sábado, 1 de noviembre de 2014

La Catrina y las botargas

Hace un año, en 2013, escribí esto:
Calavera publicada en La Patria Ilustrada, periódicio dirigido
 por Ireneo Paz,  abuelo del Premio Nobel, en  1888
.



Estamos a punto de celebrar la Fiesta de Todos Santos y Día de los Fieles Difuntos, una tradición que corresponde al mestizaje mexicano, con aportaciones tradicionales indígenas pero, creo, con una fuerte influencia católica, europea. Queda por aclarar e investigar, más allá del "indigenocentrismo", el peso de las danzas macabras renacentistas, más que los viajes al inframundo mesoamericanos. En fin, también, queda el gigantesco mito de Posada como un fenómeno dedicado sólo a la muerte y, sobre todo, a la Catrina con una exageración tal, que la han convertido, es real, en la Diva de México (así lo nombró el Municipio de Aguascalientes), y corriendo el riesgo de convertirse en una botarga como el Dr. Simi.

El cartón de noviembre. Zapata en caricatura



En el número de noviembre de Relatos e historias de México, publiqué un cartón aparecido en  la revista Multicolor con un Emiliano Zapata vestido de Juan Tenorio, con una crítica feroz y una cuarteta que dice:

Por doquiera que fuí
la razón atropellé
la virtud escarnecí
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.

Yo a las cabañas bajé
yo a los palacios subí
yo os claustros escalé
y en todas partes  dejé
memoria amarga de mi.

Como se puede ver, es un Zapata alejado de la imagen mítica de hoy.



viernes, 31 de octubre de 2014

La historia verdadera de la vida de la Calavera Catrina

La vida de la Catrina es muy reciente


El Fandango del 1 de noviembre de 1894
La Catrina fue impresa por primera vez en día de muertos de 1913, cuando José Guadalupe Posada llevaba casi un año de haber fallecido. No se sabe a ciencia cierta porque razón no apareció en noviembre de 1912. Tal vez la había dibujado y se quedó guardada en su casa de Tepito y cuando echaron las cosas alguien se la llevó al Taller de Vanegas Arroyo.

Esta hermosa y perfecta calavera, una obra maestra, sin duda, llevaba por título original Remate de calaveras alegres y sandungueras. Lo que hoy son empolvadas GARBANCERAS, pararán en deformes calaveras.


Los grabados que realizaba Posada, se los entregaba al impresor con el que trabajaba, en este caso Antonio Vanegas Arroyo quien las imprimía y las utilizaba como mejor le pareciera siempre, claro, está, pensando en el negocio de la imprenta.

En 1919 apareció otra vez una hoja volante pero ahora se llamaba La calavera Fifi (La única estampa original que conozco pertenece a la colección de Mercurio López y la exhibimos en la exposición Posada. La línea que definió el arte mexicano, que se exhibió en el Museo Nacional de Arte y en el Centro Cultural Clavijero, de Morelia.

Cabe decir que Posada no hacía calaveras todo el tiempo, sólo las ejecutaba en las fechas cercanas al Día de Muertos. 


En el tiempo que le tocó vivir, finales del siglo XIX y principios del XX,  las festividades de Día de Muertos consistían en ir al cementerio a "llorarle al hueso", donde hacían una suerte de día de campo, llevaban comida y bebida que les gustaba a los difuntos y así los recordaban.

No había eventos públicos ni masivos en las calles, no había calaveras desfilando, ni muchos menos ridiculeces como las de la delegación Cuauhtémoc de hacer su Fest Mx.


En aquella época, y hasta los años sesenta del siglo XX, toda esta faramalla de las calaveras no existía.

miércoles, 29 de octubre de 2014

La obra de Posada y la Revolución Mexicana

La obra de Posada y la Revolución Mexicana

Miércoles, 5 de noviembre a la(s) 19:00

Participan:

Agustín Sánchez González
Luciano Ramírez Hurtado
Andrés Reyes Rodríguez


Teatro Morelos de AguascalientesEntrada libre


martes, 28 de octubre de 2014

44 Grandes artistas del mundo rinden homenaje a Posada



Exposición
José Guadalupe Posada en blanco y negro.
 Homenaje de los artistas del mundo 





A partir del 4 de noviembre en el Museo José Guadalupe Posada

DEL MURO DE FACE BOOK DE Javier Olivares

DEL MURO DE FACE BOOK DE Javier Olivares



Estupendos regalos los que me hizo Agustín Sánchez González el día de la inauguración de la exposición "Dibujar Las Meninas" en el Museo ABC. Dos de sus libros sobre José Guadalupe Posada Aguilar (1852-1913) y además dos preciosos grabados impresos a partir de planchas originales del propio Posada.¡Gracias!


Javier Olivares es uno de los grandes ilustradores del mundo. Ahora celebra su reciente libro sobre Las Meninas. Será un honor y un plácer escucharlo junto con otro grande del arte gráfico: Manolo Junco, en la Embajada Mexicana en Madrid, el martes 25 de noviembre.

lunes, 27 de octubre de 2014

La banalización de la Catrina /2

El discurso nacionalista que comenzó hace poco más de cien años, en pleno porfirismo, tuvo su consolidación mediante  la institucionalización de la Revolución a la par que se realizó construcción de un discurso del imaginario de lo mexicano.


El discurso nacionalista que trajo consigo la revolución se refería a una de las vertienetes de nuestra raza: lo indígena, que se expresó en todos los ámbitos de nuestra vida cultural y sentimental. Más aún, seguimos pensándonos como víctimas, como herederos sólo de ese edén perdido. Cuántas veces hemos escuchado: los españoles nos conquistaron.

Desde la educación, hasta la fiesta se usó el disfraz de indito para pensarlo como mexicano. La raza indígena, como se le decía entonces, ocupó los espacios del cine, el teatro, la música, todo aquello que tenía que ver con ellos la marca de lo nacional. (Recuerdo el concurso de la India Bonita, en 1921, cuya triunfadora fue María Bibiana Uribe, que llegó “acompañada de su abuela, una india pura de raza 'meschica' que no habla español”.

Fenómenos así se repitieron, como la celebración de Quetzálcoatal, en 1930, regalando juguetes y ropa a los niños pobres ocupando el lugar de los Reyes Magos.

El nacionalismo empezó a gestar una serie de estereotipos cuya educación sentimental seguimos padeciendo.

La Catrina y la fiesta de muertos ingresaron por ese lado a nuestras vidas.

Hoy, y en los próximos días, veremos una avalancha de fiestas de muertos y escucharemos decir a diestra y siniestra que son parte de nuestras tradiciones y que, sin embargo, todo esa faramalla resulta bastante cuestionable.

No se sabe en que momento La Catrina se convirtió en un discurso de “crítica a la aristocracia porfirista”, cuando en realidad era una burla al pueblo que no quería asumir su ser y, a su vez, gestó una fiesta de muertos con tintes prehispánicos, cuando las imágenes de Posada se acercan más a la danza macabra, a las calaveras renacentistas europeas o a los horrores goyescos. Su obra está más cerca a Holbein, el Bosco, Durero o Goya que a las deidades prehispánicas.

Las calaveras, en tanto discurso prehispánico no las inventó Posada. 


Sus calaveras tienen que ver más con la obra La Portentosa vida de la muerte. Emperatriz de los sepulcros, vengadora de los agravios del Altísimo y muy señora de la humana naturaleza, de Fray Joaquín Bolaños, donde se hace una apología de la muerte, se cuenta la vida de la muerte en una serie de 18 grabados, de autor anónimo, cuya figura central es la calavera.




Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...