domingo, 29 de junio de 2014

Posada en Cádiz, hasta septiembre 7

Después de un largo y complejo trabajo, donde tuve que enfrentar un sinnúmero de zancadillas, logré inaugurar el 18 de junio pasado la exposición Posada. Calaveras, fantasías y vida cotidiana, en el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz.


Trabajar pensando en otros ámbitos distintos al mexicano conlleva niveles de dificultad que requiere de la complicidad de la gente de aquellos lares o que conoce muy bien ese ambiente, como un trío de buenos camaradas: mi amigo Sergio Hernández que fue quien condujo la muestra hacía aquella ciudad; el editor José Manuel Martín, de Gráficas Almeida quien fue el primero en soñar la muestra en España y el gran artista Juan Manuel Álvarez Junco,  autor de unos de los textos del libro y gran amigo de siempre.

Agustín Sánchez González


Gracias a sus lecturas de Posada, pude armar un guión museográfico que fuera factible de leerse en la península ibérica y que se expresa en la muestra que hoy puede verse en una edificación mágica, el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz, construcción del siglo XVI, debido a la destrucción de Cádiz hecha por los ataques piratas. La obra se terminó en 1621.

Gracias al apoyo de Alicia Mayer, directora del Centro de Estudios de México en España, pudo realizarse un hermoso catálogo que pornto estará a la venta en México pero que si alguien quiero adquirirlo antes sólo tiene que solicitarlo por esta vía.

Una plaza del arrabal, ahora convertida en Mayor



Mi tocayo, Agustín Lara, cantó: Madrid, Madrid, Madrid, en México se piensa mucho en ti.  Muchas cosas me gustan de esta ciudad, una de ellas, su Plaza Mayor que en sus orígenes se llamó plaza del Arrabal» por encontrarse fuera del recinto amurallado medieval. Recuerdo hace muchos años que visité el espléndido Museo de la Ciudad de Madrid que muestra el desarrollo de esa urbe desde que era una pequeña Villa.


La plaza ha cambiado de nombre: a partir de la Constitución de Cádiz se llamó Plaza de la Constitución; tras el regreso de la monarquía,  Plaza Real, en 1814; seis años después volvió a Plaza de la Constitución.
Tras la primera República, en 1873, se llamó Plaza de la República; sólo duró tres años pues con Alfonso XII, en 1876 y hasta la Guerra civil española volvió a ser Plaza de la Constitución.
Con el franquismo, y hasta ahora, es la Plaza Mayor y espero que así se quede y no le pongan, como hicieron con la estación Sol, del metro, un nombre comercial. Por ejemplo Plaza Movistar-Mayor.
Pues esta plaza me gusta. Cada vuelta a Madrid tengo que ir a verla, a tomarme una cañita, a disfrutar esa maravillosa y cálida arquitectura, lugar de encuentro, sitio de ensoñación.
Miren, para quien no la conoce. esta vista panorámica.

http://www.panorammer.com/panoramas/plazamayormadrid_f.php






III Mis libros. Mi primer prólogo

Después de Por si cambias de opinión, hubo un lapsus de  libros.

Empero, publiqué un prólogo a la novela Tomochic, de Heriberto Frías, dentro de la colección "Obras inmortales" de la editorial Ateneo-México, en 1987.

Mi querido maestro Jaime Erasto Cortés, que coordinaba esa colección, me invitó a escribirlo pues conocía mi incursión por el mundo de la literatura del siglo XIX mexicano. 

En aquellos años, publicaba sobre esos temas en El Sol de México en la Cultura, el suplemento dominical de ese diario.

Casi sin querer, tanto el autor, Heriberto Frías, como la misma portada del libro se vincularían a uno de lo personajes que con el paso del tiempo se volvería fundamental en mi vida: José Guadalupe Posada.

A la par, también publiqué los tres volúmenes dedicados a la Historia documental de la CNOP, y uno más, el tomo IX, de la Historia documental del Partido de la Revolución. Fueron trabajos de investigación documental muy estructurados que me ayudaron a aprender y a aprehender sobre la investigación histórica.

sábado, 28 de junio de 2014

Más de la Antigua Casa de Sobrino de Botín

Madrid es una ciudad que, como todas, debió ser muy pequeña. El mapa que ofrece el restaurante señala algunos de sus límites.

Pienso que a una distancia no muy grande de ahí se encuentra el Parque del Retiro, sitio de descanso de los Reyes. Con Felipe II se convierte en lugar de retiro.

La Plaza Mayor se encuentra a unos pasos del restaurante, camino a las Cuaveas de Luis Candelas, mítico ladrón que azoló Madrid y se escondía en este espacio.

Calles más adelante se mira la Puerta del Sol, punto central para medir la distancia de España al resto del país y por otra parte, Atocha, emblemático espacio donde sigue estando, en pleno centro de la ciudad, el núcleo fundamental del eficiente ferrocarril español.

Así, Botín es un lugar ubicado en el corazón de España, con una sobria fachada de ladrillos, típica del siglo XVI y un horno que sigue siendo el mismo que tuvo en sus orígenes, hace trescientos años.

Un dato curioso (y mítico) se dice que Goya trabajó ahí antes de ser un pintor famoso.



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Un maravilloso Botín, en Madrid

Hace algunos años, en mis viajes al pasado a través de las estampas y libros de viejo, me encontré una estampa muy hermosa, un grabado que anunciaba el Restaurante Antigua Casa del Sobrino de Botín que, presume, ser la fonda más antigua del mundo: fundada en 1725.


Ese grabado, que adquirí en una desaparecida librería del Centro Histórico de la ciudad de México, en la Calle de República de Cuba, casi esquina con la Calle del 57. Debió costar uno o dos pesos y aun tenía el 50% de descuento. Hace unos meses me la encontré entre mis archivos y decidí regalarla al restaurante en la primera oportunidad que fuera de nuevo a Madrid.

Hace una semana estuve en la hermosa Plaza Mayor de Madrid con varios objetivos: comer un bocata y una caña en el Museo del Jamón, suspirar por la plaza en sí, y visitar el Restaurante para regalar el grabado que, como pueden ver, es de una gran calidad.


La respuesta y recepción del Director adjunto de restaurante, don Antonio Sánchez, no pudo ser mejor. Recibió con enorme gusto la estampa, me invitó una copita de vino y unas lajitas de queso y jamón serrano. Fue gratificante saber que esa empresa estaba interesada por su historia.




Y no es para menos, en el libro de record Guines figura como el restaurante más antiguo del mundo; Benito Pérez Galdos, describe el restaurante en su novela Fortunata y Jacinta:
"Como supiera un día la dama que su hijo frecuentaba los barrios de Puerta Cerrada, calle de Cuchilleros y Cava de San Miguel, encargó a Estupiñá que vigilase, y este lo hizo con muy buena voluntad llevándole cuentos, dichos en voz baja y melodramática: «Anoche   cenó en la pastelería del sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros... ¿sabe la señora? También estaba el Sr. de Villalonga y otro que no conozco, un tipo así... ¿cómo diré?, de estos de sombrero redondo y capa con esclavina ribeteada. Lo mismo puede pasar por un randa que por un señorito disfrazado»."




Visitar ese lugar es meterse en las más antiguas tripas madrileñas, subirse al túnel del tiempo y recordar que el mundo existe desde hace muchos muchos años y, lo mejor, tiene para uno un trozo delicioso de historia. 


Al llegar al viejo mesón y mirar los cochinillos que me gritaban "Cómeme por favor", recordé esa espléndida serie de televisión Un país para comerse.

La comida española es una de mis pasiones, llegar a este restaurante es una delicia.

No puede comer ahí, pero les prometo hacerles la reseña muy pronto, cuando vaya a degustar y sentir como han pasado los años y cómo, al mirar la vista atrás, se ve una senda que nos permite otear y confirmar que el goce, la gula, el placer, es eterno...

Fraude en Mercado Libre






Precioso Cuadro. Firmado Guadalupe Posada










$ 18,00000

viernes, 27 de junio de 2014

II. Mis libros. Por si cambias de opinión


El 15 de marzo de 1985 se terminó de imprimir Por si cambias de opinión, con una portada cuyo dibujo me regaló Alberto Castro Leñero y, generoso, me permitió tirar cien serigrafías firmadas y numeradas para que libro pudiera sobrevivir en la modesta Editorial Eufrate, fundada y dirigida por el gran poeta Raymundo Ramos. 

Revisada la fecha, me doy cuenta que el libro del CREA 1983 no fue el primero, sino el segundo y este fue el primerito.

En Por si cambias de opinión recogí tres cuentos que habían sido premiados: No es lo mismo que cuando estoy bien, que obtuvo una mención en el Premio CREA antes mencionado; Amelia, que ganó el primero lugar en el Concurso de textos íntimos, convocado por el Museo Universitario del Chopo y Radio Educación, en 1983 y que fue publicado originalmente en la revista Nexos; un año después, obtuve el segundo lugar en el mismo concurso con el texto La esperanza cuelga del perchero, publicado en la revista Punto de partida, mientras que el cuento que da título al libro apareció en el libro Premios CREA 1983.

El resto de los cuentos tenían una referencia obrera, producto de mi estancia (e infancia), por aquellos años, en el barrio obrero que crecí y en mi trabajo como obrero de una fábrica de tapas de botella primero, y de dulces y chocolates, después.

Es un libro que difícilmente hoy se encuentra, pues se vendieron todos los ejemplares; yo tengo dos, uno de ellos me lo encontré en una librería de viejo y estaba dedicado a una amiga (desde entonces no regalo libros a nadie)

Sobre el libro, el maestro Federico Patán escribió, en Sábado. Unomásuno, del 28 de diciembre de 1985: "hay en sus cuentos de Por si cambias de opinión, observaciones atinadas de la conducta humana que, con la maduración del oficio, lo llevarán a relatos de mucho mayor peso...".

Para la historia: Pablo Espinoza, actual coordinador de la sección cultural de La Jornada, me entrevistó para El Nacional, con fecha del 27 de abril de 1985, en donde entonces era reportero. La cabeza de la nota decía: "Mi libro, una búsqueda por rescatar la cultura obrera".

En la contraportada del libro se mira un dibujo sacado del fresco alemán que describe la formación del río Eufrate, de acuerdo con el Génesis, circa, 1250.


Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...