lunes, 23 de noviembre de 2015

Ochoa en el 68

Decía que estudiar la caricatura es abrir una nueva brecha en estudios de arte. Desde hacía más de medio siglo que, salvo la maestra Esther Acevedo, a nadie había preocupado. 
Hubo trabajos de Rius pero, sinceramente, están hechas para el autoconsumo y muchas de ellas, realizadas con la simpatía o antipatía que le generaban sus colegas. 
De hace un cuarto de siglo data el interés de una nueva camada de historiadores que han aportado nuevas historia en esta gran historia. 
Hace unos días falleció Francisco 8a, un caricaturista que en 1968 estuvo en el periódico La Prensa, sin duda el diario más leído en muchas décadas, el más popular, el que uno podía encontrar a temprana hora y que al medio día no había un ejemplar.
Ochoa, junto con Borja y Juan Ramírez, publicó en los terribles días del 68 una serie de cartones que fueron leídos y observados por muchísima gente. (Esa es otro carencia de análisis: los cartones que se veían en México)


Todos hablamos de Rius, Abel Quezada, Naranjo, Helioflores, AB, de publicaciones como La Garrapata,  pero nadie menciona a los autores de La Prensa los cuales, sin duda, fueron más leídos en su momentos que todos los demás.

Dos grandes caricaturas de Ochoa de esos días: uno referido a la manifestación del silencio y el otro a la represión de los gorilas granaderos.
Estas son sus obras.
Es espléndido el retrato de ese momento.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Felicidades a quienes nos dan una gran felicidad: los músicos

Carlos Alcalde es uno de los grandes caricaturistas mexicanos. Realizó trabajos excepcionales en El Mundo Ilustrado, El Imparcial y en Cómico.  Es creador de la primera ilustración que publica el periódico El Universal, en 1916.


Estas caricaturas, de los grandes compositores nacionales de la época de Porfirio Díaz, corresponde a una obra que dedicó Miguel Lerdo de Tejada a los caricaturistas y que la Casa Wagner  publicó a principio del siglo XX.

Va dedicado a los músicos, en su día, el 22 de noviembre.
Este gremio tan vital en nuestras vidas y que nos hace disfrutar las cosas maravillosas de estar en en este mundo, las sensaciones más increíbles, nos llena la memoria de recuerdos de todo tipo. Por eso, los músicos son una maravilla.
Tengo  en casa una gran artista, mi mujer, dedicada amorosamente a la música y que me ha hecho muy feliz más de dos décadas

Murió Francisco Ochoa, un caricaturista de Chihuahua






Realizar la historia de la caricatura en México no ha sido tarea fácil; más de veinte años de bucear en la hemeroteca, de platicar con moneros, de encontrar casualmente cartones originales, muestra una gran historia donde, sin modestia alguna, he generado un banco de datos enorme, casi me atrevo a decir que nadie tiene uno así en el mundo. 
De hecho, dos obras recogen parte de este trabajo, ambas requieren ya de una reedición: (Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México (México, LIMUSA/SMC, 1997) y La Historia de la Caricatura en México (en coautoría con Esther Acevedo) (Lérida, España, Milenio/Universidad de Alcalá, 2010). Ha sido una paciente investigación, una serie de trabajos muy serios en torno a la caricatura.
No obstante estas dos décadas de investigación, continuamente aparecen datos nuevos de caricaturistas.
A través del monero  Kabeza, me acabo de enterar de la muerte de Ochoa, un caricaturista que vivió en la ciudad de México que dibujó, entre otros trabajos, Los Supermachos cuando el tramposo editor del mismo se lo arrebató a Rius. 

 "A los muertos no se les juzga", escribe abiamente  Edmundo O'Gorman y hoy sólo me referiré a este hombre que hizo un personaje llamado Don Concho y a quien en mi Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México, apenas dedico un par de líneas.

Cuando vuelva a editarlo, espero que muy pronto, espero subsanar muchas omisiones de caricaturistas como este que hoy se ha ido y cuya noticia, aparecida en La Opción de Chihuahua, reproduzco acá abajo.

Muere Pancho Ochoa, caricaturista que imortalizó a Chano Duarte y Eloy

Sábado 21 de Noviembre 2015, 4:49 pm
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El padre de Eloy y Chano Duarte, en versión caricatura, Francisco Pancho Ochoa destacado monero originario de San Francisco del Oro que hizo aún más famosa la frase Parral Capital del Mundo con sus famosas y tradicionales tiras, murió.

Su trabajo, peculiar y excelente según la crítica, le representó hacerse acreedor  galardones como el premio Tlacuilo de Oro en 1984 por "el Tacaos de Agua"; el Premio Nacional de Periodismo por "Don Concho" y com ya decíamos su consagración en Chihuahua con "Parral Capital del Mundo", protagonizada por Eloy y Chano Duarte.

Gran parte de su pasión se encontraba y perdurará en la tira cómica, con la cual recorrió medios como El Novedades, el Diario de México y revistas como Los Supermachos. "El chiste es directo, pero el humor es abstracto, aunque muchas personas ven a blanco y negro las tiras en los periódicos, yo me he atrevido a usar el color", expresaba Pancho.

"Incluso el próximo fin del mundo hay que tomarlo con sentido del humor", explicó en una entrevista que dio a El Heraldo Francisco Ocha,  por el festejo de sus 50 años como caricaturista, una actividad que ha plagado su vida de creatividad, crítica y análisis.

Su inclinación artística quedó definida a la edad de 9 años cuando una operación de apéndice le obligó a permanecer en cama y recibió de regalo la revista Pakin, cuyo personaje principal era Spirit, del autor, Will Eisnert, lo que marcó su completa fascinación.

En el año 1965 concluyó sus estudios en su natal Parral y viajó a la Ciudad de México en compañía de su familia, buscando un lugar para aprender a pintar caricaturas, sin embargo no lo encontró y se integró como practicante voluntario a los estudios de Gabriel Vargas, autor de la familia Burrón.

Pero al coincidir con su desarrollo como caricaturista vino una época en que cayó en crisis la caricatura; existían pocas revistas y varias personas se quedaron sin empleo, entonces hubo que encontrar un trabajo en otros ámbitos, pero nunca abandonar sus sueños, este trabajo se dio en una empresa en el que se desempeñó como facturista pero dedicaba a buscar trabajo en el ámbito de la caricatura y logró entrar a Novaro, editores encargados de traducir historietas norteamericanas en cuyas páginas se integraban tiras cómicas.

Hasta que un día recibió una llamada afortunada en La Prensa para participar en una historieta cómica y renunció a su oficina de facturista y llegó a recoger el guión que resultó ser de vaqueros, ahí inició su carrera en la caricatura, con algo que en realidad era dibujo serio. Después le llamaron a ilustrar Supermachos, una revista política, temática que tiraba 300 mil ejemplares donde colaboró por 6 años.

viernes, 20 de noviembre de 2015

La Revolución Mexicana en caricatura


Poca gente ha estudiado en serio la caricatura; casi nadie se ha detenido a buscar contar la historia mexicana a través del humor o de la caricatura.



Y vaya que es extraño, un pueblo como el nuestro, que durante años suplió la participación democrática, por el humor, tiene expresiones que pueden generar un entendimiento mejor de lo que somos.
Durante la Revolución, en la prensa se dio una terrible campaña anti-maderista; quizá la publicación más conocida sea la revista Multicolor, que se convirtió en una crítica acérrima del nuevo régimen.
Dirigida por Mario Vitoria, Multicolor fue una piedra en el zapato del nuevo gobierno. Desde sus primeros números, autores como El Chango Cabral y Santiago R. de la Vega, atacaron sin piedad a Madero.
Multicolor es el periódico anti-maderista por excelencia y tuvo un destacado papel en la caída de Madero y en el desprestigio en que se hallaba.
También otras revistas y prácticamente todos los caricaturistas de esa época (como Posada o José Clemente Orozco) criticaron al nuevo régimen.

La presencia de la caricatura durante la revolución está por estudiarse, cuando comience a conocerse, sin duda, mostrará una lectura diferente.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Martínez Carrión nota aparecida en la revista Proceso

Nota aparecida en la revista Proceso de la muestra Jesús Martínez Carrión y El Colmillo Público, que fue curada por Agustín Sánchez González y de la que, este jueves 19 de noviembre, realizaré una visita guiada, con entrada libre, a las 19.30 hrs.

Jesús Martínez Carrión, en el Museo de la Estampa

El colmillo público en el Museo Nacional de la Estampa.
El colmillo público en el Museo Nacional de la Estampa.
MÉXICO, DF (apro).- Jesús Martínez Carrión y el Colmillo Público. Del trazo costumbrista a la línea revolucionaria es el nombre de la exposición que presenta el Museo Nacional de la Estampa (Munae) y recoge la obra donada por el arquitecto Francisco Javier Gutiérrez Martínez, bajo la curaduría de Agustín Sánchez González y Santiago Pérez.
A partir de 1903, el artista guanajuatense Jesús Martínez Carrión, dibujante y acuarelista de implacable oficio, colaboró en distintas publicaciones recreando escenas costumbristas así como caricaturas críticas al régimen de Porfirio Díaz.
En esta muestra se exhibe una selección del trabajo que Martínez Carrión realizó en la revista semanal El Colmillo Público,que fundó y dirigió, editada por Federico Pérez Fernández, hasta que fue suspendida tras la persecución a sus creadores. El último número que vio la luz fue el del 1 de julio de 1906. Los meses siguientes enmarcaron el trágico acontecimiento que culminó con la muerte del caricaturista.
La formación tan completa que poseía José Jesús Martínez Carreón –formado en la Academia de San Carlos como dibujante, acuarelista, impresor y editor–, le permitió destacar y ofrecer en sus propuestas una gran originalidad. Perteneció a la generación de caricaturistas como José María Villasana, José Guadalupe Posada y Daniel Cabrera.
Los especialistas apuntan que, sin duda, su trabajo es una importante contribución frente a las escasas revisiones académicas que se han realizado sobre él. Destaca sin duda su postura crítica y la calidad de su dibujo original y contundente.
Rafael Carrasco Puente, en su célebre libro La caricatura en México, ha manifestado que el trabajo de Martínez Carrión se especializó en el general Porfirio Díaz y en trazos de tipo populares, “con la circunstancia regocijadísima de que solía caricaturizarse él mismo (si se permite el pleonasmo), ya como cargador de número, ya como aguador o bien como soldado o sardo”, así como una contundente observación que da más sentido a la importancia de estas revisiones.
Lamenta, asimismo, que la demasiada relevancia a la obra de Posada ha opacado tanto a Martínez Carreón como a otros artistas de su tiempo.
También colaboró con El Hijo del Ahuizote, asumiendo siempre una militancia magonista, donde –como es claro en sus ilustraciones– resalta la satanización al capital, al gobierno y al clero. Igualmente, en sus cartones denuncia la represión de los mineros en Cananea (1906) y todos aquellos actos de injusticia social y dictatorial.
Ese mismo año, la policía descubrió la imprenta de Martínez Carrión donde se elaboraba La Revolución Social, el periódico de línea radical que llamaba a la sublevación armada y el que el caricaturista fue llevado a un calabozo. Después de tres meses fue liberado, pero quedó ciego y agonizante y murió por una tuberculosis pulmonar.
La muestra permanecerá abierta al público hasta el 29 de noviembre en el Munae, ubicado en avenida Hidalgo número 39, Plaza de la Santa Veracruz, Centro Histórico.

La historia como expresión de odio Es lo.. cotidiano


11:33 h. Miércoles, 18 de Noviembre de 2015

Es lo cotidiano

 

Agustín Sánchez González

La historia como expresión de odio

Escritor. Autor de 30 libros que son un encuentro con la vida cotidiana y un retrato diferente de nuestro acontecer cotidiano. Se especializa en humor gráfico.

Agustín Sánchez González | 17 de Noviembre de 2015

"Relaciono entonces lo que sé de historia, cada vez menos, con lo que conozco de redes, para entender el fenómeno de odio que ha suscitado el ataque terrorista a Francia"
Hace casi cuarenta años decidí estudiar historia porque creía, creo, que nos puede dar la clave de lo que somos, lo que fuimos, lo que seremos. He leído innumerables libros de teoría de la historia, de historiografía, de filosofía de la historia.
Gracias a decenas de lecturas, de investigaciones, de hurgar en los archivos, de conocer la historia mexicana, he escrito, felizmente más de treinta libros siempre buscando las claves para entender este país, para entender este mundo.
El fenómeno de las redes sociales, tan reciente en nuestras vidas, ha mostrado la percepción de un grupo social que tiene acceso a las redes, que puede escribir, que puede decir cosas impunemente.

Relaciono entonces lo que sé de historia, cada vez menos, con lo que conozco de redes, para entender el fenómeno de odio que ha suscitado el ataque terrorista a Francia. 
Me asombra el manejo de la historia mexicana, por ejemplo, con alguien que subió esto a las redes y comentó: Sin palabras... El monumento de la batalla de Puebla contra los franceses en México”.
Eso no fue todo. En 21 horas había sido compartido 1392 veces, y 1321 personas habían dicho que les gustaba. Más aun, señalaban verdaderas aberraciones históricas como las del ignorante que subió la foto.
Nunca vi tan burdamente la historia convertida en expresión de odio.
La invasión francesa, en 1862, fue un episodio pasado que muestra como la unidad y el nacionalismo pueden gestar un país diferente.

Los liberales mexicanos, curiosamente imbuidos de los ideales de los enciclopedistas franceses, lograron el milagro de la derrota a Francia y a los conservadores y la gestación de un sueño aun no realizado de una democracia participativa en México.

Los personeros que creen que Zaragoza estaba en contra de los franceses, tal vez jamás sabrán que, discusión aparte del terrorismo, en Francia nacieron los hombres que gestaron la idea moderna de libertad en el mundo: Voltaire Rousseau, Montesquieu; en Francia nacieron los grandes científicos que salvaron a la humanidad como María Curie, por ejemplo y así, la lista sería gigantesca.

Nuestro Posada y todos los caricaturistas, serían inimaginable sin Daumier, el padre de la caricatura.
Tampoco sabrán como Miguel Hidalgo y Costilla, el padre de la Patria, era un amante de la cultura francesa y como tal, representó a Moliere ante los pobladores del pueblito de San Felipe Torres Mochas, y su lucha estaba inspirada en los ideales de libertad gestados en Francia.
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En fin. Tal vez, el autoritarismo en el que hemos vivido durante siglos ha gestado un ciudadano autoritario, insensible y con pocas armas de análisis histórico.
(Grabado: Zaragoza por Posada.)
Vivimos pues, un anti-autoritarismoautoritario, donde sólo los nuestros son los buenos.
Suscribo uno de los textos más inteligentes que he leído en la red, escrito por Benito Taibo:
“¿Y porque no debía de dolerme París?
“Hay una curiosa andanada en redes sociales, en la que muchos se quejan de aquellos que se han solidarizado con el pueblo parisino, y (según ellos) olvidado a México, a Irak, a Siria, a Líbano, a la crisis de refugiados del Mediterráneo.
“Como si respaldando a unos, se estuviera, de alguna extraña manera, descalificando, denostando, o incluso olvidando las otras terribles tragedias.
Y no me parece que sea justo.
“Decía Terencio, el viejo dramaturgo romano, que “nada de lo humano me es ajeno”; y yo, hoy, rompo una lanza con la cita traída desde el principio del tiempo, y simplemente digo que me duele tanto Ayotzinapa como París. Y con ello no dejo de ser el mexicano que soy, ni el hombre que piensa que cualquier barbarie, esté donde esté, no me es ajena en lo absoluto.
“Estamos tan enojados, que incluso nos enojamos con los que están enojados a nuestro lado, de nuestro lado.
“E insisto, creo que es una postura equivocada.
“La salvajada de París, como la salvajada de Beirut, como la salvajada de Ayotzinapa, o Guerrero, o Siria, es en el fondo la misma salvajada. Y a todas hay que unir nuestra indignación y también nuestro reclamo.
“Los que mueren y sufren, en todos los casos, son ciudadanos como usted y como yo.
 “A mí también me duele París.
“Una ciudad, en la que (según recordó Julián Herbert) en el Siglo XIII había una ley que decía que un siervo, con tan sólo respirar su aire, se volvía legalmente un hombre libre.
“Cuna de la ilustración, la revolución, la novela, la resistencia, el mayo francés.
“Ciudad de poetas y vagabundos. De pintores esplendorosos.
“Tumba de Julio Cortázar y Jim Morrison
“Les ruego que tan sólo por hoy, dejen que me siga doliendo el mundo, mientras me duele París. Sin olvidar todo lo que no olvid.”
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martes, 17 de noviembre de 2015

La historia como expresión de odio


 Hace casi cuarenta año decidí estudiar historia porque creía, creo, que nos puede dar la clave de lo que somos, lo fuimos, lo que seremos. He leído innumerables libros de teoría de la historia, de historiografía, de filosofía de la historia.
Gracias a
decenas de lecturas, de investigaciones, de hurgar en los archivos, de conocer la historia mexicana, he escrito, felizmente más de treinta libros siempre buscando las claves para entender este país, para entender este mundo.


El fenómeno de las redes sociales, tan reciente en nuestras vidas, ha mostrado la percepción de un grupo social que tiene acceso a las redes, que puede escribir, que puede decir cosas impunemente.
Relaciono entonces lo que sé de historia, cada vez menos, con lo que conozco de redes para entender el fenómeno de odio que ha suscitado el ataque terrorista a Francia. 

Me asombra el manejo de la historia mexicana, por ejemplo, con alguien que subió a las redes  y comentó:


Sin palabras... El monumento de la batalla de Puebla contra los franceses en México.

Eso no fue todo, en 21 horas había sido compartido 1392 y 1321 personas habían dicho que les gustaba. Más aun, señalaban verdaderas aberraciones históricas como las del ignorante que subió la foto.
Nunca vi tan burdamente la historia convertida en expresión de odio.
La invasión francesa, en 1862, fue un episodio pasado que muestra como la unidad y el nacionalismo pueden gestar un país diferente.
Los liberales mexicanos, curiosamente imbuidos de los ideales de los enciclopedistas franceses, lograron el milagro de la derrota a Francia y a los conservadores y la gestación de un sueño aun no realizado de una democracia participativa en México.

Los personeros que creen que Zaragoza estaba en contra de los franceses, tal vez jamás sabrán que, discusión aparte del terrorismo, en Francia nacieron los hombres que gestaron la idea moderna de libertad en el mundo: Voltaire Rousseau, Montesquieu; en Francia nacieron los grandes científicos que salvaron a la humanidad como María Curie, por ejemplo y así, la lista sería gigantesca.

Nuestro Posada y todos los caricaturistas, serían inimaginable sin Daumier, el padre de la caricatura.

Tampoco sabrán como Miguel Hidalgo y Costilla, el padre de la Patria, era un amante de la cultura francesa y como tal, representó a Moliere ante los pobladores del pueblito de San Felipe Torres Mochas, y su lucha estaba inspirada en los ideales de libertad gestados en Francia.

En fin. Tal vez, el autoritarismo en el que hemos vivido durante siglos ha gestado un ciudadano autoritario, insensible y con pocas armas de análisis histórico.
Zaragoza por Posada

Vivimos pues, un anti-autoritarismo autoritario, donde sólo los nuestros son  los buenos.


Suscribo uno de los textos más inteligentes que he leído en la red, escrito por Benito Taibo:



¿Y porque no debía de dolerme París?
Hay una curiosa andanada en redes sociales, en la que muchos se quejan de aquellos que se han solidarizado con el pueblo parisino, y (según ellos) olvidado a México, a Irak, a Siria, a Líbano, a la crisis de refugiados del Mediterráneo.
Como si respaldando a unos, se estuviera, de alguna extraña manera, descalificando, denostando, o incluso olvidando las otras terribles tragedias.
Y no me parece que sea justo.
Decía Terencio, el viejo dramaturgo romano que “nada de lo humano me es ajeno”; y yo, hoy, rompo una lanza con la cita traída desde el principio del tiempo, y simplemente digo que me duele tanto Ayotzinapa como París. Y con ello no dejo de ser el mexicano que soy, ni el hombre que piensa que cualquier barbarie, esté donde esté, no me es ajena en lo absoluto.
Estamos tan enojados, que incluso nos enojamos con los que están enojados a nuestro lado, de nuestro lado.
E insisto, creo que es una postura equivocada.
La salvajada de París, como la salvajada de Beirut, como la salvajada de Ayotzinapa, o Guerrero, o Siria, es en el fondo la misma salvajada. Y a todas hay que unir nuestra indignación y también nuestro reclamo.
Los que mueren y sufren, en todos los casos, son ciudadanos como usted y como yo.

A mí también me duele París.
Una ciudad, en la que (según recordó Julián Herbert) en el Siglo XIII había una ley que decía que un siervo, con tan sólo respirar su aire, se volvía legalmente un hombre libre.
Cuna de la ilustración, la revolución, la novela, la resistencia, el mayo francés.
Ciudad de poetas y vagabundos. De pintores esplendorosos.
Tumba de Julio Cortázar y Jim Morrison
Les ruego que tan sólo por hoy, dejen que me siga doliendo el mundo, mientras me duele París. Sin olvidar todo lo que no olvido..

Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...