sábado, 13 de diciembre de 2014

Adiós a Castruita

Autorretrato
Cierra 2014 con el fallecimiento de un esplendido ilustrador y grabador mexicano: Castruita, hijo de uno de los grandes caricaturistas mexicanos: Castrux.

Llamado igual que su padre, Jesús Castruita fue un colega durante muchos años, compartimos espacio en la sección cultural de El Universal, donde era común encontrarlo todas las mañanas a la espera del tema que le daría el jefe Paco Taibo I para ilustrar la primera u otras páginas de lo que ha sido, sin duda, una de las mejores secciones culturales de este país.

Desde que llegó Taibo a El Universal, en 1986 u 87, abrió esas páginas a decenas de ilustradores, caricaturistas, cronistas, comentaristas, poetas, gente joven que carecía de espacio o buscaba mejores tribunas que las que tenía.
Posada, a quien Castruita rendía pleitesía

Por esas páginas pasaron Trizas, Apebas, Castre, Guadalupe Rosas, Aaron, Nostragamus, entre muchos, pero sólo Castruita y Aarón permanecieron casi de planta, aunque los demás constantemente colaboran con imágenes o tenían secciones específicas como Tres figuras para un domingo, de Apebas.

Y Castruita siempre estaba ahí, ilustrado todo en esas páginas en la ingratitud del artista sin base, ni prestaciones.

Hombre generoso, recuerdo que le conté sobre el libro Los mejores chistes sobre presidentes, que publiqué en Editorial Planeta, en 1995, y me ofreció ilustrar algunos de los chistes y después me regaló los originales.



Difícil vida de un artista cuyo padre es un genial maestro de la línea, del trazo, de la pintura, Catruita heredó el talento de Castrux, pero siempre trató de ser diferente.

Yo no está con nosotros el buen Castruita, pero su obra queda en la hemeroteca, por lo menos.

Es una lástima no contar con algún libro con parte de su obra, esa es una de las tareas que me he impuesto pero, siempre el pero, falta apoyo para imprimir y editar libros para cada uno de nuestros grandes ilustradores, caricaturistas, estrellas del trazo, creadores inolvidables como este amigo que se ha ido a trazar estrellas.




viernes, 12 de diciembre de 2014

Posada y la guadalupana

Aunque poco se sabe de la vida personal de José Guadalupe Posada, queda claro su catolicismo, dado su origen de nacimiento en una ciudad conservadora como Aguascalientes, su instalación en otra ciudad , León, Guanajuato, aún más extrema en el catolicismo.
Como parte de los descubrimientos más recientes de su vida, sabemos que cooperaba con un peso mensual para la construcción de la iglesia de Martínez de la Torre, en la colonia Guerrero, no era mucho, pero tampoco era poco.

Me queda claro que Posada fue un hombre que practicó el catolicismo, como la mayoría del pueblo mexicano y sus obras de índole religioso son de una gran calidad.
En el inventario pendiente, cabe un apartado de sus imágenes religiosas donde realizó decenas de obras y donde destacan las imágenes de la Virgen de Guadalupe.

Las hay desde el dibujo academico de la Colegiata de Guadalupe,
una excepcional muestra de la calidad estética de Posada al más alto nivel, hasta el encuentro de la Virgen en Cuautitlán, así como las imágenes tradicionales de la patrona de México.

El arte como protesta

Innumerables son los ejemplos con que muchos de los grandes artistas del mundo protestaron ante una injusticia, ante un hecho vergonzoso para su ciudad o para la humanidad.
2014 será recordado en México como un año negro, trágico, de impunidad, de tristeza, de frustración social debido al asesinato de 43 chicos (y decenas más que ocurren casi a diario)
Un autor anónimo publicó un retrato de esos asesinatos, basado en Los fusilamientos, de Goya y alguuien lo subió a facebook del sitio https://www.facebook.com/Desinformemonos. Queda como un testimonio de esa barbarie, de esa infamia que nos deja marcados para siempre.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Cueva de Altamira en Madrid

Soy un hombre afortunado.
Muchos de mis sueños como historiador han sido conocer los grandes espacios históricos donde ha florecido (y marchitado, también) la humanidad. 
Hace muchos años, 24 para ser exactos, por estas fechas me preparaba para un largo viaje, un curso vivo de arte, que me hizo pasar la Navidad de 1980 en el Cairo y el año nuevo en el Barrio de la Plaka, en Atenas, no sin antes pasar por Roma, Florencia y Venecia en un largo, larguísimo viaje que a estas alturas parece un sueño lejano pero que me marcó, sin duda, para el resto de mi vida.
Obvio es decir que mis encuentros innumerables con Teotihuacan, Palaneque, Chichen Itzá, Oaxaca y un largo etcétera de México ha estado presente en mi vida.
Me faltaba, me falta, aunque no mucho, visitar Santillana del Mar, encontrarme frente a frente con las Cuevas de Altamira, ese prodigio de obra que quiso la suerte, la vida, que se encontrara y que los contemporáneos pudiéramos mirar el espejo de unas seres humanos, hombre, mujeres o niños, qué más da, que dibujaron esta obra maestra del arte universal sin siquiera proponerselo.
Y en este mismo sentido fue el descubrimiento de una niña de 8 años, María Faustina Sanz Rivarola que demostró, una vez más, que los niños son capaces de imaginar todo y que los adultos vamos perdiendo la imaginación y el gusto por el descubrimiento.
Platicaba de mis sueño, de estar en la Cueva de Altamira, con mi querido amigo Manolo Álvarez Junco y me contó que en Madrid, en el Museo Arqueológico Nacional de España existe una reproducción de la Cueva.
Ahí fui, dos veces, una nunca basta. 
En septiembre de este año me introduje en la cueva, estuve mucho tiempo, emocionado, mirando el espejo que reproduce el techo donde se pintaron esas imágenes. En noviembre volví.
No sé si es la capilla sixtina de la prehistoria, si sé que es una de las grandes proezas de los seres humanos.
El arte no lo es en tanto no se le da esa intencionalidad.
Esos dibujos, esos trazos hubieran quedado perdidos por ahí, como seguramente existen otros más que nunca verán ojos humanos, pero tuvimos la suerte de que alguien los encontrara y de que hoy sea posible mirarlas.


Esto dice el sitio de la Cueva:
A la cueva de Altamira le corresponde el privilegio de ser el primer lugar en el mundo en el que se identificó la existencia del Arte Rupestre del Paleolítico superior. Su singularidad y calidad, su magnífica conservación y la frescura de sus pigmentos, hicieron que su reconocimiento se postergara un cuarto de siglo. Fue una anomalía científica en su época, un descubrimiento realizado en la cumbre y no en su grado elemental, un fenómeno de difícil comprensión para uno sociedad, la del siglo XIX, sacudida por postulados científicos extremos y rígidos.
Bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos fueron pintados o grabados durante los milenios en los que la cueva de Altamira estuvo habitada, entre hace 35.000 y 13.000 años antes del presente. Estas representaciones se extienden por toda la cueva, a lo largo de más de 270 metros, aunque sean las famosas pinturas policromas las más conocidas. Su conservación en las mejores condiciones constituye un reto científico y de gestión del Patrimonio y es el objetivo prioritario y la razón de ser del Museo de Altamira.
Debido a la necesidad de conservar la obra, soy de la idea de que debe cerrarse y crearse reproducciones como la que se encuentra en Madrid aunque, es una lástima, el Museo Arqueológico Nacional le haga tan poca difusión y que está por ahí perdida en la entrada sin ninguna señalización.
Cuando vayan a Madrid, no dejen de verla, es una gran experiencia.

martes, 9 de diciembre de 2014

Alistan muestra dedicada a José Guadalupe Posada




Este 20 de noviembre dentro de la Sala de Exposiciones de la Embajada de México en Madrid, España, se inaugura la exposición Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana, en honor al cronista e ilustrador mexicano.
Agustín Sánchez es el responsable y curador de la muestra que está dividida en once núcleos temáticos: los primeros años; sus ilustraciones de cuentos infantiles, los juegos que ilustraba, las fantasías y los horrores; las imágenes religiosas, las tragedias, lo chusco y lo cómico, la vida cotidiana, los personajes, las fiestas y, finalmente, las famosas calaveras.
El curador compartió que el objetivo de esta exposición es mostrar que la fama e inmortalidad de Posada permanece, no sólo en sus calaveras, sino en que su obra se hacía presente en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
Por su parte, Pablo Raphael de la Madrid, director del Instituto de México en España y Consejero Cultural de la Embajada dice que “no es cosa fácil rastrear el origen de lo que llamamos ‘identidad nacional’.
“Agustín Sánchez González ha sido capaz de seguir un nervio nodal de nuestra identidad y, en el mismo sentido, ha sido capaz de descubrir en toda su dimensión el tamaño y poder de influencia de José Guadalupe Posada”, consideró De la Madrid.
Fuente: Milenio

lunes, 8 de diciembre de 2014

Posada: regalo de Navidad

Si va a regalar algo este año,
tenemos una gran oferta:

El libro 

José Guadalupe Posada: fantasías, calaveras y vida cotidiana


Editado en Madrid, como parte de la muestra que se lleva a cabo en diversas ciudades españolas.
Hasta el 6 de enero lo puede adquirir por tan sólo $ 450.00 (Cuatrocientos cincuenta pesos mexicanos) y recibirá, gratuitamente, una estampa impresa en la placha original de José Guadalupe Posada





Este libro trata sobre el gran ilustrador de lo mexicano. Sus dibujos mientras vivió, no tuvieron espacio en ningún museo, aunque nunca fue su objetivo; tuvieron un fin mejor: volar por los aires mexicanos, mirarse en las calles, las iglesias, las mesas para el juego, en cartas de amor, cancioneros, periódicos, anuncios... En cada casa, modesta o lujosa, había uno de sus trabajos.






Su obra fue realizada para el momento, para lo efímero y sin embargo, trascendió de tal manera que hoy está más viva que nunca. Impresa en blanco y negro o en tonos multicolores, que ilustraron todo lo que los ojos podían mirar. En hojas de papel volando, retrató la tragicomedia mexicana, atrapó el silencio, la amrginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la sorna, la carcajada, el miedo, el regocijo, el pecado, la magnificiencia, la fe, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, lo mexicano.

Su obra pertenece a un artista que nunca antes se pensó como tal. Sus calaveras forman parte de la iconografía nacional, su Catrina es la obra mexicana más conocida en el mundo, pero él es más que las calaveras, su temática es vasta.
Su impacto estético fue tal, que la plástica contemporánea no se entiende sin sus líneas, que sin duda trazaron el arte mexicano.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Leer a Vicente Leñero

Seguramente no provocará que cuarenta mil personas vayan a depositar flores al estadio Azteca, ni a ningún estadio, por cierto; tampoco, estoy seguro, Peña Nieto, mucho menos Miguel Ángel Mancera, dedicarán un párrafo en algún discurso; nadie se volcarán a las calles pidiendo sea paseado en Bellas Artes, ni habrá tumultos que vayan a tomarse la foto ante su féretro.
Nada de eso.
Don Vicente Leñero, en cambio, está por encima de llenos en el estadio Azteca, homenajes en Bellas Artes o palabras vacías de nuestros gobernantes.
Leñero es parte medular de nuestras letras.
Lo es porque fue un hombre discreto, lejos de los reflectores, de la farándula, de la faramalla que suele dedicarse, casi como un circo, a muchos autores menores que buscan lucir su obra.
Lector infatigable, autor generoso que lo mismo escribió grandes novelas como Los albañiles, Premio Biblioteca Breve de Seix Barral, de cuando los premios no estaban desprestigiados.
Esa novela hubiera bastado para que le maestro Leñero pasara al panteón literario, pues e suna novela que resiste al tiempo, que es una gran obra.
Autor prolífico que se destacó en el periodismo (fue subdirector de Proceso, en los tiempos en que fue la mejor revista mexicana; colaboró en el viejo Excélsior; dramaturgo, autor de guiones teatrales como Los albañiles, los hijos de Sánchez;  fue un espléndido cronista, con libros como Vivir del teatro, Tras los pasos de Jorge, así como las innumerables crónicas que publicó en la prensa mexicana.
UN libro clásico para entender la relación prensa-poder es Los periodistas, que narra la historia de la salida de Scherer de Excélsior.
Muchas cosas que decir más acerca de este hombre, busquen sus libros, léanlo, es un autor clave de nuestras letras, de nuestra cultura.
Leer a Leñero. 
Un hombre que murió hoy, 3 de diciembre de 2014, pero que hace muchos años vive como uno de los grandes creadores de nuestro país.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...