UN POEMA DESDE LA CÁRCEL
Jaime Goded
Ya no pienso en la
mirada o el embuste
ni recuerdo para
siempre al enemigo;
no me hablo encerrado
ante penumbras,
venganzas muertes
retiradas.
Porque siento respirar
la vejez de las paredes
y sueño mezclas
imposibles
en el último apacible
rincón silencioso
de la suerte.
Despierta con tambores
mi amenaza
y uniformes de
tristeza;
vergüenza y silbatos
alimentan,
con la lluvia sobre el
"nailon" el vómito de una ilusoria trampa
en la banqueta.
No me besa una
conquista;
suelo sospechar ojos
abiertos por los muros
y canto de mi entierro
bajo nubes.
Es muy poco lo que
pueden decirles
cuando rompe como acero
el descalabro
cuando la memoria
militar suspira.
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