Anda
por allí. Por más que se quiera correr, a diario lo alcanzamos y siempre, inevitablemente,
nos sorprende.
Apenas hace unos diez años cuando preguntaba a mis alumnos
ceceacheros acerca de lo que harían cuando llegara el siglo XXI, ellos
especulaban y, alguna vez, una alumna, llena de terror, pidió cambiar de tema.
Y es que el futuro siempre da miedo.
La incertidumbre es lo más cruel. Ya lo cantaban los
hermanos Martínez Gil: "iay! cómo es cruel la incertidumbre.
El pasado no siempre es mejor. Nuestro cerebro lo guarda
celosamente como en un archivo de computadora que, muchas veces, no deseamos
abrir.
Claro, hay fragmentos del pasado que uno recuerda con
agrado. El primer beso, como decían los poetas del pasado, es inolvidable.
Pero nada, lo único que cuenta es el presente. Los letreros
de las viejas misceláneas de otros tiempos eran muy claros: "Hoy no fío,
mañana sí".
Nadie puede imaginar el acontecer, el devenir; el pasado,
en cambio, puede ser manipulable para nosotros.”
Ayer maravilla fui y ahora ni sombra soy". La canción
de "La llorona" que hoy queda tan bien para ciertos psicópatas que no
valen la pena mencionar, aunque andan por gringolandia pregonando sus grandes
éxitos.
"Nosotros somos
quienes somos, basta de historia y de cuentos". Todo sucederá este día. La
vida, tan difícil, tan complicada, acontece a veces a cuentagotas y cuando nos
damos cuenta ya es pasado.
¿Quién nos diría que muchos de los viejos comunistas, luchadores
incansables, se han replegado al poder? Piensa en aquellos que cantaban una
canción de José de Molina: "a parir madres latinas, a parir más guerrilleros,
ellos sembrarán jardines, donde había basureros". Increíblemente, de
pronto, su canto se hizo realidad y, efectivamente, a sembrar jardines, aunque
los basureros ahí quedaron.
Pensar el pasado, en cambio, nos muestra la rudeza de una
vida que ha transcurrido; con él, por cierto, podemos jugar, imaginando cosas
que nunca fueron.
La sorpresas se acumulan todos los días, y resulta que el
pasado no es tan aleccionador y que tampoco lo podemos cambiar. Quien la riega,
la regó y ya. Lo que pasó, ya sucedió y no hay cambio alguno.
Tampoco podemos desgastamos con el tiempo que vendrá.
"El presente es de lucha, el futuro es nuestro", decían las viejas
consignas, pero el futuro, ese al que se refería la frase, nunca ha sido
nuestro.
El futuro es completamente inexistente y se encuentra lleno
de incertidumbre; es un fantasma que nos espanta, se convierte en pesadilla,
hace buuu por las noches y algunas veces, sólo logra hacemos llorar, mientras
el presente, lo único real, lo olvidamos pues es tan sólo, parte de la vida
cotidiana.