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domingo, 19 de octubre de 2025

UNA REINA CENTENARIA: Celia Cruz

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Una reina centenaria: Celia Cruz

Ensayo que celebra un siglo del nacimiento de “la guarachera de Cuba”, una de las cantantes más importantes de la música latina del siglo XX

Confabulario| 19/10/2025 |01:02 |Agustín Sánchez González 

La cantante Celia Cruz en uno de sus conciertos, el 2 de noviembre de 1972.Crédito José Hernandez


“Se oye el rumor de un pregonar que dice así…”

Hace cien años, el 21 de octubre de 1925, nació la más maravillosa cantante de música afroantillana que ha dado el mundo: Celia Caridad Cruz Alfonso.

En 1981, el escritor colombiano Umberto Valverde publicó un libro que atesoro, pues tiene la firma de Celia, dedicado para mí. Guillermo Cabrera Infante que escribió el prólogo, dice: “es un reportaje, una entrevista, una biografía, una autobiografía, una confesión y a la vez un poema”.

¿Cómo leer la historia de una mujer que hizo cimbrar al mundo con su voz?



Celia Cruz
, cuántas noches de música para el mundo, cuántos enamorados unieron sus vidas luego de bailar una y otra vez; cuántas veces escucharon al oído esos susurros amorosos de Celia al oír “sufro mucho tu ausencia, no te lo niego...”; qué decir de los cantos santeros de los negros (sus canciones de homenaje a los Santos son excepcionales), a pesar de ser una católica devota que siempre traía su misal a la mano.

Carlos Puebla, el bardo cantor del dictador, hizo una pieza cuya letra decía: “Llegó el comandante y mandó a parar”. Me suena y resuena. Celia debió abandonar Cuba ante un presentimiento que se hizo realidad: la instauración de una dictadura que ha generado uno de los mayores éxodos de la historia. Estoy seguro que, ahora mismo, hay más cubanos fuera de Cuba que dentro.

Celia Cruz salió de la Isla y nunca más volvió, o nunca le dejaron volver, ni siquiera cuando murió su madre. En una gira a México con la Sonora Matancera, en 1960, su director Rogelio Martínez les dijo “este es un viaje de ida” y nunca más volvió a pisar La Habana. Se sabe, empero, que en 1990 fue invitada a Guantánamo, la base militar que tiene apropiada el gobierno de Estados Unidos al oriente de la isla. Antes de regresar a Estados Unidos, se acercó a la valla que divide la base militar con el resto de Cuba y se agachó a tomar una bolsa de tierra cubana que guardó en una caja de cristal que al final de su vida, el 16 de julio de 2003, fue puesta en su ataúd.


Pero antes de ese momento y también después, Celia vive.

Pero ella siguió cantando: “Cuando salí de Cuba, dejé mi vida, dejé mi amor”.

Es curioso su éxodo, pues nunca había manifestado una posición política a favor ni en contra de Castro, ni de Batista. Después, manifestó su repudio, con toda razón.

Ella era feliz cantando, como lo había hecho desde los 13 años en que ganó un concurso de radio, cuyo premio eran un pedazo de pastel y una cadenita. Su primo la inscribió en un concurso de aficionados.

Aunque su padre, ferrocarrilero, quería que estudiara otra cosa, su madre, que cantaba por gusto, la apoyó. Abandonó la carrera de profesora para dedicarse a la música.

En enero de 1945, con 19 años, debutó en la estación Mil Diez, cantando a diario en el programa Momento Afrocubano.

Tres años después grabó su primer disco, interpretando el tango “Nostalgias”de Enrique Cadícamo y Juan Carlos Cobián.

Su obra, como su voz, ganó 22 discos de oro y apareció en diez películas, además de que compartieron el escenario con ella casi todas las grandes figuras de la música afroantillana: desde Tito Puente, Benny Moré, Johnny Pacheco, Tito Gómez, Barbarito Diez, Willie Colón, Oscar D’León, la Sonora Ponceña, Pete El Conde, Eddie Palmieri y otra larga lista de estrellas.

Estuvo casada con Pedro Knight, trompetista de la Sonora Matancera, y nunca tuvieron descendencia.

Ya en 1960, al salir de Cuba, en México había tenido un gran impacto su música y su público al que enamoró con sus cantos.

Celia fue y sigue siendo una asidua en la vida de nuestro país, siempre estuvo presente con nosotros, sus admiradores, un pueblo al que enamoró con su voz; cantó con Pedro Vargas, estuvo con Agustín Lara, interpretó a Luis Demetrio, a Armando Manzanero, y muchos más

Antes de que se popularizaran los conciertos masivos en el Zócalo, ella cantó en la Alameda Central ante miles de mexicanos que la vitorearon y le hicieron saber que estaban “encantados de la vida” de tenerla y hacerla suya.

Escribir sobre ella y su obra requiere miles de horas y minutos, pero sobre todo requiere silencios, lo que es imposible al escuchar “Songo le dio a Borondongo”, “Bemba colorá” o cualquier otra pieza que interpreta la inmortal, centenaria y eterna, Celia Cruz.


 



sábado, 18 de octubre de 2025

LA HOJA NO EXISTE MÁS

 Antes de la pandemia, escribí un pequeño texto para solapa del libro El Retiro de la Hoja-Edición bilingue, impreso por Turpin. Editores, quiene me ha publicado un par de libros en España. 

Esta edición la patrocinó el Restaurante LA HOJA (La Fueya), con sabores de sturias.

Lamentablemente ha cerrado su cocina. Esta fue mi contribución al libro catalogo del maravilloso parque del Retiro. 

Paco, el Rey de las Fabes, como es conocido en Madrid, es un asturiano que posa su mirada mesa tras mesa para saber si el comensal está sintiendo el placer que genera las delicias gastronómicas asturianas que se preparan en La Hoja, en asturiano La Fueya.

“Personas de todas partes del mundo vienen acá”, dice orgulloso con esa cara asturiana de quien sabe que así como el Rey Midas todo lo que tocaba lo convertía en oro, Paco convierte todo lo que guisa en felicidad absoluta.

Desde aquella lejana tarde que conocí La Hoja, supe que la felicidad estaba en esas deliciosas y únicas fabes y que la letra efe era ya una forma de describir ese paraíso. Y sumergirse en los mares, o cuando menos pensarlos, a través de la merluza, del rapé o de la lubina cocinadas a la sidra. Eso es  volver al origen del mundo: el mar.

El menú es para chuparse los dedos, 0 para chupar discretamente, claro, el rabo de toro o el solomillo al cabrales.

Tanto por degustar, tanto por regalarnos pues esos manjares que son un agasajo.

He vuelto una y otra vez, lamentando la lejanía de Madrid con México, pues en ese pequeño rincón asturiano se encuentra uno de los puntos nodales de la cultura gastronómica, de la universalidad del buen comer. Paco, el Rey de las fabes, bien que lo sabe.

Muestra orgulloso una discreta sonrisa cuando se acerca a escuchar decirle, obvio, que todos sus platos son extremadamente deliciosos.

Acerca a ti una copa de tinto Figuero, de Ribera del Duero y se renueva el placer. El vino, el complemento perfecto para apreciar esta vía gastronómica al paraíso, a la felicidad.

El postre, ese plato que a veces nadie quisiera llegar pero, contradictoriamente, todos queremos saborear ya, un sencillo arroz con leche cuya complejidad de sabor me dejé pasmado.

La Hoja, sobra decirlo, es como el edén en la tierra, es como recibir el maná del cielo.

Disculpen si parece que exageré, aún estoy en la digestión.


 



jueves, 16 de octubre de 2025

Diccionario biográfico ilustrado de la Caricatura Mexicana

 

Diccionario biográfico ilustrado de la Caricatura Mexicana

 Cuando comencé a trabajar esta compilación histórica acerca de los caricaturistas, jamás imaginé el impacto que sigue teniendo, a pesar de sus omisiones, fallas y un mal diseño en las páginas de interiores.


El Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana, publicado hace casi treinta años, en 1997,  se ha 
convertido en un libro de culto pues, hasta hoy, no se encuentra nada parecido.

Con este trabajo obtuve un apoyo del FONCA  en el concepto de coinversión. Fue publicado por Noriega-Limusa, apoyado por Ramón Garduño, entonces presidente de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, y por Apebas, quien realizó la compilación de imágenes.

Este diccionario fue punto de partido para un vasto trabajo que vengo realizando desde entonces.
Motivo de discusión por quienes se creen depositarios de la verdad en la historia de la caricatura, con el diccionario se rompió el  monopolio de la información de caricaturistas.
Así que no fue gratuito que un "anónimo" autor escribiera en El Chamuco del 3 de mayo de 1998 una nota llamada "Un diccionario de buenas intenciones y grises resultados", con una rabiosa e incoherente crítica que refuté en El Financiero, en una fecha muy propicia, el 10 de mayo, con un texto llamado "Los caricaturistas me hacen llorar".
Por su parte, el periódico El Universal,  al reseñar la presentación del libro la tituló: "La guerra de la caricatura. "La guerra de la caricatura. Presentación del Diccionario Biográfico Ilustrado de la Caricatura mexicana".
Han pasado tres décadas de ese ese momento y el Diccionario requiere una buena reedición incluyendo a muchos autores que, por ser un primer intento de sistematizar, sin exclusiones por simpatía, a muchos autores que quedaron fuera y que entonces no conocía como Marius de Zayas, Tisner y muchas más que a los largo de todos estos años he conseguido datos y, también excluir a quienes fueron flor de un día.
Pero más allá de la descalificación de entonces, me alegra saber que hay un reconocimiento y un culto a ese libro a pesar de todo.
Hay que decir también, y denunciar, cómo en un sitio de internet, una tipeja poblana llama María Idea César, que con toda la impunidad que da la red, abrió un blog donde se fusiló toda la información de mi diccionario y a pesar de las reclamaciones, con todo cinismo, sigue impunemente en la red. Poca vergüenza de esta estudiante de historia de la UAP (aunque supongo que ya terminó)
Vuelvo a lo serio, Roberto Ponce me hizo una entrevista para la revista Proceso, aquí se las dejo.

lunes, 13 de octubre de 2025

Lejos de Cuba y en el anonimato, murió Rogelio Martínez, el genio de la Matancera

El 24 de mayo de 2001, publiqué este texto en La Jornada

https://www.jornada.com.mx/2001/05/24/18an1esp.html


Fue el descubridor de Celia Cruz y otros; tenía 97 años 

"Se oye el rumor de un pregonar". Sonora Matancera, cuna de grandes cantantes. 

- ¿Quién mira a los constructores y no al arquitecto?


 Se murió Rogelio Martínez, guitarrista y director de la Sonora, la única, y pocos se enteraron.

Fue el fin de semana antepasado, en Nueva York. Tenía 97 años y se había retirado hace tiempo. Fue un cantante discreto y un guitarrista silencioso pero, sin duda, un excelente director, pieza clave para mantener la estabilidad, organización y calidad artística de uno de los grupos musicales más grandes en la historia de la música popular.

Bastaría saber que gracias a la visión de don Rogelio, una muchachita flaca logró grabar con ellos y convertirse en Celia Cruz, y ella, ser parte fundamental de la Sonora.

El escritor colombiano Umberto Valverde, en Reina Rumba, cuenta que al presidente de la disquera Seeco no le gustaba el estilo de Celia; "Rogelio Martínez, como siempre, terco y seguro de sí mismo, la defendió". Eso fue hace medio siglo, en 1951. Celia grabó Caco Cao maní picao, por un lado, y Mata Siguaraya, por el otro. Rogelio también apoyó a Celia cuando los radioescuchas la rechazaban.

Pero eso no basta, Rogelio Martínez, el duro de la orquesta, como lo llama Valverde, se convirtió en pieza indiscutible de la Matancera desde 1940, cuando su fundador, Valentín Cané, regresa a Matanzas y Rogelio comenzara a dirigirla.

Un poco de historia

La historia de la Sonora había iniciado el 12 de enero de 1924, cuando Cané formó el conjunto Tuna Liberal; más tarde, al incorporarse Carlos Manuel Díaz Caito, cambió el nombre a Septeto Soprano. Con Rogelio Martínez pasan a llamarse Estudiantina Sonora Matancera. En 1932 toma el nombre que la inmortaliza: Sonora Matancera.

Todo el mundo sabe de Daniel Santos, Bienvenido Granda, Carlos Argentino y muchas de las otras grandes voces que pasaron por la Matancera; poco saben que Rogelio ha sido considerado como el genio de la Sonora.

Javier Martínez de Pisón escribe que "La genialidad de Martínez es muy particular: no se trata de que sea un gran cantante -aunque fue el primero que tuvo el grupo-, ni un gran guitarrista, sino de un talento especial que consiste en un gusto extraordinariamente refinado para escoger vocalistas, compositores y arreglistas, con lo que ha hecho de la Sonora Matancera una institución que no tiene paralelo en el mundo. Por sus filas ha pasado lo más selecto de varias generaciones de cantantes, desde Daniel Santos a Celia Cruz, de Leo Marini a Carlos Argentino, de Vicentico Valdés a Nelson Pinedo, de Alberto Beltrán y Bienvenido Granda a Celio González, Bobby Capó y Yayo El Indio, entre muchos otros que componen una lista que parece infinita. En el juego de la vida, el tesón y la calidad humana de Don Rogelio son igualmente características notables: sólo la combinación de todos estos atributos musicales y humanos ha podido lograr que la Sonora Matancera haya cumplido 70 años en la brecha, lo cual hace de ella la agrupación musical de más larga duración en la historia, como bien consta en el Guiness Book of Records. Un nuevo disco titulado De nuevo México, de una calidad extraordinaria, demuestra una vez más que el duende musical de este hombre, a sus 89 años, permanece intacto: tan soberbio o mejor que antes."

Porque, habrá que decirlo, sigue Martínez de Pisón, Don Rogelio escogió el repertorio musical para cada uno de estos cantantes, adaptándolo a su estilo personal, supervisó los arreglos y, en una palabra, los hizo. Por si fuera poco, la aportación musical de la Sonora Matancera no se reduce sólo a eso. La agrupación fue la primera en utilizar un timbal primitivo cuando empezó a tocar el bongó con baquetas, y la primera también en introducir vientos en la música afrocubana.matancera

Una gran orquesta, la única, por donde pasaron más de 75 grandes voces, que grabaron miles de canciones. Paradójicamente, pocos, muy pocos de ellos lograron una carrera importante como solistas, muchos se perdieron en su historia personal y apenas se recuerdan como voces gracias a sus discos con la Sonora Matancera.

A los 97 años, en Nueva York, lejos de la Isla donde nació, se fue don Rogelio, el genio de la Sonora, el que pocos, entre el público común, reconocía.

No deja de ser asombrosa la casualidad. Don Rogelio nació el 6 de septiembre, exactamente el mismo día que se celebra a la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba. Cuando cumplió 75 años, en 1979, Celia Cruz le dedicó Yo quiero morir en Cuba, que lindos son tus paisajes. Elegua abre la puerta que ya comienza Obatalá, Laroyé, en ti confío. Elegua, Yemayá, la reina eres, es para ti estos cantares.


domingo, 12 de octubre de 2025

El indigenismo. Desmitificando ando

 El indigenismo. Desmitificando ando

Confabulario| 12/10/2025 |01:06 |Agustín Sánchez González


Este texto desmonta idealizaciones sobre los pueblos originarios y manifiesta la necesidad urgente de comprender la diversidad desde la cotidianidad

Hugo Aguilar, presidente de la SCJN, en la ceremonia de entrega de bastones de

mando a los nuevos ministros, el 1 de septiembre.

Crédito: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ / cuartoscuro

A finales de los años ochenta, del siglo pasado, me invitaron a impartir un curso de introducción a la historia, una asignatura de la licenciatura en etnolingüística, del INI. Semana a semana viajaba a San Pablo Apetatitlán y me enfrentaba, por vez primera, a una aplastante mayoría de profesores bilingües, indígenas, de todo el país, becados en esa pequeña población tlaxcalteca.


     “Dale tu mano al indio”, de Mercedes Sosa, me había decepcionado más de una vez cuando contemporáneos militantes de la izquierda histórica e histérica la cantaban, mientras se tapaban las narices cuando una “María” se subía al autobús donde regresábamos de CU, o cuando una novia que tuve, a la que le encantaba vestir con blusas oaxaqueñas, llegó corriendo a casa después de que le pidieran cargar a un niño mientras su madre se levantaba para ir por una Coca Cola a la tienda de la esquina.

Los profesores, contemporáneos míos, por cierto, tenían un sentido del humor muy perro. Lo ignoraba, no sabía si sería capaz de soltar, en algún momento, uno de mis cotidianos chistes. Pronto me di cuenta que sí sería posible, pues compartían esa “mala leche nacional”.

“Los inditos están tristes porque dejaron sus cuevas”; “¡Ese patarajada qué va a saber de los mayas, si no conoce ni Pátzcuaro!”. Y los chismes: “Cuando regresen a sus comunidades hasta sangre habrá: ellos están muy enamorados y sus pueblos se odian entre sí”.

Nunca logré conocer el apodo que debí tener; en cambio, recibí media docena de cartas al terminar el curso; una de ellas me agradecía el cuestionamiento que hacía de esa mitificación.

¿En qué momento, nuestra decadente clase media, media izquierdosa, mitificó a este complejo y diverso grupo social?

Hablar de indigenismo es hablar de una diversidad, así como los mestizos somos morenos, blancos, chaparros, altos, ojo verde, ojo café, cabello negro, sin cabello, etc. Vivimos en la Bondojo, Iztapalapa, Tepito, la Merced, en el antiguo DeFectuoso.

¿Hay pueblos originarios? ¿Quién inventó es cosa loca? Me gusta la historia, por eso llevo medio siglo investigando ese divertimento.

Hace veinte años vivo en un “pueblo originario” de la ciudad de México. Lo único que queda de ello es la maravillosa iglesia de Santa Cruz de Jerusalén, del siglo XVI. Hay varias fiestas patronales, vinculadas a la iglesia, como las de Santiago Apóstol y las de la Santa Cruz. Somos una comunidad mestiza que, creo, nada tenemos de originaria, ni siquiera el bailongo de salsa con que amenizan esas fiestonas.



Iglesia de Santa Cruz de Jerusalén, del siglo XVI. Archivo de El Universal

Vivimos en un país que es un conjunto, un abanico de culturas y nuestra existencia misma demuestra que no somos únicos. Venimos de historias antiguas, donde la conquista y el despojo es el sino de todos nuestros antepasados.

Por la península española pasaron los iberos, de origen indo-escita (nómadas provenientes de Asia Central), celtas, arios, godos, fenicios, romanos, árabes, judíos; en el territorio que hoy cubre México, las naciones y los grupos nómadas se contaban por decenas. Aún hoy, se hablan “por lo menos sesenta y ocho lenguas distintas, aunque son tan variadas entre sí, que los expertos no tienen claro cuántas son exactamente”, se lee en el libro Los pueblos indígenas de México. Una mirada en el tiempo, publicado por el INI.

Esas comunidades, minoritarias y sojuzgadas, en muchísimos casos por otros pueblos indígenas, son mexicanos; como las migraciones que llegaron de China o Japón, del Líbano o de Turquía; de los herederos de los negros que trajeron de manera cruel de África, condenándolos al esclavismo.

Desde el sexenio pasado se habla de manera formal (y como insulto) del racismo aunque, desde siempre, se les trata, de manera oficial y casi como consigna social, con un respeto en el discurso y con un menosprecio en la realidad.

Es verdad que los mexicanos somos racistas y siempre lo negamos; pero lo somos en función del poder, no de la raza.

Una de las mayores mitificaciones se realiza en estos días cuando se habla del nuevo presidente del espurio Poder Judicial, a quien se le atribuyen todas las virtudes por ser “indígena”, como si eso lo convirtiera en su ser extraordinario y él mismo, con toda impunidad, se pasea con huaraches y ropaje indígena, negando la indumentaria jurídica, cuyo significado es la neutralidad (la ejerzan o no, ese es otro problema).

Los indígenas, como los mestizos, blancos, negros o de cualquier color y sexo, son gente buena, en su mayoría; pero en toda la humanidad hay gente mala y quienes asumen el poder, difícilmente, es gente buena (aunque pueda haberla).

Flores Magón lo dijo poéticamente: “Capital, Autoridad, Clero: he ahí la trinidad sombría que hace de esta bella tierra un paraíso para los que han logrado acaparar en sus garras por astucia, la violencia y el crimen, el producto del sudor, de la sangre, de las lágrimas y del sacrificio de miles de generaciones de trabajadores, y un infierno para los que con sus brazos y su inteligencia trabajan la tierra, mueven la maquinaria, edifican las casas, transportan los productos…”.

No mitifiquemos. Buena parte de las comunidades indígenas fueron masacradas por los propios caciques... indígenas.

Me viene a la mente, ya en términos presidenciales, Victoriano Huerta, un detestable personaje, de origen huichol, que gestó el único golpe de Estado en nuestra historia, en contubernio con al embajada de Estados Unidos, y que culminó con el cobarde asesinato de Francisco I Madero.

Hay que dejar de glorificar, de mitificar. Ninguna raza es buena per se.

México es un país multicultural, esa es su grandeza.

El poder, en cambio, iguala a cualquier raza, clase social, origen o sexo.



LA INVENCIÓN DE LA CALAVERA GARBANCERA Y LA CATRINA

  https://www.eluniversal.com.mx/cultura/confabulario/no-existe-la-calavera-garbancera-ni-la-catrina/