sábado, 2 de marzo de 2019

Consecuencias de la muerte de Obregón

Dibujo que le hizo León Toral antes de asesinarlo
Pasado mañana, 4 de marzo, el viejo PRI cumple noventa años; acabo de encontrar una entrevista, de hace una década, acerca de uno de mis libros, El General en la Bombilla, donde menciono este hecho. 





Hablan de consecuencias de 
la muerte de Obregón

Además del nacimiento del Partido Revolucionario Institucional, la muerte de Álvaro Obregón en 1928 trajo a México un sistema político que tuvo una vigencia muy sólida hasta el año 2000.
30/12/2008 | 00:00 AM
MÉXICO (NTX)._ Además del nacimiento del Partido Revolucionario Institucional, la muerte de Álvaro Obregón en 1928 trajo a México un sistema político que tuvo una vigencia muy sólida hasta el año 2000, cuando ese partido perdió la presidencia de la República, afirmó el investigador Agustín Sánchez González. 
A propósito de la tercera reedición de El general en la Bombilla, un ejercicio de documental en torno a la frustrada búsqueda democrática de los mexicanos, el especialista señaló que el deceso de Obregón significó la institucionalización de la Revolución Mexicana. 
A través de una ágil crónica, en el texto de 249 páginas y ocho capítulos editado por Planeta en su colección de bolsillo, Sánchez González presenta un mosaico de opiniones y anécdotas que recrean el contexto que rodea al crimen de quien fuera el 48 presidente de México. 
En cada una de sus páginas, vuelven los fantasmas de aquellos días que marcaron un parteaguas en la historia mexicana. 
"El libro es como una crónica de buenos y malos, lo que hago es detallar la vida de Obregón como la vida de su asesino José León Toral; la idea fue hacer un trabajo prácticamente policiaco. 
"Narro todo, desde el encuentro entre Obregón y Toral, hasta el asesinato del Presidente; se trata de una historia que está plasmada como un trabajo cinematográfico", explicó. 
El rumor de una conspiración de alto nivel y de una libre asociación de actores en un drama escandaloso, hace de este texto una pieza fundamental en la construcción de la memoria histórica de la Revolución y de sus componentes populistas. 
Y es que para el escritor, historiador y periodista, la idea era hacer una crónica narrada, en la que el lector vaya encontrando y sacando sus propias conclusiones. 
"No se trata de juzgar al asesino ni al asesinado, es más bien presentar lo que ocurrió. Obregón es un personaje que seduce mucho porque fue el único Presidente que fue solemne, capaz de hacer chistes por sí mismo", indicó. 
"Muchos de los capítulos se refieren a bromas y obras de teatro como La muerte de Don Adolfo, Las calles de Don Plutarco, El mocho muerto por un mocho, La concha madre, De calles y deportes y El desmoronamiento, es decir, juego mucho con el humor de la época", indicó. 

viernes, 22 de febrero de 2019

Rius y los milicos

Ahora que se ha puesto a discusión la creación de la guardia nacional, viene a mi memoria los cartones de 1968, los escasos trabajo que mostraban el rechazo a su presencia en la vida civil.

Uno de ellos, apareció en la revista Sucesos para todos, y fue realizado por Rius, donde muestra la peligrosidad de tener al ejército metido en la vida cotidiana. (Aunque pareciera una etapa superada, me parece que está latente). 

Entre decenas de soldados, un solitario hombre levanta una pancarta pidiendo diálogo; otro grupo se acerca a un estudiante en un pupitre mientras pisotea la Constitución, mientras un campesino pasa por delante tarareando el fragmento del himno nacional Un soldado en cada hijo te dio...

Curioso, aunque no tanto, que los viudos de Rius (que se sienten sus herederos) no dibujaran nada sobre este lamentable momento de nuestra historia, embelesados por el cacique que nos gobierna.

miércoles, 20 de febrero de 2019

2019 en 1829. 190 años. Hoy igual que ayer

La caricatura es un retrato de la realidad. Claro, me refiero a esos dibujos que mueven y conmueven, no a las ilustraciones neobananeras que, jornada tras jornada, se publican para complacer al cacique.

En 1829, hace 190 años, se publicó esta caricatura: Progresos de la República Mexicana, en un panfleto político llamado El Toro, que mostraba la farsa de la nueva república.

La caricatura muestra una águila desplumada, sobre un cangrejo. Una primera lectura es sencilla: se trata de un país en ruinas, desplumado, cuyo progreso consiste en... ir para atrás.

Una caricatura de un ruso

llamado Alexey Kivokurtsev.

En octubre pasado, estuve en Alcalá de Henares, en el 25 aniversario de los encuentros internacionales de humor gráfico, uno de los eventos más importantes, sin duda, de la caricatura.

Antaño, había decenas artistas de todo el mundo y uno podía conocer a grandes personajes como Quino, Ziraldo, Palomo, entre muchos otros grandes del humor.

Este año pasado, octubre 2018, conocí a personajes de otras altitudes, como el egipcio Fawzy Morsy, un chino que no tengo su nombre,  el genial portugués Antonio Antunes (de quien quedé asombrado por sus caricaturas en el metro de Lisboa) y una de las mpás geniales humoristas que he conocido, Marilena Nardi, una italiana que ya había conocido, una semana atrás, en Venecia.

Estábamos comiendo, y todos tratando de entendernos en esa torre de babel del humor, pero el dibujo decía todo. 

Un ruso, que todos interpretamos pues no conocía más que el idioma ruso, dibujaba como ametralladora; le di un pedazo de hoja del menú y me retrató. 

Esta es la caricatura de esa tarde-noche de Alcalá; de esos días que uno se siente privilegiado por estar al lado de estos grandes artistas.
La hoja del menú en donde me retrató Alexey

domingo, 17 de febrero de 2019

Nuestras vidas son los Rius

El 3 de octubre de 2004, publiqué en La Jornada semanal este texto dedicado a Rius, con un retrato excepcional de un caricaturista poco conocido a pesar de ser uno de los más geniales caricaticaturstas: RAM



Nuestras vidas son los Rius

 
Así como Calzonzin o Nopalzin ya forman parte irremediable de nuestra iconografía nacional, el güerito de rancho y ojo azul que en su infancia respondía al nombre de Eduardo, y hoy al de Rius, es parte de nuestras vidas, es un personaje mexicano que se ha convertido en universal.Con medio siglo dedicado a los monos, y con setenta años de edad, ha dejado un reto enorme a los artistas mexicanos: más de cien libros, miles de cartones, decenas de personajes. Su obra sólo puede equipararse con el trabajo de José Guadalupe Posada, Gabriel Vargas o Abel Quezada, tanto en calidad como en cantidad.
Además, como este trío, su presencia abarca un universo genial: autor de historietas como Los Supermachos Los Agachados, donde plasmó con una gran eficacia, así como un amplio sentido didáctico, una generación crítica capaz de criticar... hasta al mismo Rius.
Porque más allá del aspecto subversivo que siempre se le ha reconocido, literariamente hablando hay que mencionar su gran capacidad para generar diálogos inteligentes y con sentido del humor.
Si bien se ha criticado la superficialidad en muchas de sus historietas y libros, Rius ha sido un precursor de todo: el marxismo (de Karl, no de Groucho), el feminismo, el vegetarianismo y muchos otros ismos, y a veces, pero sólo a veces, ha rectificado y asumido sus errores de concepción, como en el caso de la dictadura castrista, hecho que los ultras le reprochan, como si no hubiésemos un buen número de arrepentidos de haber aplaudido alguna vez (o muchas) al viejo patriarca.
Rius, como Posada, ha participado en innumerables revistas, desde Ja-Já (una excepcional revista que merece un estudio serio), hasta El Chahuistle y El Chamuco, pasando por La Garrapata; muchas de ellas han sido creación suya, como La Gallina, Marca Diablo y El Mitote Ilustrado, entre una larga lista.
Y qué decir de sus libros. Eduardo del Río es unos de los pocos autores mexicanos que, a pesar de los editores, puede vivir de las regalías que recibe por más de cien libros publicados en México y en el mundo, en un hecho totalmente insólito dentro de la creación artística. Vaya, ni la literatura chatarra ha logrado igualar ese fenómeno. Así es que Rius es el papá de los monitos, sin duda.
La estela que ha dejado tras de sí ha generado un mito que habrá que romper para que crezca aún más su presencia. No lo haremos hoy, que estamos de fiesta por su setenta años, por las miles de páginas que hemos disfrutado y (hasta) padecido durante cinco décadas.
Eduardo del Río, seguramente sin proponérselo, ha cruzado el umbral de la historia, colocándose al lado de genios de la caricatura como el trío mencionado antes, o como otros grandes moneros como el Chango Cabral, Andrés Audiffred, Carlos Neve o Marius de Zayas, por mencionar otro cuarteto del santoral monero.
Como genial caricaturista, Rius no ha estado exento de errores, retracciones o falsas visiones. Bien escribió un día que "la historieta lo absolverá".
Y si no, cuando menos lo absorberá.
 

viernes, 15 de febrero de 2019

¡Qué pena!, poema de León Felipe

León Felipe, por Ras
Este año se cumplen 80 años del arribo de miles de españoles que llegaron a México tras el arribo al poder del enano dictador Francisco Franco. 
León Felipe, ese gran poeta zamorano llegó a nuestro país en ese grupo de exiliados.
Este es uno de sus poemas, es tan actual y tan presente.


¡Qué pena!

¡Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!

¡Qué pena si esta vida nuestra tuviera
—esta vida nuestra—
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!

¿Qué pena,
que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!

martes, 12 de febrero de 2019

Dos historias de Walt Disney: con Rockefeller y con Cri-Cri

Caricatura de Luis Carreño
No tengo idea de cuántos artículos he publicado en la prensa nacional. De pronto aparecen en la red y no deja de sorprenderme que, algunos, ni recordaba haberlos escrito. 
Este texto lo publiqué en La Jornada, el miércoles 5 de diciembre de 2001.




Dos historias de Walt Disney: 
con Rockefeller y con Cri-Cri
Agustín Sánchez González

Ahora que se cumple el centenario del nacimiento de Walt-Disney, cabe mencionar dos capítulos poco conocidos en su vida. 
         
Hace 50 años, en 1941, fue contratado por la Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos del Gobierno de Estados Unidos, Nelson Rockefeller, con el objetivo de contrarrestar la propaganda fascista en América Latina.
         Rockefeller resaltó la importancia de México en la lucha contra el fascismo y como cabeza de los países de Latinoamérica. El papel de Walt Disney era encontrar un enfoque más eficaz para el tema del panamericanismo, como señala José Luis Ortiz Garza en su libro México en guerra, cuya tesis principal era buscar la unión fraternal de las naciones del hemisferio.

        El gobierno mexicano asumió con entusiasmo esa doctrina y celebró, el 14 de abril, el Día del Panamericanismo, al igual que en el resto del continente, "para defender la causa de América".
En 1941, Disney emprendió una gira para descubrir el enfoque de los propios latinoamericanos. Producto de este viaje es el corto Saludos, amigos, de 43 minutos de duración, que tuvo un formidable éxito. En México alcanzó una gran popularidad.
            Dos años después, en 1943, Walt Disney regresaría a México para recibir la medalla Águila Azteca, la máxima condecoración que otorga el gobierno mexicano a los extranjeros distinguidos. Junto con otros dos propagandistas, James Fitzpatrick y Louis Meyer, recibió ese "reconocimiento a sus méritos y como testimonio del aprecio que nos inspiran y el espíritu de sincera cordialidad con que han sabido acercarse a nuestro país y el fervor de su panamericanismo".       
      La ceremonia fue un claro respaldo a la propaganda estadunidense en el país, señala José Luis Ortiz Garza.
Fitzpatrick había filmado una serie de documentales sobre México, y Meyer era vicepresidente de la firma Metro Goldwin Mayer.
En 1944, Walt Disney realizó la película Los tres caballeros, calificada comercialmente de "fantasía panamericanista con dibujos animados y acción viva". En ella aparecen tres personajes, bastante estereotipados, de América: el estadunidense Pato Donald, Pepe Carioca, un loro que representaba a Brasil, y Pancho Pistolas, un gallo vestido de charro, obviamente mexicano.
Se trataba de mostrar la camaradería de tres personajes que representaban otras tantas lenguas que se hablan en América.
Cri-Cri es para los niños mexicanos
Por esa época, Walt Disney buscó a Francisco Gabilondo Soler para unirlo "a la causa de la democracia". Disney buscó persuadirlo de vender su personaje para hacer una película monumental, como Pinocho, filmada en 1940, basada en un cuento del escritor italiano Carlo Collodi, en la que curiosa y Coincidentemente aparece un personaje llamado "Pepe Grillo".
            Francisco Gabilondo le respondió: "Es un halago que se haya molestado en venir personalmente desde tan lejos, y es un honor querer y admirar a Cri-Cri. Créame que yo siento lo mismo por su obra, señor. Sin embargo, no deseo para mi grillito ese futuro que usted me ofrece. En México es la única inspiración libre y sana que han tenido los niños, sería injusto traicionarlos."
Ante la insistencia de Disney, Gabilondo recalcó: "De verdad, señor, le pido me comprenda, no soy egoísta, quiero dejar algo limpio cuando me vaya de este mundo, algo que me sobrepase, que viva por sí solo, que siga animando a los niños aun cuando pase el tiempo. Eso es lo que deseo para mi Cri-Cri".
Sería en 1963, ya en otro momento histórico, cuando por conducto del productor Carlos Amador, Walt Disney y Gabilondo Soler unieran su obra a través de la película, supuestamente autobiográfica, Cri-Cri el grillito cantor, en la que la canción Los cochinitos dormilones fue realizada en dibujos animados por el estadunidense.


https://www.jornada.com.mx/2001/12/05/09aa1esp.html

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...