Díaz requiere una revaloración histórica
ajena al análisis de bueno o malo. Nos han enseñado a desdeñarlo, tenemos que
aprender a valorarlo con sus claroscuros, como cualquier otro personaje
histórico.
Díaz, como todos los seres humanos, fue
un personaje de muchos rostros, de muchos momentos de nuestra historia, luchó
por el poder con el lema Sufragio
efectivo, no reelección, y
cayó con ese misma lema.
Hoy se cumplen cien años de su muerte.
Es tiempo de reactivar el análisis que los gobiernos revolucionarios nos
legaron.
No creo necesario actos oficiales, ni me
importa en absoluto que sus restos vuelvan a México, siempre le quedará París,
esa es otra historia del ámbito de su familia, si creo que hay que entender lo
que pasó en su gobierno y como se transformó durante ese largo periodo y los
cambios que hubo y los retrocesos, y las alianzas conservadoras y muchas otras
cosas más, como el nacionalismo cultural que tuvo sus orígenes en esa época.
Miremos los rostros de Díaz, es necesario
para poder cambiar a un país que se resiste a cambiar mientras no miremos los
procesos históricos de los que venimos.
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