lunes, 19 de marzo de 2018

Recordar y leer a Jaime Sabines

Tomada de http://www.otroangulo.info/libros/jaime-sabines-lento-y-amargo-poeta-de-todos-los-dias/
Un día como hoy, 19 de marzo, en 1999, nos dejó Jaime Sabines. Su obra, empero, lo hace inmortal.
Dos poemas para recordarlo

TU NOMBRE

Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. 
Trato de escribir que te amo. 
Trato de decir a oscuras todo esto. 
No quiero que nadie se entere, 
que nadie me mire a las tres de la mañana 
paseando de un lado a otro de la estancia, 
loco, lleno de ti, enamorado. 
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote. 
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, 
lo grita mi corazón amordazado. 
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, 
lo digo incansablemente, 
y estoy seguro que habrá de amanecer.



ESPERO CURARME DE TI

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Lectura de Jaime Sabines en el Palacio de Bellas Artes

martes, 13 de marzo de 2018

El Tigre en casa. 4, de Eduardo Lizalde


    Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses;
    que se pierda
    tanto increíble amor.
    Que nada quede, amigos,
    de esos mares de amor,
    de estas verduras pobres de las eras
    que las vacas devoran
    lamiendo el otro lado del césped,
    lanzando a nuestros pastos
    las manadas de hidras y langostas
    de sus lenguas calientes.

    Como si el verde pasto celestial,
    el mismo océano, salado como arenque,
    hirvieran.
    Que tanto y tanto amor
    y tanto vuelo entre unos cuerpos
    al abordaje apenas de su lecho, se desplome.

    Que una sola munición de estaño luminoso,
    una bala pequeña,
    un perdigón inocuo para un pato,
    derrumbe al mismo tiempo todas las bandadas
    y desgarre el cielo con sus plumas.

    Que el oro mismo estalle sin motivo.
    Que un amor capaz de convertir al sapo en rosa
    se destroce.

    Que tanto y tanto, una vez más, y tanto,
    tanto imposible amor inexpresable,
    nos vuelva tontos, monos sin sentido.

    Que tanto amor queme sus naves
    antes de llegar a tierra.

    Es esto, dioses, poderosos amigos, perros,
    niños, animales domésticos, señores,
    lo que duele.

                           
    Y el poema, en su voz

lunes, 12 de marzo de 2018

El Tigre en casa, poema de Eduardo Lizalde

Un gran poeta, un gran poema para estos tiempos ridículos de un país igual


Caricatura tomada de http://lainter-poesia.blogspot.mx/2012/04/eduardo-lizalde.html


El tigre en la casa

2. El tigre

Hay un tigre en la casa
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.
Suele crecer de noche:
coloca su cabeza de tiranosaurio
en una cama
y el hocico le cuelga
más allá de las colchas.
Su lomo, entonces, se aprieta en el pasillo,
de muro a muro,
y sólo alcanzo el baño a rastras, contra el techo,
como a través de un túnel
de lodo y miel.
No miro nunca la colmena solar,
los renegridos panales del crimen
de sus ojos,
los crisoles de saliva emponzoñada
de sus fauces.
Ni siquiera lo huelo,
para que no me mate.
Pero sé claramente
que hay un inmenso tigre encerrado
en todo esto.

sábado, 10 de marzo de 2018

Cartón del mes. Retrato eterno


Como cada número de Relatos e historia en México, mi Cartón del mes abre las páginas de esta gran revista.
Este marzo de 2018 presentó un retrato, que parece eterno, del pueblo mexicano, golpeado, humillado y apaleado, como siempre. 
Un gran trabajo de Alejandro Casarín que apareció en el periódico San Baltasar, en 1873.

jueves, 8 de marzo de 2018

Las mujeres que dibujó Posada

La violencia contra las mujeres fue ilustrada en esta imagen del violador conocido como El Chalequero

Son miles las imágenes realizadas por José Guadalupe Posada. 
La mujer calavera: la Catrina

Es urgente hacer un inventario de la obra de este genial artista.

Eleuterio mata a su hermana
Es una lástima que su estado natal, Aguascalientes, permanezca ajeno a la obra de este gran maestro, de la misma manera que León, Guanajuato, en donde realizó buena parte de su obra.

Una mujer en la guerra
Miren estas imágenes de mujeres de Posada, como un homenaje y solidaridad con las mujeres del mundo.
La moda de hace 100 años




miércoles, 28 de febrero de 2018

La Catrina nació en Tepito



La Catrina nació en Tepito, Agustín Sánchez González

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Más allá de la Catrina…
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de noviembre (Quadratín México).- “La Catrina”, inmortal personaje de José Guadalupe Posada (1852-1913) que ha sobrevivido en la cultura popular mexicana, posiblemente fue realizado en Tepito, señaló hoy aquí el periodista e investigador Agustín Sánchez González (1956).
Entrevistado previo al paseo literario titulado “La ciudad de Don Lupe. Más allá de la Catrina. Imprentas, periódicos y casas donde vivió”, Sánchez considerado uno de los especialistas más importantes en la vida y obra del grabador hidrocálido, refirió que la “Calavera Garbancera”, bautizada así por el muralista Diego Rivera, se piensa fue creada en el llamado “Barrio Bravo”.
Dijo que en la Avenida de la Paz número 6, lo que hoy es Jesús Carranza, casi esquina con Granaditas, donde se encontraba una vecindad, hoy un complejo habitacional, Posada dibujó su obra cumbre, el grabado de La Catrina.
“Parece ser que fue ahí, pues fue de las últimas obras que realizó en ese lugar, pues murió en Tepito en enero de 1913”, detalló.
Acompañado por un grupo de personas y a propósito del centenario luctuoso de este artista popular, visitaron los lugares donde habitó este cronista gráfico en la Ciudad de México, desde que llegó a los 36 años de edad, en el año 1888, hasta 1913, año en que murió.
Se visitaron las distintas casas donde habitó, la vivienda donde murió en Tepito, pasando por las casas en donde estaban las imprentas y periódicos donde trabajó.
Es un recorrido por las diversas casas que he ido descubriendo a lo largo de casi 20 años de investigar a Posada. Por lo general se hablaba de la casa que está en la calle de Moneda y donde hoy se encuentra el Palacio de la Autonomía.
Según González, ahí, hubo una vecindad que Justo Sierra derrumbó en 1910 y ahí más tarde se creó la Universidad.
Enseguida se trasladaron a la calle de Moneda No. 5, hoy convertida en una tienda de accesorios y “chácharas”, entre Santa Inés y Correo Mayor. El recorrido continúo en la calle de El Carmen número 6, hoy también convertida en una tienda de accesorios de belleza.
Más tarde, se trasladaron a la calle Del Carmen 47, hoy un café de chinos y lugar en donde los grabadores Ángel Zamarripa y Erasmo Cortes, mandaron a poner una modesta placa de cemento en la que aseguraban que Posada había muerto en dicho lugar, lo cual es falso, a decir del propio González.
El recorrido entró en la recta final cuando se trasladaron hasta la calle de Nicaragua, entre Brasil y Perú, lugar donde murió su hijo, Juan Sabino, a los 17.
“Aquí tuvo su taller e hizo muchos de los carteles que hoy resguarda el Archivo Histórico del Distrito Federal”, señaló.
El paseo concluyo en el barrio de Tepito, en avenida de la Paz número 6, lo que hoy es Jesús Carranza, casi esquina con Granaditas, lugar donde dijo, murió el artista.
Para Sánchez, la idea de este paseo, es insistir en las facetas desconocidas de Posada, en tratar de desmitificarlo un poco en el sentido de su propia grandeza, en descubrirlo antes de que se convirtiera en un mito, cuando se le conocía simplemente como don Lupe, señor que hacía sus dibujos por doquier.
QMX/ntx/arm

martes, 27 de febrero de 2018

La portentosa vida de José Guadalupe Posada. Edición E-pub

Este sábado 3 de marzo,  a las 18 horas, presento la edición digital de mi libro La portentosa vida de José Guadalupe Posada, publicado por Ediciones Txto


 Esta es una historia basada en hechos reales; no pretende decir la última palabra sobre la vida de José Guadalupe Posada, pero sí abrir una brecha en torno a su desmitificación; tampoco pretende censurar al gran personaje, como quienes se erigen en jueces de un artista cuya genialidad estética y ética está por encima de cualquier etiqueta política. Es además, una historia de muchos olvidados –Ireneo y Arturo Paz, Manuel Manilla, Heriberto Frías, Francisco Montes de Oca– y de una época satanizada.

Este libro cuenta, también, las otras historias del resto de la producción artística de Posada e incluye más de cien de sus obras, pues hasta ahora, la sociedad no especializada, sólo reconoce sus calaveras.
Es también una historia de las ciudades donde vivió, de las habitaciones que moró, del mundo que soñó y dibujó, en un país que transitaba del siglo XIX al XX.

Esta es la portentosa historia de José Guadalupe Posada Aguilar.


Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...