Un personaje corrupto interpretado por Suárez es la mejor imagen del PES
Estupendo actor, crítico social en su tiempo, Héctor Suárez se asoma a la pólítica en este año y es la voz de un pseudo partido: Encuentro Social, conformado, según el actor de Qué nos pasa, por ciudadanos que no son políticos. Ello resulta una vil mentira de Suárez pues ese partiducho, del que nadie sabe nada, lo conforman politiqueros como: 1. Hugo Eric Flores Cervantes, que es su presidente, que fue Oficial Mayor de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en 2007, donde fue despedido e inhabilitado para ocupar plaza alguna en la administración pública federal hasta 2020. Fue Director de Gobierno con Marcelo Ebrard, en 2012 y en los años 90 militante priista. http://www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/impreso/no-soy-ni-he-sido-pastor-asegura-flores-cervantes-212991.html 2. Alfredo Ferreiro Velasco ,un priista hasta hace unos meses, partido que lo postuló y con quien ganó la alcaldía de Tecate, BC. 3. Luis Moreno Hernández, ex líder del prd en BC. Entre muchas lacras más. Cuenta en sus filas con otros personajes tan indeseables como los personajes de Suárez o como el candidato del PES en San Luis Potosí que declaró que gays y solteras embarazadas dañan la familia http://ciudadanosenred.com.mx/gays-y-solteras-embarazadas-danan-la-familia-dice-candidato/ Vaya manera de quemarse del Señor Suárez
Cada mes publicó un cartón histórico y realizó un breve texto que lo contextualice. Es una experiencia muy interesante. Algunas veces elijo el cartón a sugerencia del editor; otras, a partir del tema central de la revista y otras, simplemente, porque a mi me parece interesante para los lectores de Relatos e Historias en México.
En esta temática, nunca me había sucedido que al leer la nota publicada encuentre un filón mayor por investigar: la caricatura, a partir de la masonería, resulta una caja de Pandora. Este es el cartón del mes de abril de 2015: la expulsión de la masonería del gobernador de Veracruz, Luis Mier y Terán, a partir de la ejecución, en caliente, a los secuestradores de un buque. La caricatura, realizada por Santiago Hernández, puede leerse en la edición de abril de Relatos e Historias de México. Una vez más, me convenzo de la importancia de la lectura de la caricatura como una historia en serio.
Si Posada fue capaz de construir el
imaginario de los mexicano, evidentemente
retrató la Semana Santa pues ella forma parte de nuestras tradiciones, aun
ahora, cuando el catolicismo va de capa caída.
Posada nació en Aguascalientes, una ciudad católica y
conservadora; peor aún, vivió muchos años en León, cuna de los Cristero y del catolicismo más conservador.
Cristo del Espino, venerado en Jojutla, Morelos
Posada fue bautizado en la fe católica, ya mostré en otra
nota el acta de bautizo, y se conoce acerca de su catolicismo, al grado de cooperar
mensualmente con una pequeña contribución para la construcción de la Parroquia de
Martínez de la Torre, ubicada en la Colonia Guerrero, según descubrí, también, en una lista de donadores a esa iglesia.
Ilustró miles de imágenes religiosas, en
cada casa de cada mexicano siempre existió una imagen dibujada por Posada.
Señor de Chalmita
Es
curioso, realizó más imágenes religiosas que calaveras y sin embargo, su fama es por las calacas y no por las imágenes religiosas.
Les regalo algunas de las imágenes de Semana
Santa realizadas por don Lupe.
Recupero viejos artículos. Esta nota la publiqué en
La Jornada, el 12 de abril de 2001. Por extrañas razones técnicas, no aparece en la hemeroteca web, pero acá está publicado el texto que entregué en aquellos años.
Jesucristo en el cine mexicano
Agustín Sánchez González
En 1952 se estrenó en México la cinta El mártir del calvario, dirigida por Miguel Morayta, con la
actuación del actor español Enrique Rambal en el papel de Jesucristo, acompañado de Manolo
Fábregas, como Judas, Consuelo Frank y Alicia Palacios. Esta película se
convirtió en un fenómeno televisivo que cada Semana Santa es transmitida por
televisión. De alguna manera, esta ha sido la imagen que generaciones mexicanas
enteras ha tenido de Cristo.
Cabe recordar que durante esta época tras la caída del nazismo, se
impuso en el mundo el macartismo, mientras que en México quedó atrás la época
reformista del general Cárdenas, donde fue visible el triunfo del alemanismo,
época señalada como el inicio de modernización del autoritarismo.
Curiosamente, en 1970 se estrenó otra cinta que, de alguna manera, nos
muestra otro Nazareno: Cristo 70, de
Alejandro Galindo, que tuvo como protagonista a otro actor hispano: Carlos
Piñar; actúan también Karla, José Roberto Hill, Gabriel Retes y Enrique Novi,
entre otros. En ella, un grupo de jóvenes irresponsables que eran perseguidos
por la policía, llegan a una pequeña población donde les toca revivir la pasión
de Cristo.
Estos años marcan el fin de una época, a través de la crisis de ese
autoritarismo, no hay que olvidar que poco tiempo atrás ocurrió el movimiento
estudiantil de 1968.
Esta película no es la única que, con ese tema, se filmó durante esos
años. En 1965, Julio Bracho filmó El
proceso de Cristo, llevando a Enrique Rocha en el papel de Cristo; mientras
que Miguel Zacarías, en 1969, realizó una trilogía con el mismo tema: Jesús, el niño Dios, con el niño Alfredo
Melhem; Jesús, María y José, con los
niños Jorge Espada y David Bravo; finalmente, Jesús Nuestro Señor, donde Claudio Brook hace el papel del
redentor.
Estas cintas no son las únicas. En 1942, el director español José Díaz
Morales, filma Jesús de Nazareth. Con
esta película, dice Emilio García Riera, “inicia la moda, continuada por Luis
Alcoriza y Enrique Rambal en otras películas, de que Jesús fuera interpretado
por españoles en el cine mexicano”.
En 1945 se filmaron dos cintas dirigidas por Miguel González Torres,
donde Alcoriza hace el papel de Cristo: María
Magdalena y Reina de Reinas.
Desde un punto de vista ideológico, no es una moda; durante los años
posrevolucionarios se generó tina lucha ideológica entre los hispanistas y los
nacionalistas, vinculándose, los primeros, con la derecha cristiana, y
cristera, en contraposición de los gobiernos revolucionarios.
El historiador Ricardo Pérez Montfort ha estudiado seriamente la lucha
política e ideológica que se establece en el ámbito cultural, donde el discurso
de la Revolución mexicana encuentra una respuesta en las tesis conservadoras
españolas; de ahí que la imagen de un Cristo español pueda no resultar una
simple coincidencia.
Cristo ha sido una de los personajes con mayor número de
representaciones cinematográficas. El sitio www.ociototal.com, en internet, da cuenta de los diez personajes que
han tenido una mayor presencia en el cine, donde Cristo ocupa el cuarto lugar,
con 152 películas. Atrás de Sherlock Holmes, con 207; Napoleón, 196, y Drácula,
164. Del personaje de Frankestein se han realizado 116 películas; de Tarzán, 98;
Lenin, 88; Hitler, 76; el Zorro, 70, y Robín Hood, con 62.
Según Miguel Barbachano Ponce, “México es el único país hispanoparlante
que ha tratado la historia de Jesucristo”. Aún así, quizá la película
clásica por excelencia en México, gracias a la televisión, sigue siendo la
mencionada al principio, El mártir del calvario, donde el ceceo de Rambal y su
imagen ya forman parte de la iconografía de Jesucristo.
Esta nota la publiqué en La Jornada, el 1 de febrero de 2001. Por extrañas razones técnicas, no se lee muy bien en la hemeroteca del diario, como pueden ver en el link, pero acá está publicado el texto que entregué en aquellos años.
"En tanto permanezcan insepultos los
restos de Benny Moré, se considerará al país en estado de duelo musical,
permaneciendo suspendidos los shows en los cabarets”, anunció Radio Rebelde el
19 de febrero de 1963.
Otra estación, la CMQ,
informaba que “desde horas tempranas habían estado desfilando por su lecho del
hospital para interesarse personalmente de su salud, cientos de músicos y
compositores que amaban entrañablemente al Benny. En estos momentos, según se
nos informa, al conocerse el triste acontecimiento, centenares de personas del
pueblo se están congregando masivamente al fondo del antiguo hospital de
emergencias, junto a las que ya estaba congregadas ahí desde las primeras horas
de la tarde, en espera del acostumbrado boletín médico acerca de la salud de su
ídolo musical...”
Toda la Isla estaba pendiente
del deceso del Bárbaro del ritmo. Por las calles de La Habana miles de cubanos vieron pasar el cuerpo del Benny y lo acompañaron
desde el Instituto Nacional de Cirugías, antiguo hospital de Emergencias, hasta
el Sindicato Nacional de Trabajadores de Artes y espectáculos, ubicado en Prado
y Animas, donde desfilaron ante el féretro.
El Benny, nacido en 1919, había
muerto a las 9.15 de la noche. La causa: cirrosis hepática que padecía hacía un
buen tiempo; tenía, además, un tumor en el hígado a la altura del ombligo, por
eso usaba tirantes y pantalón tan largo, ya que le molestaba el cinturón.
La tragedia fue seguida por
miles de fanáticos. Los micrófonos y las cámaras de las radioemisoras y
televisoras del país, así como toda la prensa, habían seguido paso a paso todo
el acontecimiento; el adiós a la capital cubana se dio a la media noche de ese
mismo día; a pesar de la hora, 12.20 de la noche, la gente salió a las calles
para acompañarlo desde Prado hasta la estación Central, para emprender el viaje
por tren a hasta su natal Santa Isabel de las Lajas, un pequeño pueblo,
conocido en todo el mundo gracias a la canción de su hijo pródigo.
Llegó a Santa Isabel muy
temprano y ya era esperada por un pueblo consternado ante la pérdida del hijo
pródigo; el comercio cerró sus puertas todo el día, se declaró Duelo Musical y fueron
suspendidos todos lo shows en los cabarets. La radio no cesaba de tocar las
canciones del Benny, y en las tiendas de discos los acetatos desaparecieron
porque todo mundo quería tener al Benny en su casa, cuando menos en un fetiche.
Nunca una muerte había paralizado prácticamente a
toda la Isla; a su funeral acudieron los comandantes Efigenio Amejeiras, José
Ponce y René de los Santos; el presidente Osvaldo Dorticós y el entonces primer
ministro, Fidel Castro enviaron sendas coronas. Las campanas de la iglesia de
Santa Isabel redoblaban; la banda del ejército marcaba paso lento, mientras
decenas de milicianos precedían el cortejo, mientras los pioneros se asombraban
ante tal ceremonia. En el Casino de los Congos, con los suyos, con aquellos
cuyas raíces eran las mismas de él, se le tocó el tambor mientras un coro de
mujeres cantaba una marcha coné. Se le dio el trato de un hijo privilegiado, un
hombre que llevaba en sus venas sangre de un rey de una tribu del Congo: su
abuelo.
Había muerto el Bárbaro del Ritmo y el poeta Roberto
Fernández Retamar escribió:
Oyendo un disco de Benny Moré
Es lo mismo de siempre:
¡Así que este
hombre está muerto!
¡Así que esta voz
delgada como el viento,
hambrienta y
huracanada como el viento
es la voz de
nadie!
¡Así que esta voz vive
más que su hombre,
y que ese hombre
es ahora
discos, retratos, lágrimas.
un sombrero
con alas voladoras enormes
- y un
bastón!...
Bartolomé Maximiliano Moré, que era su nombre
completo no existía más.
Otra poeta, Barbara Milanés, le escribió:
“Para mí ya
no eres bárbaro
simplemente antropófago, sollozos...
Has comido mi carne
vestida de estribillos.
Esta sangre la bebiste varias veces
en bailes de
ensueños
celebrados un domingo o un lunes
en la sala y el baño.
El corazón ya
no es mío
porque tu le perteneces...
Bartolomé Maximiliano Moré,
devuelve mi
corazón”.
El
locutor de Radio Progreso, al despedir la transmisión, en vivo, de las
exequias, señaló: “Ayer, eran aplausos enfebrecidos; hoy eran pañuelos y lágrimas.
Benny Moré, desde entonces, entonces pertenece a la categoría de los grandes
muertos cubanos, de él nos queda, su voz, su memoria entrañable y entre otro
montón, unos buenos versos del poeta Fernández Retamar, pues Benny Moré
señoreaba por igual entre la gente de cultura, como entre la gente del pueblo,
sin que esto signifique, en forma alguna, divorcio entre ambas gentes, pues he
aquí que el Benny mismo, forma parte de la mejor parte de nuestra
cultura..."
La muerte de Bartolomé
Maximiliano Moré sacudió toda Cuba, la música del Bárbaro, empero, continúa,
sigue vigente y es insuperable; es por ello que su muerte caló muy hondo;
aquellos que siempre le habían aplaudido, lo despidieron hasta su tumba y a
todos esos que había llenado de felicidad con su música, ese 19 de febrero, pero sólo ese día, derramaron más de
una lágrima; después volverían a gozarlo, a sentirlo, a aplaudirlo.
Había muerto Bartolomé
Maximiliano, pero el Benny ya era, ya es, dueño para siempre de nuestras vidas
y nuestros placeres musicales y Hoy como
ayer sigue vivo, deleitándonos y haciéndonos vibrar con su música.
Benny Moré, el nieto de rey
Conga, el bárbaro del ritmo, el genio musical que no estudió música, el más
grande sonero, ya era leyenda.
Inventar
a un país, o darle las formas adecuadas, es una tarea donde el arte juega un
orden primordial. Mucha gente siempre se pregunta qué ganamos con la Revolución
Mexicana de 1910 (queda clara la Independencia y hasta la Revolución liberal de
Juárez), pero la Revolución. ¿Qué nos dejó?
Sin
duda, expresiones estéticas de gran calidad que nos permitieron cohesionarnos como Nación.
La creación de lo mexicano debió pasar por el arte, donde tuvimos,
tenemos, granes artistas que generaron una visión a favor del pueblo, de la
vida, del ser del mexicano.
Lejos
de reflectores como artistas inventadas (Frida, por supuesto) existen hombres y mujeres que crearon las
imágenes que mostraron lo que somos y el potencial crítico que hoy, por lo
menos, está dormido.
Hay
que leer la historia, hay que conocer nuestras imágenes, nuestras creaciones
estéticas para entender lo qué somos. Por eso, vale la pena echarse una vuelta
por el Museo Nacional de la Estampa que desde este fin de semana alberga la
obra de uno de estos grandes artistas cuyo nombre no suele ser muy conocido,
aunque muchos de nosotros tenemos muy presentes sus imágenes: Isidoro Ocampo,
un grabador que usó la imagen como una arma de conocimiento social y de lucha
política.
Ocampo nació en Veracruz, en el año crucial de 1910 y murió en 1983. Perteneció
a La Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y al Taller de
Gráfica Popular (TGP), instituciones que conformaron las grandes asociaciones
artísticas de entonces y se convirtieron en referente de nuestro arte, asumiéndose,
además, como continuadores de la obra de Posada. Ahora mismo recuerdo la
muestra que curé sobre este artosta y que titulé justamente La línea que definió el arte mexicano.
Vayan
al Museo Nacional de la Estampa a encontrarse con uno de los grandes artistas
del arte mexicano en lo que es la más completas colección que se ha mostrado
hasta ahora.
Han pasado 21 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio, un
político que era el candidato del PRI a la presidencia en las elecciones de
1994. Ese es uno de los sucesos más lamentables de nuestra historia reciente. Nadie
puede aplaudir un crimen.
La muerte de Colosio, en ese momento, se
sumaba a una serie de circunstancias históricas raras: ellevantamiento zapatista,que no fue ni uno ni otro, el asesinatopor confusión,al Cardenal Posadas, de Guadalajara,
y el otro crimen a mansalva de Juan Francisco Ruiz Massieu.
Año difícil ese último año de gobierno de
Carlos Salinas de Gortari, un siniestro personaje que gobernó este país de 1988
a 1994, tras perpetrar un monstruoso fraude electoral en las elecciones de 1988
con la complicidad de Maneo Bartlett quien es, paradójicamente, el más fiel
escudero del principalopositor del
gobierno actual: André Manuel López Obrador.
Como decía una serie radiofónica del crimen Nadie sabe, nadie supo. Se encuentra en prisión el asesino material,
pero de lo demás, nada, nunca nada.
Colosio se convirtió en una suerte de supehéroe para mucha gente,
para otros, como yo, fue un priista más, un hombre con mala suerte y que
lamento su muerte, sin duda.
Un cartón publicado por Helioflores el año de 1994 retrata muy
bien la ficción de querer convertir en héroe a este personaje.