domingo, 12 de mayo de 2013

El legado del Brigadier





Laberinto
Suplemento cultural del periódico Milenio
EL LEGADO DEL BRIGADIER
Por: Agustín Sánchez González



Calificado en el mundo como uno de los más importantes humoristas gráficos, Antonio Arias Bernal es uno de esos artistas poco conocidos en la caricatura y el arte mexicano.
El Brigadier, como le llamaban, nació en Aguascalientes, el 13 de mayo de 1913. Resulta curioso: vino al mundo unos cien días después de que falleciera otro grande nacido en aquella ciudad: José Guadalupe Posada.

En su ciudad natal, Antonio pintaba los ataúdes de la funeraria de su padre. Desde niño tenía una obsesión por dibujar todo. Así que se marchó a la Ciudad de México muy joven y empezó una carrera por innumerables medios y se convirtió, por derecho propio, en una de las grandes estrellas de la caricatura, a pesar de que, por entonces, existía un grupo de personajes de la talla de Ernesto García Cabral o Andrés Audiffred.

Aunque la idea de Arias Bernal era estudiar pintura en la Academia de San Carlos, solo pasó un año por ahí. En cuanto pisó el suelo capitalino, se embarcó en una aventura periodística a través de la caricatura y la bohemia.
No cumplía veinte años cuando ya destacaba en diversos medios, como el semanario Hogar; después estuvo en revistas como Mujeres, Rotofoto, Todo, México al día, VEA. Semanario moderno Lux, órgano del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Antonio Arias Bernal transitó por una diversidad de publicaciones, algunas tan disímbolas entre sí, como Realidades Lux, una conservadora y la otra de un sindicato (entonces) de izquierda y combativo (nada que ver con el liquidado y corrupto de hoy).
En otras como VEA, una de las primeras publicaciones en sepia que mostró sin prejuicio alguno el hermoso cuerpo humano desnudo, ilustró los versos populares de Carlos Rivas Larrauri, poeta popular, autor del libro Del arrabal: rimas vernáculas.
El Brigadier dejó constancia de su calidad y conocimiento de la picaresca política mexicana. Fue director artístico de una de las revistas emblemáticas en la historia del humor gráfico: Don Timorato, dirigida por Jorge Piñó Sandoval y a la que tuvieron acceso prácticamente todos los caricaturistas que destacaron en la segunda mitad del siglo XX y que abrió sus páginas a jóvenes como Rafael Freyre, Jorge Carreño, Abel Quezada y Alberto Isaac, que convivieron con algunos caricaturistas que llevaban un trecho en ese negocio como Guerrero Edwards y, además, donde también mostraron su talento exiliados españoles como Lucio López Rey o Ras y el catalán Tisner. Don Timorato fue una revista ajena a las capillas y que dio cabida a todos los moneros de entonces.

Al contrario de ese trabajo colectivo, El Brigadier se embarcó en un trabajo solitario en una excepcional revista:Don Ferruco, un semanario de formato pequeño, dedicado enteramente a criticar al candidato, y después presidente, Adolfo Ruiz Cortines. En esta pequeña gran revista, Arias Bernal se empeño en satirizar la descomposición política que se notaba cada día más, los cacicazgos, el autoritarismo y la ceguera presidencial. Además, hacía eco de la burla popular a la avanzada edad del presidente.
En Don Ferruco, Arias Bernal realizaba todas las caricaturas y escribía, aparentemente, todos los textos. Con un sentido crítico, y críptico, sutilmente hizo suyo el rumor de que Ruiz Cortines había participado como aliado de los gringos durante la intervención norteamericana en Veracruz, en 1914.
Antes de Don Ferruco, con dos de sus amigos, el poeta Renato Leduc y el, desde entonces, joven erudito y caricaturista también, Raúl Prieto, hizo la revista El Apretado, sumándose al clamor de evitar la reelección de Miguel Alemán quien soñaba con convertirse en el nuevo y eterno presidente.
Fue impresionante el ritmo de trabajo que mantuvo siempre: a la lista de medios que he mencionado, hay que sumar El Serrotes y El Fufurufu, publicaciones donde dejó plasmada su calidad estética. En el primero, satiriza la candidatura de Ezequiel Padilla, uno de los primeros opositores al sistema, aunque proveniente del propio sistema que lo hizo tambalear y al que, con sus cartones, Arias Bernal intentó desinflar.
Más allá de las obras mencionadas, es en los semanarios Presente, Hoy, Mañana y Siempre! donde le reconocen su gran calidad y perseverancia.
Presente fue una revista excepcional e innovadora, considerada como una de las publicaciones más importantes en la historia del periodismo nacional. Contaba con grandes plumas, sumamente críticas, como Renato Leduc, Magdalena Mondragón, Tomás Perrín y Margarita Michelena, entre otros, al lado de caricaturistas como Abel Quezada y Ángel Zamarripa.
En cada publicación en que participó, Arias Bernal dejó una honda huella, sus portadas llenas de un colorido que dan el toque exacto del humor y que inauguran, además, una forma de ilustrar la realidad. En Hoy yMañana, por ejemplo, la temática antifascista lo convirtió en uno de los caricaturistas más valiosos del mundo y su visión satírica generó conciencia acerca de la maldad de fascismo y de los peligros que se cernían sobre el mundo.
De hecho, gracias a esta visión (y a la gran calidad de su obra) en 1952 le fue otorgado uno de los más antiguos galardones del periodismo, el Premio María Cabot, concedido por la Universidad de Columbia, siendo el único caricaturista mexicano que lo ha obtenido; antes de él solo se otorgó a los directores de Excélsior y El Universal.
Arias Bernal fue un hombre sumamente preparado, con una clara visión estética y un conocimiento de las actitudes y la hipocresía del poder.
Supo desnudar al totalitarismo soviético y chino, equiparándolo con el nazismo, hecho que nunca le perdonaron caricaturistas que se dicen de izquierda aunque cobren con la derecha.
Sus imágenes de Don Quijote de la Mancha en las portadas de la revista Siempre!, debieran recogerse en un álbum pues tienen una calidad estética excepcional.
Como los héroes, Antonio Arias Bernal murió joven, tenía 47 años y una carrera ascendente. Se fue un día antes de terminar el año de 1960. A su muerte, el periodismo nacional convocó al duelo porque el Brigadier era de todos.
El centenario del nacimiento de Antonio Arias Bernal debería ser celebrado en estos días. Sin embargo, tendrá que esperar a que las autoridades culturales de Aguascalientes se enteren de esta importante fecha y puedan entender su grandeza y el orgullo de que un hombre así haya nacido en esas tierras. Que su gremio, tan dividido y poco afecto a reconocer la calidad del otro, se entere de su grandeza y del importante papel satírico que jugó en contra del nazismo (que fue una de las grandes maldiciones del mundo) y al que se enfrentó con vehemencia, por no hacer menos la crítica que dejó del poder político y de la propia sociedad mexicana.
El Brigadier nos legó una imagen, sin careta alguna, para estudiar y entender lo que es nuestro país, lo que somos y hasta lo que nunca podremos ser.


3 comentarios:

Unknown dijo...

Interesante nota sobre Arias Bernal.Por otra parte, ¿dónde puedo encontrar la revista Don Ferruco" que se menciona aquí? Gracias.

Unknown dijo...

Interesante nota sobre Arias Bernal.Por otra parte, ¿dónde puedo encontrar la revista Don Ferruco" que se menciona aquí? Gracias.

AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ dijo...

Es muy difícil encontrarla; no la he visto en ninguna bibliotecas. La colección que yo tengo, alrededor de una docena de ejemplares, la he ido adquiriendo en librerías de viejo ¿Estas haciendo alguna investigación o sólo es curiosidad=

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