domingo, 21 de mayo de 2017

Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández, en Cuéntame cómo pasó

Una de las series más hermosas que he visto, prácticamente desde el primer capítulo, es Cuéntame cómo pasó. El Capítulo 328, de esta semana de mayo fue excepcional, uno de los más hermosos y emotivos en esta larga serie que año con año se ha mantenido.
La muerte de uno de los protagonistas, Miguel Alcántara fue de una gran maestría escénica. En las exequias, su hermano Antonio da lectura a la Elegía a Miguel Sijé, de Miguel Hernández, uno de los grandes poemas de este autor.

Es por ello que lo traigo a esta columna, con el retrato de Juan Echanove, ese grandioso actor que interpretó a Miguel Alcántara, y el poema de Miguel Hernández, además de la interpretación que hace Joan Manuel Serrat de esa majestuosa pieza. 


Elegía a Miguel Sijé


(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.




miércoles, 17 de mayo de 2017

Suave Patria, de Ramón López Velarde

López Velarde visto por Rogelio Naranjo

PROEMIO

Yo que sólo canté de la exquisita
partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro
a la manera del tenor que imita
la gutural modulación del bajo
para cortar a la epopeya un gajo.

Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan, porque van
como los brazos del correo chuan
que remaba la Mancha con fusiles.

Diré con una épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.

Suave Patria: permite que te envuelva
en la más honda música de selva
con que me modelaste por entero
al golpe cadencioso de las hachas,
entre risas y gritos de muchachas
y pájaros de oficio carpintero.

PRIMER ACTO

Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas el palacio del Rey de Oros,
y tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.

El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros del petróleo el diablo.

Sobre tu Capital, cada hora vuela
ojerosa y pintada, en carretela;
y en tu provincia, del reloj en vela
que rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavos.

Patria: tu mutilado territorio
se viste de percal y de abalorio.

Suave Patria: tu casa todavía
es tan grande, que el tren va por la vía
como aguinaldo de juguetería.

Y en el barullo de las estaciones,
con tu mirada de mestiza, pones
la inmensidad sobre los corazones.

¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
no miró, antes de saber del vicio,
del brazo de su novia, la galana
pólvora de los juegos de artificio?


Suave Patria: en tu tórrido festín
luces policromías de delfín,
y con tu pelo rubio se desposa
el alma, equilibrista chuparrosa,
y a tus dos trenzas de tabaco sabe
ofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe.

Tu barro suena a plata, y en tu puño
su sonora miseria es alcancía;
y por las madrugadas del terruño,
en calles como espejos se vacía
el santo olor de la panadería.

Cuando nacemos, nos regalas notas,
después, un paraíso de compotas,
y luego te regalas toda entera
suave Patria, alacena y pajarera.

Al triste y al feliz dices que sí,
que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.

¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena!

Trueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer, sana al lunático,
incorpora a los muertos, pide el Viático,
y al fin derrumba las madererías
de Dios, sobre las tierras labrantías.

Trueno del temporal: oigo en tus quejas
crujir los esqueletos en parejas,
oigo lo que se fue, lo que aún no toco
y la hora actual con su vientre de coco.
Y oigo en el brinco de tu ida y venida,
oh trueno, la ruleta de mi vida.

INTERMEDIO

(Cuauhtémoc)

Joven abuelo: escúchame loarte,
único héroe a la altura del arte.

Anacrónicamente, absurdamente,
a tu nopal inclínase el rosal;
al idioma del blanco, tú lo imantas
y es surtidor de católica fuente
que de responsos llena el victorial
zócalo de cenizas de tus plantas.

No como a César el rubor patricio
te cubre el rostro en medio del suplicio;
tu cabeza desnuda se nos queda,
hemisféricamente de moneda.

Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera , al azoro de tus crías,
el sollozar de tus mitologías,
la Malinche, los ídolos a nado,
y por encima, haberte desatado
del pecho curvo de la emperatriz
como del pecho de una codorniz.

SEGUNDO ACTO

Suave Patria: tú vales por el río
de las virtudes de tu mujerío.
Tus hijas atraviesan como hadas,
o destilando un invisible alcohol,
vestidas con las redes de tu sol,
cruzan como botellas alambradas.

Suave Patria: te amo no cual mito,
sino por tu verdad de pan bendito;
como a niña que asoma por la reja
con la blusa corrida hasta la oreja
y la falda bajada hasta el huesito.

Inaccesible al deshonor, floreces;
creeré en ti, mientras una mejicana
en su tápalo lleve los dobleces
de la tienda, a las seis de la mañana,
y al estrenar su lujo, quede lleno
el país, del aroma del estreno.

Como la sota moza, Patria mía,
en piso de metal, vives al día,
de milagros, como la lotería.

Tu imagen, el Palacio Nacional,
con tu misma grandeza y con tu igual
estatura de niño y de dedal.

Te dará, frente al hambre y al obús,
un higo San Felipe de Jesús.

Suave Patria, vendedora de chía:
quiero raptarte en la cuaresma opaca,
sobre un garañón, y con matraca,
y entre los tiros de la policía.

Tus entrañas no niegan un asilo
para el ave que el párvulo sepulta
en una caja de carretes de hilo,
y nuestra juventud, llorando, oculta
dentro de ti el cadáver hecho poma
de aves que hablan nuestro mismo idioma.

Si me ahogo en tus julios, a mí baja
desde el vergel de tu peinado denso
frescura de rebozo y de tinaja,
y si tirito, dejas que me arrope
en tu respiración azul de incienso
y en tus carnosos labios de rompope.

Por tu balcón de palmas bendecidas
el Domingo de Ramos, yo desfilo
lleno de sombra, porque tú trepidas.

Quieren morir tu ánima y tu estilo,
cual muriéndose van las cantadoras
que en las ferias, con el bravío pecho
empitonando la camisa, han hecho
la lujuria y el ritmo de las horas.

Patria, te doy de tu dicha la clave:
sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;
cincuenta veces es igual el AVE
taladrada en el hilo del rosario,
y es más feliz que tú, Patria suave.

Sé igual y fiel; pupilas de abandono;
sedienta voz, la trigarante faja
en tus pechugas al vapor; y un trono
a la intemperie, cual una sonaja:
la carretera alegórica de paja.


Petróleo negro ... como el humor




En abril de 2007, dentro de las decenas de publicaciones que he participa-do, colaboré en un suplemen-to cultural llamado Petroleum, donde escribí sobre temas de petróleo y caricatura.

Esto que tienen ahora, fue el primer escrito y forma parte del rescate de mis textos en la prensa, un tanto anárquico, por cierto, que vengo realizando para que mis trabajos no se pierdan del todo. (Por cierto que el patrocinador desapareció, dejando una gran deuda a la editora y, de pasadita a muchos de los colaboradores)

PETRÓLEO NEGRO COMO EL HUMOR

Los mexicanos padecemos el síndrome de Pedro infante. En una de las escenas de la película ATM/ A toda máquina (Ismael Rodríguez, 1951), tras un terrible accidente, Pedro le pregunta a Luis Aguilar: “Le duele”; "Nomas cuando me río”, responde Aguilar. "Entonces le voy a contar muchas chistes", contesta el único héroe a la altura del séptimo arte.
Solemnes o no, durante cada crisis o ante serios problemas nacionales o mundiales, contestamos con un chiste o una caricatura.
Es curioso, inclusive, como Ramón Ló­pez Velarde, uno de nuestros grandes poe­tas, advirtió: "El Niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros de petróleo el diablo", como una broma de humor negro.
Son famosos los cartones de Rogelio Naranjo en contra del derroche petrolero del presidente José López Portillo en cuyo gobierno (1972-1978) se vivió una bonanza petrolera, la cual hizo afirmar a este políti­co que había que irse acostumbrando a la riqueza. Sin embargo, el país terminó en una de las grandes crisis cuyos efectos aún padecemos.
Esta historia de bonanza generó una de las frases cómicas que marcó ese gobierno, cuando señaló: "Defenderé el peso como un perro". A los pocos días la devaluación llegó a límites insospechados.
La crítica incisiva de Naranjo tuvo un impacto fundamental en la ruptura del sis­tema presidencialista mexicano. Sus carica­turas a presidentes desde Luis Echeverría hasta Vicente Fox, pasando por los otros tres, sensibilizaron a la sociedad en la ne­cesidad de modificar el sistema autoritario y presidencial de nuestro país.
Otra manera de humor se dio en 1989 cuando Carlos Salinas de Gortari en uno de sus primeros actos de gobierno encarceló a La Quina, el líder moral del sindicato petrolero.  Palillo, uno de nuestros legendarios cómicos de carpa, aprovechó para montar una obra llamada Presidente sin quina.
Desde 2005, el gobierno de Campeche, a través de su Instituto de Cultura, ha con­vocado a uno de los pocos premios existen­tes de caricatura: el Concurso Nacional de Caricatura "Domingo Pérez Piña", que en su primera edición tuvo como tema "Petró­leo y medio ambiente".
La justificación para ello, además de promover y valorar la caricatura, consis­tió en señalar que el estado de Campeche aporta 70 por ciento de la producción na­cional de este hidrocarburo.
Participaron más de 40 moneros de todo el país, mostrando que la caricatura mexi­cana goza de buena salud. Los tres primeros lugares los ocuparon Art (Arturo Valentín Paz), Davico (David Contreras) y Vimaya (Adán Vite Maya), respectivamente.
Algo que caracteriza a este trío es la calidad y limpieza de su obra. El trabajo de Art, un óleo que muestra la contamina­ción a los animales, bañados en petróleo, con un título elocuente: Derivado del pe­tróleo. Davico, en tinta, dibuja un esque­leto de pescado, cuya columna vertebral está compuesta por barriles de petróleo. Por su parte, Vimaya muestra a un patito que no era feo.

La crítica a la contaminación ambiental es, sin duda, una necesidad; nadie ignora que el petróleo tiene una importancia vi­tal en nuestra economía, pero ha generado algunos accidentes que han roto con el equilibro ecológico y eso, por supuesto, no es ningún chiste.




viernes, 12 de mayo de 2017

Paz, poema de Torres Bodet



Torres Bodet visto por Moreno Villa
Un poeta que poca gente habla es Jaime Torres Bodet, miembro del grupo de Los Contemporáneos. 
Tal vez por eso se le mira poco, cuando se piensa en Villaurrutia, Novo o Cuesta, no obstante, Torres Bodet es un enorme escritor que debiera ser más conocido.
Murió el 13 de mayo de 1974. Buen pretexto para recordar su obra.  Este es su poema 


Paz

          No nos diremos nada. Cerraremos las puertas.
          Deshojaremos rosas sobre el lecho vacío
          y besaré, en el hueco de tus manos abiertas,
         la dulzura del mundo, que se va, como un río...








El dibujo fue tomado de la página http://www.iifilologicas.unam.mx/mirada-libro/Mor_Vill-retr(7).html

domingo, 7 de mayo de 2017

Revolución en la gráfica. La caricatura en El Universal Ilustrado




Este es el texto que aparece hoy, 7 de mayo de 2017, en Confabulario, de El Universal, sobre el centenario de El Universal Ilustrado.

Revolución en la gráfica

POR AGUSTÍN SÁNCHEZ GONZÁLEZ 
Autor de 100 años de caricatura en EL UNIVERSAL 
/@agusanch
Mientras algunos críticos mexicanos discutían acerca del valor de la caricatura como arte incluso llamándole “arte menor”El Universal Ilustrado daba a ésta un sitio preferente en sus páginas. De este modo mostraba que podía ser un semanario digno de estar en un kiosco de cualquier metrópoli, donde la vanguardia asentaba sus reales y veía al mundo de una manera diferente, dejando atrás el realismo y otras expresiones de antaño, asumiendo una estética de vanguardia, una nueva expresión donde lo bello ya no era lo esencial, por lo menos de la manera en que se venía conceptualizando hasta entonces.
/
En El Universal Ilustrado aparecían los grandes autores universales como una muestra de esa modernidad en una etapa temprana de la posrevolución. En esos años, el guatemalteco Carlos Mérida, miembro del grupo de dibujantes de planta de EL UNIVERSAL, hablaba de una “época en que los artistas ya no se preocupan por la forma, pero a tal manera que descuidan los más elementales formas de color; el cubismo ha sido la reacción del impresionismo; la preocupación de la línea llevó a Picasso a reunir en una tela una serie de principios ideológicos agrupados más o menos geométricamente y tomando del objeto nada más que las líneas esenciales de donde resulta una obra más literaria que pictórica”.
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El primer jefe de redacción de la revista, Carlos González Peña, definió así a El Universal Ilustrado: “no es un periódico de sensacionalismo brutal ni de desenfrenado noticierismo (sic). Ha procurado colocarse en el justo medio: informar, pero también cultivar y también enseñar… en sus páginas anhela reunir en amistoso consorcio a las mejores plumas y a los mejores artistas de lo plástico”.
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González Peña, a quien se recuerda hoy en día por su clásica Historia de la literatura mexicana fue, sin duda, responsable de esta conceptualización y de esta búsqueda por conformar y, a su vez, continuar con el esquema de revistas ilustradas que se había gestado desde finales del siglo XIX, como El Mundo Ilustrado, Sucesos Ilustrados, Multicolor o por Zig Zag. Este último fue el antecedente inmediato de El Ilustrado, no sólo por compartir el formato, sino porque varios de sus colaboradores pasaron a este semanario de manera natural, incluido su director Pedro Malabehar y uno de sus ilustradores, Andrés Audiffred.

Personajes citadinos retratados por Andrés Audiffred.
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El Universal Ilustrado, como indica su nombre, se caracterizó por otorgar un papel preponderante a las imágenes: fotografía, caricatura e ilustración, en interiores, portadas y contraportadas fueron un elemento básico y un atractivo para el nuevo lector; pero además, hoy es una fuente básica para entender la visión del nacionalismo que estaba en boga en esa década, y cómo compaginó con la vanguardia manteniendo un equilibro entre ambas percepciones.
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Tal vez una de las características más importantes de esta revista, fue su afán por publicar caricatura artística, en el mejor sentido de la palabra. Desde los primeros números mostró lo mejor del humor que se producía en el mundo. De esta manera era posible encontrar páginas enteras dedicadas a regiones o países con los grandes humoristas. Así, se publicaron páginas dedicadas a la caricatura francesa, inglesa o norteamericana y el lector mexicano pudo acercarse a otros ámbitos del humor gráfico, y los caricaturistas de nuestro país, también. No fue gratuita la influencia de autores como Aubrey Beardsley, el humorista inglés, en cartonistas como Andrés Audiffred o las líneas de SEM, caricaturista francés, que realizó un dibujo con sentido de síntesis, donde la línea recta desapareció y logró conjuntar una imagen única, como los retratos que hizo a la diva Josephine Baker y que, sin duda, tendría una seria influencia en autores nacionales como Hugo Thilgmann.

Retrato del periodista y escritor Arqueles Vela en trazos de Hugo Tilghmann.
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Pero también, El Universal Ilustrado recogió las obras de autores de gran envergadura universal en la caricatura, como el catalán Bagaría, revalorado en estos tiempos por su gran trazo pues, escribe el caricaturista Kap, “renovó con su trazo el concepto ilustrativo de la caricatura, con un estilo propio que fue seguido por otros caricaturistas en España”; de igual manera, publicó al cubano Conrado Masaguer, quien se convirtió, en París y en Nueva York, en uno de los artífices de la vanguardia, al lado del salvadoreño Toño Salazar y del guatemalteco Carlos Mérida. De esta manera, el lector mexicano pudo mirar hacia afuera, dejar de mirarse a sí mismo, respirar el aire universal.
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De igual manera, publicó a los artistas mexicanos que emigraban, sobre todo a Nueva York, como Miguel Covarrubias, Matías Santoyo o Alfonso X. Peña quienes fueron estimulados para conocer mundo por José Juan Tablada, el primer intelectual que le dio su lugar a la caricatura en nuestro país.
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Con estos elementos, El Universal Ilustrado se convirtió en el escaparate de la caricatura como una expresión estética. En sus páginas aparecieron un sinfín de autores, muchos de ellos que sólo incidentalmente realizaron cartones, como Rufino Tamayo, Erasto Cortés, Alfredo Zalce, Saturnino Herrán o Gabriel Fernández Ledesma, entre otros.

Retrato del poeta José Gorotstiza, en caricatura del muralista Rufino Tamayo.
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De este modo, también consolidó a Andrés Audiffred, quien haría de la caricatura una expresión del nacionalismo en boga, retratando a personajes populares en una suerte de mexicanos pintados por sí mismos y emparentando la literatura finisecular con las imágenes del costumbrismo mexicano. Por otra parte fue, tal vez, el artista mexicano que en su obra mostró la necesidad de compaginar lo nacional con lo cosmopolita, gracias al par de viajes emprendidos a Estados Unidos mientras se daba la revolución armada. Fue capaz de crear un dibujo sintético, a la par que trazos art decó y art nouveau con los que lucirían decenas de portadas y contraportadas de este semanario. Audiffred, se mantuvo en EL UNIVERSAL hasta su muerte y se convirtió en un icono de este diario y de esta revista.

"Los babosos", cartón de Audiffred publicado el 23 de febrero de 1928.
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Vale la pena citar al historiador Fausto Ramírez, quien al hacer una lectura de la época, señala que “en la moderna caricatura, ya no se trata de apoderarse de defectos físicos y visibles de una persona para obtener, exagerándolos, una deformación que mueva a risa, sino de “expresar, en unas cuantas líneas, la psicología de un individuo con todas sus modalidades espirituales. Algún crítico llega a hablar incluso de un “impresionismo de la línea” para peculiarizar la tendencia dominante del humorismo moderno: la línea como “fin de la esencia de la gráfica”, el rasgo como recurso capaz de “compendiarlo todo” y donde radica “la mayor suma de expresión”.
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El Universal Ilustrado ofreció una propuesta de humor con trazos sintéticos, figuras geométricas (la obra de Tilghmann es un prodigio) que contrastaron y se enfrentaron al realismo y al expresionismo, pero también al muralismo que construía el arte nacional. (Diego Rivera fue un modelo constante en las obras de los caricaturistas).
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El Universal Ilustrado gestó una renovación del humor gráfico en el sentido estético, pues la crítica política al poder prácticamente quedó marginada, (entre otras cosas por la censura ejercida durante esa y las siguientes décadas). Esta revolución que ofreció El Ilustrado mostró, una vez más, que no toda la caricatura tiene tema político ni es “de combate”.
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No obstante, publicó caricaturas de algunos poderosos, como la que hizo Inclán del presidente Plutarco Elías Calles, una obra maestra del expresionismo, o el retrato de Emilio Portes Gil hecho por Audiffred.
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Pero los temas básicos estaban en el retrato de la vida cotidiana y en los cómicos del cine mudo que, de alguna forma, se emparentaban con ese humor carente de palabras: Chaplin, Harold Loyd o Cantinflas fueron un modelo recurrente.
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La generación de caricaturistas que participaron en El Universal Ilustrado fue de grandes artistas que mostraron que aunque no toda caricatura es arte, casi todo lo que publicó este semanario estuvo impregnado de un sentido estético de primer nivel y de una expresión que no fue ajena a uno de los grandes momentos que vivió el arte mexicano durante esa época y heredó para la posteridad.
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FOTO DESTACADA: “El General Plutarco Elías Calles”, por Carlos Inclán Herrera (4 de agosto de 1921); a la izquierda, “José Vasconcelos en Madrid”, por Bagaría (9 de julio de 1925).

Por el fin de los caudillos

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