jueves, 29 de septiembre de 2016

Cien años de caricatura y de fotografía en El Universal

Confabulario dedicado a Cien años de caricatura y de fotografía en El Universal

EL UNIVERSAL, la tradición cultural de un periódico centenario

Confabulario TV, coproducción de El Gran Diario de México y Canal 22, transmitirá este jueves su programa dedicado al periódico EL UNIVERSAL, donde han pasado grandes firmas de la cultura en México y que este 1 de octubre de 2016 cumple su primer centenario de informar a sus lectores. Como un repaso de estos 100 años, presentamos una crónica titulada “Un día como hoy, hace cien”, que narra la creación de este periódico el 1 de octubre de 1916 por el ingeniero Félix F. Palavicini. Más adelante damos un paseo a nuestros lectores por los pasillos y talleres de EL UNIVERSAL con la nota “Un día en la vida de EL UNIVERSAL”. En el estudio tendremos como invitados a los historiadores Agustín Sánchez González y José Antonio Rodríguez, encargados del rescate histórico y documental de la caricatura y la fotografía en EL UNIVERSAL, respectivamente, quienes hablarán de sus hallazgos en los archivos de este periódico. El resultado de sus investigaciones se publicará en próximas semanas en dos libros en coedición entre El Gran Diario de México y la Secretaría de Cultura. 

copien el link

http://www.eluniversaltv.com.mx/video/confabulariotv/2016/el-universal-la-tradicion-cultural-de-un-periodico-centenario


https://twitter.com/ConfabularioMx/status/781662600241287168

sábado, 24 de septiembre de 2016

Entre 1994 y 2016

Este texto lo publiqué en 1994, en el periódico  El Financiero, pocos días después de las elecciones presidenciales que ganó Ernesto Zedillo Ponce de León. ¿Cómo se lee hoy, en 2016, a 22 años?


ESTO ES MéXICO  
¡Qué pena que sea así todo siempre...!
AGUSTÍN SáNCHEZ GONZáLEZ


¿Quién lee diez siglos de Historia y no la cierra al ver las mismas cosas de siempre con distinta fecha?

El viejo y querido León Felipe. Reviso periódicos viejos cotidianamente. Eso hago. Luego escribo libros de historia para divertirme y burlarme un poco de la desmemoria cotidiana. 

Los mismos hombres, las mismas guerras, los mismos tiranos, las mismas cadenas, los mismos farsantes...

 Sumergirse en un mar de periódicos viejos, de libros tan antiguos. Los muertos de otros tiempos que siempre están presentes. La vida cotidiana es irreconocible sin ellos, pero la memoria, tan torpe, sólo sirve para olvidar. Los sucesos del diario siempre vienen acompañados de su pasado inmediato.

Pero nadie quiere recordar. La vieja utopía decía que el futuro luminoso nos acompañaría para siempre. El hombre nuevo estaba por llegar.
Pero todo sigue igual, o peor. Seguimos sin aprender, y los tiempos preposmodernos en que vivimos han convertido nuestro cerebro en un disco duro, pero no como el de las computadoras; sino, tal vez, de piedra. Ahí están los votos de agosto pasado, que lograron que por primera vez en mi vida sintiera pena por ser mexicano. La historia, la maestra de la vida, está reprobada.
Nadie se quiere acordar de ella, nadie quiere aprender. Todos repiten lo mismo y, como vil canción de José José, cantan: "Ya lo pasado, pasado. No me interesa...". Nos molesta la memoria Hoy quisiéramos no recordar lo que sucede cotidianamente, la miseria que arrastra nuestra existencia a una situación de suicidio colectivo, la histeria colectiva que sustituye a la historia.
Muchos de aquellos que hablaban de un mundo nuevo, que se reconocían en el material dialéctico, hoy se identifican, más bien, con la dianética.
Las palabras cambiaron de sentido y la memoria sólo recuerda lo inmediato, lo que graciosamente nos regala la televisión. Donatello, Rafael, Miguel Angel y Leonardo son vulgares tortugas, gracias a las cuales los adolescentes de hoy conocen el concepto de camarada.

¡Qué pena que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!. Otra vez, León Felipe.
Andamos a la deriva y todo por desmemoriados, por no recordar que lo que sucede es producto de la irreflexión, de la creencia de que todo habrá de cambiar gracias a la nada, gracias a que hemos olvidado todo.
La historia sirve, decían los antiguos, para no repetir los errores del pasado. Pero, por desgracia, vivimos en una sociedad sin memoria, que no recuerda que la desgracia social se repite una y otra.

Quizá por eso, Rosario Castellanos escribió: Recordar, recordemos, hasta que la justicia se siente entre nosotros.
Quizá por eso, la gente que escribimos de historia queremos burlar la desmemoria de un país tan desmemoriado como el nuestro. 
Esto es México, con una sociedad que a finales del segundo milenio apenas si recuerda que nunca ha vivido bien y que por ello no quiere recordar, como aquel borracho que se emborrachaba para olvidar lo que ya había olvidado: entre las brumas del alcohol, tan sólo, solo sabía que brindaba por lo que ya no existía; pero también por la cruda tan tremenda con la que se despertaría al día siguiente...

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Memín en el MUREF



“Memín Pinguín” llega con sus historias al Muref





     

    La exposición se titula "Memín Pinguín: México a través de la historieta" dedicada al personaje de caricatura que marcó la época de oro de ese género en el país.
    Durante la ceremonia inaugural, el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Jorge Carrera Robles, se refirió a las historietas de Memín Pinguín como un elemento aglutinador entre las culturas mexicanas.
    "Muchos de nosotros aprendimos a leer en estas historietas", dijo al tiempo de explicar que esta exposición es un retrato de los años 60 que invita a ver elementos que en ese tiempo, unían a una serie de comunidades dispersas a lo largo y ancho del país.
    Mencionó también que en aquellos años, además de Memín, había otros personajes e historietas que cuestionaban la conciencia nacional haciendo una crítica puntual hacia ciertos grupos políticos de México y las situaciones.
    "Todas estas historietas forman parte de una cultura popular. Hoy tenemos la oportunidad de conocer un trozo de nuestra historia nacional que marcó una forma de ser y de pensar, y que hoy por fortuna la tenemos aquí para disfrutarla", declaró.
    La exposición, que estará en este recinto hasta el 11 de septiembre, consta de material original en cartones e historietas, así como figuras de los personajes.
    Además, se presentan datos importantes como las interpretaciones del curador, Agustín Sánchez González, con respecto al impacto de este personaje en la sociedad mexicana, información acerca de su origen y supuesto desenlace.
    Liliana Fuentes Valles, directora del Muref, dio la bienvenida a los asistentes, invitándolos a recordar a este pequeño personaje por medio de esta exposición, y refirió que seguramente marcó etapas en la vida de muchos de los presentes.
    Con el objetivo de destacar la importancia de la caricatura como patrimonio cultural y resaltar su influencia en la sociedad mexicana, esta exposición se realiza a través del Patronato Amigos del Muref y el Centro INAH Chihuahua.
    Estará en Ciudad Juárez durante poco más de tres meses, dando oportunidad a los visitantes de retroceder en el tiempo a través su recorrido, pudiendo palpar, leer y disfrutar las historietas en el espacio de lectura.
    El personaje de Memín Pinguín nació en 1943 como parte de las historias de "Pepín", una publicación de novelas gráficas de donde surgieron otras grandes historietas como "La Familia Burrón", la cual revolucionó la lectura en México por sus grandes tirajes.
    Esta primera aparición de Memín tuvo como título original "Almas de niño". Fue concebida originalmente por la escritora Yolanda Vargas Dulché y dibujado por Alberto Cabrera, más no logró tener mayor impacto y el personaje desapareció de la revista.
    Veinte años después con Sixto Valencia como su dibujante, reapareció Memín Pinguín causando un gran impacto en la sociedad mexicana de aquellos tiempos.
    Se consolidó como una importante influencia dentro de la cultura popular y un referente de la época de oro de la historieta en México.
    El curador de la exposición, Agustín Sánchez González, presentó anteriormente la conferencia "Breve recorrido histórico de la caricatura y la historieta en México. Borola Tacuche y Memín Pinguín, dos figuras eternas", en donde habló acerca de la influencia de ambos personajes a lo largo de los años.
    La exposición "Memín Pinguín: México a través de la historieta" se presenta en la sala central del Muref, ubicado en la Zona Centro de Ciudad Juárez.

    lunes, 19 de septiembre de 2016

    En el Museo del Chopo. Días antes del terremoto


    Un par de semanas antes del terremoto, tal vez finales de agosto de 1985, Víctor Roura presentó un libro que fue comentado por Rockdrigo González, Armando Vega Gil, Jorge Reyes (quien también ya nos abandonó), el Mastuerzo y Sergio Arau. Yo estoy de colado pues moderé la mesa.


    Ello sucedió en el Museo del Chopo, unos días antes del 19 de septiembre  de 85, cuando Rockdrigo decidió que era hora de marcharse.


    Después de la presentación nos fuimos a mi casa, entonces vivía en Serapio Rendón, junto al Cine Ópera y al despedirse, Rockdrigo me dijo "Feliz Navidad por si no nos volvemos a ver". 


    Curiosa frase que sentí profunda unos días después, tras enterarme del derrumbe de su casa aquel 19 de septiembre de 1985.





    Metro Balderas. Otro año, otra vez el terremoto del 19 de septiembre

    Siguen pasando los años y seguimos (y seguiremos) recordando esa mañana terrible...


    Metro Balderas. Homenaje a Rockdrigo

    Unos cuantos días después del terremoto, cuando la angustia y el compromiso de llevar agua y víveres a los damnificados había aminorado, un amigo me contó una historia que le sucedió el 19 de septiembre, el día del terremoto, mientras se encontraba en La Habana, y la junté con otra historia para escribir un cuento dedicado a Rockdrigo González.

    En ese tiempo casi nadie lo pelaba ni aún era como el Pedro Infante en que se ha convertido ahora en que todo el mundo dice que era su amigo aunque mientras vivía -casi en la miseria, tocando y cantando en los camiones que circulaban por Insurgentes, entre Reforma y la Glorieta, o en el Wendys que estaba bajo el Cine Insurgente- como suele suceder, ni quien lo fumaba.







    viernes, 16 de septiembre de 2016

    El rescatista de los moneros



    Acabo de encontrar esta nota en http://walking-around.com.mx/el-rescatista-de-los-moneros-david-carrillo-2/ y me hizo el día.

    El “Rescatista” de los moneros


    David Carrillo


    David Carrillo empezó a guardar las caricaturas que el barrendero de Novedades empleaba como recogedor, una vez que ya habían sido utilizadas en el diario. Era común, por ejemplo, que el señor que hacía la limpieza usara cartones de Ernesto García Cabral, “El Chango” Cabral, para recoger la basura. Cuando David se percató de ello, visionario quizá, optó por darle para “su refresco” y a cambio, recibía los cartones, los cuales fue guardando. Precisamente una de sus grandes aportaciones a la cultura mexicana es que siempre se preocupó por la historia de su gremio, al contrario de la mayoría de ellos, que mostraban poco interés en guardar registro de sus colaboraciones. David fue generando lo que después se juntaría para generar el acervo del Museo de la Caricatura que se ubica en Donceles 96.
    Agustín Sánchez González, historiador especializado en investigar acerca de la caricatura mexicana, trajo la anécdota durante la conferencia “Recordando a David Carrillo” que ofreció en la XXVIII Feria del Libro de Ocasión. La anécdota, contada al historiador por el propio caricaturista, fue parte de una serie de datos interesantes y curiosos sobre la vida y trabajo de este monero.

    David Carrillo González fue un gran caricaturista que comenzó muy joven en su natal Nuevo León, en Villaldama. Desde sus inicios, a los 19 años, se preocupó no solo por hacer caricatura sino también por promover exposiciones sobre el tema. Su primera expo fue en el cine Alameda haciendo caricaturas de artistas del cine nacional. En la remembranza, el historiador menciona que David Carrillo se preocupaba sobre todo por retratar la vida cotidiana. Comienza a hacer caricatura de manera más constante y formal en 1939.
    A decir del investigador, la caricatura es un arte despreciado, olvidado y poco comprendido. Incluso, varios de los grandes caricaturistas se ocultaban tras seudónimos: “como que les daba vergüenza”. Un ejemplo era José Clemente Orozco quien decía que lo hacía por hambre. Otro, Alfredo Zalce, gran muralista, firmaba como “Era” en la revista “Fantoche” (1929) una de las revistas más significativas de caricatura. Hasta hace pocos años se supo que era él. Otros firmaban con varios seudónimos para tener más trabajo.
    Y en el caso de Carrillo, quien falleció el pasado 16 de diciembre a los 95 años, se dolía que había dejado de hacer caricatura porque le pagaban muy poco, aunque podía seguir haciéndolas, pese a su avanzada edad.
    A David le queda claro que la caricatura era “generadora de conciencia social, manifestación de la vida cotidiana y expresión crítica”, dice Agustín Sánchez González, quien además es experto en la obra de Carrillo. Fue responsable de la curaduría de la obra del dibujante, que se exhibió en el Museo de Historia Mexicana en Monterrey, donde se ocuparon casi siete salas con toda la exposición, cuando se le rindió homenaje por sus 70 años como caricaturista. Nunca hizo caricatura militante ni panfletaria.
    Carrillo también fue una especie de “rescatista”. La caricatura ha sido condenada a la extinción porque los caricaturistas no generan un archivo, una memoria, dice el especialista. Por lo menos así sucedió con los grandes moneros del siglo pasado. Ni la Academia, ni los periódicos, ni las Universidades han rescatado la información que genera la historia de la caricatura. Se les ve como un producto de poco valor.
    David Carrillo rescata las caricaturas y las organiza para lo que tendrá como fin el Museo de la Caricatura. En otra vertiente, se preocupó por la defensa de los derechos de autor. Los caricaturistas hacían sus cartones y una vez que se los pagaban ya no podían reclamarlas a los editores. La lucha por los derechos de autor fue una importante batalla que encabezó Carrillo como Presidente de la Asociación Mexicana de Caricaturistas, de la que fue su fundador.
    Finalmente, en la misma presentación, el historiador Agustín Sánchez González fue reconocido por la Coalición de Libreros “por su trayectoria personal, su labor de rescate de la memoria de esta noble y leal Ciudad de México y por su labor y amor del rescate del libro y del oficio del librero”.
    Libros publicados por Carrillo: “Monos, monitos y monotes”, “Recordar es reír”, “Historia en caricatura” y “David Carrillo: 50 años”.
    La Feria del Libro de Ocasión en su XXVIII edición, continúa con presentaciones de autores y la venta de libros extraordinarios, descontinuados, y de colección. Está ubicado en las instalaciones del Casino Metropolitano, en Tacuba 15, permanecerá abierto hasta el 28 de febrero.

    jueves, 15 de septiembre de 2016

    La historia de 4 Atentados Presidenciales


    Otra nota que publiqué, no recuerdo si fue en El Financiero o en El Universal, allá por 1994 o 1995.


    La historia de 4 
    Atentados Presidenciales
               Por Agustín Sánchez González
    "Que la historia hubiera copiado a la historia ya era suficientemente pasmoso; pero que la historia copie a la literatura es inconcebible", escribió Jorge Luis Borges en el "Tema del traidor y del héroe", hace medio siglo.
       Quizá en aquel tiempo era válida esta sentencia; hoy día, sin duda, ya no lo es. Retratar la realidad, puede resultar más difícil y complejo, que hacer ficción.

      La historia de 1994, este año que hemos vivido en un peligro casi permanente, resulta más complicada que cualquier novela. 

    Los escritores se han convertido en inocentes autores, a la manera de Corín Tellado o Yolanda Vargas Dulché, comparados con la realidad política de nuestro país en la actualidad.

    Lo que hoy sucede, estas historias negras de la política mexicana, sólo pueden ser concebidas por una mente muy diabólica o muy angelical.
       Cada fin de milenio, la humanidad realiza una acción contradictoria; por un lado, se niega a dar una vuelta a la hoja de la historia, pero por otro, busca afanosamente saber qué sucedió en los días previos. Entonces la historia aparece como el galán de la película que busca responder, convirtiéndose en una especie de psicoanálisis colectivo.
       Resulta gratificante ver a la gente como busca en su pasado encontrarse con el presente. Los libros de historia se han convertido, curiosamente, en los best-seller de moda. Casos como el de José Agustín, resultarían en otros tiempos incomprensibles. No hablo de su obra literaria, por supuesto, sino de sus crónicas escritas con el nombre de Tragicomedia mexicana que han alcanzado tirajes enormes.


       Enrique Krauze es otro caso similar. Historiador de profesión, ha hecho de la historia una industria y ha impulsado, inclusive, una empresa que hoy día vende libros como pan caliente, con la novedad, además, que los libros están vendidos, en el buen sentido, de antemano, gracias a la publicidad que en ellos ha puesto. El propio Krauze ha retomado las telenovelas para ofrecer su particular visión del Porfiriato y, con todo lo discutible que pueda ser, ahí está una visión de la historia que ha sido vista por miles de personas.
    Me llama la atención otros detalles: los más importantes premios literarios que se dan en México, el de Editorial Planeta y el de Editorial Diana, han sido otorgados a novelas de carácter histórico: La lejanía del tesoro, de Paco Taibo II y El ojo de Dyndimenio, de Daniel Chavarría, en editorial Planeta; Matar al manco, de Emilio Chao Ebergendy, en Diana. (Otro detalle interesante, es la enorme cantidad de libros Kleneex, completamente desechables, que han aparecido este año. De la guerrilla chiapaneca, por ejemplo, se han escrito más de una docena, que la gente ha leído con avidez)


       Más curioso resulta el hecho de que, a finales de 1993, aparecieran tres libros sobre Alvaro Obregón: Matar al manco, de Chao Ebergendy; Alvaro Obregón y el TLC, de Francisco Prieto, y El General en la Bombilla.

    Después de escribir El General en la Bombilla, me congracié con la parte antisolemne de Obregón y escribí No me haga reír, señor presidente, que espero aparezca próximamente; en él se recogen una buena cantidad de chistes en torno a los presidentes (Conste que no me refiero a los que han hecho ellos, sino a los que ha inventado la población a costillas de ellos, como una mínima venganza por lo que nos hacen durante 6 años).




    Hace poco más de un año, el periódico Reforma cabeceó una entrevista mía diciendo: "Habrá más muertos este sexenio" y, debo confesar, me asombré la forma en que la historia, en algunas ocasiones, parece predecir las cosas.

    Por el fin de los caudillos

      No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...