sábado, 3 de marzo de 2012

Il centenario della Catrina messicana

Diego Rivera. Sogno di un pomeriggio domenicale all'Alameda (dettaglio). 1947.
Frida Kahlo e Diego Rivera appaiono accanto al famoso personaggio creato da José Guadalupe Posadas.


6 febbraio 2012 - Con l'emissione di un biglietto della lotteria dedicato alla Catrina —personaggio creato dall'incisore messicano José Guadalupe Posada (1852-1913)— le autorità dell'Istituto Nazionale per le Belle Arti (INBA) inizieranno le celebrazioni del centenario di questa immagine immortale il 15 febbraio.

Battezzata "Catrina" dal muralista Diego Rivera (1886-1957), la cosiddetta 'teschio venditrice di ceci' (Calavera garbancera, 1913) —secondo il nome originale datole dal tipografo Antonio Vanegas Arroyo (1850-1917)— riceverà un omaggio nella sede della Lotteria Nazionale (Lotenal).

Agustín Sánchez González, uno degli storici più importanti della caricatura messicana, ha accolto con beneplacito l'annuncio dei festeggiamenti ed ha ricordato che le celebrazioni per la 'Catrina' sono cominciate un paio di giorni fa nella città di Aguascalientes, con una serie di conferenze dedicate al personaggio ed al suo creatore.

Sánchez González ha poi suggerito che —utilizzando questo anniversario come punto di partenza— si svolga 'una crociata nazionale' in onore della 'Catrina', accompagnata da una discussione seria e profonda sul lavoro di Posada.

«Si tratta di un'opportunità unica per la nostra generazione, dato che non vivremo un altro centenario o bicentenario, e rappresenta, quindi, un'occasione irripetibile per riflettere sull'opera di Posada».

«Posada è un simbolo nazionale. Un simbolo che si trova ovunque. La Catrina è un aspetto secondario, ma comunque importante».

«Posada non è solo di Aguascalientes, ma un personaggio universale presente in tutto ciò che sono i messicani. La sua grandezza è tale che va al di là della sua città natale, motivo per cui propongo questa crociata ed invito tutti i musei e le istituzioni culturali del Paese ad unirsi all'iniziativa».

Va notato che il personaggio fu chiamato "Garbancera" perché questa è la parola con cui allora si identificavano le persone che vendevano 'garbanza' (ceci) e che, pur avendo sangue indigeno, affermavano di essere europee, di origine spagnola o francese, e rinnegavano di appartenere alla loro razza e cultura.

Il teschio non indossa abiti, ma solo il cappello e —dal punto di vista di Posada— il fatto rappresenta una critica a molti messicani che essendo poveri, cercano di apparire in società caratterizzati da uno stile di vita europeo che non è il loro.



(el universal / puntodincontro)



***

6 de febrero de 2012 - Con la emisión de un billete de lotería dedicado al personaje que creó el grabador mexicano José Guadalupe Posada (1852-1913) 'La catrina', autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) iniciarán los festejos por el centenario de esa inmortal imagen el próximo 15 de febrero.

Bautizada así por el muralista Diego Rivera (1886-1957) ; la llamada 'Calavera Garbancera' (1913) , nombre original según el impresor Antonio Vanegas Arroyo (1850-1917) , será objeto de un homenaje en las instalaciones de la Lotería Nacional (Lotenal).

Agustín Sánchez González, uno de los más importantes historiadores de la caricatura mexicana, expresó su beneplácito e indicó que los festejos a 'La catrina' comenzaron hace un par de días en la ciudad de Aguascalientes, con un ciclo de conferencias dedicadas al personaje, así como a su creador José Guadalupe Posada.

Consideró que tomando como punto de partida a ese personaje, se lleve acabo 'una cruzada nacional' a favor de 'La catrina', a la par que una discusión seria sobre la obra de Posada.

'Se trata de una oportunidad única para nuestra generación, porque ya no viviremos otro centenario o bicentenario; entonces es un momento clave para trabajar a Posada', mencionó.

Y es que para el también investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) , del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) , 'Posada es un símbolo nacional. Es un símbolo que está en todas partes; La catrina es algo secundario pero no deja de ser importante.

Posada no sólo es de Aguascalientes, sino un personaje universal que está en todo lo que somos los mexicanos. 'Su grandeza es tal, que rebasa Aguascalientes; por ello esta cruzada y que todos los museos e instituciones se sumen a ello', señaló.

Es de mencionar que se le llama "Garbancera" , porque ésta es la palabra con que se conocía entonces a las personas que vendían 'garbanza', que teniendo sangre indígena pretendían ser europeos, ya fueran españoles o franceses y renegaban de su propia raza, herencia y cultura.

Esto se hace notable por el hecho de que la calavera no tiene ropa sino únicamente el sombrero, desde el punto de vista de Posada, es una crítica a muchos mexicanos del pueblo que son pobres, pero que aun así quieren aparentar un estilo de vida europeo que no les corresponde.

De acuerdo con el folclore mexicano, 'La catrina', mejor conocida como la muerte, puede mostrarse de muchas formas.

Algunas veces se la encuentra alegre, vestida de manera elaborada, con ganas de divertirse e incluso coquetear con los mortales.

La relación que los mexicanos tienen con "La catrina" se define por una serie de circunstancias íntimamente vinculadas con la historia y cultura de México, por lo que ésta se considera un huésped imprescindible en ocasiones importantes, como el Día de Muertos, que se celebra cada 2 de noviembre.



(el universal / puntodincontro)

viernes, 2 de marzo de 2012

Reúnen los últimos 200 años de caricatura en México en libro

Reúnen los últimos 200 años de caricatura en México en libro

“La historia de la caricatura en México” es un trabajo de Esther Acevedo y Agustín Sánchez
REDACCION 24-Horas

Los últimos 200 años de humor gráfico mexicano, con sus hitos históricos, los periódicos que han sido emblemáticos, como la Revolución, o los cronistas más destacados, hasta llegar a la actualidad, se compilan en el libro “La historia de la caricatura en México”.



Se trata de un trabajo de los mexicanos Esther Acevedo Valdés y Agustín Sánchez González, dos de los más importantes investigadores de la caricatura en México, quienes en más de 220 páginas ofrecen un panorama de la situación de la caricatura en el país.



La obra que se presentará en febrero próximo, en el marco de las actividades de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), es patrocinado por la Universidad de Alcalá de Henares y publicado por la editorial Milenio.



El “objetivo es conocer la historia de la caricatura en México, pues no se conoce, no existe libro serio y documentado sobre esto, los únicos que existían son los de Eduardo del Río “Ruis”, pero son bastante flojos y hechos más con el hígado que con una investigación seria”, explicó en entrevista Sánchez González.



En el texto, ambos investigadores, llevan a cabo toda una labor de seguimiento y elogio de los caricaturistas mexicanos, capaces de relatar el sentir diario de la realidad de manera objetiva y muy digna.



La obra esta divida en dos partes: “Entre la risa y la rebelión. La caricatura en México”, realizada por Acevedo; y la segunda está titulada “Los últimos 100 años de humor grafico en México 1900-2000”, a cargo de Sánchez González.



“Esther hace desde los orígenes, toda la parte del siglo XIX, hasta el Porfiriato; luego yo retomo esa parte, retomo a Guadalupe Posada como un puente entre el Porfiriato hasta nuestros días”, señaló el también Primer Lugar en Investigación por el Instituto Nacional de Bellas Artes en 2008.



En el caso de Esther Acevedo, abundó, se encuentra un capítulo dedicado a “La Orquesta”, que es uno de los periódicos emblemáticos del siglo XIX, donde publica el llamado “Padre de la Caricatura”: Constantino Escalante, junto con “El hijo del Ahuizote”, que es uno de los más importantes y míticos diarios que existen.



“La caricatura es un resumen de nuestro tiempo y, aunque se construye a diario, habla del hoy y por lo mismo es un punto de partida para estudios de otra índole. Cada imagen es testimonio de un momento específico.



“Es una propuesta, una opinión, una reflexión y un análisis de lo que acontece desde la perspectiva personal del autor, en la que inserta la historia personal y la mundial”, expresan los autores en esta obra.



José Guadalupe Posada, José María Villasana, Constantino Escalante, Manuel Manilla, Gabriel Vargas, Gabriel Vicente Gahona “Picheta”, Alejandro Casarín, Jesús T. Alamilla, Daniel Cabrera “Fígaro”, Jesús Martínez Carrión y Álvaro Pruneda son algunos de los cartonistas que aparecen en esta obra apoyada con material gráfico.

ENTENDER

ENTENDER
(SEM)
Viernes, 2 de marzo de 2012
•A una sociedad.

Esther Acevedo Valdés (DF, 1944) es doctora en historia del arte por la UNAM y pionera en la investigación sobre la caricatura en México. Entre otros, es autora del Catálogo de retrato del siglo XIX del Museo Nacional de Historia, 501 caricaturas cuentan una historia: Constantino Escalante en La Orquesta y uno más sobre el hijo del Benemérito: Benito Juárez Maza (1852-1912), recientemente coeditado por el INAH y el Conaculta.

Agustín Sánchez González (DF, 1956) es licenciado en historia por la UNAM y autor de una vasta bibliografía sobre la caricatura mexicana, cuyos títulos son, entre otros, Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México, José Guadalupe Posada: un artista en blanco y negro y Gabriel Vargas, una historia chipocluda.

-¿Es cierto que durante el periodo cardenista no hubo grandes libertades para la prensa?

-Cárdenas es uno de los hombres más avanzados entre los presidentes mexicanos -comenta Sánchez González-; sin embargo, durante el periodo en que gobernó hubo mucha censura y casi no se publicaron revistas; las que hay son conservadoras más cercanas a la derecha como El Tornillo, donde hay caricaturas excepcionales. Posteriormente a Fantoche, revista de la que hablábamos, se integran los caricaturistas del exilio como Guasp, uno de los grandes vanguardistas, cercano a Picasso; o gente como RAM, muy cercano a Matisse por sus collages. Luego, hacia finales del siglo XX, La Garrapata es un hito, porque se convertirá en un semillero de grandes caricaturistas. Tuvo una segunda y una tercera etapas, de donde van a surgir prácticamente todos los caricaturistas de hoy en día.

-Usted quiso hacer un corte de caja hasta el año 2000. ¿A qué se debe esto?

-Quise darme 12 años de distancia, porque seguramente alguna de las críticas que tendré es: "¿Por qué no estoy yo?" La historia no recoge a todos. Los contemporáneos de Beethoven fueron muchos, pero él fue único. El criterio que utilicé fue incluir a personajes que tuvieran valor estético e incidencia en los medios desde hace muchos años. Es algo que tuve que hacer con gran frialdad. Quizá eso fue lo más complicado.

-¿Por qué es trascendental hacer esta clase de investigaciones?

-Porque la caricatura va mucho más allá del periodismo o la política, es fundamental para entender a una sociedad. En ese sentido, yo creo que este libro es una gran contribución, ya que permite ver la historia de México de una manera muy seria durante un periodo que comprende casi dos siglos.

http://impreso.elfinanciero.com.mx/pages/Ejemplar.aspx,

Porfirio maiceaba a la gente para que le pegara a Lerdo de Tejada (El Financiero)

Porfirio maiceaba a la gente para que le pegara a Lerdo de Tejada
Silvina Espinosa de los Monteros
Viernes, 2 de marzo de 2012


•Recuento histórico de la caricatura en México.


· RECUENTO DE LA CARICATURA NACIONAL

Como parte de una colección dedicada al humor gráfico en Hispa- noamérica, la Universidad de Alcalá en combinación con la editorial catalana Milenio acaban de publicar el volumen Historia de la caricatura en México de Esther Acevedo y Agustín Sánchez González, con quienes charlamos sobre un intenso periodo que comprende casi dos siglos.

Pese a que ambos especialistas llevan años publicando libros y dando conferencias sobre los protagonistas de la historia de la caricatura en México, no existía un libro que compilara lo sucedido entre 1808 y el año 2000, labor para la cual acordaron dividirse los materiales de investigación; mientras el siglo XIX le correspondería a Esther Acevedo, el siglo XX estaría bajo la responsabilidad de Agustín Sánchez González.

-¿Cuál es el rol que encarnan los medios impresos en plena época independentista?

-Una de las tareas fundamentales de los periódicos a principios del siglo XIX es educativa -dice Esther Acevedo-. Claro que también hay otros lugares donde se va diseñando la iden- tidad nacional de manera pedagógica, como los teatros, las escuelas y los museos; pero el periódico, en particular, se encargará de transmitir los valores que la República comenzaba a producir. Al principio se usan hojas volantes y grabados que contienen frases graciosas o críticas punzantes. Luego comienzan a aparecer periódicos, cuyo modelo de caricaturas va a ser tomado de los periódicos franceses. Desde aquel país comienzan a llegar publicaciones y los extranjeros que llegan a radicar aquí traen prensas litográficas entre 1835 y 1845. Antes, la única prensa de este tipo era la de la Academia de San Carlos, pero los caricaturistas no podían utilizarla.

-Incluso, los diarios ajustan su formato al tamaño de esas planchas litográficas...

-Sí, y creo que ese factor acota a los caricaturistas en cuanto a la forma; sin embargo, lo que los va transformando en cuanto a la línea, la perspectiva y el hecho de utilizar ciertos elementos, es el tiempo. En La Orquesta, que dura casi 16 años y es uno de los periódicos más sobresalientes del siglo XIX, tú ves las primeras caricaturas y sientes que el lápiz les tiembla, aún el dibujo es muy académico. Luego, poco a poco, se van soltando hasta tener una línea rápida y con mayor fluidez.

-En cuanto a la veta crítica, ¿cómo evolucionan?

-Conforme pasa el tiempo, la crítica se va haciendo más fuerte. Una de las propuestas que hago como historiadora de arte es que la caricatura fue sembrando la duda en el ciudadano. Y este dudar es una característica que nace en el siglo XIX: se comienza a dudar de la honestidad del presidente, de sus ministros, de las leyes... No existe una historia de la caricatura durante este periodo. Para ver cómo era recibida tienes que ir directo a los periódicos a fin de conocer qué comentaban sobre ellas y, en el caso de los diarios conservadores, te das cuenta de que les tiraban duro porque las consideraban muy groseras. Algo que evidencia que la sociedad no estaba acostumbrada a ellas. Con- forme pasa el tiempo la crítica se va haciendo cada vez mayor, y para la cuarta o quinta reelección de Benito Juárez ya está a todo lo que da.

-¿Qué tanta producción existe en el siglo XIX y quiénes son sus principales exponentes?

-Durante la primera mitad del siglo XIX hay censura en los periódicos. Sin embargo, después de la guerra de Reforma, que ganan los liberales en 1861, hay una gran apertura y surgen 18 periódicos que publican caricaturas. Algunos de los exponentes de ese momento son Constantino Escalante, Santiago Hernández, Alejandro Cazarín y Jesús Alamilla.

-¿Cuál es la característica que identifica la caricatura en este siglo?

-Serían dos. La primera es su nacimiento y la segunda que exhibe lo que se escucha en los corredores y se dice fuera de los círculos oficiales, algo que viene a contradecir o cuestionar lo que se publica en los periódicos. La importancia de la caricatura fue tal que muchos historiadores atribuyen el hecho de que Sebastián Lerdo de Tejada no se haya reelegido a la crítica que hubo en contra suya en El Ahuizote.

-¿Cómo se da la transición a los caricaturistas del siglo XX?

-Yo creo que lo que constituye el puente entre el siglo XIX y el XX es José Guadalupe Posada, ya que fue alumno de todo este grupo que publicaba en el periódico La Orquesta -responde ahora Agustín Sánchez González-. Por otra parte, creo que aún falta por investigar a fondo la cuestión de la censura y la represión. ¿Hasta qué punto la supuesta libertad de los caricaturistas era tal? O si más bien lo que había era una "línea" que, en el caso de Lerdo, es muy clara. Porfirio Díaz está maiceando a la gente para que le "pegue" a Sebastián. Otro caso es el de Madero. Prácticamente todos los caricaturistas de la época, incluso personajes que después se cargan a la izquierda como Orozco, lo van a aplastar; de tal suerte que toda la caricatura de la Revolución tiene una incidencia muy grande en la caída de Madero. No hay nadie que no haya criticado los errores que cometió. Es más, una hipótesis puede ser el que la caricatura haya ayudado a que no hubiera tantas protestas por el golpe de Victoriano Huerta. La gente estaba tan sensibilizada ante los errores de Madero, magnificados o no, que la reacción general no fue tan fuerte.

-¿Qué publicaciones aparecieron en ese momento?

-Multicolor es la gran revista del periodo revolucionario, donde publican personajes como El Chango Cabral, Clemente Islas Allende, José Clemente Orozco y Santiago R. de la Vega, entre otros. Contrario a la cantidad de publicaciones que surgieron en el siglo XIX, desde 1929 cuando se funda el Partido Nacional Revolucionario (PNR) hasta 1968 son muy pocas las revistas de caricatura que tuvieron gran impacto. Son seis o siete nada más, entre las que destaca Fantoche por su calidad estética. Ahí participaba gente como Miguel Covarrubias y Alfredo Zalce, quien firmaba como ERA. Algo curioso es que ciertos pintores que hicieron caricatura se ocultaron tras seudónimos. Otro caso es Chávez Morado, que firmaba como Chon.

viernes, 24 de febrero de 2012

Afirman que la caricatura en México es la realidad social del país

Cultura • 24 Febrero 2012 - 8:36pm — Notimex
En la edición XXXIII de la FILPM fue presentado libro especializado en el tema
“Historia de la caricatura en México” de Esther Acevedo Valdez.

Ciudad de México • Consistente de 244 páginas, hoy fue presentado en la XXXIII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) el volumen “Historia de la caricatura en México”, de los historiadores Esther Acevedo Valdez y Agustín Sánchez González.

Para la ocasión, en el Auditorio Sotero Prieto del Palacio de Minería, sus autores prepararon textos especiales: Esther Acevedo lo hizo con “Entre la risa y la rebelión. La caricatura en México”, y Agustín Sánchez en “100 años de humor gráfico en México 1900-2000”.

Los especialistas expusieron que en el libro se destacan revistas climáticas en el imaginario mexicano, como “La orquesta” (siglo XIX) y “EL hijo del Ahuizote” (XX), ésta publicación esencial para comprender la etapa de la Revolución Mexicana, como para conocer la lucha estudiantil de 1968 lo es “La garrapata”, dijeron.

Refirieron que un sinfín de artistas gráficos pueblan el texto, desde José Guadalupe Posada al “Chango” Cabral; de Escalante a Rius, hasta llegar a “moneros” como Naranjo.

Pionera del estudio de la imagen en México, Esther Acevedo trabaja el tema desde 1972, además que ha sido curadora de las exposiciones “Pinceles de la historia” y “Maximiliano. Testimonio artístico de un episodio fugaz”, montadas en el Museo Nacional de Arte.

También lo fue de “Revolución es”, presentada en el Laboratorio Arte Alameda. La coautora señaló que el presente proyecto fue muy fácil de trabajar junto con su colega.

Fiel a sus textos anteriores, “Gabriel Vargas. Una historia chipocluda” o “Posada”, Agustín Sánchez es poseedor de una visión crítica de la historia a partir de la obra gráfica.

Consultado el también autor de “La banda de automóvil gris”, sobre la afirmación de que la caricatura resume el tiempo, dijo que “la caricatura se construye diario, se elabora al día, como va, por lo tanto en el oficio periodístico es lo más cercano a la realidad. Lo que convierte al libro, ´Historia de la caricatura en México´, en un indispensable de la cultura nacional”, aseguró.

Apuntó que el libro es la primera historia seria de la caricatura mexicana, a través del cual se podrá comprender los últimos dos siglos del país.

domingo, 12 de febrero de 2012

El verdadero nombre de "La Catrina" y otros misterios de Posada


El verdadero nombre de "La Catrina" y otros misterios de Posada

La vida del caricaturista e ilustrador mexicano más afamado de finales del Siglo XIX y principios del XX, José Guadalupe Posada, está construida a base de historias de las que poco se puede comprobar

Por: Montserrat Arqué | 12 de Febrero, 2012 | 19:37

A finales de siglo XIX, México vivió un momento de sumo esplendor en el ámbito de las bellas artes, sobre todo en la pintura, escultura y arquitectura, que en la actualidad podemos apreciar en decenas de monumentos arquitectónicos que engalanan distintas ciudades del país.

En los primeros años del tercer milenio, dichas expresiones artísticas sufrieron un cambio radical, pues dejaron de ser simples expresiones de estética y belleza, para convertirse en un vehículo de denuncia social, basada en una práctica indígena que tuvo gran auge con artistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros: la pintura mural.

Junto con la figura de los muralistas, surgió otro artista enigmático y que ha sorprendido con su obra, tanto a propios como extraños, de la cultura mexicana y que cada noviembre sale a relucir. Nos referimos a José Guadalupe Posada.

José Guadalupe Posada fue un pintor, ilustrador y caricaturista mexicano, nacido el 2 de febrero de 1852, en la ciudad de Aguascalientes. Desde niño mostró habilidades en el dibujo, por lo que ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de su estado. Con 16 años de edad, se convirtió en ayudante y aprendiz de Trinidad Pedroza, uno de los litografistas más destacados de la época.


En un principio, Posada se dedicó a hacer caricatura política; colaboró con diversos medios impresos de la época, algunos famosos tales como "El Jicote", que fue el periódico encargado de publicar sus primeras viñetas y difundirlas a todo el público mexicano, cuando contaba con tan sólo 19 años.

Durante un tiempo vivió en León, en donde se desempeñó como docente en la Escuela Preparatoria de la ciudad guanajuatense; posteriormente se mudó a la Ciudad de México, en donde trabajó en distintas editoriales, quedando plasmados sus grabados en varios periódicos de aquella época.

Gracias a esto, su nombre saltó rápidamente a la fama, la cual creció aún más, cuando realizó un trabajo de crítica social y retrató con exactitud las creencias y forma de vivir de la sociedad mexicana, con un sentido del humor y lleno de sátiras.

La obra de Posada es bastante extensa; podemos encontrar caricaturas políticas, de escenas cotidianas, pero la más famosa y la que cada 2 de noviembre es recordada, son las famosas calaveras; las cuales se han convertido en todo un ícono de la cultura nacional.


El mismo diego Rivera alguna vez dijo que este hombre era "el prototipo del artista del pueblo" e incluso, se le considera como el precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por el resto de los pintores más importantes de la época revolucionaria.

Falleció en el Distrito Federal el 20 de enero de 1913, increíblemente en la pobreza, solo, rodeado de misticismo, a tal grado que fue sepultado en una fosa común, de la cual se desconoce su paradero, ya que nadie reclamó sus restos.

Agustín Sánchez González es un famoso historiador mexicano, especializado, precisamente, en la caricatura que ha sido parte de nuestra historia, siendo el personaje de José Guadalupe Posada, uno de los hombres que más le ha llamado la atención y al cual, le ha dedicado varios años de investigación.


Sánchez González publicó en 2008, el libro titulado "Posada", en donde tras un arduo trabajo, echa por tierra varias cosas que se daban por aceptadas en la vida del grabador e ilustrado, siendo los más dogmáticos los que rechazan toda la información contenida en este texto.

Según informador.com.mx, así como agusanvh.blogspot.com, estos son algunos de los mitos que rodean la vida, obra y muerte de José Guadalupe Posada, el mejor caricaturista mexicano.

Porfirista y conservador. Según Rafael Barajas, mejor conocido como "El Fisgón", señala que el artista le era leal a Porfirio Díaz, y que creía y practicaba fervientemente sus ideas. Sánchez González no cree en dicha afirmación, pues aunque Posada haya sido un reacio defensor del modernismo, siempre criticó la desigualdad e injusticia social derivada del gobierno porfirista.


El verdadero nombre de "La Catrina". Quizá esta sea la obra más popular y conocida por todos los mexicanos y con la que a Posada se le relaciona en el extranjero. El historiador descubrió que dicha caricatura originalmente fue titulada como "La Calavera Garbancera" y que fue Diego Rivera, quien finalmente le llamara "La Catrina", tras haber inmortalizado dicha imagen en su mural llamado "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central".


No tenía preferencias políticas. Resulta ser que un grabador de nombre Leopoldo Méndez, publicó en 1892 un dibujo sobre la represión porfirista, en donde retrata a Posada al lado de los hermanos Flores Magón, lo que generó que al ilustrador se le señalará como un anarquista radical. En realidad, jamás conoció ni coincidió con estos personajes de la Revolución y siempre se mantuvo en el centro, tratando de retratar la vida de las personas.


La muerte relacionada con nuestras raíces indígenas. Se cree que su obsesión con el tema de la muerte, se debe a que desde pequeño estuvo en contacto con ella. Primero, su casa en Aguascalientes se encontraba frente a un panteón, vivió de cerca una epidemia de cólera que cobró la vida de decenas de personas, fue testigo de cuando los bandidos asaltaron su ciudad natal, fusilando y colgando a gente a diestra y siniestra; dichos cadáveres fueron a parar cerca de su casa.


Su segundo apellido no es Ruiz. Debido a la poca documentación que se tiene del artista, mucho tiempo se creyó que su nombre completo era José Guadalupe Posada Ruiz; Agustín Sánchez tuvo la posibilidad de tener la fe de bautismo de este hombre en sus manos, en donde se percató que en realidad, su segundo apellido era Aguilar.


Su hijo. Se sabía que Posada llegó a la Ciudad de México acompañado de su hijo adolescente, del cual ya nada se supo. Sánchez González averiguó que el nombre del chico era Juan Sabino Posada Vela, que su madre había sido una señora de nombre María de Jesús Vela y que falleció en enero de 1900, a los 17 años de edad, al haber contraído tifo exantemático.


Relación con los Vanegas Arroyo. Se ha dado por hecho que José Guadalupe Posada llegó a la Ciudad de México exclusivamente para trabajar en el taller de litografía de la familia Venegas Arroyo. Sánchez afirma que en realidad, quien le invitó a venir a la capital fue Irineo Paz (abuelo de Octavio Paz), por lo que en realidad, el dibujante era una especie de freelance, pues sí que trabajó para los Vanegas Arroyo, pero no de manera exclusiva, pues al mismo tiempo, su trabajo fue publicado en más de 40 periódicos.

http://de10.com.mx/13502.html

El verdadero nombre de "La Catrina" y otros misterios de Posada

Se tienen muy pocas fotografías de Posada e incluso, sólo se conocen tres entrevistas de él



El verdadero nombre de "La Catrina" y otros misterios de Posada
La vida del caricaturista e ilustrador mexicano más afamado de finales del Siglo XIX y principios del XX, José Guadalupe Posada, está construida a base de historias de las que poco se puede comprobar

Por: Montserrat Arqué | 12 de Febrero, 2012 | 19:37

A finales de siglo XIX, México vivió un momento de sumo esplendor en el ámbito de las bellas artes, sobre todo en la pintura, escultura y arquitectura, que en la actualidad podemos apreciar en decenas de monumentos arquitectónicos que engalanan distintas ciudades del país.

En los primeros años del tercer milenio, dichas expresiones artísticas sufrieron un cambio radical, pues dejaron de ser simples expresiones de estética y belleza, para convertirse en un vehículo de denuncia social, basada en una práctica indígena que tuvo gran auge con artistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros: la pintura mural.

Junto con la figura de los muralistas, surgió otro artista enigmático y que ha sorprendido con su obra, tanto a propios como extraños, de la cultura mexicana y que cada noviembre sale a relucir. Nos referimos a José Guadalupe Posada.

José Guadalupe Posada fue un pintor, ilustrador y caricaturista mexicano, nacido el 2 de febrero de 1852, en la ciudad de Aguascalientes. Desde niño mostró habilidades en el dibujo, por lo que ingresó a la Academia Municipal de Dibujo de su estado. Con 16 años de edad, se convirtió en ayudante y aprendiz de Trinidad Pedroza, uno de los litografistas más destacados de la época.


En un principio, Posada se dedicó a hacer caricatura política; colaboró con diversos medios impresos de la época, algunos famosos tales como "El Jicote", que fue el periódico encargado de publicar sus primeras viñetas y difundirlas a todo el público mexicano, cuando contaba con tan sólo 19 años.

Durante un tiempo vivió en León, en donde se desempeñó como docente en la Escuela Preparatoria de la ciudad guanajuatense; posteriormente se mudó a la Ciudad de México, en donde trabajó en distintas editoriales, quedando plasmados sus grabados en varios periódicos de aquella época.

Gracias a esto, su nombre saltó rápidamente a la fama, la cual creció aún más, cuando realizó un trabajo de crítica social y retrató con exactitud las creencias y forma de vivir de la sociedad mexicana, con un sentido del humor y lleno de sátiras.

La obra de Posada es bastante extensa; podemos encontrar caricaturas políticas, de escenas cotidianas, pero la más famosa y la que cada 2 de noviembre es recordada, son las famosas calaveras; las cuales se han convertido en todo un ícono de la cultura nacional.


El mismo diego Rivera alguna vez dijo que este hombre era "el prototipo del artista del pueblo" e incluso, se le considera como el precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por el resto de los pintores más importantes de la época revolucionaria.

Falleció en el Distrito Federal el 20 de enero de 1913, increíblemente en la pobreza, solo, rodeado de misticismo, a tal grado que fue sepultado en una fosa común, de la cual se desconoce su paradero, ya que nadie reclamó sus restos.

Agustín Sánchez González es un famoso historiador mexicano, especializado, precisamente, en la caricatura que ha sido parte de nuestra historia, siendo el personaje de José Guadalupe Posada, uno de los hombres que más le ha llamado la atención y al cual, le ha dedicado varios años de investigación.

Sánchez González publicó en 2008, el libro titulado "Posada", en donde tras un arduo trabajo, echa por tierra varias cosas que se daban por aceptadas en la vida del grabador e ilustrado, siendo los más dogmáticos los que rechazan toda la información contenida en este texto.

Según informador.com.mx, así como agusanvh.blogspot.com, estos son algunos de los mitos que rodean la vida, obra y muerte de José Guadalupe Posada, el mejor caricaturista mexicano.

Porfirista y conservador. Según Rafael Barajas, mejor conocido como "El Fisgón", señala que el artista le era leal a Porfirio Díaz, y que creía y practicaba fervientemente sus ideas. Sánchez González no cree en dicha afirmación, pues aunque Posada haya sido un reacio defensor del modernismo, siempre criticó la desigualdad e injusticia social derivada del gobierno porfirista.

El verdadero nombre de "La Catrina". Quizá esta sea la obra más popular y conocida por todos los mexicanos y con la que a Posada se le relaciona en el extranjero. El historiador descubrió que dicha caricatura originalmente fue titulada como "La Calavera Garbancera" y que fue Diego Rivera, quien finalmente le llamara "La Catrina", tras haber inmortalizado dicha imagen en su mural llamado "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central".

No tenía preferencias políticas. Resulta ser que un grabador de nombre Leopoldo Méndez, publicó en 1892 un dibujo sobre la represión porfirista, en donde retrata a Posada al lado de los hermanos Flores Magón, lo que generó que al ilustrador se le señalará como un anarquista radical. En realidad, jamás conoció ni coincidió con estos personajes de la Revolución y siempre se mantuvo en el centro, tratando de retratar la vida de las personas.

La muerte relacionada con nuestras raíces indígenas. Se cree que su obsesión con el tema de la muerte, se debe a que desde pequeño estuvo en contacto con ella. Primero, su casa en Aguascalientes se encontraba frente a un panteón, vivió de cerca una epidemia de cólera que cobró la vida de decenas de personas, fue testigo de cuando los bandidos asaltaron su ciudad natal, fusilando y colgando a gente a diestra y siniestra; dichos cadáveres fueron a parar cerca de su casa.

Su segundo apellido no es Ruiz. Debido a la poca documentación que se tiene del artista, mucho tiempo se creyó que su nombre completo era José Guadalupe Posada Ruiz; Agustín Sánchez tuvo la posibilidad de tener la fe de bautismo de este hombre en sus manos, en donde se percató que en realidad, su segundo apellido era Aguilar.

Su hijo. Se sabía que Posada llegó a la Ciudad de México acompañado de su hijo adolescente, del cual ya nada se supo. Sánchez González averiguó que el nombre del chico era Juan Sabino Posada Vela, que su madre había sido una señora de nombre María de Jesús Vela y que falleció en enero de 1900, a los 17 años de edad, al haber contraído tifo exantemático.

Relación con los Vanegas Arroyo. Se ha dado por hecho que José Guadalupe Posada llegó a la Ciudad de México exclusivamente para trabajar en el taller de litografía de la familia Venegas Arroyo. Sánchez afirma que en realidad, quien le invitó a venir a la capital fue Irineo Paz (abuelo de Octavio Paz), por lo que en realidad, el dibujante era una especie de freelance, pues sí que trabajó para los Vanegas Arroyo, pero no de manera exclusiva, pues al mismo tiempo, su trabajo fue publicado en más de 40 periódicos.

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...