jueves, 10 de julio de 2014

Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana


RESULTADOS DE LA BÚSQUEDA: POSADA
09/07/2014
El año pasado se cumplía el centenario del nacimiento de José Guadalupe Posada,
 toda una celebridad en México, donde se editaron un sinfín de publicaciones y se realizaron
 exposiciones y homenajes. En España el autor de toda una iconografía de calaveras “catrinas”
 (primero conocida como la “Calavera Garbancera”, creada por Posada y Bautizada por Diego
 Rivera) no es tan conocido, si bien su obra es ya todo un icono universal asociado a las
 fiestas populares mexicanas, y un año después con motivo de una exposición que itinerará
 desde Cádiz a diversas ciudades españolas, se ha editado un libro que, escrito por el 
reconocido experto en Posada Agustín Sánchez González, sirve a la vez como catálogo
 de la muestra y como una publicación autónoma. Este libro incluye, catalogado por
 imprentas y ciudades (Aguas Calientes, Guanajuato, Ciudad de México, etc.) en las 
que trabajó Posada una gran cantidad de sus ilustraciones y portadas, la mayor parte 
de ellas impresas en periódicos y carteles, que refuerza esa popularidad de un artista 
que consiguió en vida que sus obras estuvieran en todos los hogares mexicanos y que
 su nombre y su obra se hayan convertido en unas de las imágenes más características 
de toda una cultura. (Fantasías, calaveras y vida cotidiana. José Guadalupe Posada. 
Agustín Sánchez González. 164 páginas. Turpin Editores, 2014. 25 €). 
Exit-Express

miércoles, 9 de julio de 2014

3 Posada en el periodismo. La Juventud literaria

Posada arribó a la capital del país, probablemente, en 1888, tras renunciar a sus clases de litografía en León y después de la terrible inundación de León.
Tenía una larga experiencia profesional que comenzó dieciocho años antes, en 1871; era  un grabador formado y consolidado; un profesional que había realizado diversos tipos de impresiones: la caricatura, la impresión comercial y religiosa, la ilustración y dibujos en periódicos y revistas.
En la ciudad de México se vincula con un impresor, y escritor, muy importante: Ireneo Paz, que como dato curioso, fue abuelo del poeta Octavio Paz.
Lo curioso es que el escritor Arturo Paz, hijo de don Ireneo Paz, lo llama joven promesa, en un texto donde da la bienvenida a la ciudad de México, el 28 de octubre de 1888, en La Juventud Literaria:

El Sr. Guadalupe Posada

Los dibujos que publicamos hoy en la se­gunda parte de la última plana de nuestro semanario, es debido (sic)  al magnifico lápiz del joven cuyo nombre encabeza estas líneas.
           Nuestros lectores pueden admirar cuánta idea, cuánta imaginación tiene el apreciable joven Posada quien en sus ratos de ocio ha dibujado cosas pequeñas que no son ciertamente lo mejor que él hace.
           Mucho nos complace dirigir elogios a quien lo merece, adivinamos en Posada al primer caricaturista, al primer dibujante que tendrá México.
           Próximamente esperamos dar una obra maestra de él, la que esperamos merezca los elogios de la prensa y de los inteligentes.
           Por ahora felicitamos cordialmente al Sr. Posada, deseando siga adelantando en el divi­no arte a que se ha dedicado...

Los dibujos a los que se refería Arturo Paz, que se pueden ver aquí,  tenían que ver con un hecho doloroso, sin duda, para Lupe: “La reconstrucción de León”, que apenas unos meses atrás había sido devastada por una gran inundación.

Los excelentes trazos, realizados con lápiz litográfico, muestran una gran maestría del trazo, acorde con los artistas en boga de ese momento, como el gran maestro José María Villasana.

Las voces prohibidas. Efraín Huerta. Homenaje




LAS VOCES PROHIBIDAS


Más despacio que nunca, casi agónicas,
marchan y duelen estas voces o estrellas.

Húmedos pies descalzos, breves pieles,
dulce origen, impío desorden. Voces
que purifican lo que tocan. Voces
todo milagro. Suaves voces de amor.

Voces para decir amor toda la vida
y todo el santo día y a la lenta distancia
de una noche de sueño, amor y voces.

Cálidas o despiertas, dormidas o ya frías,
estas voces se pegan a los labios
y dicen y se dicen altos, duros misterios,
prohibidos latidos, esbeltos calosfríos.

Despaciosas y firmes, llegan como
las bestias, crecen como el encino,
y no hay en ellas nada que no sea verdadero.

Pero duelen. Son dardos de amorosa ponzoña
y dan la seca muerte del olvido.

No perdonan, no aman,
no son ríos serenos, sino fuego,
ardiente maldición, dolorosa quietud.

Vienen así, calladas, caminando caminos
de helado polvo. Son las voces
que ya nunca se dicen.

Por eso duelen y por eso ardo
junto a ellas, como al pie de una hoguera.
Ardo y adoro al mismo tiempo
porque nada me callan o no me dicen nada.

Asciendo rudas catedrales de miedo
y el vacío es un lago de hambre y sal.
Me maldigo con ellas
pero duermo con ellas.

Cuando la sed se haya quemado
en mi garganta,
cuando no tenga paz ni amor,
cuando todo sea voces y no llantos,
una pequeña sombra habrá a mi lado.

No la rosa del ansia ni el clavel de miseria,
sino la joven luz del alba,
la joven voz del alba mía.

martes, 8 de julio de 2014

Con pasión. Homenaje al gran Cocodrilo


Efraín Huerta compartió un estado.
http://memoriasdeunosignorantes.wordpress.com/2012/10/30/art-nature/
Con pasión

Y así
Le dije
Con desolada
Y cristiana
Bondad:
Desnúdate
Que yo
Te
Ayudaré

2. Posada en el periodismo. León (segunda parte)



























José Guadalupe Posada llega a León en 1871, tenía 19 años. Existe  un vacío de incursión en la prensa de diez años. En 188 hubo una gran inundación que acabó con buena parte de la ciudad y, es muy seguro que arrasó con el archivo de Posada, así como su taller dado que estaba dentro de las manzanas en donde ocurrió ese desastre.
Tengo localizados los siguientes medios

La Gacetilla  (León, Gto.)
La Educación (León, Gto)
 El Pueblo Católico (León, Gto)
Monitor del Pueblo




Hace unos meses publiqué en El Cotidiano, de León, Guanajutao la siguiente nota:









La Gacetilla, publicación leonesa ilustrada por J. Guadalupe Posada
La Gacetilla, publicación leonesa ilustrada por J. Guadalupe Posada

Apenas leí un boletín de prensa convertido en nota “periodística” y no resistí la tentación de escribir cómo los guanajuatenses, por ignorancia, han desdeñado un gran homenaje a Posada, un hombre que les pertenecería por vivir muchos años en la ciudad de León.
El boletín, publicado en el periódico AM el 17 de julio, da cuenta de una exposición que se exhibe “en el Academus del Pueblo Mágico, en la comunidad de Jalpa de Cánovas”.
En veinticinco renglones da cuenta de la presencia de autoridades políticas y culturales del estado de Guanajuato y de la localidad, así como de Irapuato, Aguascalientes y León.
De Posada sólo mencionan las palabras del director de Museos del Instituto de Cultura de Guanajuato: “destacó que la obra se refleja en dos sentidos: retratar en sus grabados las costumbres de la época y la crítica social, especialmente del periodo del Porfiriato, al vivir entre los años de 1852 y 1913 que influyó en el trabajo de los artistas como Diego Rivera y David Siqueiros. Es un orgullo tener a Posada, en la cuna también de un genio que pudo interpretar su entorno, como es Hermenegildo Bustos, quien pintó el alma de su pueblo y de su gente”. No hay más, la nota remata una frase con lugar común.
Estoy seguro de que todos los funcionarios ignoran que Posada vivió de 1872 a 1888 en la ciudad de León, que participó en importantes publicaciones de esa ciudad, que fue profesor de litografía, que la obra de José Guadalupe Posada no se entiende si se ignora su paso por León.
Más aún, ignoran su matrimonio en León con una leonesa, María de Jesús Vela, y que aquí también tuvo un hijo llamado Juan Sabino, que murió muy joven en la ciudad de México.
Un verdadero homenaje, un inteligente homenaje, debiera partir de ese hecho: recuperar, además, la obra de Posada en León y no quedarse con las copias que les mandan de Aguascalientes de una obra, por cierto, que Posada no hizo en Aguascalientes sino en la ciudad de México.
Celebro cualquier homenaje dedicado a este genio del arte mexicano, pero no me cansaré de cuestionar la falta de contundencia, investigación e imaginación de los mismos.

lunes, 7 de julio de 2014

2. Posada en el periodismo. León, Guanajuato

El mito decía que Posada salió de Aguascalientes huyendo de la represión.
Se ha demostrado que no fue así. Su padre murió en 1871 y su maestro Trinidad Pedroza instaló su imprenta en León, una ciudad muy cercana a Aguascalientes, que avanzaba industrialmente mucho más rápido que su ciudad natal. Así, Posada partió con su mamá y su hermano menor buscando mejorar su vida profesional y personal. Tenía 19 años.
En León, Posada formó una familia al contraer matrimonio con María de Jesús Vela, con quien procreó al único hijo que se le conoce: Juan Sabino, hecho que tuve la suerte de descubrir, tras arduas pesquisas, y localicé su acta de defunción.
Así, León Guanajuato se convirtió en un punto fundamental en la vida de Posada, fue la ciudad donde adquirió la madurez personal y profesional; debido a una terrible inundación en León, que acabó con buena parte de la ciudad, en 1888, se perdió mucho del material realizado por Posada.
En León continuó su labor como dibujante de periódicos en La Educación, El Pueblo Católico La Gacetilla.
Esta última, cuyo lema era “Todo, menos política”, era dirigida por el periodista David Camacho quien puso en contacto a Posada con Ireneo Paz y más tarde, viajó con Lupe a la capital a probar fortuna.
En La Gacetilla, además del encabezado que contiene un dibujo de la plaza principal, encontramos una buena cantidad de material producido en esos años, como el retrato del doctor Francisco Leal del Castillo, que era director de la escuela secundaria, junto con cuatro alegoría sobre su fallecimiento, en 1884.
Otros trabajos que se publicaron aquí, fueron el Lago artificial formado entre el cerrito del Calvario y el Parque; los baños y lavaderos públicos a la entrada del Parque Manuel González.

El retrato del entierro del Doctor Leal es excepcional: sus alegorías retratan, al natural, la situación de los dolientes, en una especie de Víacrucis, con personajes reales de la sociedad leonesa.

Ciudad Crónica: Litro, no metro













La lluvia hace todo lento. El tráfico es brutal. Los coches, que no saben nadar, avanzan metro a metro, aunque, debiera decirse, litro a litro.
           En esos días, el transporte es pesado, vaporoso, cansado, caótico. Cuando llueve, se detiene a cada rato, deja de fluir, parece que se ahogara.
           La gente corre a cubrirse del agua. Otros ya no se inmutan, se han mojado tanto, que ya resulta inútil resguardarse. Y el "¡qué bonito es ver llover y no mojarse!", es un dicho falso ya que no es nada gracioso esperar largos minutos a que el metro avance, mientras se observan los embotellamientos de Tlalpan, por ejemplo.
           La lluvia no tiene horario ni fecha en el calendario. El otro día había un sol esplendoroso por la mañana; la gente dejó el paraguas en casa, volvieron las ropas primaverales y, cuando menos lo esperábamos, vino el chubasco brutal.
           Y el humor no se hace esperar. Hay quien dice que el metro pronto cambiará de nombre y habrá de llamarse... Litro.
           Y como vamos, no lo dude, así que tome su paraguas y no salga sin él, porque esto ya parece el diluvio. Sólo falta el buen Noé.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...