miércoles, 11 de junio de 2014

La vida es como el Metro

Litro, no metro


Las recientes lluvias han provocado que la ciudad de México recupere su antiguo carácter de ciudad acuífera, aquel que hizo que don Miguel de Cervantes, en sus Novelas Ejemplares, la comparara con Venecia: "Estas dos famosas ciudades -escribe el autor de Don Qujote, en El licenciado Vidriera- se parecen en las calles, que son todas de agua: la de Europa, admiración del mundo antiguo; la de América, espanto del mundo nuevo."
           En Chilangolandia, las lluvias hacen ver lo increíble: automóviles nadando, grandes ríos en otros tantos charcos, derrumbes en casa de pobres, inundaciones y goteras en varias estaciones del metro, etcétera.
           Pareciera que TIáloc ha andado celebrando algún cumpleaños, olvidando el control del agua, no cerrando las llaves; o que San Isidro Labrador, aquel que quitaba el agua y ponía el sol, anda ocupado en otros menesteres, mientras por estos rumbos se forman modernas acequias en la ciudad de la esperanza (inútil, como diría Daniel Santos).
           Nos ahogamos. El famoso "cordonazo" de San Francisco, que se recordaba el día 4 de octubre, no sucedió. San Panchito lo olvidó y la lluvia sigue.
           Andamos como sopa, los paraguas adornan las tardes lluviosas. Los vendedores ambulantes hacen su agosto con ellos. Los pobres usan sus hules azules de "diez pesos le cuestan, diez pesos le valen".
           ¡Agua, agua, agua! Ahora resulta que se nos pasó la mano con la invocación.
           La lluvia hace todo lento. El tráfico es brutal. Los coches, que no saben nadar, avanzan metro a metro, aunque, debiera decirse, litro a litro.
           En esos días, el transporte es pesado, vaporoso, cansado, caótico. Cuando llueve, se detiene a cada rato, deja de fluir, parece que se ahogara.
           La gente corre a cubrirse del agua. Otros ya no se inmutan, se han mojado tanto, que ya resulta inútil resguardarse. Y el "¡qué bonito es ver llover y no mojarse!", es un dicho falso ya que no es nada gracioso esperar largos minutos a que el metro avance, mientras se observan los embotellamientos de Tlalpan, por ejemplo.
           La lluvia no tiene horario ni fecha en el calendario. El otro día había un sol esplendoroso por la mañana; la gente dejó el paraguas en casa, volvieron las ropas primaverales y, cuando menos lo esperábamos, vino el chubasco brutal.
           Y el humor no se hace esperar. Hay quien dice que el metro pronto cambiará de nombre y habrá de llamarse... Litro.

           Y como vamos, no lo dude, así que tome su paraguas y no salga sin él, porque esto ya parece el diluvio. Sólo falta el buen Noé.

martes, 10 de junio de 2014

El escritor mexicano Agustín Sánchez González participará en una mesa redonda en Madrid

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No hace mucho hablábamos precisamente aquí de una importante exposición que sobre la vida y obra del grabador mexicano José Guadalupe Posada se inaugurará la próxima semana en el Castillo de Santa Catalina de Cádiz y que llevará como comisario al periodista e investigador Agustín Sánchez González, amplio conocedor del tema y que se ha especializado en la investigación del humor gráfico a nivel mundial, pero sobretodo el mexicano.

Pues bien, aprovechando su estancia en España, Agustín participará el próximo viernes 13 de junio del 2014 a partir de las 12:00 horas en la Mesa redonda "El espejo y el martillo, Reflexiones sobre el arte y el humor con el artista" que tendrá lugar en la Biblioteca María Zambrano de la Universidad Complutense de Madrid localizada en la calle Profesor Aranguren sin número y que contará con la presencia del artista Manuel Álvarez Junco, el pintor y profesor de Bellas Artes de la UCM  Jaime Aledo y el propio Sánchez González.


Aquí les compartimos algunas pinceladas biográficas de este investigador mexicano: 

Autor de una vasta obra, más de treinta libros, que refleja lo mismo la alegría por la vida, a través de una historia dedicada a Cri Cri, que el malestar social expresado en el humor; el uso el abuso del poder de personajes claves en la historia mexicana, como Fidel Velázquez o Álvaro Obregón, que una manera diferente de reflejar la vida con artistas como José Guadalupe Posada o Gabriel Vargas. Historiador formado en la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM, ha optado por una historia que mira el mundo desde fuera de la academia. Sus libros son un encuentro con la vida cotidiana y un retrato diferente y diverso de nuestro acontecer cotidiano a través del cine, del humor, de la caricatura, de la política, de la nota roja, o simplemente mezclando todo.
A los mexicanos nos gustan muchos los comic y tenemos una larga tradición de artistas que se dedican a ello, con históricos nombres a lo largo de muchos años y Agustín Sánchez González es un gran experto en el tema cono lo que su presencia en esta mesa redonda será muy interesante y altamente recomendable.


Agustín Sánchez González participará en la mesa redonda: 
"El espejo y el martillo, Reflexiones sobre el arte y el humor con el artista" 

Viernes, 13 de junio del 2014
12:00 horas 

Biblioteca María Zambrano de la UCM
c/Profesor Aranguren s/n 
28040 Madrid

Avenida Juárez

En unos días más, el 18 de junio,  Efraín Huerta cumple 100 años de haber llegado a este mundo y, con su poesía, permanecer siempre.

      Sea este un homenaje diario 



AVENIDA JUÁREZ

Uno pierde los días, la fuerza y el amor a la patria,
el cálido amor a la mujer cálidamente amada,
la voluntad de vivir, el sueño y el derecho a la ternura;
uno va por ahí, antorcha, paz, luminoso deseo,
deseos ocultos, lleno de locura y descubrimientos,
y uno no sabe nada, porque está dicho que uno no debe saber nada,
como si las palabras fuesen los pasos muertos del hambre
o el golpear en el oído de la espesa ola del vicio
o el brillo funeral de los fríos mármoles
o la desnudez angustiosa del árbol
o la inquietud sedosa del agua...

Hay en el aire un río de cristales y llamas,
un mar de voces huecas, un gemir de barbarie,
cosas y pensamientos que hieren;
hay el breve rumor del alba
y el grito de agonía de una noche, otra noche,
todas las noches del mundo
en el crispante vaho de las bocas amargas.

Se camina como entre cipreses,
bajo la larga sombra del miedo,
siempre al pie de la muerte.
Y uno no sabe nada,
porque está dicho que uno debe callar y no saber nada,
porque todo lo que se dice parecen órdenes,
ruegos, perdones, súplicas, consignas.
Uno debe ignorar la mirada de compasión,
caminar por esa selva con el paso del hombre
dueño apenas del cielo que lo ampara,
hablando el español con un temor de siglos,
triste bajo la ráfaga azul de los ojos ajenos,
enano ante las tribus espigadas,
vencido por el pavor del día y la miseria de la noche,
la hipocresía de todas las almas y, si acaso,
salvado por el ángel perverso del poema y sus alas.

Marchar hacia la condenación y el martirio,
atravesado por las espinas de la patria perdida,
ahogado por el sordo rumor de los hoteles
donde todo se pudre entre mares de whisky y de ginebra.

Marchar hacia ninguna parte, olvidado del mundo,
ciego al mármol de Juárez y su laurel escarnecido
por los pequeños y los grandes canallas;
perseguido por las tibias azaleas de Alabama,
las calientes magnolias de Mississippi,
las rosas salvajes de las praderas
y los políticos pelícanos de Louisiana,
las castas violetas de Illinois,
las bluebonnets de Texas...
y los millones de Biblias
como millones de palomas muertas.

Uno mira los árboles y la luz, y sueña
con la pureza de las cosas amadas
y la intocable bondad de las calles antiguas,
con las risas antiguas y el relámpago dorado
de la piel amorosamente dorada por un sol amoroso.
Saluda a los amigos, y los amigos
parecen la sombra de los amigos,
la sombra de la rosa y el geranio,
la desangrada sombra del laurel enlutado.

¿Qué país, qué territorio vive uno?
¿Dónde la magia del silencio, el llanto
del silencio en que todo se ama?
(¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?)
Uno se lo pregunta
y uno mismo se aleja de la misma pregunta
como de un clavo ardiendo.
Porque todo parece que arde
y todo es un montón de frías cenizas,
un hervidero de perfumados gusanos
en el andar sin danza de las jóvenes,
un sollozar por su destino
en el rostro apagado de los jóvenes,
y un juego con la tumba
en los ojos manchados del anciano.

Todo parece arder, como
una fortaleza tomada a sangre y fuego.
Huele el corazón del paisaje,
el aire huele a pensamientos muertos,
los poetas tienen el seco olor de las estatuas
—y todo arde lentamente
como en un ancho cementerio.

Todo parece morir, agonizar,
todo parece polvo mil veces pisado.
La patria es polvo y carne viva, la patria
debe ser, y no es, la patria
se la arrancan a uno del corazón
y el corazón se lo pisan sin ninguna piedad.

Entonces uno tiene que huir ante el acoso de los búfalos
que todo lo derrumban, ante la furia imperial
del becerro de oro que todo lo ha comprado
—la pequeña república, el pequeño tirano,
los ríos, la energía eléctrica y los
bancos—,
y es inútil invocar el nombre de Lincoln
y es por demás volver los ojos a Juárez,
porque a los dos los ha decapitado el hacha
y no hay respeto para ninguna paz,
para ningún amor.

No se tiene respeto ni para el aire que se respira
ni para la mujer que se ama tan dulcemente,
ni siquiera para el poema que se escribe.
Pues no hay piedad para la patria,
que es polvo de oro y carne enriquecida
por la sangre sagrada del martirio.

Pues todo parece perdido, hermanos,
mientras amargamente, triunfalmente,
por la Avenida Juárez de la ciudad de México
—perdón, Mexico City—
las tribus espigadas, la barbarie en persona,
los turistas adoradores de Lo que el viento se llevó,
las millonarias neuróticas cien veces divorciadas,
los gángsters y Miss Texas,
pisotean la belleza, envilecen el arte,
se tragan la Oración de Gettysburg y los poemas de Walt Whitman,
el pasaporte de Paul Robeson y las películas de Charles Chaplin,
y lo dejan a uno tirado a media calle
con los oídos despedazados
y una arrugada postal de Chapultepec
entre los dedos.

1956

lunes, 9 de junio de 2014

Exposición de José Guadalupe Posada llegará a España



Exposición de José Guadalupe Posada llegará a España

posadas
La obra del mexicano será exhibida desde el 19 de junio en el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz | Foto: El Financiero
El grabador José Guadalupe Posada es más que calaveras, por las que es conocido en el mundo, “es el gran ilustrador de lo mexicano”, afirmó el investigador Agustín Sánchez González.
El investigador del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) precisó que Posada es conocido en el mundo por sus ilustraciones de calaveras, pero la muestra llevada a España descubre que es más que calaveras, es el gran ilustrador de lo mexicano.
Sánchez es el comisario de la exposición “Posada. Fantasías, Calaveras y Vida Cotidiana”, de José Guadalupe Posada, que se exhibirá desde el 19 de junio en el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz, sur de España. El también historiador describió que se trata de cien piezas, impresiones tipográficas directas.
La exposición se podrá visitar durante junio, julio y agosto, y en octubre se trasladará a la ciudad de Alcalá de Henares, cuna de don Miguel de Cervantes de Saavedra, destacó Sánchez.

SÍLABAS POR EL MAXILAR DE FRANZ KAFKA



En unos días más, el 18 de junio,  Efraín Huerta cumple 100 años de haber llegado a este mundo y, con su poesía, permanecer siempre.
      Sea este un homenaje diario 
Kafka por Kap

Oh vieja cosa dura, dura lanza, hueso impío, sombrío objeto
de árida y seca espuma; ola y nave, navío sin rumbo, derrumbado
y secreto como la fórmula del alquimista; velero sin piloto
por un mar de aguda soledad; barca para pasar al otro lado del mundo,
enfilados hacia el cielo praguense y las callejuelas
donde la muerte pisa charcos de la cerveza que no bebió Neruda;
hueso infinito para ponerse verde de envidia,
para no remediar nada —ni el silencio ni las alas oscuras y obscenas de tus orejas;
para no ver siquiera la herida de tu boca
ni el incendio de allá arriba, donde tus ojos todo lo penetran
como otras naves, otras lanzas ardidas, otra amenaza;
para hipnotizar la espada de la melancolía
y acaso para descifrar el curso de aquel río de palacios
donde murieron los santos y las vírgenes agonizaron tañendo laúdes de piedra;
para que pasen la novia y el féretro y Nezval resucite
en el corazón del follaje del cementerio judío;
para que el poeta te mire y se sonría ante el retrato de Dios;
para la locura —tu maxilar de duelo—, para la demencia total
y hasta para la humildad de nuestro lenguaje y su negra lucidez;
para morir eternamente de una tuberculosis dorada
y cabalgar las nubes y nombrar a los ángeles del exterminio
y clamar por los asesinos —otra vez allá arriba—,
por los que quemaron a Juan Huss
y arrojaron sus cenizas a un ancho río de espinosa corriente.
Hueso de piedra, ojo derecho del carlino puente,
pirámide caída, demolida, muerta desde su muerte;
hueso para escribir cien veces Señor K Señor K Señor K
hasta la podredumbre de las estrellas y las ratas de los castillos
y la infamia de los jueces; hueso vivo, puntiagudo
como la raíz del alma, como la ciega aurora de tus cejas;
hueso para llegar de rodillas y aguardar amorosamente
la carcajada y la oración, la blasfemia y el perdón.
Nave, navío, barca y espuma para sudar de miedo
y escribir sobre la piel la palabra abismo,
la palabra epitafio, la palabra sacrificio
y la palabra sufrimiento
y la palabra Hacedor.

El Espejo y el martillo

Si andan por Madrid este viernes, vayan a la Biblioteca María Zambrano, de la Universidad Complutense, verán la esplendida obra de Junco, junto con quien dialogaremos en torno a el humor y el arte



Por el fin de los caudillos

  No a los caudillos, si a la pluralidad Agustín Sánchez González Se les mira por las calles en pequeños grupos, portan un chaleco con l...