El próximo mes de junio inauguro una exposición en Cádiz: Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana; son cien piezas que muestran el universo de Posada. El sitio donde estará la muestra no puede ser más maravilloso: el Castillo de Santa Catalina. Ya les contaré.
Historias de José Guadalupe Posada, notas de prensa, crónica literaria y periodística
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viernes, 23 de mayo de 2014
jueves, 22 de mayo de 2014
Posada en Monterrey
El Museo de Historia Mexicana de Monterrey presentó la primera exposición de homenaje a Posada en el Centenario de su nacimiento. Posada. El gran ilustrador de lo mexicano fue un título y el concepto que manejé en esa magna exposición, que recogió más de 150 años de historia de la gráfica mexicana; desde los padres de la caricatura, hasta los contemporáneos.
Fue, creo yo, un gran trabajo pues ese museo cuenta con un personal muy serio y profesional. Trabajamos muchos meses para lograr este resultado. Lástima que ya no pudo exhibirse en ningún otro sitio.
Se realizó un espléndido catálogo que, según sé, aún puede conseguirse.
miércoles, 21 de mayo de 2014
POSADA EN SU TALLER
En noviembre de 2012 fui invitado a ser curador de la muestra José Guadalupe Posada. El gran ilustrador de lo mexicano, en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey. Esta exposición fue la más completa en cuanto a que se pudo mostrar el trabajo de Posada a los largo de sus años y de las ciudades y talleres donde trabajó.
Dentro de la museografía construimos una reproducción, a tamaño natural, del taller que tuvo Posada en la calle de Moneda, a dos calles de Palacio Nacional y a una de la Academia de San Carlos.
Dentro de la museografía construimos una reproducción, a tamaño natural, del taller que tuvo Posada en la calle de Moneda, a dos calles de Palacio Nacional y a una de la Academia de San Carlos.
martes, 20 de mayo de 2014
Ciudades inciertas. Ciudad Crónica
"Te vi llegar y sentí la presencia de un ser desconocido".
Entre los cultosos, José Alfredo Jiménez ha sido poco valorado. Sus canciones han sido calificadas para machos, borrachos, frustrados; así se ha dicho, sin pensar en que el vate José Alfredo tiene verdaderos poemas, hechos canción.
Quienes amamos esta ciudad y la vemos hoy, de nuevo, llena de agujeros, violencia y basura, solemos caer en la nostalgia con cualquier canción que hable de ella. “Te vi llegar y sentí lo que nunca jamás habla sentido".
Justamente,
José Alfredo compuso una canción maravillosa, Las ciudades, que he escuchado en la voz de Lola Beltrán y de María
Dolores Pradera.
La
ciudad de México es una locura. Todo el mundo anda deprisa, todos corren. Tan
difícil es encontrar una sonrisa en el metro, como si estuviera prohibido
hacerlo. Nadie mira nada, nadie escucha.
Claro, veinte millones viven en la locura innata,
pero basta que alguien llegue de afuera, para que se valore más, cuando menos
de mi parte.
"Te quise amar y tu amor no era fuego, no era
lumbre". Los chilangos nos
emocionamos cuando llegamos al Zócalo, es impresionante esa plancha de
concreto.
Ciudad con ángel, región más transparente, Ciudad de
los Palacios. ¡Qué ajenos suenan estos
nombres para un lugar como el que vivimos ahora!
Pero la ciudad más grande del
mundo, la más contaminada, está más allá de estos adjetivos. "Las
distancias apartan las ciudades, las ciudades destruyen las costumbres".
Es una metrópoli incierta, es
verdad, pero también llena de magia, de encuentros, de sorpresas,
donde siempre pasa algo, donde cada uno pasa inadvertido pero lo que sucede no
lo es, todo lo contrario, cualquier cosa que sucede, nos involucra de una forma
u otra.
Es
una ciudad musical: en el metro, en los peseros, en los automóviles. "Te
dije adiós y pedí que nunca te olvidaras. Te dije adiós y sentí de tu amor otra
vez la fuerza extraña".
Por todas partes se escuchan canciones, buenas y
malas, lo mismo en Opus94, que en Radio Centro o El Fonógrafo del Recuerdo. Lo
mismo el grupo Niche, que José
Alfredo, Vivaldi o Sabina.
Ciudad
llena de incertidumbre, quizá sin mañana; ciudad extasiada y abrumada, llena de
vitalidad, de sorpresas, de esperanzas.
Es
la ciudad incierta, es su música o es todo lo que vivimos en este lugar lo que
la hace ser así. También es una ciudad llena de historias, de cuentos, de
palabras, de imágenes. "Y mi alma completa se cubrió de hielo y mi cuerpo
entero se lleno de frío".
Cuantas novelas, crónicas, cuentos y poemas no
se han escrito a partir de ella, cuántas imágenes no conservamos de tiempos muy
lejanos o de momentos recientes. Cuántos dolores y cuántas alegrías en todos
estos años.
Es
una ciudad donde, es cierto, a veces se vive de prestado, con incertidumbre,
con miedo, con rencores, ¿pero qué lugar del universo no es así? "Y estuve
a punto de cambiar tu mundo".
Ciudad
amorosa, en el sentido sabinesco, a la que cada uno de nosotros, se pone a
cantar entre labios, una canción no aprendida. Ciudad de México, "de
cambiar tu mundo por el mundo mío", ciudad de memoria, de vida, de
recuerdos.
sábado, 17 de mayo de 2014
PARA LEER LA HISTORIA. MIRAR LA CARICATURA
Apareció el tercer número de un espléndido periódico cultura, DE LARGO ALIENTO, tal vez el único en ese género, dirigido por un tozudo Víctor Roura quien es uno de los editores más serios, ilustrados y respetuosos que conozco. Les invito a leer mi texto Para leer la historia, mirar la caricatura que apareció en el número de mayo 2014.
Busquen ese periódico, es un gran esfuerzo independiente de periodismo cultural y donde escriben muy buenos escritores.
Busquen ese periódico, es un gran esfuerzo independiente de periodismo cultural y donde escriben muy buenos escritores.
jueves, 15 de mayo de 2014
De lunas garapiñadas. Postales del Zócalo. Ciudad Crónica
La
ciudad de México es un gran monstruo y su belleza es irremediable. Lo mismo se
alumbra con una hermosa luna llena, que se oscurece con la miseria de cientos
de pordioseros, de niños que debieran estar jugando y apenas si pueden subir a
un automóvil a limpiar el parabrisas.
La luna que la ilumina en los últimos días de
noviembre, una luna llena "grandota, como una pelotota que alumbra el
callejón", diría Chava Flores, anda en el cielo prometiendo incertidumbre.
Una de estas noches se posó sobre Palacio
Nacional. Una luna llena, a punto de estallar y el conejo que le echaron los
dioses teotihuacanos, nos enseña con gusto sus orejas y parece enviarnos un
saludo que pocos respondemos pues casi nadie mira el cielo.
Todo el
mundo anda con la cabeza gacha, caminando con mucha prisa, encerrado dentro de
sus coches, de los necrobuses o de
los taxis; tal vez se encuentran en casa viendo televisión, en silencio, ajenos
al mundo, a esa luna que tiene un claro matiz cromático y que ni se inmuta ante
la falta de saludo, ante la ceguera de los invidentes chilangos que jamás
voltean al cielo.
"Yo pa`arriba volteo muy poco", dice el vate José
Alfredo Jiménez.
Pero la luna sigue allí, en el cielo.
Orgullosa de su belleza, de su luz, de su ser, iluminando la ciudad,
embelleciendo el zócalo capitalino.
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