Historias de José Guadalupe Posada, notas de prensa, crónica literaria y periodística
domingo, 25 de enero de 2015
viernes, 23 de enero de 2015
Políticos maromeros (2a. parte)
Los buenos caricaturistas, los que no se adhieren ciegamente a una causa, son más terribles con sus afines.Bueno, no sólo los buenos caricaturistas, creo que todos los humanos debiéramos ser más críticos con lo que creemos. Ser autocomplacientes nos permitió, por ejemplo, apoyar las causas de dictaduras como la de Fidel Castro que, en aras del socialismo, aplaudimos ciegamente esa tragedia.
Vuelvo a los caricaturistas, personajes liberales y juaristas como Santiago Hernández fueron capaces de crear las caricaturas más terribles y críticas con Benito Juárez, por ejemplo. Es en ese sentido que menciono la complacencia de caricaturistas que son incapaces de tocar a personajes con los que simpatizan.
La caricatura debe poner el dedo en la llaga y mostrar la mentira de la realidad y si hay un grupo que se distingue por su falsedad y proclividad a la mentira, es el político tradicional.
Los caricaturistas, desde siempre, han mostrado esa falsedad, a esos maromeros que nos hacen creer que se preocupan por nosotros, cosa más falsa pues es sabido que en cuanto obtienen el hueso, como perros, van a enterrarlo para gozarlos de una manera egoísta.
Por eso los han dibujado siempre como maromeros, hombres que echan maroma y siempre caen de pie.
Conocemos muchas historias y sabemos lo miserable de sus historias. Una de ellas, la más terrible ruin, en un país donde millones pasan hambre, es la corrupción. Peor aun, cuando algunos políticos quieren dar lecciones de moral, como el señor Carlos Imaz, prototipo de luchador estudiantil, convertido en un corrupto y decadente político, por cierto que no es el único de la generación del CEU pues hay otros, más listos que Imaz, que no enseñan públicamente el cobre.
Por cierto, Imaz fue delegado en Tlalpan y hoy su dulce esposa es candidata del PRI-eta (o MORENA) para ocupar ese mismo puesto y Carlitos se prepara para convertirse en el primer hombre de esa delegación, frotándose las manitas calientes.
Ya en 1845, Hesiquio Iriarte publicó en El gallo Pitagórico, una caricatura que muestra la historia de estos desvergonzados.
Vuelvo a los caricaturistas, personajes liberales y juaristas como Santiago Hernández fueron capaces de crear las caricaturas más terribles y críticas con Benito Juárez, por ejemplo. Es en ese sentido que menciono la complacencia de caricaturistas que son incapaces de tocar a personajes con los que simpatizan.
La caricatura debe poner el dedo en la llaga y mostrar la mentira de la realidad y si hay un grupo que se distingue por su falsedad y proclividad a la mentira, es el político tradicional.
Los caricaturistas, desde siempre, han mostrado esa falsedad, a esos maromeros que nos hacen creer que se preocupan por nosotros, cosa más falsa pues es sabido que en cuanto obtienen el hueso, como perros, van a enterrarlo para gozarlos de una manera egoísta.
Por eso los han dibujado siempre como maromeros, hombres que echan maroma y siempre caen de pie.
Conocemos muchas historias y sabemos lo miserable de sus historias. Una de ellas, la más terrible ruin, en un país donde millones pasan hambre, es la corrupción. Peor aun, cuando algunos políticos quieren dar lecciones de moral, como el señor Carlos Imaz, prototipo de luchador estudiantil, convertido en un corrupto y decadente político, por cierto que no es el único de la generación del CEU pues hay otros, más listos que Imaz, que no enseñan públicamente el cobre.
Por cierto, Imaz fue delegado en Tlalpan y hoy su dulce esposa es candidata del PRI-eta (o MORENA) para ocupar ese mismo puesto y Carlitos se prepara para convertirse en el primer hombre de esa delegación, frotándose las manitas calientes.
Ya en 1845, Hesiquio Iriarte publicó en El gallo Pitagórico, una caricatura que muestra la historia de estos desvergonzados.
La ciudad de don Lupe Posada
LA CIUDAD DE DON LUPE POSADA. MÁS ALLÁ DE LA CATRINA
REPARTO: Coordina: Agustín Sánchez.
Recorreremos la casa donde vivió y murió Posada; las imprentas y periódicos en que trabajó; los encuentros con personas como Ireneo Paz y Heriberto Frías, que corresponde a una visión sobre su vida.
Lecturas recomendadas: José Guadalupe Posada. Un artista en Blanco y negro (CNCA, 2010) y Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana, Madrid, Turpin Edit, 2014 de Agustín Sánchez González.
Se sugiere asistir con equipaje ligero, así como con ropa y zapatos cómodos.
CATEGORÍA: Paseos culturales, Literatura
PÚBLICO: Adolescentes y adultos
HORARIOS Y PRECIOS: 25 de enero de 2015
Día domingo , 10:00 - 11:30 hrs.
$20 Por persona.
INFORMES: (55) 8647 5280 / sshernandez@inba.gob.mx
PÚBLICO: Adolescentes y adultos
HORARIOS Y PRECIOS: 25 de enero de 2015
Día domingo , 10:00 - 11:30 hrs.
$20 Por persona.
INFORMES: (55) 8647 5280 / sshernandez@inba.gob.mx
Políticos maromeros
Una de las grandes tragedias nacionales, la tenemos en nuestra sociedad mexicana que hemos recibido, con bastante resignación, a políticos maromeros, saltimbanquis, buenos para nada que han sabido ser fieles hasta la ignómina, pero sólo a ellos mismos, jamás al pueblo a quien dicen representar.
La caricatura, como siempre, ha retratado a estos nefastos personajes que parecen ser una maldición para nosotros.
Los políticos como los gatos: siempre caen de pie, no importa cual sea su apuesta. Desde siempre han existido aquellos que juegan al mejor postor.
En el sigo XIX, uno de los más famosos, fue Dario Balandrano, un politiquero con una larga carrera en el servicio público. Nació en
Tamaulipas y desde muy joven se unió a los liberales. En 1861 fue diputado por
primera vez por su natal estado. Y en esa legislatura, fue uno de los diputados
que pidieron la renuncia de Juárez por considerar que podía ser el germen de
una dictadura. No obstante, aceptó el nombramiento de Juárez,
en 1869 para ser redactor en Jefe del Diario Oficial de la Federación.
La caricatura, como siempre, ha retratado a estos nefastos personajes que parecen ser una maldición para nosotros.
Los políticos como los gatos: siempre caen de pie, no importa cual sea su apuesta. Desde siempre han existido aquellos que juegan al mejor postor.
Después, los liberales se dividieron en
diversos ramales y se fundaron y fundieron diversos grupos. Balandrano, pasó
sin remordimiento alguno, de uno a otro bando. Muerto Juárez, se volvió partidario de
Sebastían Lerdo de Tejada quien se había opuesto a Juárez en la última reelección. Así, en 1874, atacó a Porfirio Díaz y a Vicente Riva Palacio quienes
pretendían la presidencia. Pero ello no fue obstáculo para que después fuera
porfirista.
Santiago Hernández, cuyo seudónimo era Gaitán,
lo retrata como veleta en la cúpula del Senado, su caso de Mercurio alado
muestra la velocidad con que se mueve o con lo que lo mueve el viento
(político)
Cuántos maromeros tenemos en este siglo XXI.
La lista es casi tan grande como el antaño directorio telefónico.
El más famoso es Porfirio Muñoz Ledo, que ha transitado del PRI, al PRD, estuvo cerca de Fox en el PAN, luego volvió al PRD, después PT, MC y ahora en la PRI eta (a) MORENA.
La lista es casi tan grande como el antaño directorio telefónico.
El más famoso es Porfirio Muñoz Ledo, que ha transitado del PRI, al PRD, estuvo cerca de Fox en el PAN, luego volvió al PRD, después PT, MC y ahora en la PRI eta (a) MORENA.
Otros con menos maromas pero más nefasto, sin duda, es Ricardo Monreal, un furibundo priista hasta que el PRI no le dio la candidatura a la gubernatura de Zacatecas; entonces se fue al PRD, después al PT y ahora es un salvador de la Patria en la PRI eta (a) MORENA.
Pobre México, como dicen los borrachos en su oración a dios que puse como epígrafe en mi libro de chistes:
Si con el PRI te ofendo
cada sexenio me sales debiendo
martes, 20 de enero de 2015
103 años de la muerte de Posada
Este 20 de enero se cumplen 103 años de la muerte de Posada. En mi libro La portentosa vida de José Guadalupe Posada, publicado por Ediciones de don Lupe, con el título La portentosa vida de José Guadalupe Posada) Reconstruí las últimas horas de vida de Posada:
SE MUERE DON LUPE
Toda la noche ha vomitado sin parar.
La oscura habitación tiene un olor nauseabundo pues la diarrea no se detiene con el atole de arroz, ni con tés de menta o de ruda, ni con ningún otro remedio de las vecinas.
A temprana hora Juan y Manuel han ido a buscar un doctor. De cualquier manera, los dos amigos de parranda saben que ya todo es inútil.
Don Lupe se acaba.
Lleva muchas semanas metiéndole al trago. Su rostro está más que demacrado y la deshidratación por la cagalera es más que obvia.
Hay colillas de cigarro forjado tiradas por doquier.
Danzan calaveras a su alrededor, los sueños se convierten en pesadilla.
Parece una película que se regresa al principio para repasar toda su vida, un viaje a la semilla. En quince días cumpliría 61 años, veintidós mil doscientos días.
Alrededor del petate donde se retuerce de dolor zapatean monstruos fantásticos, bocas con labios rojos que enseñan unos agresivos dientes listos para devorarlo, cuerpos con formas demoníacas, diablos, brujas, gritos lastimeros de la llorona, naguales, fantasmas.
El jolgorio empezó el día de su santo, el día de la Virgencita, el 12 de diciembre, cuando la ciudad, el país, el vecindario conmemoró la aparición del indio Juan Diego; siguieron las nueve jornadas de los santos peregrinos, continuó en la Noche Buena, la Navidad y celebró el fin del año 1912. Nacía uno nuevo, justo cuando la vida, su vida, se le apagaba.
Todo le duele, pero es el alma la que le hace insoportable la existencia. La ruda hierba, la ruda vida.
Cientos de cuartos componen la enorme vecindad ubicada a las orillas de la ciudad de México: es el barrio de Tepito, en la calle de la Paz. Son trescientos miserables cuartuchos, con más de mil almas que andan en la pena y en la pepena.
Cada uno de esos cuchitriles apenas mide tres por tres metros. Los excusados son colectivos, conformados por una larga fila sin puerta y un olor repugnante; afuera una pileta de agua que a veces, con un cubo, se usa para el excusado. Y de los tendederos, que parecen telarañas, cuelgan modestas ropas.
El otrora hombre regordete, ahora de cuerpo flácido y demacrado, parece mirar bailar las calaveras que dibujó hace muchos años, a los diablitos sonrientes, complacidos por su travesura, felices porque recibirán muy pronto a un huésped de lujo, su retratista favorito: don Lupe.
Una vecina le llevó una cazuelita con caldo de gallina y lo encontró llorando, lamentando no poder cerrar los ojos de su Juan Sabino, en ese treceavo aniversario de su muerte.
“¡Don Lupe se muere!”, es el clamor en los lavaderos esa mañana fría de domingo.
Él rememora los últimos días de su vida en el barrio de Tepito, a donde llegó cuando la ciudad lo fue expulsando, primero de Santa Teresa, luego de Santa Inés, más tarde del Cuadrante de Santa Catarina, para llegar a la calle del Carmen y terminar en este sitio donde viven hombres y mujeres que sobreviven en situaciones precarias.
Don Lupe sueña, como todos los días de su vida, pero hoy esos sueños se han tornado en pesadilla, como muchas otras noches más, como casi todas sus últimas noches, como todos sus últimos años.
SE MUERE DON LUPE
Toda la noche ha vomitado sin parar.
La oscura habitación tiene un olor nauseabundo pues la diarrea no se detiene con el atole de arroz, ni con tés de menta o de ruda, ni con ningún otro remedio de las vecinas.
A temprana hora Juan y Manuel han ido a buscar un doctor. De cualquier manera, los dos amigos de parranda saben que ya todo es inútil.
Don Lupe se acaba.
Lleva muchas semanas metiéndole al trago. Su rostro está más que demacrado y la deshidratación por la cagalera es más que obvia.
Hay colillas de cigarro forjado tiradas por doquier.
Danzan calaveras a su alrededor, los sueños se convierten en pesadilla.
Parece una película que se regresa al principio para repasar toda su vida, un viaje a la semilla. En quince días cumpliría 61 años, veintidós mil doscientos días.
Alrededor del petate donde se retuerce de dolor zapatean monstruos fantásticos, bocas con labios rojos que enseñan unos agresivos dientes listos para devorarlo, cuerpos con formas demoníacas, diablos, brujas, gritos lastimeros de la llorona, naguales, fantasmas.
El jolgorio empezó el día de su santo, el día de la Virgencita, el 12 de diciembre, cuando la ciudad, el país, el vecindario conmemoró la aparición del indio Juan Diego; siguieron las nueve jornadas de los santos peregrinos, continuó en la Noche Buena, la Navidad y celebró el fin del año 1912. Nacía uno nuevo, justo cuando la vida, su vida, se le apagaba.
Todo le duele, pero es el alma la que le hace insoportable la existencia. La ruda hierba, la ruda vida.
Cientos de cuartos componen la enorme vecindad ubicada a las orillas de la ciudad de México: es el barrio de Tepito, en la calle de la Paz. Son trescientos miserables cuartuchos, con más de mil almas que andan en la pena y en la pepena.
Cada uno de esos cuchitriles apenas mide tres por tres metros. Los excusados son colectivos, conformados por una larga fila sin puerta y un olor repugnante; afuera una pileta de agua que a veces, con un cubo, se usa para el excusado. Y de los tendederos, que parecen telarañas, cuelgan modestas ropas.
El otrora hombre regordete, ahora de cuerpo flácido y demacrado, parece mirar bailar las calaveras que dibujó hace muchos años, a los diablitos sonrientes, complacidos por su travesura, felices porque recibirán muy pronto a un huésped de lujo, su retratista favorito: don Lupe.
Una vecina le llevó una cazuelita con caldo de gallina y lo encontró llorando, lamentando no poder cerrar los ojos de su Juan Sabino, en ese treceavo aniversario de su muerte.
“¡Don Lupe se muere!”, es el clamor en los lavaderos esa mañana fría de domingo.
Él rememora los últimos días de su vida en el barrio de Tepito, a donde llegó cuando la ciudad lo fue expulsando, primero de Santa Teresa, luego de Santa Inés, más tarde del Cuadrante de Santa Catarina, para llegar a la calle del Carmen y terminar en este sitio donde viven hombres y mujeres que sobreviven en situaciones precarias.
Don Lupe sueña, como todos los días de su vida, pero hoy esos sueños se han tornado en pesadilla, como muchas otras noches más, como casi todas sus últimas noches, como todos sus últimos años.
lunes, 19 de enero de 2015
La ciudad de don Lupe Posada Más allá de la Catrina
PASEOS LITERARIOS
Coordinación Nacional de Literatura
INBA
Coordinación Nacional de Literatura
INBA
Imprentas, periódicos y casas donde vivió
José Guadalupe Posada.
Recorreremos la casa donde vivió y murió Posada; las imprentas y periódicos en que trabajó; los encuentros con personas como Ireneo Paz y Heriberto Frías, que corresponde a una visión revisada sobre su vida.
Imparte: Agustín Sánchez González
Lecturas recomendadas: José Guadalupe Posada. Un artista en Blanco y negro (CNCA, 2010) y Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana, Madrid, Turpin Edit, 2014 de Agustín Sánchez González.
Punto de encuentro: Moneda y esquina norte de Palacio Nacional (donde estuvo la cantina El Nivel)
Se sugiere asistir con equipaje ligero, así como con ropa y zapatos cómodos.
Domingo 25 de enero 10 hrs.
Costo por persona:$20 pesos
Cupo limitado
Informes e inscripciones: sshernandez@ inba.gob.mx
sábado, 17 de enero de 2015
La muerte de Juan Sabino Posada hace 115 años
El trabajo de un investigador se parece mucho al de un detective: hurgar lugares, sacar conclusiones, buscar documentos comprobatorios.
En ese sentido, durante años he hurgado en la vida de muchos personajes y he realizado muchas lecturas de los mismos.
Uno de los casos donde me siento más afortunado, y tal vez el más notorio, es el descubrimiento de el acta de defunción del hijo de José Guadalupe Posada.
La historia de Posada fue manipulada durante muchos años, con lugares comunes, con historias falsas. En 2007, en un golpe de suerte y tras buscar durante años pistas de Posada, me encontré una breve noticia en El Diario del Hogar, que decía:
En ese sentido, durante años he hurgado en la vida de muchos personajes y he realizado muchas lecturas de los mismos.
Uno de los casos donde me siento más afortunado, y tal vez el más notorio, es el descubrimiento de el acta de defunción del hijo de José Guadalupe Posada.
La historia de Posada fue manipulada durante muchos años, con lugares comunes, con historias falsas. En 2007, en un golpe de suerte y tras buscar durante años pistas de Posada, me encontré una breve noticia en El Diario del Hogar, que decía:
DEFUNCIÓN.-
A las dos de la madrugada del día 18 del corriente, dejó de existir
A las dos de la madrugada del día 18 del corriente, dejó de existir
en esta
capital el joven Juan Sabino Posada, hijo del Sr. D. José
Guadalupe Posada, antiguo grabador y litógrafo muy estimado
en México por sus cualidades. Enviamos nuestro más sentido
pésame al Sr. Posada, deseando el eterno descanso para el
alma del finado”.
Guadalupe Posada, antiguo grabador y litógrafo muy estimado
en México por sus cualidades. Enviamos nuestro más sentido
pésame al Sr. Posada, deseando el eterno descanso para el
alma del finado”.
Busqué la noticia en otros medios y, como si fuera boletín de prensa, la encontré en otros dos periódicos: El Popular, y en El Chisme.
Con esos datos, me dirigí al Registro Civil y tuve la suerte de encontrar el acta de defunción y romper uno de los grandes misterios de la vida de Posada: Sabino (sin el Juan de los periódicos, algo que hay que aun hay que dilucidar pues probablemente nació el día de San Juan y por eso los amigos de Posada llamaban así)
La alegría fue intensa, una entrevista en el periódico El Universal, del 12 de septiembre de 2007 da cuenta de ello. http://www.eluniversal.com.mx/cultura/54020.html
Juan Sabino, pues, murió hace 115 años en la hoy calle de República de Nicaragua, entonces llamado Cuadrante de Santa Catarina, en un punto equidistante entre el Zócalo y Tepito.
Esta es la historia de ese descubrimiento, mismo que más de uno han querido escamotearme.
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