martes, 16 de diciembre de 2014

También aparecí alguna vez en PlayBoy

Hoy platicaba con mi amigo Juan Terrazas, espléndido caricaturista y director del Museo de la Caricatura quien me contaba que saldría en PlayBoy. Entonces recordé que hace veinte años yo también aparecí en esas páginas.

No se emocionen mucho, es una entrevista muy buena que me hizo Juan Manuel Robles.


domingo, 14 de diciembre de 2014

El Instituto de México presenta la exposición "Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana"






El Instituto de México presenta la exposición "Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana"




La muestra aborda el trabajo del artista José Guadalupe Posada, conocido por sus trabajos con calaveras.
19/11/2014. La muestra se encuentra dividida en once núcleos temáticos: los primeros años del artista; sus ilustraciones de cuentos infantiles, los juegos que ilustraba, las fantasías y los horrores; las imágenes religiosas, las tragedias, lo chusco y cómico, la vida cotidiana, los personajes, las fiestas y, finalmente, sus famosas calaveras. La exposición se completará con diversos talleres de estampación y grabado dirigidos al público infantil.

En palabras del comisario de la exposición, Agustín Sánchez González, quien durante más de quince años ha realizado una profunda investigación alrededor de Posada, "se pretende destacar que la fama e inmortalidad de este artista radica en que su obra estaba presente en todos los ámbitos de la vida cotidiana, que fue el gran ilustrador de lo mexicano y que su obra sentó las bases del arte mexicano contemporáneo".

José Guadalupe Posada (Aguascalientes, 1852 - Ciudad de México, 1913) fue un cronista excepcional de la historia cotidiana de México entre finales del siglo XIX y principios del XX. Por medio de sus dibujos y viñetas, el autor, admirado profundamente por el muralista Diego Rivera ("Tan grande como Goya, fue un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo imitará, ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia"), captó la marginalidad, la tragedia, la risa, la fe o la muerte, para transmitir una imagen de la cultura mexicana que aún hoy está presente en los artistas de las generaciones más recientes.

De familia muy humilde, José Guadalupe Posada tuvo, desde muy pequeño, una clara afición por el dibujo. Su hermano Cirilo lo animó a apuntarse, siendo todavía un niño, a la Academia Municipal de Artes y Oficios de Aguascalientes. Con quince años ya era considerado un artista, y enseguida comenzó a colaborar en la revista El Jicote. Con 19 años creó la primera de sus famosas calaveras, y tras mudarse a León (México), diversificó su producción: trabajó en publicidad diseñando etiquetas de puros, cigarros o cerillas, y también realizó estampas religiosas.

Posteriormente, se trasladó a la ciudad de México, ya como un artista de prestigio, conocido como ilustrador de periódicos y revistas, y allí comenzó a trabajar con el impresor comercial Antonio Vanegas Arroyo, casa impresora que hoy en día conserva el mayor número de sus trabajos, y en cuyo taller Posada elaboró miles de ilustraciones sobre los acontecimientos y sucesos del México de la época: catástrofes, milagros, crímenes, escándalos... Y si bien Posada no fue un retratista político en sentido estricto, hizo caricaturas en torno a acontecimientos políticos de su tiempo, a favor y en contra de Porfirio Díaz, a favor y en contra de la Revolución.

Agustín Sánchez González (México, D.F., 1956). Estudioso del humor y la caricatura tiene, entre sus libros, el Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana, convertido en libro de culto. En 2010 publicó en España, en coautoría con Esther Acevedo, La historia de la caricatura en México. José Guadalupe Posada es una de sus obsesiones: en 1997 publicó Un artista en blanco y negro, reeditado con el nombre de La portentosa vida de José Guadalupe Posada.

Desde su primer libro, publicado en 1991, hasta el editado con motivo de esta exposición, ha registrado una manera diferente de mirar el acontecer cotidiano; sus temas, por demás insólitos, han modificado muchas miradas: el humor gráfico, la nota roja, el periodismo, la crónica histórica y literaria o los personajes de los que nadie había escrito. Autor de más de treinta libros, entre ellos destacan La vida en México 1910-2010, Un dulce sabor a muerte, El general en La Bombilla, La banda del automóvil gris y Terribilísimas historias de crímenes y horrores en la ciudad de México.
http://www.elicebergdemadrid.com/noticia/46205/CULTURA/El-Instituto-de-Mexico-presenta-la-exposicion-Posada.-Fantasias-calaveras-y-vida-cotidiana.html

Más de Castruita

Resulta asombroso que la red registre tan pocos datos de Castruita, a pesar de que trabajó más de treinta años haciendo imágenes en diversos medios. 



Portada de la desaparecida revista Lapiztola
Ello no se subsana con un  blog como este, pero por lo menos les regalo unas cuantas imágenes más del buen Castruita.



Por cierto,solía firmar como Gunther Carambach y nunca se me ocurrió preguntarle porque firmaba así. 
Caricatura de la ciclista Belén Guerrero que apareció en mi libro Los medallistas olimpícos vistos por los caricaturistas

En fin, aquí está su obra, comenzando por la ficha de mi Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México. 

sábado, 13 de diciembre de 2014

Adiós a Castruita

Autorretrato
Cierra 2014 con el fallecimiento de un esplendido ilustrador y grabador mexicano: Castruita, hijo de uno de los grandes caricaturistas mexicanos: Castrux.

Llamado igual que su padre, Jesús Castruita fue un colega durante muchos años, compartimos espacio en la sección cultural de El Universal, donde era común encontrarlo todas las mañanas a la espera del tema que le daría el jefe Paco Taibo I para ilustrar la primera u otras páginas de lo que ha sido, sin duda, una de las mejores secciones culturales de este país.

Desde que llegó Taibo a El Universal, en 1986 u 87, abrió esas páginas a decenas de ilustradores, caricaturistas, cronistas, comentaristas, poetas, gente joven que carecía de espacio o buscaba mejores tribunas que las que tenía.
Posada, a quien Castruita rendía pleitesía

Por esas páginas pasaron Trizas, Apebas, Castre, Guadalupe Rosas, Aaron, Nostragamus, entre muchos, pero sólo Castruita y Aarón permanecieron casi de planta, aunque los demás constantemente colaboran con imágenes o tenían secciones específicas como Tres figuras para un domingo, de Apebas.

Y Castruita siempre estaba ahí, ilustrado todo en esas páginas en la ingratitud del artista sin base, ni prestaciones.

Hombre generoso, recuerdo que le conté sobre el libro Los mejores chistes sobre presidentes, que publiqué en Editorial Planeta, en 1995, y me ofreció ilustrar algunos de los chistes y después me regaló los originales.



Difícil vida de un artista cuyo padre es un genial maestro de la línea, del trazo, de la pintura, Catruita heredó el talento de Castrux, pero siempre trató de ser diferente.

Yo no está con nosotros el buen Castruita, pero su obra queda en la hemeroteca, por lo menos.

Es una lástima no contar con algún libro con parte de su obra, esa es una de las tareas que me he impuesto pero, siempre el pero, falta apoyo para imprimir y editar libros para cada uno de nuestros grandes ilustradores, caricaturistas, estrellas del trazo, creadores inolvidables como este amigo que se ha ido a trazar estrellas.




viernes, 12 de diciembre de 2014

Posada y la guadalupana

Aunque poco se sabe de la vida personal de José Guadalupe Posada, queda claro su catolicismo, dado su origen de nacimiento en una ciudad conservadora como Aguascalientes, su instalación en otra ciudad , León, Guanajuato, aún más extrema en el catolicismo.
Como parte de los descubrimientos más recientes de su vida, sabemos que cooperaba con un peso mensual para la construcción de la iglesia de Martínez de la Torre, en la colonia Guerrero, no era mucho, pero tampoco era poco.

Me queda claro que Posada fue un hombre que practicó el catolicismo, como la mayoría del pueblo mexicano y sus obras de índole religioso son de una gran calidad.
En el inventario pendiente, cabe un apartado de sus imágenes religiosas donde realizó decenas de obras y donde destacan las imágenes de la Virgen de Guadalupe.

Las hay desde el dibujo academico de la Colegiata de Guadalupe,
una excepcional muestra de la calidad estética de Posada al más alto nivel, hasta el encuentro de la Virgen en Cuautitlán, así como las imágenes tradicionales de la patrona de México.

El arte como protesta

Innumerables son los ejemplos con que muchos de los grandes artistas del mundo protestaron ante una injusticia, ante un hecho vergonzoso para su ciudad o para la humanidad.
2014 será recordado en México como un año negro, trágico, de impunidad, de tristeza, de frustración social debido al asesinato de 43 chicos (y decenas más que ocurren casi a diario)
Un autor anónimo publicó un retrato de esos asesinatos, basado en Los fusilamientos, de Goya y alguuien lo subió a facebook del sitio https://www.facebook.com/Desinformemonos. Queda como un testimonio de esa barbarie, de esa infamia que nos deja marcados para siempre.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Cueva de Altamira en Madrid

Soy un hombre afortunado.
Muchos de mis sueños como historiador han sido conocer los grandes espacios históricos donde ha florecido (y marchitado, también) la humanidad. 
Hace muchos años, 24 para ser exactos, por estas fechas me preparaba para un largo viaje, un curso vivo de arte, que me hizo pasar la Navidad de 1980 en el Cairo y el año nuevo en el Barrio de la Plaka, en Atenas, no sin antes pasar por Roma, Florencia y Venecia en un largo, larguísimo viaje que a estas alturas parece un sueño lejano pero que me marcó, sin duda, para el resto de mi vida.
Obvio es decir que mis encuentros innumerables con Teotihuacan, Palaneque, Chichen Itzá, Oaxaca y un largo etcétera de México ha estado presente en mi vida.
Me faltaba, me falta, aunque no mucho, visitar Santillana del Mar, encontrarme frente a frente con las Cuevas de Altamira, ese prodigio de obra que quiso la suerte, la vida, que se encontrara y que los contemporáneos pudiéramos mirar el espejo de unas seres humanos, hombre, mujeres o niños, qué más da, que dibujaron esta obra maestra del arte universal sin siquiera proponerselo.
Y en este mismo sentido fue el descubrimiento de una niña de 8 años, María Faustina Sanz Rivarola que demostró, una vez más, que los niños son capaces de imaginar todo y que los adultos vamos perdiendo la imaginación y el gusto por el descubrimiento.
Platicaba de mis sueño, de estar en la Cueva de Altamira, con mi querido amigo Manolo Álvarez Junco y me contó que en Madrid, en el Museo Arqueológico Nacional de España existe una reproducción de la Cueva.
Ahí fui, dos veces, una nunca basta. 
En septiembre de este año me introduje en la cueva, estuve mucho tiempo, emocionado, mirando el espejo que reproduce el techo donde se pintaron esas imágenes. En noviembre volví.
No sé si es la capilla sixtina de la prehistoria, si sé que es una de las grandes proezas de los seres humanos.
El arte no lo es en tanto no se le da esa intencionalidad.
Esos dibujos, esos trazos hubieran quedado perdidos por ahí, como seguramente existen otros más que nunca verán ojos humanos, pero tuvimos la suerte de que alguien los encontrara y de que hoy sea posible mirarlas.


Esto dice el sitio de la Cueva:
A la cueva de Altamira le corresponde el privilegio de ser el primer lugar en el mundo en el que se identificó la existencia del Arte Rupestre del Paleolítico superior. Su singularidad y calidad, su magnífica conservación y la frescura de sus pigmentos, hicieron que su reconocimiento se postergara un cuarto de siglo. Fue una anomalía científica en su época, un descubrimiento realizado en la cumbre y no en su grado elemental, un fenómeno de difícil comprensión para uno sociedad, la del siglo XIX, sacudida por postulados científicos extremos y rígidos.
Bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos fueron pintados o grabados durante los milenios en los que la cueva de Altamira estuvo habitada, entre hace 35.000 y 13.000 años antes del presente. Estas representaciones se extienden por toda la cueva, a lo largo de más de 270 metros, aunque sean las famosas pinturas policromas las más conocidas. Su conservación en las mejores condiciones constituye un reto científico y de gestión del Patrimonio y es el objetivo prioritario y la razón de ser del Museo de Altamira.
Debido a la necesidad de conservar la obra, soy de la idea de que debe cerrarse y crearse reproducciones como la que se encuentra en Madrid aunque, es una lástima, el Museo Arqueológico Nacional le haga tan poca difusión y que está por ahí perdida en la entrada sin ninguna señalización.
Cuando vayan a Madrid, no dejen de verla, es una gran experiencia.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...