exorcizan o magnifican a través de las letras. Sigo pasmado, impactado, llorando a ratos, como cuando murió mi madre cuyo recuerdo llegaba a cada rato durante muchos días y, ahora, durante muchos años; pensando en las cosas que uno tiene que hacer para morar en este mundo y la imposibilidad de enfrentarse a un monstruoso fenómeno de la naturaleza que deja poco espacio para la lucha.
Pienso en el poeta José Martí que decía que los niños nacen para ser felices y sigo creyendo que uno nunca debiera de dejar de sentirse niño (yo me sigo sintiendo así) para enfrentar al mundo con alegría y para ser feliz, y para defender la alegría hasta de la alegría, como escribió Mario Benedetti (y luego musicalizó Serrat)

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
Tal vez en este momento (y en todos, por cierto) debiéramos tener esa divisa, yo la tengo, se las recomiendo y escuchen a Serrat, queda bien en este momento de miedo, dolor y pesimismo.
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.




martes, 2 de junio de 2020

lunes, 25 de mayo de 2020

Rosario Castellanos. Hoy cumple 95 años. Hoy es siempre












Una de nuestras grandes, enormes poetisas.
Escritora inmensa que quiero recordar hoy, 25 de mayo, que cumpliría 95 años.
Tres poemas






Amor
Sólo la voz, la piel, la superficie
Pulida de las cosas.

Basta. No quiere más la oreja, que su cuenco
Rebalsaría y la mano ya no alcanza
A tocar más allá.

Distraída, resbala, acariciando
Y lentamente sabe del contorno.
Se retira saciada
Sin advertir el ulular inútil
De la cautividad de las entrañas
Ni el ímpetu del cuajo de la sangre
Que embiste la compuerta del borbotón, ni el nudo
Ya para siempre ciego del sollozo.

El que se va se lleva su memoria,
Su modo de ser río, de ser aire,
De ser adiós y nunca.

Hasta que un día otro lo para, lo detiene
Y lo reduce a voz, a piel, a superficie
Ofrecida, entregada, mientras dentro de sí
La oculta soledad aguarda y tiembla.


Día del esplendor y la abundancia
 POEMA SIGUIENTE
Día del esplendor
y la abundancia.
La cosecha me pesa
sobre la falda.

Abrid puertas, amigos,
y ventanas
convidando las gentes
a mi casa.

Dad a todos el pan,
la posada.
No ahuyentéis las palomas
si bajan.


Falsa elegía

Compartimos sólo un desastre lento
Me veo morir en ti, en otro, en todo
Y todavía bostezo o me distraigo
Como ante el espectáculo aburrido.

Se destejen los días,
Las noches se consumen antes de darnos cuenta;

Así nos acabamos.

Nada es. Nada está.
Entre el alzarse y el caer del párpado.

Pero si alguno va a nacer (su anuncio,
La posibilidad de su inminencia
Y su peso de sílaba en el aire),
Trastorna lo existente,
Puede más que lo real
Y desaloja el cuerpo de los vivos.

viernes, 22 de mayo de 2020

Don Venustiano y los Con-sus-uñas-listos

A propósito del humor nacional, que nos ha permitido sobrevivir a tanto gobernante inepto y ladrón, traigo a colación algunos chistes que se le hicieron al llamado Rey Viejo, Venustiano Carranaza, a cien años de su asesinato.
A propósito de la corrupción, Alfonso Taracena señala que, en un mitin en la Alameda, un profesor dijo lo siguiente:
El diccionario le está agradecido al señor Carranza porque le ha dado una palabra más que significa latrocinio, pillaje, abuso, disolución; esta pala­bra nueva es carrancear...

  También, su apellido ha servido para calificar “El año de Carranza”, pues el de Hidalgo ya no alcanza (Para no doctos de la historia y el humor, se llamaba el año de Hidalgo, tarugo el que deje algo)
 A los soldados del Ejército de Carran­za se les llamaban “Constitucionalis­tas”, pero la mala fama, bien ganada, hizo que se les nombrara, Con-sus-uñas-listas y a su jefe Venusti-Asno.
En Tlaxcalantongo, Carranza fue em­boscado y asesinado por las huestes sonorenses. Debido a ello, el poeta Libo­rio Crespo escribió esta cuarteta:
    Si vas a Tlaxcalantongo
    no te duermas, ponte chango
    porque allí a Barbastenango
    le robaron el mondongo.

En cien años, si el mundo y el país sobreviven, los historiadores futuros se podrán dar vuelo ante el pequeño presidente que nos desgobierna en 2020. 

Sus apodos, algunos tan pedestres como el Cacas, permanecerán, sin duda, en la memoria colectiva pues a diferencia de hace cien años, existen muchas formas de recoger esos testimonios y sin tanta complejidad, como lo hemos hecho quienes nos dedicamos a esta labor de rescate del humor político.




jueves, 21 de mayo de 2020

Don Venustiano y el humor

La corrupción no nació con el neoliberalismo ni se acabará nunca, mientras existan una sociedad que se asuma como corrupta y elija a gobernantes iguales, que se disfrazan de ovejas siendo peor que lobos hambrientos.
La honradez del gobierno de AMLO, por ejemplo, es una falacia que se desmiente de inmediato con tres apellidos: Bartlet, Nahle y Guevara, por mencionar los casos más escandalosos. La vida de magnates que se dan los junior López, muestran que su honradez es tan falsa como sus discurso.
En el centenario del asesinato de don Venustiano, rescato un chiste que le contó Álvaro Obregón a Blasco Ibánez y que publiqué en mi libro Los mejores chistes sobre presidentes

El general Alvaro Obregón le platicó a Vicente Blasco Ibáñez, la forma en que perdió su reloj un Ministro español:

              Un nuevo Ministro de España aca­baba de presentar sus cartas cre­denciales, y el Presidente Carranza estaba ansioso de darle la bienve­nida con un gran banquete oficial.   Las cosas tenían que hacerse bien. España había sido el primer país de Europa que reconoció a don Ve­nustiano después de la revolución.
      De pronto, el diplomático español llevó la mano al chaleco y se puso pálido.
     —¡Caramba! —exclamó—, ha desapa­recido mi reloj! Era una máquina muy antigua, de oro e incrustraciones de brillantes y recuerdo de familia.
          Hubo un silencio absoluto. El Mi­nistro se volvió a mirarme, porque estaba sentado cerca de él. pero el brazo que me falta quedaba justa­mente del lado del ministro. ¡Yo no podía coger el reloj! Después miró a Cándido Aguilar, hijo político de don Venustiano, que estaba sentado del otro lado. Aguilar conserva sus dos brazos, pero una de sus manos, por suerte, la del lado del Ministro, está casi paralítico. Tampoco él po­día ser el ratero. Convencido de que debía dar el último adiós a su per­dida joya, el Ministro de España permaneció durante el resto de la comida maldiciendo desesperadamen­te entre dientes.
          —¡Me han robado el reloj. Esto no es un gobierno. Esta es una cueva de ladrones.
      Cuando se levantaron de la mesa, don Venustiano, con su acostumbra­da actitud venerable, se acercó al Ministro y le dijo al oído:
   —Aquí está, pero no vuelva usted a mencionarlo.
     El diplomático no pudo contener su sorpresa y admiración. No fue el hombre de mi derecha, no fue el hom­bre de mi izquierda. Debe haber sido el hombre que estaba frente a mí, en la mesa.

          —¡Oh, mi querido presidente!, con razón le llaman a usted el Primer Jefe.

lunes, 18 de mayo de 2020

Quédate en casa. Miradas que matan. #LeoConOnce


Desde hace casi tres años existe un excelente programa de difusión de la lectura #LeoConOnce, con la conducción de uno de los reporteros culturales más prestigiados: Miguel de la Cruz, quien conduce y transmite por Canal 11.
En diciembre de 2019, me invitó a platicar sobre mi libro Miradas que matan.
Este es el video, espero lo disfruten.

https://www.facebook.com/watch/live/?v=455875965124793&ref=watch_permalink



sábado, 16 de mayo de 2020

De López del siglo XIX, a López del siglo XXI

Apenas abrí la segunda página del libro Santa Anna. El dictador resplandeciente, de Rafael F. Muñoz, y quedé impactado por un párrafo que escribió, en la presentación, el maestro Felipe Garrido:

Ha luchado denodadamente por el poder, mas una vez que se encumbra parece hastiado y encuentra siempre la forma de retirarse, aunque sólo para volver sobre sus pasos en la primera oportunidad. Ha cambiado de partido y de bandera cada vez que lo ha creído necesario, pero siempre ha sabido justificar su actitud incluso ante la opinión de sus enemigos. Es capaz de organizar un ejército de la noche a la mañana, pero no de ganar una batalla donde todas las circunstancias le son favorables. Muchos lo culpan de la derrota nacional en la campaña Tejas, pero muchos más están dispuestos a dar la vida por él. Algún contemporáneo suyo lo ha descrito como "detestable pero imprescindible".

Sin duda, el pueblo mexicano suele adorar a los caciques arbitrarios.
Este retrato, de un goberante autoritario, egocéntrico y de una enfermiza necedad de poder, parece haber sido escrito en estos días trágicos, como los del siglo XIX.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...